«Reverse III» Fic de Alter Saber
Capítulo 50: Historia
«El odio es la venganza del cobarde por ser intimidado»
– George Shaw
Nací y crecí en Los Ángeles (California); en la élite de la sociedad, con todos los lujos que alguien del bajo mundo no podría siquiera imaginar; fui a las mejores academias, asistí a una prestigiosa Universidad, sé hablar cuatro idiomas distintos, tengo certificación en clases de etiqueta y comportamiento real; he visitado más de 30 diferentes países a lo largo de mi existencia; y mis pretendientes siempre han ido en aumento.
Sin embargo, me enamoré del hombre equivocado.
Lo conocí a mis 24 años; estaba en uno de los bares más exclusivos de Italia, disfrutaba de la compañía de mis amigos, bailaba y me sentía la dueña del Universo; hasta que, aquel sujeto se acercó a la barra.
Al principio, pasó desapercibido, pero fue hasta que oí su voz, que me detuve a examinarlo…
Tenía una estatura considerable, quizás, 1,85 o 1,90 m; cabello corto y rubio, ojos azules, piel blanca y un estilo sofisticado; demasiado elegante; a simple vista, cualquiera podría confundirlo con un empresario exitoso, o bueno, eso fue lo que pensé en un inicio.
Intrigada por esa presencia tan dominante, me acerqué hasta él:
– Buenas noches.
– ¿La conozco?
– Oh, no, no. Sólo deseaba…
– Si no la conozco, es mejor que no pierda su tiempo y se retire.
Su respuesta e indiferencia, me golpearon con mucha fuerza; pero, ¿Quién demonios se creía este idiota para hablarme así?
Tomé la bebida que él estaba por consumir, y se la derrame por completo sobre su cabeza…
– Eres un animal, de seguro, también un marica reprimido. ¡Púdrete!
El tipo me observaba como si no pudiese creer lo que acababa de hacer; salí de su panorama visual y fui hasta una zona que colindaba con la Playa; me adentré en ese lugar y sentí el contacto de la arena…
Me quite los tacones y comencé a caminar; el desinterés de ese hombre me había hecho sentir confundida; por una parte me molestaba que me tratara como si fuese basura, y por otro lado, me cautivo el que no cediera de inmediato a mis encantos.
Quizás esta era la primera vez en años, que alguien no se doblegaba con facilidad ante mí; y por más que tratara de ocultarlo: ¡Me fascinaba!
Esa esencia salvaje y peligrosa que desprendía de él, era tan excitante que podía sentir como mis rodillas falsearon en el momento en que me acerque a él; su postura y mirada penetrante, incitaban a saltar a esos brazos tan marcados y musculosos.
Era demasiado varonil como para resistirse…
No obstante, él ni siquiera me había dejado hacer alguna movida, no pude coquetear, hacer algo que mereciera aunque fuera un leve contacto con esos labios.
De repente, sentí como unas pisadas empezaban a acercarse, giré y lo encontré; estaba empapado, la camisa se le pegaba al torso y podía vislumbrar ese abdomen tan marcado…
¡Era una escena cargada de Lujuria!
Vi como aquel hombre levantaba su brazo, y mientras me señalaba, dijo:
– Yo de ti, saldría corriendo, niñita.
El sujeto con complejo de dios griego; comenzó a correr en mi dirección; parecía que no estaba bromeando…
¡MIERDA!
Yo, no me quede allí; salí disparada de ese lugar, sentía como el viento golpeaba mi rostro, mis pies se hundían en la arena, mi cabello estaba completamente desarreglado, mis manos sudaban por la persecución, y yo, por primera vez en toda mi vida, me sentí libre.
Esas sensaciones que brotaban sin control de mí ser, me permitían ver un paisaje sublime; él era el centro de todo, como si su existencia fuera suficiente para darle color a la monotonía de mis días…
Sin embargo, ¿Quién dijo que puedes distraerte en medio de un escape?
Cuando menos lo pensé, mi pie tropezó con una roca, caí de inmediato contra la arena y todo mi cuerpo se quedó estático, al momento de sentir a ese hombre justo detrás mío…
Sus brazos me ayudaron a levantarme, y mientras lo hacía, empecé a sacudir la arena de mi vestido; pero, era inútil, estaba más que copada por esos granitos; alcé mi mirada, y vi como ese hombre, se quitó la camisa; la tiro a un lado y se quedó observándome, con su torso desnudo…
¿Cómo se suponía que debía concentrarme en otra zona que no fuera ese pectoral firme?
