«Reverse III» Fic de Alter Saber
Capítulo 65: Trampa
«Esta es la trampa que supone tener algo por lo que vivir: Que da la impresión de que todo lo demás está muerto»
– David Levithan
.
Mi cabeza no alcanzaba a dimensionar el problema en el que nos encontrábamos; nada de lo que pensáramos o tratáramos de hacer para contrarrestar su ausencia, sería suficiente al enfrentar las consecuencias de toda la osadía que habíamos hecho frente al Líder de los Barrios Bajos.
No sólo se trataba de la «Falsa Relación» entre Richelle y yo; en sí, el inconveniente real era el cómo íbamos a sacar a Bill de Stuttgart sin la ayuda de Tom; nosotros no podíamos hacer nada al respecto, porque se supone que no es nadie relevante en nuestra existencia.
¿Entonces?
Fingir su muerte y luego escabullirnos para huir; no es una opción recomendable; dado que, no poseemos ni el intelecto ni la sagacidad de Tom; además, si contamos con el hecho que toda Stuttgart está plagada de vigilantes, las cosas se complican aún más…
¡DIOS!
Los últimos días sentía que mi cabello se caía por sí solo, iba a quedarme calvo si continuaba en medio de estas situaciones tan estresantes…
Tomé mi móvil de nuevo e intente hacerlo entrar en razón:
– ¿Andy? ¿Qué pasa?
– Escúchame muy bien, intento de diseñador profesional.
– ¿Cómo?
– Necesito que me digas lo que Tom planea hacer.
– Andreas, ¿Ya te lo dije, no?
– Él nos abandonó.
– Jajajaja, si claro, ¿Tanto te está afectando esa ciudad o qué? No hay forma humanamente posible de que eso sea verdad; Tom jamás haría eso.
– ¿No?
– No.
– Presta atención: «Las palabras no serán suficientes para explicar el motivo de mi huida, pero, creo que no me corresponde estar aquí. Sé que no me lo perdonaran, sin embargo, no encuentro la salida; estoy en un laberinto que no me deja vía libre y ya, mi plan, perdió todo sentido»
– Oh…
– ¿Eso es todo lo que piensas decir?
– Bueno, ¿Qué esperas?
– Que sueltes la sopa.
– No puedo.
– Rick, ¿No lo ves? Ya no tiene sentido que sigas ocultándolo, Tom no va a ejecutar ningún Plan.
– Si él no lo va a hacer, ¿Qué propósito tiene que te lo diga?
– Sí sé lo que pretendía, puedo…
– ¿Recrearlo? ¡Ja! Andreas, eso es imposible; él único que puede hacer un disparate como ese, es Tom.
– Oye, ¿Estás insinuando que soy inservible?
– Si.
– Idiota.
– Andy, sólo, te haré una pregunta.
– ¿Qué?
– ¿Confías en Tom?
– ¿Te refieres ahora?
– Si, justo en este momento, ¿Sigues creyendo en él?
– Lo hago.
– Oh, no tardaste en responder, ¿Estás seguro de ello?
– Completamente.
– Entonces, ¿Qué te angustia?
– Que sus palabras y actos no concuerdan.
– ¿Y cuándo lo han hecho? ¿Debo recordarte que las palabras de Tom tienen que leerse entre líneas?
¿Entre líneas?
¡Lo había olvidado!
Dios…
Él siempre era así…
Cuando teníamos 11 años, y estábamos en medio de una clase; comenzó a enviarme papelitos para que le respondiera las estupideces que me escribía; recuerdo que fueron más de 20 mensajes, hasta que el último de ellos, decía algo como:
– «Águila alerta»
Yo no comprendí a lo que se refería y le respondí:
– ¿Te la fumaste o qué? Estás igual de loco que el Profesor Cess.
Estaba por pasar el papel, pero, vi como una mano enorme y un tanto arrugada, me quitaba aquel mensaje; y dijo:
– Así que, ¿El Joven Rub cree que estoy demente o algo así?
