III Reverse 53

«Reverse III» Fic de Alter Saber

Capítulo 53: Exploración

«Como si fueras un alma libre, Apuñala este brillante adiós,

Te extrañaré, Ahora dame, Mi castigo»

Katharsis (TG)

Clarise siempre se ha caracterizado por ser una mujer llena de virtudes; no podre recriminarle nada, pues ella me lo ha dado todo. No importaba cuán difícil fuera en la infancia, ni la curiosidad de mi adolescencia, ni mucho menos el rechazo que le di cuando llegué de Stuttgart; ella nunca me crítico, accedía a mis peticiones y sólo rogaba por mi bienestar.

Era simplemente una madre excepcional…

Su relación con mi padre era algo de admirar; se demostraban afecto en cualquier circunstancia y nunca escatimaron en brindarme todo el cariño que necesitaba, por eso crecí siendo un hombre lleno de seguridad, con un carácter firme y un sentido de justicia envidiable.

Jamás sentí que me faltara algo, hasta el día en que lo perdí; claro está, que una parte de esa humanidad que ofrecí en Stuttgart, logré recuperarla con la intervención de Bella; sin embargo, no fue sino con la aparición de Bill, que restaure esas ganas de darle un color diferente a mi existencia.

Para mí, él representaba tanto que ni siquiera podría cualificarlo, o designar un valor a su existencia, porque ésta, simplemente no era posible; y sin permiso alguno, se adentró tan profundo en mi ser, que ahora que no lo tengo a mi lado, me doy cuenta de lo frustrante que puede ser la ausencia de alguien a quien amas en verdad.

Si rememoraba los momentos que compartí a su lado, sin duda alguna diría que aquel que más está presente en mi memoria, fue el día en que lo encontré en la Cabaña…

En ese instante donde me sentí perdido por su desaparición, en ese momento donde comprendí lo perdidamente enamorado que me encontraba de él; fue allí, en ese entonces, donde me resigne a él…

Cuando lo vi sentado en el suelo, llorando por el miedo que tenía en esos momentos; él a mis ojos, se veía simplemente majestuoso; un ángel tan puro que hace posible la existencia de una bestia infame como yo.

Nunca podré olvidar las sensaciones que recorrieron mi cuerpo cuando lo tomé por primera vez; esa facilidad con la que mi ser entero comprendió que por fin había encontrado su pieza faltante; esa dependencia que ahora se generaba con esa sinfonía proveniente de su boca; ese deseo infernal de poseerle y no dejar rastro de él; todos esos sentimientos que resumí en: Plenitud.

Él es la razón de mi existencia, el motivo por el cual, el principio de todo; simplemente, mi vida entera…

Luego del retorno a nuestra casa, después de ese día, me di cuenta que en el momento en que llegamos, Clarise corrió a abrazarme a mí; sin embargo, en ningún momento se acercó hasta Bill a darle la bienvenida; sólo mi padre hizo aquel contacto…

Esa actitud me pareció extraña, y algo en mi interior me repetía una y otra vez, que mis apreciaciones eran correctas; que aunque pareciera imposible, quizás, sólo tal vez, esa mujer que había sido mi «Madre» por más de 19 años; no era la persona que yo creía…

Entonces, sucedió algo más…

El infarto de Jörg confirmó mis dudas; aquel día, mi madre se lanzó a mis brazos buscando un poco de alivio, pero, en ningún momento se acercó a Bill; es más, parecía evitarlo inconscientemente; y después de que él hizo la donación a mi padre, ella ni siquiera le agradeció; lo cual era sumamente extraño, si se consideraba el hecho que Clarise «amaba» a Jörg; es decir, si alguien salvara la vida de Bill, le estaría eternamente en deuda y haría hasta lo imposible por recompensarle…

No obstante, Clarise no hizo nada de eso; y cada vez que yo estaba cerca de Bill, ella emanaba un aura diferente, como si le molestara mi cercanía con él; y cuando me enteré de que ella no era mi verdadera madre, las piezas encajaron aún más; sin embargo, no tenía nada certero, por ello, decidí investigarla.