Mi vista viajaba a lo largo de ese cuerpo tan esculpido; y él se percató de ello:
– Deberías disimular más las ganas que me tienes, ya sabes, «Quien muestra el hambre, no come»
– ¡JA! Pues te reconozco que estás jodidamente bueno y todo lo que tú quieras, pero, no me acostaría contigo, ni aunque me lo pidieras.
Esa era una mentira muy grande; no pensaba en otra cosa que no fuera en entregarme a sus brazos y dejarle hacer lo que él quisiera; pero, el orgullo femenino es una cosa seria…
– O sea que, ¿No quieres acostarte conmigo?
– No, ¿Por qué querría?
– Porque se te cae la baba al verme, deberías limpiarte.
– Eres un idiota y engreído; ni que fueras el único hombre sobre el Planeta Tierra.
– No, no soy el único, pero, puedo asegurarte, que nadie te hará sentir como yo.
– No me interesa la oferta.
– No era una oferta, sólo una afirmación, ¿Por qué te permitiría ese privilegio?
– ¡Dios! Eres un creído.
– Lo soy, tengo razones de sobra para estar seguro de mis encantos.
– ¿Encantos? Jajaja, ¿Le llamas encanto a comportarte como un patán?
– No, eso no es «Encanto»; es estrategia, Linda.
– ¿Estrategia?
– Si, veras, las chicas como tú, deben estar acostumbradas a que les presten atención, sólo porque son hermosas, sin embargo, cuando alguien las rechaza o no las trata como quiere; en vez, de salir corriendo, se enganchan, ¿Me equivoco?
Ok.
El cabrón era muy listo…
Un jugador experimentado…
Un Alfa poderoso.
Me había descubierto por completo…
– Piensa lo que quieras, yo me voy.
– Bueno, que te vaya bien.
– Pues bien.
– Bien.
– No, espera, yo estaba aquí primero, tú deberías irte.
– Entonces, me voy.
– Pues vete.
– Jajajajaja.
– Y ahora, ¿Qué te resulta gracioso?
– Me parece divertido que mientras tus labios me exigen que me vaya; tus ojos no hacen otra cosa que rogarme que me quede. ¿A quién debería creerle?
Algo cambio.
La atmósfera se tornó tensa…
Él llevo sus brazos hasta el pecho y los cruzo, abrió un poco sus piernas y comenzó a detallarme…
Su mirada recorría cada centímetro de mi ser; y yo, estaba hipnotizada, no podía moverme, aunque quisiera; sus ojos brillaban tanto que enceguecían los míos; un aura de deseo carnal se instauro en él y yo me encontraba irremediablemente excitada por eso.
La manera en la que sus ojos me inspeccionaban; de verdad, me hacía sentir deseada; quizás era un truco barato para llamar mi atención, pero, yo no podía negar que anhelaba que él hiciera algún movimiento, lo que fuera; y no tardo en complacerme.
Empezó a caminar hasta mí, sus pasos eran despaciosos pero firmes, a mí, me parecía un trayecto eterno; pero, la paciencia tendría una recompensa. Cuando estuvo a escasos centímetros de mí, sus manos viajaron a mis caderas, él enterró sus uñas, como si quisiera que cediera ante él con vehemencia; nuestras miradas se encontraban inmersas y sin aviso; aquel hombre, me cargó; en un inicio, creí que me llevaría a un hotel o algo parecido, pero, en el instante en que vi, como se aproximaba al mar, lo entendí.
– ¡NO! No, no, no, bájame ahora mismo.
– Tienes que refrescarte un poco, al parecer, se te subió un poco la temperatura.
– ¿Ah? ¿De qué demonios hablas?
– Casi te lanzas hacia mí.
– ¿Qué? Yo no iba a hacer eso, ¡Bájame!
– No, tienes que calmarte, porque, yo no pienso complacer tu lujuria.
– Eres un infeliz.
– Jajaja, lo soy.
