«Reverse III» Fic de Alter Saber
Capítulo 63: Oponente
«Todo el mundo elogia la victoria en la batalla, pero lo verdaderamente deseable es poder ver el mundo de lo sutil y darte cuenta del mundo de lo oculto, hasta el punto de ser capaz de alcanzar la victoria donde no existe forma»
– Sun Tzu
.
De pequeño, presentaba síntomas demasiado extraños, que generaban un estado de alerta por parte de mi madre; ella se hacía responsable de mi condición física y solía pasar horas enteras suplicando por mi perdón; no entendía a que venía ese comportamiento tan carente de sentido; sin embargo, cuando visitamos al doctor por primera vez, él estipulo, que lo más apropiado, era que un psicólogo me examinara.
Simone se sintió caer en esos instantes…
Recuerdo que al llegar a casa; mamá se sentó en el sillón y lloró por horas; yo, le pedía que no continuara así, su conducta anormal, me estaba colocando nervioso, le pedí explicaciones y ella, sólo dijo:
– Tú padre…
No comprendía a que se refería con ello; de hecho, no sabía nada en absoluto, del hombre que me había dado la vida, ni siquiera tenía una vaga imagen de su aspecto físico; y Simone, nunca me permitió entrar en pormenores…
Aquella tarde, luego de haberse calmado, me senté a su lado y le dije:
– Oye, mami.
– ¿Si?
– ¿Por qué siempre dices que es tú culpa?
– Porque es la verdad, Cielo.
– Pero tú, no me has hecho nada malo.
– Mi vida…
– Cuidas de mí, me consientes y está pendiente de todas mis cosas, ¿Cómo podrías ser responsable?
– ¿De verdad quieres saberlo?
– Si.
– ¿Me odiarás después de esto?
– Nunca podría odiarte, mami; te amo demasiado como para sentir algo malo hacía ti.
Simone suavizo su rostro y acaricio mi mejilla; tomo aliento y suspiro, para decirme:
– Cuando tenías sólo seis meses de nacido, yo, entre en depresión por la partida de tú padre; descuide tu bienestar, y por mi negligencia, tú vida corrió mucho peligro; el Doctor que te reviso, me advirtió de tu precario estado de salud y me anunció que tus defensas siempre estarían por los suelos, que serías un niño muy frágil, todo porque yo, no te protegí como debía, Bill.
– ¿Por eso dices que es tú culpa?
– Si…
– Pero, ¿Acaso no has hecho de todo para remediarlo?
– L-Lo he intentado…
– Y ha sido más que suficiente, mami.
– Bill…
– Deja de llorar por cosas del pasado; lo que importa es que ahora me amas con todo tu ser y velas por mi bienestar.
Aquellas palabras impactaron su corazón de sobremanera; porque a pesar de tener más de 30 años; Simone se tiro en mi regazo, buscando consuelo, y yo, como si se tratara de una pequeña niña, sobe su cabeza y le transmití la tranquilidad que ella necesitaba…
Mamá había tenido que superar situaciones tan horrorosas por sí sola, sin tener a nadie a su lado para resguardarla; ella era fuerte, y yo, no podía generarle más cargas de las que ya poseía…
¡Lo soportaría todo!
Sólo por ella…
Unos días después de aquellas confesiones; visitamos a un Psicólogo que era amigo de Simone; a penas ingrese a su consultorio y me senté frente a él; el Dr. Hotch dijo:
– Simone, déjame a solas con él.
– ¿Qué? No, no, nada de eso, tiene sólo 5 años.
– Es necesario.
– Pero…
– Por favor.
– Esperaré a fuera.
– Bien.
Simone salió del consultorio, y el Doctor tomo un montón de imágenes de diversos colores; me pidió que le dijera las sensaciones que se derivaban de cada fotografía; mis respuestas no eran muy variadas, casi siempre, contestaba lo mismo:
– Normal.
