III Reverse 62

«Reverse III» Fic de Alter Saber

Capítulo 62: Ángel

«El hombre es un ser medio entre bestias y ángeles»

San Agustín

.

¿Cómo un humano no puede llegar a sentir algo similar al amor?

¿Acaso no es éste el principio de todo cuanto rige el mundo?

Entonces, ¿Quién me hizo así?

¿Por qué no puedo siquiera percibirle?

Me era sencillo darle rienda suelta a emociones oscuras como la ira y el odio; no tenía problemas en demostrarlas de manera sarcástica o irónica, pero, cuando se trataba de afecto, aprecio, cariño o «amor»; mi mente se quedaba completamente en blanco, es como si mi organismo estuviese programado para no sentir esa calidez que se desencadena por una persona, sea familiar, amigo o pareja.

Al no tener ni la más mínima idea de lo que significaba ese sentimiento; decidí investigar; de algo debían servirme los libros que llenaban la academia a la que asistía.

Recuerdo que pase una tarde entera inspeccionando todas las teorías que explicaban el origen del amor; algunas un tanto religiosas y otras con un aval científico impresionante; no obstante, sólo una logró convencer a mi intelecto de que en efecto, aquella sensación era real.

Una reacción química.

De eso se trata…

El enamoramiento comienza en la corteza cerebral, donde una sustancia llamada «Feniletilamina» ejecuta la segregación de la dopamina, a través del sistema endocrino; provocando una respuesta fisiológica que se traduce en síntomas similares ha:

Deseo de reciprocidad

Temor al rechazo

Perdida de concentración

Idealización del individuo

Sudoración excesiva

Aceleración del ritmo cardíaco

Nuestro cuerpo reaccionaba gracias a los conductos cerebrales que se encargan de recibir aquellos estímulos provenientes de otro individuo que nos parece atractivo o interesante.

Entonces, si se trataba de una reacción química, ¿No podría decirse que en vez de amor, es más concreto hablar de placer?

En ese punto, las perspectivas varían demasiado; de persona a persona, es decir, aquellos que han experimentado ambos extremos; explican que por ningún motivo, se puede confundir el amor con el placer, pues el segundo en mención, es una derivación del primero. Mientras que, otros individuos especifican, que la existencia de estas sensaciones es separada y que no hay lugar a un trastoque o solapamiento.

Cuando cursé el programa de «Medicina Forense» en la Universidad local; la maestra que instruía el área, era lo que cualquier hombre definiría como: Una mujer ardiente. A pesar que tenía, unos cuantos años, su rostro era en realidad hermoso, con ojos verdes carmesí, y un cabello rubio intenso; sumado a su escultural figura, al igual que, un estilo muy refinado; ella, sin duda alguna, se convirtió en el delirio de toda la población masculina de la Institución.

Su nombre era Emily Mayers, y aun cuando traía loco a más de un alumno, ni que decir de los docentes; la Profesora parecía estar desinteresada en toda esa atención extra que tenía; hasta que, se percató en mi existencia.

Un día de clase curricular, nos encontrábamos discutiendo sobre la efectividad de las autopsias al momento de definir la causa probable de deceso de un individuo; muchos alegaban que sin duda alguna, este método era el más eficiente para determinarlo, y aun cuando sus argumentos eran sólidos; yo plantee el siguiente interrogante:

– ¿Y sí el asesino fingió su muerte?

– ¿Disculpe?

– Me refiero a que, el ignoto puede haber construido una escena para hacer creer que la víctima murió por una circunstancia en específico; cuando la realidad, es que una sustancia letal fue la encargada de finalizar con su vida.

– Bien, ¿Qué conclusión saca usted de eso, Joven Docson?

– Bueno, aun cuando concuerdo que en el carácter científico, la autopsia es el camino más viable; considero que, las pruebas, y en sí, la escena del crimen son más concretas al momento de determinar la muerte; es decir, que más que los números en un papel; es indispensable mirar el panorama completo.

La Sra. Mayers, se quedó estática ante mi respuesta, al igual que mis compañeros; y yo, no entendía la reacción tan anormal que estaban teniendo; era sólo, mi opinión.

– ¡Brillante! Era ese aspecto el que deseaba tratar, no es sólo el componente científico; hasta las relaciones filiales son relevantes al instante de examinar un asesinato; justo como el Joven Docson, expuso.