Al llegar, sin remordimientos, me lanzó al mar; ni siquiera fue capaz de bajarme delicadamente; no, no, el animal este, me tiro como si se tratara de un bulto de basura…
Salí completamente mojada, mi cabello, vestido, maquillaje; todo se había ido al carajo, todo por culpa de él. Cuando me vio, el infeliz desgraciado, giro la cara y comenzó a reírse de mi…
¡Lo mataba!
Corrí hasta él y me lancé encima suyo; creí que nos caeríamos, pero, él me tomo en pleno salto y me cargo; cuando nuestros rostros estaban cerca; sentí como su lengua daba pequeñas lamidas a la comisura de mis labios y sin aviso alguno, sus dientes, mordieron el inferior; fue tan exquisito, que pude sentir la descarga eléctrica en toda mi columna…
Su rostro se aproximó hasta mi oído y susurro:
– Te lo voy a hacer.
Sólo pude gemir en respuesta; no entendía como, pero, él en verdad me tenía dominada, me era imposible colocar en palabras las veces que toque el cielo por sus embestidas tan feroces; ¡Qué bestia más encantadora!
Cuando terminamos, él me llevo a su hotel y durmió junto a mí…
Al levantarme, ese hombre del cual ni siquiera conocía el nombre; se encontraba con sólo sus boxers, tomando una taza de café, mientras me observaba desde su posición…
Me senté en la cama y me di cuenta de que estaba desnuda; no sé por qué, pero, me entro un ataque de vergüenza que me provoco un sonrojo milenario; él se percató de mi incomodidad y me tendió una de sus camisas; me la coloque y trate de acomodar un poco mi cabello; él me tendió un vaso de jugo y lo agradecí en gran medida.
Se sentó cerca de mí, y se limitaba a beber su café, hasta que dijo:
– ¿Cómo te llamas?
– A-Ammm.
– ¿Si?
– C-Clarise.
– Ummm, es un nombre lindo.
– ¿Y el tuyo?
– Soy Kean.
– ¿De dónde eres?
– E.U.
– ¿Si? Yo igual.
– ¿Qué Estado?
– California.
– ¿Sacramento?
– No, L.A.
– Oh, lo suponía.
– ¿Qué?
– Eres una aristócrata.
– ¿Y acaso tú no lo eres?
– No, no lo soy.
– Pues no creo que cualquier persona pueda pagar un viaje a Italia y hospedarse en el Hotel más costoso de la ciudad.
– Cierto, no soy cualquier hombre.
– ¿A qué te dedicas?
– ¿Alguna vez has escuchado el apellido «Nightly»?
– Si, son los dueños de la Red de tráfico más exitosa de Sacra…
– Exacto, soy Kean Nightly, el dueño de esa Red, un placer.
Me quede atónita ante su confesión, omitiendo el hecho de que me había acostado con una persona muy peligrosa…
¿Cómo era posible que él soltara esa información tan fácil?
¡Dios!
Pudo haberme asesinado por derramarle esa bebida en su cabeza…
– No tienes por qué enmudecer, no pienso asesinarte, si es lo que crees…
– ¿Q-Q-Qué piensas hacerme?
– Nada, bueno, no de momento.
– ¿De momento?
– Jajaja, ya, quita esa cara. No voy a hacer nada, si quieres, puedes irte de aquí y olvidarte de todo esto; o puedes, venir conmigo.
– ¿Contigo? ¿Por qué?
– Porque me gustas, Clarise.
El tono de su voz, esas palabras saliendo de sus labios, la mirada en sus ojos; todo, me impidió negarme…
No se trataba sólo de la destreza que Kean tenía en la cama; la verdad era que, a pesar de que el sexo había sido más que placentero, algo detrás de esa formidable figura, me dejo encadenada.
No sólo le deseaba…
En verdad, me veía enamorándome perdidamente de él…
Y así fue; después de eso, partí de Italia hacia Sacramento en compañía de Kean; le informé a mi familia sobre el compromiso, nuestra boda sería en meses y aunque mis padres desconocían la profesión de Kean; se sentían afortunados de que su hija, hubiese dado con un empresario exitoso como él; era obvio que no podíamos develar esa información tan fácil; ellos no lo habrían aceptado…
Nos casamos, tuvimos nuestra luna de miel, y estuvimos meses enteros intentando concebir; pero, fue un fracaso. Luego de la revisión médica, dieron con el diagnostico de que yo era estéril.