El Doctor anotaba un sinfín de perspectivas, y yo sólo, respondía a sus cuestionamientos; los cuales, me parecían demasiado particulares:
– Bien Bill, vamos a hacer algo diferente, ¿Estás de acuerdo?
– Sí, Señor.
– Bueno, yo voy a decirte una palabra y tú vas a tratar de explicarme lo que significa, ¿Entendido?
– Entendido.
– Amarillo.
– Color.
– ¿Color? ¿Sólo eso?
– Si.
– Bien, ahora: Amor.
– Sentimiento.
– Ammm, ¿Padre?
– Rol.
– ¿Rol?
– Si, ¿Acaso no es un padre el rol que se cumple en una familia?
– Entiendo, ¿Qué piensas de las personas que tienen a sus dos padres?
– Ummm, nada en especial.
– ¿Cómo te sientes al respecto?
– No lo sé, pero, casi siempre, estoy triste sin razón alguna.
– Bill, dime algo, ¿Eres acosado en tú Escuela?
– Si.
– ¿Y cómo te hace sentir eso?
– Frustrado.
– ¿Por qué?
– Quizás, si no fuera tan débil, podría defenderme.
– ¿Crees que eres débil?
– Si.
– ¿Qué te hace pensar eso?
– Si yo no fuera débil; mamá no lloraría tanto en las noches.
– ¿Sucede muy a menudo?
– Si, ella se encierra por horas, y yo la escucho llorar.
– ¿Se lo has dicho?
– No, no quiero lastimarla.
– ¿La amas demasiado?
– Es lo único que tengo, es mi vida.
– Ok, hemos terminado.
– ¿Estoy enfermo, Doctor?
– No, no, tranquilo, ¿Me puedes hacer un favor?
– Sí, Señor.
– Sal y llama a tú madre ¿Si?
– Entendido.
– Y por favor, espera afuera mientras hablo con ella.
Seguí las instrucciones del Doctor; su charla duro más de una hora y yo sólo esperaba sentado afuera del Consultorio…
Cuando acabaron, el rostro de Simone era indescifrable; se veía abatida, completamente ausente; ella me tomo de la mano y salimos de allí; al llegar a casa, me pidió que subiera a mi cuarto, mientras ella se dirigía al Estudio…
Me cerciore de que ella no sintiera mi presencia, y levanté el otro teléfono que se encontraba en su habitación para escuchar lo que estaba diciendo…
– Marcel…
– ¿Simone? ¡Dios! Te escuchas terrible, ¿Qué sucedió? ¿Te fue mal en la consulta de Bill?
– Estuvo desastrosa.
– ¿Qué te dijo Hotch?
– Bill padece de un trastorno del estado del ánimo.
– ¿Tiene TDAH?
– Sí, mi pequeño, él…
– Pero, ¿Cuál es el diagnostico?
– Dice que las situaciones de estrés lo sumen en una profunda depresión; que su inexistente carácter, le hace creer que es una persona débil y que por ello merece el sufrimiento que padece.
– Dios Santo…
– Eso no es lo peor.
– ¿No?
– Si Bill llega a enfrentar un episodio de ira, puede adoptar una conducta tan agresiva que lo llevaría a catalizar otro trastorno.
– Simone…
– Es mi culpa, Marcel.
– No, linda, no es tu culpa.
– Yo lo lleve a eso; mi bebé sufre porque yo soy débil.
– Simone, ¿Por qué no vienen y se quedan unos días aquí? Te sentirás mejor.
– No deseo incomodarte.
– No digas estupideces; las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para ustedes, lo necesitas.
– Bien, empacaremos y allá estaré en la noche.
– Te espero.
– Gracias, Marcel.