Mi padre tiene cientos de conexiones con miembros de la Suprema Corte, incluso con personas influyentes de la mesa gubernamental de Alemania; y entre uno de esos tantos hombres, existe alguien que se llama: Michael Rogers.

Mick (Cómo suelo decirle) es uno de los amigos más cercanos de Jörg; él ha estado en mi campo visual desde que tengo dos años, siempre me llegaban sus regalos en mi cumpleaños y Navidad; o cuando lograba alcanzar un logro sobresaliente en el área académica; él sin duda alguna, nunca le ha fallado a mi padre, ha estado para él y con él, cuando más lo ha necesitado. Razón por la cual, tiendo a creer que él sabe el pasado de nuestra familia, incluso, debe tener información sobre Simone.

De allí, que después de escuchar la historia por parte de Bill; me contacté con él para concretar una cita:

– ¿Tom?

– Hola Mick, ¿Cómo estás?

– Bien, ¿Te paso algo?

– ¿Qué pasa? ¿Acaso no puedo llamarte?

– Jajaja Claro que si hijo, sabes que no me incomoda.

– Me alegra oír eso, sin embargo, si hay un motivo…

– Te escucho.

– Necesito que nos reunamos, Mick.

– ¿Cuándo?

– Puede ser ya mismo.

– ¿Tan tarde?

– Si, necesito solucionar algunas incógnitas…

– ¿Tu padre?

– Él no lo sabe, y te agradezco que las cosas se mantengan asi.

– Bien, te espero en mi casa.

– Ya mismo voy.

Dejé a Bill en mi escondite personal, y salí sin ser visto; siempre había sido bueno para escaparme sin levantar ninguna clase de sospechas; no obstante, hoy no se trataba de una fuga de desenfreno matutino…

Llegué hasta la casa de Mick; él me recibió y me llevo hasta su despacho; estando allí, nos sentamos en los sillones y procedí:

– ¿Lo sabias?

– ¿El qué?

– Clarise no es mi madre biológica.

Los ojos de Mick se abrieron con sorpresa; su rostro palideció por un instante, y vi cómo empezó a mover sus pies, estaba muy nervioso…

– No te preocupes, Mick; mi padre ya me lo contó todo.

– ¿Ah, sí?

– Si, y con tu respuesta, deduzco que tú también.

– Bueno, sí.

– Entonces, hay algo que necesito que hagas por mí.

– ¿Si?

– ¿Tienes información de Clarise?

– ¿Información?

– Sí, es decir, su pasado…

– ¿Por qué deseas saber eso?

– Porque tengo dudas, Mick.

– ¿Sobre qué?

– Sobre ella.

– ¿Cómo?

– Respóndeme, ¿Tienes o no información?

– Sí, claro, es decir, puedo conseguirla de inmediato.

– Por favor, necesito leer su reporte.

– Tom, ¿Qué está sucediendo?

– Cuando lo lea, te lo diré ¿Si?

– Ummm.

– Vamos Mick, lo requiero con urgencia.

– Bien.

Mick se dirigió a su ordenador y con sólo teclear su nombre, desplegó todos los datos que necesitaba de ella; me senté y comencé a leer la información presentada…

Al comienzo no encontré nada interesante, hasta que divise en uno de los párrafos, la palabra: SACRAMENTO.

Leí con detenimiento, y aunque no era veraz, la mayor parte de las secciones especificaba que Clarise había sido vista en innumerables ocasiones con Kean; el enemigo de mi padre…

Un tiempo después, llego a Frankfurt y conoció a mi padre, donde se estableció y apoyo mi crianza; sin embargo, hubo una fecha en la que ella partió a Sacramento, la cual concordaba con el funeral de Kean; sólo había una posibilidad para esas «Coincidencias»; ellos dos eran pareja.

Si uso un poco la lógica puedo determinar que Clarise vigilaba a mi padre por Kean; y que en el trayecto se encariño conmigo, por el simple hecho de que ella esta inhabilitada para tener hijos, entonces, luego de su muerte, regreso a Frankfurt, sólo por mí.