Para mi desgracia, el Profesor Cess me había atrapado justo en el acto, infraganti; y cuando giré mi rostro para ver a Tom; percibí que sus manos tapaban su boca y estaba a punto de llorar; porque se aguantaba con mucha fuerza las ganas de soltar una carcajada milenaria…
Él muy cabrón se burlaba de mí.
Como castigo por mi estupidez, tuve que pasar dos horas en detención, luego de que las clases finalizaran…
Estaba tan enojado por la injusticia de la corrección, que mientras pasaba el tiempo, planeaba las mil y una formas de como asesinar a ese Rastafari con complejo de Dios…
Las dos horas pasaron, y justo cuando crucé la puerta; vi que aquel niño idiota que me había ocasionado el castigo más surrealista de la historia de mis detenciones en la Academia; estaba sentado allí, en las bancas que colindaban con la Sala de restricción; al verme, se levantó y dijo:
– Eres estúpido, Andy.
Tras de que me había ganado una corrección a causa de él, ¿Me insultaba?
– Mira pedazo de idiota, mejor quédate callado, porque de lo contrario, nos vamos a agarrar a golpes.
– ¿Tú? ¿Golpearme a mí?
– ¿No me crees capaz?
– No, me quieres demasiado como para lastimarme.
¡Hijo de su…!
Él sí que sabía jugar en contra…
Siempre colocando todo a su favor…
Con esa estúpida sonrisa que le inunda el rostro…
Suspire y empecé a caminar por el pasillo para salir de la Academia; sentí que sus pasos venían detrás de mí, y comencé a acelerar mi ritmo; sin darme cuenta, yo, estaba corriendo y Tom me perseguía…
Salí de la Institución y cada que aumentaba la velocidad; Tom parecía estar corriendo más rápido…
¡ME IBA A ALCANZAR!
No sé porque razón en particular, pero, empecé a ponerme nervioso; de verdad, el ritmo y la agilidad con la que realizaba aquella persecución, parecían como si estuviese cazando a un pequeño cachorro…
Me detuve a la mitad del trayecto y el me imito; tome aire para recuperar el aliento y mientras descansaba; vi que una botella de agua estaba justo en mi frente…
– Tómala, la necesitas más que yo.
– ¿Por qué me perseguiste?
– ¿No estábamos jugando?
– ¿Qué? ¡Claro que no!
– Oh, pues, creí que se trataba de eso y, comencé a correr tras de ti.
– Eres un idiota.
– Lo sé, pero, no quería que te fueras enojado conmigo.
Me quede observándolo por un rato, con detenimiento, indagando a través de esos ojos color avellana; su rostro no mostraba ningún gesto en particular, pero, su mirada era demasiado transparente…
Él estaba preocupado…
¡A veces, tan heroico, y otras, un simple niño!
Comencé a reírme, me resultaba graciosa la manera en la que Tom trataba de solucionar los conflictos; poco entendía sobre lo que pasaba por su cabeza, pero, con el tiempo, entendí que más que las palabras; él era alguien que hablaba a través de las acciones; justo como ahora…
Habría sido más sencillo decir: ¡Lo siento! Pero no, él hizo todo lo contrario…
– ¿Ya no estas molesto?
– Lo estoy.
– Ummm.
– ¿Por qué te preocupa tanto?
– Bueno, t-tú eres mi mejor amigo y yo, es decir, no me gusta que…d-discutamos.
Sus mejillas se tiñeron de rosa y el giro su rostro para que no me diera cuenta de la vergüenza que estaba sintiendo en esos momentos…
Aquí, cuando él parecía no importarle nada, era allí; donde su comportamiento me demostraba con creces, que su manera de actuar era lo único que debía considerar, si deseaba evaluarle…
– ¡Qué cursi eres!
– Y tú un gruñón.
– ¿Gruñón?
– Si.
– ¿Por qué me dices así?
– Porque te enojaste por semejante estupidez.