Cuando la llamada finalizo, corrí hasta mi cuarto y simule estar dibujando algo en mi cuaderno de artes; Simone entro a mi habitación y me dijo que iríamos con Marcel por unos días…
Después de unos años, mamá me contó sobre mi condición, y me suplico que por más difícil que fueran las cosas de aquí en adelante; nunca, fuera a darle rienda suelta a mi enojo…
En ese entonces, poco comprendía del por qué tenía que ser tan precavido…
Fue sólo hasta que lo investigué que me di cuenta de los resultados tan estruendosos que se podían desatar de un TDAH catalizado…
En el contexto común, se tiende a relacionar el Trastorno del Estado del ánimo con consecuencias similares a la ansiedad o en el peor de los casos, la depresión; no obstante, existe una segunda cara; la contraparte de esta patología…
Sí el paciente es sometido a un escenario donde los sentimientos como la ira o furia, están presentes en niveles exorbitantes; el resultado sería tan desfavorecedor, que podría desmantelar una segunda conducta, llamada: Trastorno explosivo intermitente.
Este comportamiento, potencia la agresividad en el individuo; ocasionando una sensación de superioridad que le hace creer que es posible enfrentarse a cualquier persona o miedo, sin obtener consecuencias severas…
El desencadenamiento de este trastorno, puede llevar a una persona al borde de la ira, desmantelando un bloqueo mental, capaz de provocar deseos de generar dolor o muerte al responsable de originar esas sensaciones en él…
Y es ahora, en estos instantes, donde lo veo como un ser diminuto…
Insignificante.
Inferior.
Sobrevalorado.
Él no era nada…
– Tienes 10 segundos para que me expliques como sabes de mí, si ni siquiera te conozco…10, 9, 8,
– Y-Yo…
– 7, 6, 5, 4…
– Richelle me lo dijo.
– ¿Conoces a Elle?
– ¿Elle?
– Así le digo a Richelle.
– Oh…
– ¿Y bien? ¿Cómo es que tú diste con una chica como Richelle?
– ¿D-Disculpa?
– Por tu aspecto, y ese aroma de inocentón que tienes; puedo jurar que no eres de esta ciudad, así que, ¿Quién eres y que haces aquí?
¿Inocentón?
¿Aroma?
La pureza…
Quizás, esa fue la manera en la que Karl percibió la ingenuidad de Tom, y fue por ello, que decidió ultrajarlo al punto de convertirlo en un recipiente vacío y putrefacto…
Fue su inocencia la que condeno su alma…
Algo distinto y ajeno a mí se hizo presente…
Sentía que la sangre palpitaba dentro de mí ser…
El ritmo de mi corazón se disparó…
Mi mente, estaba en blanco, completamente serena…
Ahí venia…
¡La esencia capaz de corromperme!
Pues para mí, quien estaba en frente; no era más que el responsable de la muerte del verdadero Tom…
Jared era igual, a aquel que usurpo la castidad de mi amo…
¡Tenía que pagar!
Él no podía asustarme, era sólo un insecto al lado del camino…
Un ser miserable…
¿Por qué temerle?
– ¿A ti qué coño te importa eso?
– Tienes razón, no me interesa; pero, por educación, al menos deberías decirme tu nombre, ya que tú, conoces el mío.
– Bill.
– Bill, te lo preguntare sólo una vez más…
– No es necesario, no pienso responderte, Jared.
Ese animal se acercó a mí, y pude percibir ese olor que los caracteriza…
Un aroma tan pútrido y asqueroso…
Eran bestias indeseables…
Su postura de superioridad, me parecía patética; pues en estos instantes, no había nadie más grande que yo…
– ¿Decías?
– El que te hayas acercado con una pose intimidante, y una mirada fría; no me perturba, créeme, conozco unos ojos que logran helarme la sangre; tú, no te comparas a ellos.
– Estás insinuando que conoces a alguien superior a mí, ¿O qué?
– En primera instancia, no te conozco, sólo se tu nombre y en segunda medida, sí, hay alguien más temible, al menos para mí; su mera presencia es suficiente para inmovilizarme.
Sólo esos ojos color avellana podrían domarme…
Sólo él…
Mi dueño.
– ¿Hablas de Karl?
– No, no se trata de él.
– ¿Qué haces aquí, Bill?
– Espero a Richelle.
– ¿Cómo es que ustedes se conocen?
– Como ya te dije, eso no es de tu incumbencia.