Continúe mi lectura y ya finalizando; se presentaba un registro de llamadas a un número que me era familiar…

Revise mi agenda de contactos y me encontré con la terrible sorpresa, de que ese número era el de mí tormento personal: Anna Heithworth.

No obstante, ¿Qué sentido habría en que Clarise se comunicara con ella?

Mi madre ni siquiera la conocía, sólo sabía de su familia por las conexiones de mi padre, ¿Entonces? ¿Qué la llevo a eso?

Introduje el nombre de Anna, leí su expediente y encontré cosas que lograron helarme la sangre…

Al parecer, la Sra. Heithworth había sido criada en la era de piedra; pues su Familia tenía la tradición de enviar a los hijos de las distintas generaciones, a un Reformatorio en Rusia; revise su expediente médico y allí se describía con exactitud, las prácticas a las que fue sometida, cuando tenía sólo 4 años de edad…

Ahora, sentía algo de compasión con ella…

Sin embargo, no lograba interconectar su relación con mi madre; hasta que, vislumbre una sección donde se guardaban los correos que intercambiaban. Anna se refería a mi madre como: Drake; le solicitaba información sobre Bill y mía; sólo hasta haber revisado más de 20 emails, di con el apellido de aquel hombre.

Drake Goblin cumplía la misma función que Gates en nuestra familia; él se encargaba de los asuntos internos de los Heithworth, y ha estado a su servicio por años; sin embargo, había un acta de defunción en la que se especificaba que él estaba muerto…

¡BINGO!

Si mi teoría no era incorrecta; Clarise se estaba haciendo pasar por ese hombre, pero, ¿Su propósito? Quizás, encontrar una forma de apartar a Bill de mí; sólo podía pensar en eso, no tendría sentido sino fuese de esa manera.

– ¿Ya has terminado?

– Si, Mick.

– Entonces, habla.

– Antes, quiero que me prometas que nada de esto llegara a mi padre.

– Tom, sabes que eso es imposible.

– Lo lamento.

– ¿Por qué Jörg no se puede enterar?

– Porque quizás ponga su vida en riesgo.

– ¿Tan delicado es?

– Si, y Mick, sabes que el acaba de salir de un Infarto; no quiero que su salud se vea afectada por esto.

– Comprendo.

– ¿Entonces?

– Te lo prometo.

Podía confiar con plenitud en Mick; él era un hombre de honor, su palabra valía oro, pues nunca faltaba a ella…

– Clarise no es quien dice ser.

– ¿Cómo?

– ¿Sabes lo de Kean, no?

– Si.

– ¿Por qué crees que Clarise vivía en Sacramento, y repentinamente llegó a Frankfurt con mi padre?

– ¿Casualidad?

– No, no, nada de eso. Clarise era la pareja de Kean.

– ¿QUÉ?

– Si.

– ¿Estás seguro de ello?

– Sí, no me queda otra cosa que creer eso.

– ¿Por qué lo dices?

– Mira Mick, supongo que conoces la existencia de Bill ¿No?

– Claro.

– Bien, hace unos días él se perdió en el Bosque y yo fui a rescatarlo; cuando llegamos a casa, Clarise no se acercó a él ni un solo instante.

– Ajam.

– Cuando mi padre tuvo ese incidente, Bill fue quien donó su sangre para que la cirugía no fuera un riesgo; ¿Cómo actuarias tú después de eso?

– Agradecido.

– Exacto, pero, Clarise ni siquiera se acercó para mostrar su gratitud; ni una sola vez.

– Ummm.

– Entonces, me entraron las dudas; y cuando me entere de que ella no era mi madre; muchas de esas incógnitas, cobraron sentido para mí.

– Entiendo, pero, ¿Qué tiene que ver esto con Kean?

– Sencillo, Kean nunca renunció a la venganza en contra de mi padre y envió a su mujer para que lo mantuviera vigilado; sin embargo, ella se encariño conmigo debido a su condición y digamos que perdió su horizonte o puede que el plan de ellos fuera destruir a Jörg y quedarse conmigo; ya que ella no podía darle hijos.

– ¿Cómo es que deduces eso?

– Es lógico.

– Claro.

– Bien, cuando Kean murió; ella participo de su entierro, y regreso…

– Por ti.