La clase finalizo, y escuche mi nombre salir de aquella profesora:

– Docson, acompáñeme, por favor.

– Claro, profesora.

– Oh, no; dime, Emily, no tengo problemas con eso.

– ¿No es eso demasiado informal?

– Para nada, yo, te estoy dando la autorización para que lo hagas, así que, no tienes por qué preocuparte.

– Entiendo.

– Y dime, ¿Siempre has sido así?

– ¿Así?

– Si, tan inteligente.

– Ah, eso, bueno, al parecer, ese es el caso.

– ¿Estás becado?

– Si, señora.

– ¿Señora? No, no, Jared, me haces sentir muy vieja.

– Lo lamento.

– Tranquilo, quiero discutir algunas cosas contigo, ¿Tienes problema con eso?

– No, ninguno.

– Bien.

Caminamos a través de los pasillos; en un inicio creí que iríamos a la Sala de Profesores; pero, al parecer, ese no era el caso en absoluto…

Nos adentramos en una zona restringida; uno de los edificios más lejanos del Campus; no me agradaba mucho lo tenebroso que se estaba tornando todo; al llegar, ingresamos en uno de los salones, encendimos las luces, y nos sentamos en el escritorio principal.

Emily me pidió que le colaborara con algunos deberes de la clase; al igual que, me dijo que de ahora en adelante sería el monitor del área, lo cual, no me supuso una alegría; es decir, cargar con más responsabilidades, me resultaba aburridor, pero, no podía negarme, era la petición de una docente.

Al finalizar, le informé a la profesora que era momento de marcharme, pero, ella no me lo permitió…

– ¿Cuántos años tienes?

– 15.

– ¿Alguna novia?

– No.

– ¿Has estado con una mujer?

– No.

– ¿Te gustaría?

– ¿Cómo?

– Tú me resultas muy atractivo, Jared.

– Claro, pero, no creo que sea correcto; además, debo irme.

– Te daré el placer que quieres.

¿Placer?

¿Habría diferencia?

Sin permiso alguno, Emily me quito la ropa, prenda por prenda; recorriendo todo mi cuerpo con sus labios; sus manos tocaban y palpaban cada parte de mi ser…

En algún punto, ella empezó a demandar atención y tuve que improvisar; poco sabia del sexo, de hecho, nunca me había sentido muy interesado en temáticas de esa índole; por eso, mi experiencia era prácticamente nula; no obstante, una vez que entiendes dónde ubicarte y como presionar; sin duda alguna, resulta sumamente sencillo.

Si mal no recuerdo, esa noche, fue un total de tres rondas exhaustivas…

Emily me pidió que le permitiera tenerme tres veces a la semana; y bueno, yo no iba a negarme a eso…

Había conocido el placer, y aun cuando esa sensación, inundaba mi ser como agua fluyendo a través de un rio; no era más que un instante fugaz de lujuria; hasta donde comprendía, el amor, podía hacer que la cordura desapareciera; y en ninguna ocasión, sentí que eso fuera a suceder con Emily.

Probé con muchas mujeres, pero, el resultado siempre era el mismo…

Las posturas, los orgasmos, y en sí, el sexo; era demasiado monótono: Provocación – Penetración – Desfogue; nada más allá de eso, ¿Entonces? ¿Qué era el amor?

Tenía una madre cariñosa, pero, en ningún instante de mi existencia, sentí algo similar al amor por ella; de hecho, los últimos años de su vida, la odie por dejarme a un lado…

Nunca tuve una pareja estable, tenía necesidades, y las satisfacía con cualquier mujer que se me ofreciera; pero, nada más allá de eso; sentía curiosidad, pero, por alguna razón desconocida, no deseaba percibirla por mí mismo…

¿Y si me volvía adicto a ella?

¿Qué pasaría cuando dejara de sentirla?

¿Enloquecería?

Para mí, el amor era utópico, simplemente, inalcanzable.

Incluso cuando me asignaron el trabajo de asesinar a mi hermano por haberse involucrado con una chica de la alta sociedad; al ver sus ojos, presencié algo sin precedentes…

Su mirada brillaba con luz propia.

Algo en él era diferente…

Nunca observo a mamá o papá con esos ojos tan vivos…

¿Esos eran los efectos?

¿Se vería el mundo desde otra perspectiva?