– ¿Estupidez? Estuve dos horas sentado, viendo como un guardia de seguridad roncaba en el escritorio, sin nadie con quien hablar.
– Pero yo estuve las dos horas afuera, esperando por ti.
Esas pequeñas cosas…
Eran sus detalles, lo que lo convertían en un amigo excepcional…
– No te excuses en eso.
– Además, yo te lo advertí.
– ¿Qué?
– Escribí: Águila alerta, ¿No?
– ¿Y eso que carajos significa, ah? ¿Estamos en el puto ejército o qué? ¿Debo saber de palabras código?
– No podía decirte: El profesor nos está vigilando; por eso, tuve que escribir así.
– No te entiendo.
– Ya deberías saber que yo, nunca digo, lo que realmente pienso; a veces, sólo es cuestión de que me prestes más atención, así, me entenderás…
¡DE ESO SE TRATABA!
Ese mensaje no era más que un acertijo para establecer nuestra ruta de acción…
– Rick.
– ¿Qué?
– Dime lo que sea que se te venga a la mente con lo que te acabo de leer.
– La verdad, no se me ocurre nada concreto.
– ¡Bah! No sirves para nada.
– Oye, más respeto, rubio.
– Rick.
– ¿Qué?
– Eres un idiota.
De nuevo, colgué la llamada…
Tom no se había ido, o bueno, eso es lo más lógico a pensar; sí debía leer entre líneas…
¿Cómo debería interpretarlo?
¿Qué quieres que vea, Tom?
¿Qué tengo que comprender a través de esto?
Y lo recordé…
No tenía a Tom, pero, si a su muy adorado gemelo…
Su conexión va más allá de lo real…
¡Eso era!
– Richelle.
– Dime.
– Iremos con Bill.
– ¿Ahora?
– Si.
– ¿Por qué?
– Tom no se ha ido.
– ¿Cómo dices?
– Su mensaje no es más que un acertijo.
– ¿Acertijo?
– Sí, hay alguna especie de clave oculta tras de esto.
– ¿Y Bill?
– Es su pareja, sí se lo leo, de seguro, va decirme lo que piensa y eso nos ayudara a determinar cómo actuar.
– Bien.
– Ustedes dos, esperen un momento.
– ¿Y ahora qué?
– Bill no se encuentra en casa de Black.
– Entonces, ¿Dónde está?
– En mi casa.
¿Qué?
¿A qué se debía ese cambio tan repentino de planes?
¿Y Karl?
– ¿Por qué hiciste eso?
– Órdenes del Jefe.
– ¿Y no pudiste decirnos eso antes?
– No.
– Kong, ¡Cómo un demonio! Nosotros creyendo que Tom se había ido, y tú, todo desentendido.
– ¿Acaso yo tengo la culpa de que el Jefe posea una mente tan retorcida cómo para planear todo y disfrutar de verlos perder la cabeza?
¡Era un cabrón!
¿El malnacido sólo quería disfrutar de nuestra miseria?
– Maldito rastafari infeliz, de los cojones. Es que cuando lo vea, juro que lo asesino; haré que sus extremidades sean arrancadas como en la maldita Santa Inquisición, ¡Hijo de su…!
– Ya Andreas, no desperdicies saliva; mejor, vamos por Bill.
– ¡Dios!
– ¿Te calmas?
– Pero, ¿Por qué no estás enojada, ah?
– Es más que obvio que Tom está haciendo esto con un propósito.
– ¿Jodernos la existencia y burlarse de nosotros hasta que su estómago no soporte más el dolor de la risa que le causará vernos sufrir?
– ¿De dónde carajos sacas tanto drama?
– Es un don, Richelle.
– Tom sólo lo hace para que te relajes.
– ¿Qué?
– Te provoca mucha tensión, para luego, quitarte un peso mayor; así, tú te tranquilizas y piensas con más detenimiento, justo como ahora, con el mensaje.
– Ummm.
– ¿Lo ves?
– Igual es un cabrón.
– Lo que digas, mejor, vámonos ya.