– Exacto, Mick. Ahora, lo que sucede con Bill, es que ella se siente aislada por la cercanía que tengo con él ¿Entiendes?

– Si.

– Además, no puedo dejar de lado que ella, ha estado engañándonos por años; agradezco su crianza, pero, la ofensa que le cometió a mi padre no merece perdón.

– Estoy de acuerdo.

– De hecho, encontré un dato interesante.

– ¿Cuál?

– ¿Conoces a los Heithworth, verdad?

– Si.

– ¿Sabes quién es su Investigador?

– Drake Goblin.

– ¿Y sabes que murió?

– No, no lo sabía.

– En medio de la información que revise; aparece un acta de defunción de hace dos años…

– Pero…

– Clarise es una mujer hábil; cuando desea algo, lo obtiene a toda costa.

– ¿Cómo es que ellos no saben que su detective murió?

– Porque esa información fue manipulada; ella tomó el número de Drake y se hizo pasar por él.

– Sí, pero, ¿No está muerto desde hace dos años?

– Correcto, pero, al parecer, las cosas le jugaron a favor; porque los Heithworth no habían solicitado los servicios de Drake desde hace años; sólo hasta hace unos días…

– ¿Por qué Clarise lo hizo?

– Veras, digamos que yo, fui algo tosco con Anna.

– ¿La hija de los Heithworth?

– Si, ella me guarda un profundo rencor y solicitó información tanto de Bill como mía.

– O sea que, ¿Clarise se la proporcionó?

– Si, la pregunta es: ¿Cómo la consiguió?

– ¡OH! Ahora que lo dices, ella me llamo pidiendo sus expedientes bajo la premisa que los necesitaba para un papeleo de la Empresa de Jörg.

– ¿Lo ves? Ella no es estúpida, sabe jugar muy bien sus cartas.

– ¿Por qué lo hace?

– Porque está buscando la manera de que yo me separe de Bill.

– Por eso de que se siente aislada…

– Ajam; además, yo no he vuelto a ser el mismo con ella.

– Entiendo, ¡Dios! Esto es increíble.

– Lo es, por eso, requiero otro favor de tú parte.

– ¿Cuál?

– Si existe un momento donde la verdad sea revelada; quiero que le proporciones todo lo que necesite a la persona que te voy a enviar.

– ¿Y quién sería?

– Lo más probable es que se trate de alguno de mis amigos, ¿Lo entiendes?

– ¿Qué planeas?

– De momento nada, pero, presiento que las cosas se van a poner algo complicadas y necesito tomar contramedidas.

– Ok, cuenta con eso.

– Gracias Mick; sobra decir que te encomiendo la seguridad de mi padre.

– Claro, no tienes que mencionarlo.

– Bueno, me voy, ya es de madrugada.

– Si, ¿Tom?

– Dime.

– Cuídate, hijo.

– Claro que sí, no hay nada de qué preocuparse, confía en mí.

Regresé a casa, volví a acomodarme al lado de mi pequeño, y trate de conciliar el sueño. Al día siguiente, mis precauciones cobraron sentido; Andreas llegó para llevarnos a Venecia y yo comprendí que las cosas estaban por colocarse catastróficas; sin embargo, jamás imaginé que se tratara de mi pasado en Stuttgart; desconocía por completo el vínculo que Bill guardaba con Blake, hasta cierto punto, me causo gracia que tuviéramos el mismo enemigo; ¿Hasta dónde llega esa conexión de gemelos?

Bueno, aunque agradezco que Bill no lo haya conocido en las condiciones que yo lo hice…

Luego de despertar en el Hospital, después de haber sucumbido a la amenaza de Blake; me sentí aliviado, por lo menos, el destino no me castigaba con crueldad; de hecho, me había premiado con la posibilidad de ver a Bill de nuevo; no obstante, cuando escuché que Blake se lo había llevado a Stuttgart; perdí la cordura.