Vi como su rostro se contrajo en un gesto de desesperación…
¿Se estaba enojando?
– Estás comportándote como un chiquillo insolente.
– ¿Y tú quién eres?
– ¿Ah?
– ¿Por qué debería rendirme ante ti? ¿Acaso eres el líder de los Barrios Bajos o qué?
Sabía lo que estaba por suceder…
Hizo uso de su fuerza descomunal para someterme; su agarre y el intento por intimidarme con la ferocidad de su mordida en mi hombro; no me generaba dolor, me parecían intenciones baratas…
– No, Bill, no soy el Líder de una ciudad tan miserable como esta, pero, puedo asegurarte una cosa; no necesito de esos títulos superficiales, para generar terror entre los miembros de los Barrios Bajos.
– Bien por ti.
– No te servirá de nada hacerte el fuerte.
– Si lo que pretendes es amenazarme con la muerte o algo así; por mí, puedes hacerlo ya mismo, me da igual; no tengo motivos por los cuales seguir ligado a esta existencia de mierda.
Su existencia no representaba más que una piedra en medio de la nada…
No había nadie, capaz de llenar el enorme espacio que ocupaba Tom…
Él era el único que podía llevarme del terror a la euforia, en cuestión de segundos…
Sólo su mirada me doblegaba…
Jared, no se le comparaba…
Aquel hombre que intentaba sacar una gota de miedo de mi ser; se acercó y dejo un suave roce en la comisura de mis labios…
Ese gesto tan espantoso, me provoco arcadas de horror en mí ser…
¿Quién dijo que él tenía el derecho a tocarme?
¡NADIE!
Podía siquiera vislumbrar mi esencia, pues esta, ya poseía dueño.
No lo pensé y escupí en su cara, me resultaba asqueroso el sólo pensar que un animal como él paseara sus manos alrededor de mi cuerpo…
– Si lo que pretendes es abusar o jugar conmigo; prefiero que me asesines, antes de entrar en contacto con la piel de un animal como tú.
Lo vi en sus ojos…
La lujuria…
El deseo…
La excitación…
¿Pretendía someterme?
Sin embargo, percibí como una persona, ajena a mi conocimiento, ingreso por la cocina y llego hasta el salón; ubicándose detrás de Jared, y diciendo:
– Yo de ti, no tocaba las pertenencias de otros.
En su cuello, reposaba el filo de una navaja que amenazaba con cortarlo si hacía el más mínimo movimiento…
Vi una oportunidad, y la tomé…
Con todas mis fuerzas, lleve una patada hasta las partes nobles de Jared; quien cayó ante la sorpresa; y el hombre que desconocía, le dio una palmada en la parte media del cuello, provocándole una especie de adormecimiento…
¡Estaba noqueado!
Ese tipo, me tomo del brazo y me obligo a salir de la casa…
– Sígueme, sin replicar.
Aquel sujeto, de formidable figura, corría a través de las calles y yo sólo trataba de no quedarme atrás…
Ciertamente, había experimentado un arranque de ira; pero, llevaba horas sin probar alimento, sumado al estrés y la presión; sentí como la debilidad acobijaba mi cuerpo, me detuve por un instante y él dijo:
– ¿Qué pasa?
– No me siento bien.
– Estamos cerca, sólo, camina un poco más.
– ¿A dónde vamos?
– A mi casa.
– ¿Por qué?
– Tom lo ordenó.
¿Tom?
¿Iba a verlo?
¡Si!
¡Dios!
Lo necesitaba…
Quería sentirlo cerca de mí…
Las energías se instauraron en mí como por arte de magia y continuamos el camino…
Llegamos a nuestro destino, ingresamos al lugar; que en comparación de otros sitios, en definitiva era bastante decente…
– ¿Quieres algo de comer?
– Sí, muero de hambre.
– Puedes ir a la cocina y servirte lo que quieras.
– ¿Dónde está Tom?
– Él me dijo que te trajera aquí, sólo eso.
– Pero, ¿Vendrá?