Quizás sí, pero, no pretendo caer en eso…

Tras salir de la pocilga en la que se refugiaba mi hermano; divise las calles, veía como las personas parecían alejarse de mí y me resultaba extraño; que aun en medio de la miseria; los renegados, sientan temor…

¿Acaso no somos todos de la misma calaña?

La expresión de Karl al ver el cuerpo de Black; sin duda alguna, fue algo demasiado entretenido; percatarme de como su vida parecía irse de sus manos, por la muerte de un amigo, que más que eso, es como un hermano para él…

La mirada recriminatoria de Elle y en sí, «El código del Bajo Mundo»; me recordaban que, a pesar de pertenecer al Bronx, ellos, no eran más que un trio de niños que no querían crecer; deseaban jugar al honor y la justicia; cuando la realidad, es que, esas designaciones habían sido enterradas hace siglos atrás…

La antigua Grecia había sido, quizás, el ejemplo más representativo de lo que conllevaba ser reconocido como «Un hombre de honor»; pero, en la actualidad, la palabra de un humano, vale tan poco que, ni siquiera entre los seres más cercanos, se puede hablar de lealtad o fidelidad.

Por eso, es mejor valerse por sí mismo; sin depender de nadie, a fin de cuentas, si mueres, que sea por tus propios medios y no por la absurda convicción de querer «Proteger a alguien».

Me contuve.

No apliqué la fuerza suficiente como para ocasionarle una fractura a Black; sólo, quería dejarlo inmóvil por un tiempo; sabia de sobra que ese tipo, iba a colaborar con Karl, para buscar mi caída; y al igual que con Blake; los asuntos de la familia, deben ser solucionados entre los implicados y no por terceros.

No quería que nadie interviniera entre la disputa que Karl y yo teníamos desde hacía años atrás…

Eso, era lo único que necesitaba, para abandonarme luego de la victoria.

Cuando levanté mi vista, di con un panorama más desolador que el anterior; revise las calles y no vislumbre el cuerpo de Blake por ninguna parte…

¿Ya se lo habían comido?

¿Tan rápido?

¿Ni siquiera dejaron que alcanzara su punto de putrefacción?

¡Jodidamente increíble!

Mientras pasaba por todas esas casas de un terrible aspecto; algo captó mi atención…

Una melodía estaba saliendo de uno de esos recintos…

¿Quién era?

Su voz era tan suave, casi que parecía un susurro; su ritmo era melancólico y su letra nostálgica; pero, la manera en la que esas palabras formaban notas alrededor del lugar, hizo que, una calidez desconocida se instaurara en mi…

Fui hasta el sitio de donde provenía aquella voz y al forzar la cerradura, di con algo, que en definitiva, no me esperaba…

Él se encontraba sentado en esa silla vieja, con sus ojos cerrados y su cabello cayendo por sus hombros…

Su cuerpo era tan delgado, su piel tersa, y su figura en sí; demasiado frágil como para ser corrompida; no me gustaba lo que emanaba de mi ser…

Las sensaciones variaban de colores, como si de un rojo intenso, pasaran a un blanco que rayaba en la transparencia…

Su voz llenaba el lugar y cuando se detuvo; una sonrisa se asomó en mi rostro…

Aplaudí en respuesta de aquel espectáculo; y esa criatura, abrió sus ojos que eran de un candente color miel…

Quería jugar con sus reacciones, y le dije:

– Vaya, vaya, quien diría que encontraría un juguete tan interesante…

Mi comentario lo consterno por completo…

Es como si se hubiese quedado en blanco…

Hasta que, dijo:

– ¿J-Jared?

Oh, eso no me lo esperaba.

¿Sabía quién era?

– Tienes 10 segundos para que me expliques como sabes de mí, si ni siquiera te conozco…10, 9, 8,

– Y-Yo…

Aquel chico, se levantó de la silla y su rostro estaba tan atemorizado que me pareció una conducta demasiado graciosa…

– 7, 6, 5, 4…

– Richelle me lo dijo.

– ¿Conoces a Elle?

– ¿Elle?

– Así le digo a Richelle.

– Oh…

– ¿Y bien? ¿Cómo es que tú diste con una chica como Richelle?

– ¿D-Disculpa?

– Por tu aspecto, y ese aroma de inocentón que tienes; puedo jurar que no eres de esta ciudad, así que, ¿Quién eres y que haces aquí?