Sin duda alguna, fue una noticia desgarradora; lloré por semanas, me sentía inútil, como si no mereciera ser mujer; no podía darle hijos al hombre que amaba, entonces, ¿Para qué servía?
Kean nunca reclamó nada, ni siquiera se negó; sólo, decidió centrarse en su trabajo hasta que yo saliera de esa etapa depresiva.
Meses después, me hizo la sugerencia de que adoptáramos…
Habiendo probado todo lo que estaba a mi alcance, no tuve otra opción que aceptar esa oferta; quería tener hijos, me encantaba la idea de ser mamá…
Iniciamos las investigaciones pertinentes para hacer legal la adopción; buscábamos Instituciones del Gobierno y tratábamos de concretar el papeleo en el menor tiempo posible; esperamos por meses una respuesta, pero, esta no llegaba, hasta que…
Un día Kean llegó muy alterado a casa; cuando lo aborde, me dijo que estaba metido en un problema enorme; al parecer, mi esposo había asesinado a un distribuidor colombiano muy importante de la zona; y uno de sus subordinados, lo delato; aquel suceso era suficiente para llevarlo a la cárcel por asesinato o darle un aviso a sus enemigos para que lo atacaran.
El resultado final de ello, no fue más que la condena de mi marido; claro está que él no iba a quedarse de brazos cruzados; empezó a tomar represalias en contra de los Ejecutivos que estuvieron a cargo del caso; incluso, involucro al tipo encargado de demostrar la vehemencia de las pruebas fiscales.
Y fue allí, donde el paisaje cambió de gris a rojo en un instante. Kean me comentó que Jörg Kaulitz, era el ejecutivo que lo había hundido; pero, que tenía esposa y dos gemelos recién nacidos…
¿Gemelos?
¡Qué maravilla!
El plan de Kean era deshacerse de Jörg y su esposa, para quedarse con los bebés y criarlos como si fueran nuestros; de hecho, las cosas habrían salido de acuerdo a nuestros designios; de no ser, porque ellos se separaron.
Quizás fue Simone quien ideo el plan, pero, en cuestión de dos días, Jörg ya no estaba en Sacramento y ella se estaba quedando en la casa de una amiga…
Aunque habían montado toda una escena de crimen, en donde supuestamente se habían suicidado; era más que evidente que todo era un escenario construido para despistar a mi esposo.
Él me solicitó que fuera a Frankfurt tras Jörg; que me ganara su confianza y que de ser necesario, actuara como si estuviese enamorada, para conseguir a Tom; y asesinar a su padre por haber retado a Kean.
Mientras tanto, él se quedaría en Sacramento, vigilando a Simone para obtener a Bill y luego, finalizar con la vida de esa mujer.
Estuve de acuerdo, no me parecía difícil lo que tenía que hacer; ganarme a Jörg fue algo sencillo, y cuidar de Tom, fue simplemente un deleite; en verdad, me enamoré con profundidad de ese pequeño; le dedicaba todo el tiempo del mundo; era tan precioso y cuando me dijo «Mamá» por primera vez, sentí que mi corazón se iba a salir de mi pecho; era mi sueño, mi bebé, mi Tom.
Claro está que, Jörg me explico toda la situación, mencionó a Kean y hablaba de él con despotismo; tuve que soportar las ganas de asesinarlo con mis propias manos por decir cosas sin sentido de mi esposo.
Lo único que necesitaba era que Kean me llamara para llevarme a Tom y abandonar a Jörg; pero, ese contacto nunca llego…
Tan sólo meses después, vine a enterarme de que una redada de los enemigos de mi esposo, lo habían asesinado. Recuerdo que, para ese tiempo, le dije a Jörg que deseaba ir a visitar a mis padres; él accedió y yo huí de esa casa; no quería permanecer más tiempo con un hombre al que no amaba, fingiendo como si lo hiciera.
Llegué a Sacramento y presencié el funeral de Kean; él de verdad se había marchado, ¿Y ahora? ¿Qué debía hacer?
La red de tráfico pasó al segundo en mando, y yo no estaba involucrada en esos negocios turbios; Kean nunca lo permitió, entonces, ¿Qué sería de mí?