Me preocupaba lo que pudieran hacerle, pero sobre todo, me asfixiaba saber que quizás el conocería mi pasado; eso era razón suficiente para desear no regresar a la vida…

Cuando hablamos con Georg y Gustav; y enfrente a mi padre; entendí que las cuentas debían ser saldadas y que yo había dejado un camino abierto al karma, al no haber asesinado a Blake o Karl; pude hacerlo, si hubiese querido, pero, al parecer, aún quedaba un poco de humanidad en mí…

Y ese es quizás, el error más grande que pude haber cometido.

¿Cuándo se deja libre a un enemigo potencial?

¡NUNCA!

Nadie sabe el momento en que sus deseos de venganza te jueguen en contra; y eso era justo lo que me estaba sucediendo a mi…

Ahora, lo que inundaba mi cabeza, era el ¿Cómo? Iba a conseguir que Bill regresara; era más que obvio que tenía que ir por él; y eso implicaba enfrentar a dos bestias salvajes en un solo instante.

Fue sólo hasta que Andreas se ofreció a acompañarme, que comprendí lo que realmente tenía que hacer; si adicionaba personas al plan, las apuestas irían a mi favor; yo, debía pasar desapercibido, nadie, ni siquiera Andreas podía saber el momento en que llegaría.

Pero, ¿Cómo hará Andreas para moverse en una ciudad que no conoce?

Tras meditarlo unos minutos, entendí que debía llamarle; al escuchar la aceptación de Richelle; mi estrategia se hacía cada vez más probable; si ellos funcionaban como una pantalla de encubrimiento, yo podría infiltrarme, sin levantar sospechas y al crear un escenario determinado, lograría sacar a Bill de allí.

Y ya que Andreas iría conmigo; necesitaba que alguien se quedara aquí en Frankfurt como un centro de control; alguien de confianza que lograra manejar la situación que se iba a desencadenar, entonces, llamé a Rick.

Le propuse que nos encontráramos en las afueras de la Selva Negra para hablar con total tranquilidad y sin riesgo de ser vistos:

– Tom, ¿Qué sucede? ¿Sabes qué horas son?

– Si, pasada la media noche.

– ¿Entonces?

– Rick, quiero que me prestes atención.

– ¿Si?

– Veras, las cosas están por salirse de control, y lo que voy a decirte, es algo que sólo tu sabrás, ¿Lo entiendes?

– Me estas asustando.

– Andreas irá a Stuttgart.

– ¿QUÉ?

– Sí, no logré convencerlo de lo contrario.

– No, Tom, si se van los dos y…

– Tranquilo, no pasara nada.

– Pero, Jake…

– Lo sé, por eso puedo asegurarte que no sucederá lo mismo, ¿Si?

No me gustaba mentirle a Rick, pero, necesitaba que siguiera mis instrucciones al pie de la letra.

– Mañana te reunirás con Michael.

– ¿El Senador?

– Si, él te contará algunos detalles y cuando seas conocedor de esa información; requiero algo de tu parte.

– ¿Qué cosa?

– Estarás todos los días en mi casa, vigilando.

– ¿Vigilando?

– Si.

– ¿Qué cosa?

– Cuando vayas, lo entenderás ¿Si?

– ¿Por qué no me lo dices tú?

– Porque no podemos demorarnos mucho más; tengo que decirte otras cosas.

– Ok.

– Vigilaras y cuando cierto evento se presente; llamarás al Escuadrón de mi padre, te dejaré el número de Gates para que lo hagas.

– ¿Qué evento?

– Si ves discutir a mi padre con Clarise, y ves que ella parte sin él, debes enviar esa orden, para que no pueda irse.

– No entiendo una condenada mierda.

– Lo sé, pero, lo harás.

– Está bien.

– Otra cosa más.

– ¿Qué?

– Mi plan está sentenciado, tengo más del 90% de probabilidades de que este se lleve a cabo sin sacrificios mayores; sin embargo, puede que algo no salga bien, entonces, quiero que hagas algo.

– ¿Qué?

– Si a partir de mañana en la noche, yo te envió un mensaje; tú tendrás que ir hasta el puerto de Núremberg.

– ¿Cómo?

– ¿Lo harás?

– Si, Tom, pero…

– Ok, no necesito nada más.

– ¿Y qué mensaje?