Algo en él cambio…

Su aura paso de ser calmada y pasiva; a tosca y oscura…

– ¿A ti qué coño te importa eso?

Abrí mis ojos con asombro…

Era la primera vez en mi vida, que alguien me confrontaba de esa manera…

Él estaba consciente de mi esencia, y aun así, ¿Me desafiaba?

– Tienes razón, no me interesa; pero, por educación, al menos deberías decirme tu nombre, ya que tú, conoces el mío.

– Bill.

– Bill, te lo preguntare sólo una vez más…

– No es necesario, no pienso responderte, Jared.

¡Alguien que entre y me golpee con fuerza!

Este niño, estaba jugando mucho con su suerte…

Me plante a escasos centímetros de él, quería intimidarlo.

– ¿Decías?

– El que te hayas acercado con una pose intimidante, y una mirada fría; no me perturba, créeme, conozco unos ojos que logran helarme la sangre; tú, no te comparas a ellos.

¿Helarle la sangre?

Si no se perturbaba conmigo…

¿Quién carajos era él que lo trastornaba?

– Estás insinuando que conoces a alguien superior a mí, ¿O qué?

– En primera instancia, no te conozco, sólo se tu nombre y en segunda medida, sí, hay alguien más temible, al menos para mí; su mera presencia es suficiente para inmovilizarme.

¿Existía alguien así?

Se trataría de…

– ¿Hablas de Karl?

– No, no se trata de él.

Era obvio; si yo no lo atemorizaba, mucho menos Karl…

¿Entonces?

– ¿Qué haces aquí, Bill?

– Espero a Richelle.

– ¿Cómo es que ustedes se conocen?

– Como ya te dije, eso no es de tu incumbencia.

Su altanería comenzaba a fastidiarme…

Sobre todo, cuando pronuncia esas palabras con ese rostro tan genuino…

– Estás comportándote como un chiquillo insolente.

– ¿Y tú quién eres?

– ¿Ah?

– ¿Por qué debería rendirme ante ti? ¿Acaso eres el líder de los Barrios Bajos o qué?

Tras de todo, se sentía autosuficiente…

No lo dejaría…

Menos a mi…

Cerré mis ojos y le sonreí…

Cuando los abrí, lleve mis manos hasta su cabello y de un tirón, lo obligué a que se arrodillara; mientras el forcejeaba para zafarme de mi agarre, yo, fui hasta uno de sus hombros y lo mordí con tanta fuerza, que presencié como ese líquido rojizo se escurría a través de su cuerpo; la manera en la que su sangre contrastaba con esa piel tan blanca; desencadenaron un deseo carnal de poseerle con salvajismo…

Sin embargo, Bill no gritaba, su rostro no reflejaba temor y yo, simplemente, no lograba entender; sentía como sus manos trataban de quitar mi aprisionamiento, pero, su fuerza no era equiparable a la mía, no lograba moverme ni siquiera un centímetro; me acuclillé frente a él y al ver sus ojos, le dije:

– No, Bill, no soy el Líder de una ciudad tan miserable como esta, pero, puedo asegurarte una cosa; no necesito de esos títulos superficiales, para generar terror entre los miembros de los Barrios Bajos.

– Bien por ti.

Ese aire de superioridad y desinterés con el que me hablaba; me desenfocaba…

Nadie, nunca, se había comportado de esa forma…

¿No sentía el miedo?

O ¿Fingía no hacerlo?

– No te servirá de nada hacerte el fuerte.

– Si lo que pretendes es amenazarme con la muerte o algo asi; por mí, puedes hacerlo ya mismo, me da igual; no tengo motivos por los cuales seguir ligado a esta existencia de mierda.

¡Oh!

Eso sí que no me lo esperaba…

Él, al igual que yo, estaba harto de esta realidad tan sofocante y aburrida…

Su mirada no se doblegaba ante mí…

Sus ojos me observaban sin dudar un solo segundo…

Esa lenta pero intensa introspección; me permitían confirmar, que en efecto; en la vida de Bill, había alguien que le trastocaba las fibras más profundas de su ser, como sí él se rindiera a sus designios, como si tuviese un amo demasiado posesivo…

Sin meditarlo mucho, llevé mi lengua hasta la comisura de sus labios y le di un pequeño roce…

Su reacción me impresionó…

Él…

¿Me había escupido?