Luego de unas horas de reflexión, decidí regresar a Frankfurt; aunque tuviese que soportar a Jörg; amaba con todo mí ser a mi pequeño; así que, volví por él y no me arrepiento.
Los años junto a él, han sido tan perfectos que no pienso en su crianza como una pérdida de tiempo; cada que crecía, se volvía más hermoso, sumamente inteligente, tan puro e inocente…
Todo marchaba de maravilla; hasta que, llegó Bill. En un inicio me sentía feliz, por fin, iba a tenerlos a ambos para mí; pero, las circunstancias dieron un vuelco terrible y ellos dos terminaron por enamorarse.
¡QUÉ ABERRACIÓN!
El único culpable de que Tom se convirtiera en eso, era Bill. Por eso, no le quería, repudiaba con todas mis fuerzas a ese chico; de sólo ver, todo lo que mi hijo era capaz de hacer por él, me consumía en celos…
La atención de Tom debía ser sólo mía ¿Verdad?
No obstante, cuando lo vi salir en búsqueda de Bill, quien se había extraviado en el Bosque; entendí que él, podía robarme a Tom, separarlo de mí, y yo no iba a permitir eso.
Así que, comencé a investigar todo lo referente a la vida de Bill; sabia algunos pormenores de su existencia, lo poco que Jörg me comentaba, pero, nada más que eso; hasta que, a sus 15 años, su madre colocó una orden de restricción en contra de Blake Straw.
¡BINGO!
Eso era justo lo que necesitaba…
Sí lograba entregarle a Bill; de seguro, Blake se lo llevaría lejos y Tom continuaría conmigo, la pregunta era: ¿Cómo iba a conseguirlo?
Después de que Tom escuchara a Jörg, confesarle a Bill que eran hermanos; una chica visito a Bill, y sin querer, escuché su conversación; al parecer, Anna Heithworth había sufrido una humillación terrible causada por mi hijo; es decir que ella podría ser la fuente que necesitaba para conectar todo.
Busque información referente a su familia; y di con un golpe de suerte, su investigador personal había muerto; pero, por cuestiones de seguridad, aquel dato no se reveló; entonces, ¿Por qué no tomar su identidad y esperar el momento oportuno para atacar?
No tuve que esperar mucho; Anna me contactó ese mismo día, solicitándome información tanto de Tom como de Bill; gracias a que poseía sus archivos, sólo tuve que enviar el documento.
En la noche, recibí su llamada, solicitando la información de contacto de Blake Straw; se la otorgué y lo demás, fue sólo suerte.
Ella lo trajo hasta aquí, guiada por mis instrucciones; la mantenía informada de los movimientos de Jörg, para que Blake no fuera atrapado; no quise que las cosas se salieran de control, como la muerte de Jake y el sufrimiento de Tom; pero, era más que necesario.
Lo único que sabía de Blake, era que manejaba una red de tráfico en Stuttgart y que por ese motivo, conocía a mi hijo; sin embargo, no estaba al tanto de las atrocidades de las que era capaz.
No sólo casi asesina a mi hijo, sino que, al llevarse a Bill; logró apartarlo de mí, justo lo que no quería, termino convirtiéndose en realidad.
Cuando escuché a Sam decirle a Jörg que Tom no había dejado ningún recado para mí; entendí que quizás, mi pequeño había descubierto mi pasado y eso, me preocupaba de sobre manera.
Si Tom me odiaba, ¿Qué me quedaba?
Me contacté con Anna y ella estaba histérica, diciendo que Tom había muerto; hecho que le desmentí y le explique que se había ido a Venecia; terminé aquella llamada y cuando giré, me lo encontré a él.
No necesitaba preguntarle nada, su rostro reflejaba la ira, era más que evidente que Jörg conocía la verdad; o sea que Tom, si me había descubierto, siempre tan astuto, mi pequeño.
Mi esposo actual lanzó su advertencia y yo sólo lo escuché, para luego, responderle:
– ¡Qué lástima! Te enteras de mi verdadera identidad de una forma poco convencional, pero bueno, gracias a Dios, al fin puedo librarme de ti; estaba harta de tener que fingir que te amaba y comprendía todo lo que te sucedía. Nunca estuve de acuerdo con la aparición de Bill; ese niño no es más que un bastardo asqueroso, arrastrado igual que su madre.