– Sólo te enviaré una palabra y tú sabrás que debes partir hacia allá.

– Entiendo.

– No hay nada de qué preocuparse, las cosas saldrán a mi favor.

– ¿Y si no?

– Entonces, no te dejaré solo, Rick.

– Tom, eso no me reconforta.

– Jajaja, tranquilo hombre.

– ¿Tom?

– Dime.

– ¿Piensas morir…?

– Vamos Rick.

– No me respondiste.

– ¿Tengo que hacerlo?

El rostro de Rick me permitió entender que él comprendía a lo que me refería…

Luego de verle, partí de nuevo a mi casa; entre y estaba por irme a mi habitación cuando escuché una conversación:

– No se preocupe Sra. Lo averiguare.

No, aun no sé nada de Blake.

Tranquila, le informaré mañana en la mañana.

¿Necesitaba más confirmación que esa?

Anna había estado detrás de todo esto, ella fue quien trajo a Blake hasta aquí; y Clarise le proporciono la información que necesitaba, aprovechándose de la ventaja que tenía, al conocer el curso de acción de mi padre…

¡Qué desgraciada!

No iba a irme de Frankfurt, sin hacerle pagar a Anna; poco me importaba asesinarla, pero quizás, un castigo más desastroso sería perfecto para cobrar su insolencia…

Y ya que había tenido la posibilidad de leer su expediente médico en el tiempo que pasó en Rusia; haría uso de mi imaginación para recrearle la peor de sus pesadillas; así, su demencia será más que segura. Eso me servirá para compensar un poco la muerte de Jake y el sufrimiento de Rick.

Ese día por la mañana, fui a recoger a Richelle en compañía de Andreas; pasamos toda la tarde planeando su papel en esta historia; y cuando conseguí que los preparativos se acomodaran a lo acordado; les informé que partiríamos a Stuttgart sobre las 11:00 pm; lo que ellos no sabían, era que yo no llegaría junto a ellos…

Cuando vi que estaban por subirse al auto, corrí a través del Bosque y perdí el contacto con ellos; antes de irme, debía ir por Anna y darle su merecido para ofrecérsela a Rick; asi era mi mundo, si traicionas, pagas.

Llegué a su propiedad, e infiltrarme fue sumamente sencillo; la parte trasera de la casa no guardaba focos de seguridad; sólo tenía que escalar el árbol y dar con esa ventana que para mi suerte, era la habitación de Anna.

Ella estaba durmiendo, y mientras descansaba; bajé hasta su sala y di con el centro de control de las cámaras de seguridad de la vivienda; y aprovechando que nadie se encontraba vigilando; desactive y cree una segunda pantalla en la que se borrara mi presencia; con eso, podría moverme con libertad, sin la angustia de quedar grabado.

Saqué la pintura roja de mi bolso, y escribí esas palabras que tanto la habían torturado en Rusia; cuando termine allí, subí de nuevo a su habitación, y averíe su termostato, lo programe para que se encendiera diez minutos después, y su temperatura sólo fuera en ascenso; me oculté en el baño y por medio de la rendija que conectaba con el cuarto; empecé a hablarle, gritando aquellas frases que tanto le habían perturbado la vida.

Era consciente de que las personas que han sufrido trastornos en su infancia, son presas fáciles para el desencadenamiento de un estado parcial de esquizofrenia; si y sólo si, se lograba someter al individuo a las condiciones que originaron el trauma.

En el caso de Anna, se trataba de los 7 meses en que vivió dentro del cubículo; gracias a que el expediente médico era más que explícito en detalles sobre las pruebas que le realizaron; me fue sencillo revivir ese contexto para ella.

Su cordura cedió y ella salió disparada de su habitación; fue allí cuando aproveche la oportunidad y me fui de aquel lugar; no sin antes, haberle solicitado a Mick que enviara a un chico por la tarde a esa propiedad con el recado que había destinado para Rick.

Cuando salí de allí, contacté con Gates, le dije lo que iba a llegarle por la mañana, y lo que tenía que hacer con ello.