¿A mí?

Quite el rastro de su saliva en mi rostro y lo sentí:

– Si lo que pretendes es abusar o jugar conmigo; prefiero que me asesines, antes de entrar en contacto con la piel de un animal como tú.

Sus ojos me decían la verdad…

Él no estaba mintiendo…

Prefería morir…

¿Quién era el hombre que lo tenía encadenado?

Tan sumiso y entregado a él…

Incluso, se siente capaz, de renunciar a su propia existencia, con tal de no profanar el tacto de su dueño…

No quería admitirlo, pero, me encontraba irremediablemente, excitado.

¡Lo deseaba!

Zafé mi agarre de su cabello y justo cuando pretendía someterlo; sentí el filo de una navaja dar contra mi cuello:

– Yo de ti, no tocaba las pertenencias de otros.

&

¿A qué se refería?

¿Cómo que la cacería había comenzado?

¿Qué éramos?

¿Lobos?

Tras soltar esa frase de componente misterioso; Tom se fue, al igual que Kong, y yo, me quede en ese depósito, completamente solo. Por el momento, debía permanecer en la Bodega hasta que llegaran las instrucciones del «Rey»; porque, por más que analizaba todas las piezas del rompecabezas, no lograba concretar la idea global del Plan de Tom.

¡No daba con la salida!

Quería tener indicios, algo que me advirtiera, que me permitiera saber los cursos de acción; pero, me era imposible, no tenía suficiente información…

Tomé mi móvil y marque su número:

¿Andy?

¡Rick!

Dios Santo, ¿Estas bien?

Si, si, no te preocupes. ¿Y tú? ¿Cómo vas?

Ummm, bien.

Eso no me convence.

Pues, debería…

¿Todo está bien allá?

No del todo.

¿Qué ha sucedido?

Andy, es mejor que te centres en Stuttgart, de Frankfurt, me encargo yo ¿Si?

Rick, dime algo.

¿Qué?

¿Tú sabes que planea Tom?

Si.

¿Si?

Sí, pero, ya sabrás que no pienso revelarte palabra alguna ¿Verdad?

Al menos una pista, lo que sea…

No, lo siento, pero, prometí que no lo haría.

Tú, y tus principios fascistas…

Andy, en mi posición, ni siquiera habrías contestado mi llamada.

Estoy empezando a desesperarme.

Lo único que puedo decirte, es que, hasta el más mínimo de los detalles está cubierto.

Rick, dame algo, lo que sea, no importa.

¡NO! Dije que no, Andy, tendrás que soportarlo; además, tú fuiste por voluntad propia ¿No?

Sí, pero…

¡Nada! Si quieres que todo salga bien, sigue las instrucciones de Tom y listo.

¿Rick?

¿Qué?

Eres un idiota.

Le colgué.

Había sido un comportamiento infantil, pero, ¿Cómo no puede apiadarse de mí?

En mi lugar, él ya habría saltado de un puente sin pensárselo dos veces…

Quería, no, necesitaba con suma urgencia saber, concretar, conectar, definir y estipular el camino a seguir, pero, no tenía nada.

Comencé a dar vueltas en la Bodega, como si se tratara de un animal enjaulado; divagaba en mis pensamientos, pero, nada claro se me venía a la cabeza…

¿Te encuentras bien?

Richelle estaba parada cerca de mí, y yo, ni siquiera me había percatado de su presencia…

¿Hace cuánto estas ahí?

Acabo de llegar.

Ummm.

¿Sucede algo?

Estoy comenzando a impacientarme…

¿Por qué?

No sabemos nada, Richelle.

¿De Tom?

¡Exacto! Él no ha dicho nada, no da indicios, no sé qué se le pasa por la cabeza, tengo miedo, quizás, muera, tal vez, me asesinen.

Aquí vamos de nuevo…

Oye, no lo digas como si fuera costumbre.

Te la pasas dramatizando al extremo las situaciones; llevas como un día en la ciudad y crees que eres objeto de interés de medio mundo.

¿No lo soy?

¡Dios! El que vivamos como animales, no significa, que nos comportemos siempre como tal.

¿No soy un aperitivo?

¡Voy a golpearte! Me estás sacando de mis casillas.

¿Ves? Tú misma me estás dando la razón, ya quieres torturarme porque soy un cachorro indefenso.