No me dejo terminar…
Cuando reaccioné, el escozor de mi mejilla me indico el golpe que acababa de recibir…
– ¿Me has golpeado?
– Eres una maldita arpía, no puedo creer que no descubriera tú naturaleza. Debí confiar en Simone; ella me repitió muchas veces que no me fiara al 100% de ti…
– ¿Ah, sí? Pues Simone ya no está para consolarte, Jörg.
– Lo sé, y es una lástima, porque de lo contrario, jamás me habría involucrado contigo; nunca te amé de la manera en la que lo hice con ella; tú no le llegas ni a los talones a mi mujer.
Pero, ¿Qué se creía?
– Jajaja, pues no te creo.
– Piensa lo que quieras, Clarise. Pero, déjame advertirte una cosa; de esta, no vas a salir bien librada.
Al terminar esa oración, salí corriendo hacia la entrada y Jörg no me detuvo; se quedó quieto en aquel lugar sin realizar ninguna clase de movimiento; igual, no pare, sólo continuaba mi trayecto; me acerque al portón que me llevaría a la salvación; sin embargo, cuando pise la calle, me encontré con el escuadrón de Fuerzas especiales que estaba bajo el mando de Jörg; la policía e incluso, los antimotines…
¡Me habían atrapado!
Uno de esos tipos se acercó, se cercioro de que no tenía armas y me coloco las esposas…
Por eso, lo dije en un inicio…
Me enamoré del hombre equivocado…
Sin no me hubiese fijado en Kean; quizás, sólo quizás, el destino me habría juntado con alguien como Jörg…
Mi vida, había llegado a su fin.
¡Era hora de reunirme con mi amado!
&
Me parecía haber escuchado mal…
¿Qué acababa de decir Andreas?
– Andy, ¿Qué?
– Venga, quita esa cara de muerto, ya te lo dije: T-O-M está vivo.
– P-pero…
– ¿No te alegra?
Ante su respuesta, sólo pude darle un golpe en el brazo para recriminarle; Andy sólo se rio, y me dijo:
– Él te dijo que nunca te librarías de sus garras…
– ¿Cómo sobrevivió?
– Bueno, vete bajando de todos tus ahorros, porque me debes una suma exuberante de dinero.
– ¿Tú?
– Sí, yo lo salve. ¿No soy increíble?
Mire a Andy por un momento, y sin pensarlo mucho, lo abrace de nuevo, con mucha fuerza, me acerqué a su oído y le dije, de la manera más sincera posible:
– Gracias.
El correspondió mi gesto, y luego dijo:
– Bill, me fascina el progreso de nuestra relación, pero, abstente de hacer algo como eso, en frente de Tom, ¿Si?
– ¿Por qué le temes tanto?
– Porque es Lucifer, a ver Bill, tú eres la única persona que él no se atreve a tocar…
– ¿Cómo?
– Bueno, a tocarlo de tal manera que lo lastime, sé que ustedes tienen sus…
– ¡ANDREAS!
– Jajaja, ya, ya, cálmate.
– ¿Dónde está?
– No lo sé.
– ¿Disculpa?
– Ah, sí, no lo sabemos.
– Andreas, no me refiero a eso, ¿Llegaron sin él?
– Exacto.
– Pero, ¿Por qué?
– Bueno, cuando salimos de casa, Tom venia tras nosotros y al subirnos al auto, nos dimos cuenta que él ya no estaba.
– ¿Qué carajos?
– Si lo mismo pienso, por eso, cuando lo vea, voy a matarlo; me dejo a merced de esa malvada mujer, no sabes lo que he tenido que soportar, Bill.
Andreas señalaba a Richelle y la miraba con los ojos entrecerrados; parecía un niño que buscaba que su mamá regañara a su acosadora…
Ella sólo empezó a reírse y luego dijo:
– Anoche no decías lo mismo…
¿Qué?
Oh, Por Dios…
¿Ellos?
Andreas…
– ¡JA! Ya quisieras tú víbora venenosa, pero, te lo repito, en tus sueños haré algo como eso.
– Yo no estaría tan seguro, aun no uso todas mis armas…
– ¿Acaso hay algo más que tú cuerpo?
¿Cómo?
Andreas, ¿La había visto desnuda?