– No lo sé, no me informa sus movimientos.
– Entiendo.
– ¿Bill? ¿Verdad?
– Ah, sí, ¿Cuál es el tuyo?
– Kong.
– Y… ¿Cómo conoces a Tom?
– Trabajo para él.
– ¿Ah, sí?
– Sí, y de hecho, debo regresar al depósito. Tú quédate aquí, puedes usar todo, sólo, no lo dañes, si quieres dormir, hazlo; nadie va a perturbarte en esta zona, ¿Bien?
– Claro, y gracias, Kong.
– Bueno, regreso después.
– Está bien.
Al escuchar la puerta cerrarse; me moví como un desesperado en toda la cocina, saque tantas cosas que ni siquiera tenía idea de lo que iba a preparar, pero, moría de hambre…
Tras una hora exhaustiva de esfuerzo continuo; abastecí el vacío de mi estómago, fui hasta una de las habitaciones y toque la cama; de inmediato, mis ojos se cerraron y yo, sentí que el sueño de apoderaba de todo mi cuerpo…
Justo cuando estaba por entrar a un punto de no retorno, percibí, como una mano tocaba mi mejilla y en medio de un susurro que atribuí más a la imaginación, me pareció oír…
– Volveré por ti, mi pequeño.
&
Dejé a Black en el Hospital y le dije a Richelle que regresara con Andreas, para que vigilaran a Bill; mientras tuviera el cebo conmigo, el predador mordería la carnada, eso era seguro.
Salí de las instalaciones, caminé a través de las calles, hasta que di con uno de los grupos que dispersé para la vigilancia de Tom; todos parecían estar alterados por algo, hablaban demasiado rápido, sus gestos eran torpes, y sus rostros no daban una buena señal…
¿Qué habría sucedido?
Me acerqué hasta ellos e interrumpiéndolos, dije:
– ¿Qué sucede?
Al verme, todos comenzaron a sudar con mucha facilidad, y su piel se puso tan blanca que parecían estar a punto de desmayarse…
– Hice una pregunta.
– J-Jefe.
– ¿Qué?
– Nos acaba de llegar información del Puerto.
– ¿Sucedió algo?
– Bueno, no tanto así…
– ¿Entonces?
– Vieron a Tom embarcar.
– ¿Qué dijiste?
– Lo vieron irse en uno de los Buques que van hacía el Norte.
– ¿Y por qué coño no lo detuvieron?
– N-No, pudieron…
– ¿Cómo?
– Es mejor que lo escuche por usted mismo.
– ¿Qué cosa?
– No puedo explicarlo, Jefe.
– Esperen, un momento, ¿Por qué están tan seguros de que era él?
– Dijeron que no llevaba rastas, su cabello era largo y tenía barba.
– ¿Cómo iba vestido?
– Con una capucha que le cubría el rostro.
¿Cabello largo?
¿Capucha?
No, no, no…
O sea que, ¿El tipo que ataco a Andreas…?
¡MIERDA!
¡Lo tuve justo en frente!
Lo sabía, esa esencia oscura era de él…
Tenía que ser Tom…
¿Quién más lograría alertarme de esa manera?
¡Maldición!
– Uno de los chicos, se acercó a él y lo vio a los ojos; cuando lo descubrieron fueron a atacarlo, pero…
– ¿QUÉ?
– No pudieron detenerlo; él los amenazo y nadie fue capaz de detenerlo.
– O sea que, ¿Lo dejaron ir?
– S-Si…
– ¡MANADA DE COBARDES INSERVIBLES! ¿Acaso no se la pasaban hablando de las torturas a las que someterían al «Rey»? Todos y cada uno de ustedes, resultaron ser una parranda de maricas que no sirve para nada más; un puñado de perros que ladran pero no muerden, una colonia que atemoriza pero no actúa, ¡UNOS CONDENADOS SÚBDITOS DE MIERDA!
¡Exploté!
La única oportunidad que tenia de asesinarlo y la habían echado al caño, ¿Por miedo?