¿Cachorro? Yo diría que eres todo un león.

¡DIOS!

¿Otra vez?

Aquí viene, su cuarto ataque…

No empecemos, Rubia.

No sé de lo que hablas…

Tus insinuaciones, me valen.

Por eso, dejaré de insinuarme.

¿En serio?

Y pasaré a actuar.

La sentí cerca de mí…

¿No estaba besándome?

Sus brazos rodeaban mi torso y su rostro estaba allí escondido entre mi pecho…

Ella inhalaba el aroma de mi piel como si se tratara de una fragancia impregnante…

¿Qué haces?

Grabo tu aroma.

¿Por qué?

Quiero tener tu esencia presente…

Ella no levantaba su mirada, pero, sabía que sus mejillas habían tomado cierto color…

¡Estaba avergonzada!

Actuaba como si yo…

¡NO!

No, no, no…

¡No lo creo posible!

Deberías soltarme, me estas asfixiando…

Ni siquiera te estoy apretando, no te quejes.

Si no me sueltas, lo haré yo.

Pues, ¡Hazlo!

Tú lo pediste.

Lleve mis manos hasta las suyas, y en un movimiento muy sutil; las retire de mí…

Ella me observaba como si desaprobara lo que estaba haciendo, pero, no me incomodaba su cercanía, y eso, me alertaba aún más…

Si tanto te molesta que te toque, sólo debes decirlo, Andreas.

No es eso…

¿Entonces? ¿Es por qué no estoy a tu altura?

¿Qué?

Es por qué no lo merezco…

¿Richelle?

Eres tan inalcanzable.

Esos ojos parecían tornarse acuosos…

Ese azul tan profundo, me cautivaba por ratos…

O quizás, siempre lo había hecho y yo, no quise admitirlo…

Richelle se veía, tan frágil ante mí, que me parecía imposible considerarla de un mundo tan despiadado como Stuttgart.

Tome una de sus manos, y la lleve hasta mis labios, cerré los ojos y deposite un pequeño beso en ella…

Cuando dirigí mi mirada; su rostro en verdad, estaba muy consternado…

La temperatura de su cuerpo subió a niveles indescriptibles…

Por favor, no digas cosas tan tristes como esas ¿Si? Sólo, permíteme reorganizar mis ideas; tú no eres una molestia, quiero estar seguro, Richelle.

Sus ojos se iluminaron y vi como una pequeña sonrisa se asomaba en su boca…

Ella asintió en respuesta y me dio un beso en la mejilla…

Nos sentamos, y comenzamos a conversar sobre lo sucedido. Me informo lo que había pasado con Black, lo que Karl planeaba y el riesgo de que Jared estuviese suelto por ahí…

Intercambiábamos ideas, tratando de simplificar el contexto; cuando, de repente, escuchamos la puerta…

Era Kong…

Él se veía un poco descompuesto…

Su rostro me daba a entender que las malas noticias estaban por llegar:

Richelle…

¿Kong? ¿Qué pasa?

No sé por dónde empezar…

Pues, habla.

Me temo que…

¿Qué?

Tom ha desaparecido.

¿CÓMO?

PERO, ¡QUÉ IDIOTEZ ESTÁS DICIENDO!

Es la verdad, no sólo lo vieron abordar un barco en el puerto; él, dejo esto, acaban de entregármelo…

No, no, no.

¡Esto era el colmo!

¿Cómo que desapareció?

¿No estaba…?

No, Tom, no me haría eso…

Y menos a Bill…

Él no me dejaría a merced de esta gente…

¡Dios!

Tomé aquel papel y leí en voz alta:

«Las palabras no serán suficientes para explicar el motivo de mi huida, pero, creo que no me corresponde estar aquí. Sé que no me lo perdonaran, sin embargo, no encuentro la salida; estoy en un laberinto que no me deja vía libre y ya, mi plan, perdió todo sentido»

¡No podía creerlo!

Pensaría que se trata de una broma o algo así, pero, era la letra de Tom…

Además, lo habían visto embarcar…

¿De verdad?

¿Y ahora?

Esto es increíble…

Andy, la nota ha sido clara…

Pero…No, Tom, no me haría esto.

Debes admitirlo.

¿El qué?

Tom, nos ha abandonado.

Continúa…

Gracias por la visita.

Publico y rescato para el fandom TH

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