Ya que los preliminares estaban listos, tenía que partir a Stuttgart; en la carta que le había dejado a mi padre con Sam; le dije que mi primera escala era en Venecia, pero eso, era sólo un despiste; no quería que nadie supiera mi ubicación real.

Llegué al puerto, y me embarque en uno de los buques costeros que transitaban por todo el sur de Alemania; mi llegada a Stuttgart seria sobre las 5: 00 am; y no podía perder el tiempo…

¡Tenía que ser rápido!

Porque el juego, estaba por comenzar.

&

Cuando vi aquel hombre detrás de Blake, con un arma que amenazaba con asesinarlo; en verdad, no sabía si sentirme aliviado o preocupado.

No obstante, la reacción de Blake al verlo y comprobar su identidad; fue despectiva; es como si se hubiese sentido traicionado…

– Tú…

– ¿Quién te dijo que podías armar semejante alboroto en los Barrios Bajos, ah?

– Mira Black, ahórrate tus palabras.

– No soy yo quien tiene un arma en su cabeza; así que será mejor que me escuches.

– ¿Qué quieres?

– ¿Por qué ocasionaste esa explosión? ¿Dónde carajos está Richelle y Andreas?

– Ellos…

– ¿Incendiaste esa casa con Richelle adentro, Blake?

Blake se quedó mudo, sus ojos iban de un lado a otro, como si quisieran encontrar la manera de zafarse de esto; bien, al parecer, Black no sabía lo de Tom, ni mucho menos la relación de Richelle y Andreas con él…

Así que, intervine:

– Blake lanzó la granada mientras Richelle estaba torturándome; me saco de allí, pero, no sé si ellos hayan sobrevivido.

– Blake, ¿Eso es verdad?

La mirada de Blake se posó en mí; sus ojos me recriminaban lo que acababa de hacer, pero, no podía darle la oportunidad de que confesara la verdad; ese plan, era lo único que tenía para escapar de allí.

– Si.

– ¿Mataste a mi hermana?

– No sé si Richelle está muerta.

– Pues yo creería que sí; a fin de cuenta, lanzaste la granada más en su dirección…

¡HIJO DE PERRA!

Black lo tomó por el cuello, y comenzó a asfixiarlo; yo, me sentí un poco acalorado por lo que estaba sucediendo; Blake había jugado sucio, colocando en riesgo a Richelle y Andreas; incluso, pretendía exponer a Tom; no podía permitirlo, no dejaría que algo malo les sucediera; si algo estaba en mis manos, pues debía hacerlo sin remordimientos, todo por nuestro bienestar.

Escuché como el cuello de Blake tronó y ante ese sonido tan ensordecedor; abrí mis ojos, y observé a Black…

¡Dios!

¿Lo había matado?

Vi como Black cargó el cuerpo de Blake en su hombro, como si fuera un saco de comida, me observo y luego dijo:

– Niño, no te preocupes, no está muerto, sólo noqueado.

– Ummm.

– Vamos.

– ¿A-A D-D-Dónde?

– Al lugar de los hechos.

– E-Está bien.

Seguí a Black hasta la casa donde había estado por unos minutos; y al ingresar, nos dimos cuenta que los cuerpos de Richelle y Andreas no estaban por ninguna parte…

¿Habrían escapado?

– Ummm, de seguro, fueron con Karl.

– Seguro…

– Bien, iremos para allá; será mejor que camines rápido, porque si no me sigues el paso, te perderás y yo no regresare a buscarte, ¿Entiendes?

– Si…

– Andando, niño.

Caminaba tras Black, y veía como el cuerpo de Blake colgaba; en verdad, lo había noqueado, a decir verdad, parecía muerto…

Sin embargo, él no reaccionó en ningún momento.

Llegamos a un Bar con un aspecto asqueroso; al ingresar, vislumbre a las personas que estaban allí: Prostitutas, drogadictos, quizás, asesinos; parecía ser el lugar donde se reunía la escoria de la ciudad.

Pasamos a través de todos ellos, y llegamos a una puerta; al abrirla, vi a Karl sentado en una silla, fumando cigarrillo y al ver a Black; se levantó de inmediato hecho una furia:

­ ¿Qué putas significa esto, ah?

– Blake explotó la casa de Tom.