¿Hasta cuándo perdurarían los efectos del Rey?
¿Qué tanto más tenía que esperar para librarme de la maldición que él había puesto en mí?
Todos, sin excepción alguna, parecían sentir pánico por él; pero yo, no era más que una sensación temporal de temor…
No era nada, comparado a la figura imponente de un Líder que se posicionó y abandonó su poder…
¡Maldito sea el día en que me digne a profanar su humanidad!
Ni siquiera Jared era un dolor en el trasero, como Tom.
No sabía que pensar…
No podía determinar su curso de acción…
No entendía su forma de actuar…
Esperen…
Algo aquí no me cuadra…
– Tom, ¿Embarco solo?
– S-Si, Jefe.
– ¿Seguros?
– Sí, Señor, nadie lo acompañaba.
Tomé mi móvil y llame a Richelle; debía confirmarlo:
– ¿Si?
– Richelle, ¿Estás con Bill?
– Si, ¿Por qué?
– Por nada.
– Kar…
Finalicé la llamada…
Bill seguí aquí…
¿No se suponía que era su novio?
¿Un ser preciado?
¿Acaso Blake me había mentido al respecto?
No, no, no, él mismo Bill reconoció que era su pareja…
¿Entonces?
¿Por qué lo había abandonado?
¡Esto era increíble!
¿Otra vez dejaba todo a un lado y escapaba?
O sea que, ¿Vino hasta Stuttgart y al ver que la situación era demasiado complicada, se retiró y exilio a su pareja; la cual espera por él?
¿En serio?
Nunca dejaras de sorprenderme, Tom…
Jamás entenderá la forma en la que tu mente funciona…
Eres un maldito enigma.
Un misterio sin resolver.
Un oponente temible.
Mi enemigo letal.
– Óiganme bien, no podemos bajar la guardia. Quiero que lleven al puñado de imbéciles que lo dejaron escapar hasta el Bar; necesito discutir algunos aspectos con ellos.
– Si, Jefe.
Me aparte de ellos, y emprendí mi camino hacia el bar…
De repente, escuché como alguien me llamaba; al girar, vi que uno de mis subordinados estaba corriendo a toda prisa para alcanzarme…
¿Y ahora? ¿Qué demonios sucedió?
– Jefe, menos mal lo encuentro.
– Habla.
– Tiene que ver esto.
– ¿Qué cosa?
– Sígame.
Acaté la sugerencia y fui tras él…
Mientras nos adentrábamos a uno de los territorios más desérticos de los Barrios Bajos; comencé a percibir una pestilencia proveniente de alguna dirección en particular…
Vi que aquel tipo, se detuvo y al dirigir mi mirada al frente; presencié por lejos, el evento más aterrador de toda mi existencia…
Parecía un festín de cadáveres…
Aquellos artefactos…
Sus posturas…
¡Era la maldita Edad Media!
Cuando comencé a caminar hacía los cuerpos, vi, los métodos empleados para sus asesinatos; sin embargo, eso no era todo…
Había un total de siete cuerpos alrededor de esa llanura, cada uno dispuesto de tal forma que al juntarlos; se formaba un semi-circulo perfecto…
La minuciosidad de esa preparación, me sorprendía por completo; frente a los cadáveres, había un letrero, junto a una consigna especifica:
1. Desolación: «Aquel que ha provocado y no ha enfrentado»
Había una mesa enorme, en la cual, se instauraban esposas tanto en la parte superior como en la inferior; el cuerpo estaba sujeto por ambos extremos, y la polea que lo sostenía, introdujo tanta presión, que estiro el cadáver a niveles infrahumanos; provocando la dislocación de sus extremidades y una muerte instantánea.
2. Angustia: «La desesperación inunda sólo a los cobardes»
El artefacto estaba conformado por un poste que sujetaba el cuerpo, de manera que su cabeza tocara el suelo; había un embudo en su boca, y por el balde que se encontraba en la parte superior; suponía que la persona soporto un ahogamiento por introducción continua y excesiva de agua.