– Oh, sí. Mucho más…
– Pues me vale.
– Esperen ustedes dos, ¿Acaso son pareja?
– ¡NO!
– ¡SI!
No entendía nada de lo que estaba sucediendo, pero, al verlos discutir de esa manera; no podía pensar en otra cosa que no fuera, una relación de noviazgo; aunque me sorprendía mucho que Richelle llevara las riendas…
Ella empezó a acercarse a Andreas en tono sugerente y él al percatarse, corrió hasta mí y se escondió:
– Andy, no te comportes como un niño, ven, voy a jugar contigo.
– Bill, ¿Lo ves? Está loca, no me deja en paz.
– Jajajajajajaja.
– No te rías, idiota.
– Andreas, deberías aprovechar la oportunidad que tienes con Richelle.
– Oh, escucha a tu amigo, parece que tiene más cerebro que tú.
– Ni de coña, jamás, haré algo así.
– Venga pero ya en serio, ¿Qué sucede con ustedes dos?
– El estúpido de tu novio, nos pidió que fingiéramos ser pareja para vigilarte.
– ¿Qué hizo qué?
– Exacto, me ofreció como un sacrificio para salvarte.
– Pero, Richelle, tú…
– Bueno Bill, ya que al fin te conozco, sólo me resta decirte que, no puedo resistirme a los designios de Tom.
¿Otra más que no puede oponerse a su majestad?
Entendía poco lo que sucedía, pero, al parecer, todo era parte del plan de Tom; la cuestión era: ¿Qué demonios pretendía hacer?
Sí el involucro a Andy, es obvio que está seguro de que saldrá con vida; pero, ¿A quién piensa sacrificar?
– No te entiendo, pero, igual, gracias por estar aquí; me has librado de una enorme.
– Espera, ¿Qué?
– ¿Ummm?
– ¿Por qué me agradeces?
– Bueno, arriesgas tu vida por esto, ¿No? ¿Cómo no podría hacerlo?
– ¿Sabes que le desgracié la vida a Tom?
– No, pero, ¿No estas enmendándolo?
– ¡Dios! Eres jodidamente increíble, creo que todo tiene sentido para mí.
– ¿El qué?
– De verdad, eres tan puro que tu luz me atrae por inercia.
– ¿Cómo?
– Olvídalo, sólo, presta atención.
– Dime.
– Tom llegara en cualquier momento, no sabemos cuándo ni en qué lugar.
– Ajam.
– Mientras tanto, tú debes fingir que no nos conoces y tendré que hacerte algunas heridas para que Karl crea que te estoy torturando, de lo contrario, no funcionara.
– Entiendo.
– No saldrás de aquí, estarás siempre en este sitio, para no exponerte. Andreas y yo nos encargaremos de traerte todo; trataremos de no dejarte solo, pero, no podemos levantar sospechas; debemos involucrarnos con Karl y Black para que crean que nosotros estamos de su lado.
– ¿Y Blake?
– Bueno, él de seguro se esconderá por unos días, hasta que se recupere de la golpiza que le propicio Karl; él no vendrá por ti, sabe de antemano que Karl te entregó a mí y si él decide venir, tendrá que enfrentar la muerte, ¿Lo entiendes?
– Creo…
– Si tengo que asesinar a Blake, lo haré, Bill.
Me parecía increíble que una persona pudiera hablar de esa manera tan fría; como si asesinar a otro, fuera algo de lo más normal…
No quería aceptarlo, pero, en alguna parte de mi ser; existía una diminuta compasión dirigida a Blake; él en verdad había hecho cosas terribles, pero, tenía algo de humanidad, me lo demostró…
Y que ahora, pudiera morir a manos de Karl o Richelle, me hacía sentir demasiado extraño…
– E-Entiendo.
– Bien, sólo resta que…
Richelle ni ninguno de los presentes pudimos terminar de concretar aquella conversación…
Porque sólo segundos después de ello…
Un fuerte estallido se presentó frente a nosotros…
La temperatura incrementaba y los trozos de madera que conformaban la casa, volaban por todas partes…
Las llamas ardían con poder…
Y tras esa pantalla de humo, apareció él.
Continúa…
PD_ Si, las cosas se pusieron feas. Y se pondrán peor…
Con Amor, AS♥♥