– ¿Qué?

– Richelle y Andreas estaban dentro.

– Richelle…

– Bill fue sacado por Blake y llevado a otro lugar; por lo tanto, no sabe a dónde se fueron.

– ¿Sobrevivieron?

– Pues sus cuerpos no estaban cuando fuimos a inspeccionar.

– ¿Lo mataste?

– No, esa no es mi decisión. Sólo lo noquee.

– Bien, déjalo allí en el suelo; cuando se despierte, sabrá lo que es bueno; mientras tanto Black, quiero que despliegues un cuarto de mi gente y los hagas revisar cada rincón de los Barrios Bajos y si es posible, que abarquen la zona alta también.

– ¿Y Bill?

– Él se quedara aquí, conmigo.

– Está bien.

– Cuando encuentres a Richelle, tráela hasta aquí.

– Si.

– Largo.

¿Alguien podía siquiera imaginar el terror que me supuso quedarme en esa habitación a solas con ese hombre?

Él se sentó de nuevo en su silla, fumaba el cigarrillo y no parecía estar interesado en mi presencia, hasta que…

– Te daré una sola oportunidad, ¿Tuviste algo que ver con la explosión?

– ¿Qué? No, claro que no.

– ¿Seguro?

– ¿Por qué los asesinaría?

– Porque te odian, por eso.

– Pero, ni les conozco.

– ¿Y? ¿Debes conocerlos para querer matarlos o qué?

– Pues sí.

– ¡Ja! ¡Qué forma de pensar tan estúpida!

– Se llama: Humanidad, que es difer…

No terminé de decir esa oración, cuando caí en cuenta del error que había cometido; una cosa era contestarle a Tom o Blake, y una muy diferente era hacerlo con Karl; él no tenía motivos para ser compasivo conmigo…

– ¿Humanidad? Jajaja, ¡Dios! Eres muy ingenuo, Bill.

– Ummm.

– Deja esa cara de muerto, no pienso hacer nada, por el momento.

– ¿No?

– No, o ¿Acaso quieres?

– No, no, no, estoy bien así.

– Ok, sólo dejaré que Richelle venga; prepararemos todo para recibir a tú novio.

– Ammm…

– ¿Qué? ¿Algún problema?

– Yo…

– Cómo sea; quédate aquí, si Blake se despierta, pegas el grito y sino, pues no sales de éste lugar ¿Entiendes?

– Si.

– Eso espero.

Karl salió por esa puerta, cerró con seguro y me dejo allí con el cuerpo de Blake en el suelo…

La habitación era amplia, pero, estaba tan sucia que no daban ganas de sentarse en ningún lado; y tenía miedo de reposar en la silla de Karl…

Podía matarme por sentarme en su trono ¿No?

Me acerqué a Blake y revise sus signos vitales; de hecho, estaban funcionando, no estaba muerto…

Si Richelle llegaba aquí antes de que él se despertara, aun teníamos una oportunidad; ella no permitiría que el soltara palabra y se lo llevaría, bajo la excusa de que se va a vengar por lo de la explosión…

Pero, ¿Dónde demonios estarán esos dos?

Opté por sentarme en el suelo, veía el reloj que se encontraba en la pared cada tanto; ya habían pasado dos horas, y Blake no despertaba, Karl no aparecía, y Richelle no llegaba.

Comencé a impacientarme, me levante y empecé a dar vueltas por el lugar; mis manos sudaban, estaba muy nervioso; hasta que, las luces de la habitación se apagaron y yo quede completamente a oscuras…

Me quedé helado en el mismo lugar, no fui capaz de moverme a ninguna parte; ¿Y si alguien se había infiltrado?

¡Dios!

Mientras rogaba que no fuera a quedar atrapado en medio de una pelea callejera o alguna venganza en contra de Karl; sentí como unas manos grandes y firmes, sostuvieron mis caderas, su aliento llego a mi oído como un susurro y con el corazón a punto de salirse de mi pecho, lo escuché decirme:

Tranquilo mi pequeño; tú amo, ya está aquí.

Continúa…

Gracias por la visita.

Publico y rescato para el fandom TH

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