3. Incertidumbre: «Creerás verme, pero, no lograrás alcanzarme»
Un poste de madera, activado por una polea que amarraba las manos de la víctima a sus espaldas, con un ladrillo sujetado a sus pies, y soltado sin aviso previo; provocó la dislocación de sus hombros y una muerte incierta.
4. Ciclo: «Aunque no lo quieras, se repetirá»
La rueda estaba dispuesta sobre una base de madera, y el cuerpo desnudo, atado a aquella estructura; completamente zafado y desarticulado; me permitía entender, que la víctima giro hasta ser triturada por el artefacto.
5. Agonía: «Querrás que acabe cuanto antes, pero yo, prolongaré tú sufrimiento»
El cuerpo se encontraba clavado a una especie de sarcófago, el cual poseía estacas metálicas muy afiladas, que se encargaron de adentrarse a la carne de la víctima.
6. Terror: «Se propagará como una peste a tus alrededores, y no habrá nada que puedas hacer para detenerla»
El cadáver tenía tornillos enormes clavados en sus extremidades; lo cual me dejaba una sola opción; fueron apretados con tanta fuerza que reventaron el cuerpo.
7. Crucifixión: «Serás expuesto ante el mundo como aquel que se denominó Líder, y no está a la altura de un Rey»
Y para cerrar con broche de oro, en efecto, el último cuerpo estaba clavado a una cruz de madera…
Cuando me percate de lo sucedido; observé como la gente de los Barrios Bajos presenciaba semejante espectáculo…
Sus miradas divagaban entre las diferentes atracciones preparadas para el espectáculo que estaba por presentarse…
Sus rostros estaban llenos de temor…
¡Ellos no se opondrían!
Estaban aterrados, y no era para menos, el panorama era tan devastador y cruel; que me provocaba un escalofrío en todo el cuerpo; no obstante, algo no me cuadraba del todo…
Las consignas en los carteles no eran claras…
Porque, aun cuando parecía ser Tom; no era él en absoluto…
Y fue ese enorme cartel, él que lo confirmo:
«14 días para su expiación»
¿Expiación?
En definitiva, no se trataba de Tom; él decapita cuerpos, no los tortura como si se tratara de la «Santa Inquisición»…
El Rey jamás hablaría de una purga…
Pues él, es consciente de que nadie de nuestra estirpe, puede juzgar a otro…
Si no se trataba de Tom, entonces, ¿Quién había planteado un escenario tan detallado?
Jared, era un sospechoso descartable; él odiaba tomarse el tiempo de preparar una muerte tan elaborada; prefería mil veces, asesinarlos a quemarropa, al igual que yo…
No me quedaba nadie…
¿«Serás expuesto ante el mundo como aquel que se denominó Líder, y no está a la altura de un Rey»?
Esperen un condenado segundo…
¿A la altura de un Rey?
¿Acaso se trataba de un seguidor?
¡SI! Eso era…
Alguien dentro de mis filas, espera el retorno de su antiguo Rey…
Pero, ¿Quién?
Semejante panorama, no pudo ser establecido por una sola persona…
Necesito de un grupo mínimo de diez, para estructurar un contexto tan asombroso…
¡Mierda!
Aún quedaban subordinados a la margen del Rey; y eso, si era un problema enorme, pues en los tiempos de Tom; existió un pequeño grupo de personas que le seguían a todas partes, ellos recibieron instrucciones directas por parte de Tom, incluso, fueron instruidos en el arte de la amenaza, sabotaje, tortura y asesinato premeditado…
Fueron conocidos como: «WEREWOLF» que traducido al español significa – «Hombres lobo».
No obstante, con el escape de Tom, ellos, también desaparecieron…
¿Acaso regresaron por él?
¿El Rey los había enviado?
No, no, no…
Si Tom no estaba aquí, ¿A que habían venido?
– J-Jefe, esto parece…
– Sí, me temo que se trata de eso…
– Ellos…
– Han regresado.
Continúa…
Gracias por la visita.