– Bien.
No sé de qué me preocupaba…
El maldito idiota, tenía tiempo hasta de generar distracción y librar tensiones…
¿Quién se creía que era?
¿Dios?
Salimos del depósito, y empezamos a caminar en dirección a la zona intermedia que dividía los Barrios altos de los Bajos; se podían apreciar con suma facilidad, los grupos que estaban atentos a algún movimiento proveniente de su antiguo Rey; sin embargo, había algo que no cuadraba en el entorno…
Un poco más al noroeste, residía un cumulo enorme de personas que parecían tener su atención fija en algo…
De repente, uno de los súbditos de Karl se acercó a nosotros y dijo:
– Kong, Richelle, tienen que ver esto…
Fuimos tras aquel chico…
Unas sensaciones sin aparente coherencia, empezaron a brotar de mí ser…
Mi cuerpo estaba temblando, pero, aun, no había visualizado nada en el panorama; y no fue hasta que alce mi vista unos metros más adelante para darme cuenta de la reencarnación de la cúpula católica de las Cruzadas hechas hace cientos de años atrás…
Todos aquellos que juraron matar en nombre de Dios; diseñaron los métodos de tortura más crueles que ni siquiera los romanos fueron capaces de igualar en su época; «Los cruzados» eran cualquier cosa, menos, unos emisarios divinos; me atrevería a decir, que su despotismo sólo podía ser resultado de su alianza con el mismísimo Satanás…
Y ahora, en frente de nuestros ojos; siete de sus macabras ideas, habían sido recreadas con suma destreza…
Los instrumentos, las posiciones, el estado de los cadáveres, las consignas en los postes; el enorme cartel que advertía una expiación…
Si esto era obra de Tom, en verdad, creo que nada, nunca, logrará trastornarme de nuevo, como lo que apreciaban mis ojos ahora…
¡Era una locura total!
¿Cómo es que alguien es capaz de rebajar la dignidad humana a un simple puñado de cadáveres martirizados?
Richelle estaba callada, completamente en calma, cómo si el escenario frente a ella no fuera nada del otro mundo…
– Richelle.
– ¿Si?
– ¿Tom hizo esto?
– No, pero, si lo ordeno.
– ¿A quién?
– Su camada.
– ¿Camada?
– El Rey tenia súbditos fieles a sus designios, quizás, los llamo; sólo ellos serían capaces de construir un festín de carne tan cruel como este y no sentir remordimiento alguno.
– ¿Y quiénes son?
– Les llamaban: WereWolf.
– ¿Cómo los altos mandos de Hitler?
– Exacto.
– ¿Son temibles?
– ¿Tú que crees? Sólo ellos lograron permanecer imbatibles al lado del Rey; ellos eran su orgullo.
– E-Entiendo.
– ¿Ya te asustaste otra vez? Eres muy influenciable.
– ¡No te burles! No estoy acostumbrado a estas cosas.
– Por eso, eres tan tierno.
– No empecemos, Rubia.
– Venga, deja de ser tan gruñón.
– Otra que me dice así…
– ¿Qué?
– Nada, nada, olvídalo…
Nos acercamos a Kong quien hablaba con otros tipos; todos especulaban sobre los responsables y llegaban a la misma conclusión de Richelle…
La pregunta es: ¿Cuál es el motivo tras de esto?
La Inquisición fue la etapa más oscura de la Iglesia Católica; sus torturas tenían sólo un objetivo: Infundir terror; así, las personas se abstendrían de desobedecerlos y podrían explotarlos a su antojo.
Esperen…
¿Qué?
¿Eso era lo que pretendía?
Kong nos hizo señas para que nos fuéramos de allí, en el trayecto, nos informó lo sucedido:
– Karl ya lo sabe.
– ¿El qué?
– Sobre ese espectáculo medieval.
– Oh, y ¿Cuáles fueron sus órdenes?
– Incremento la vigilancia y envió rastreadores.
– Eso es inútil.
– ¿Por qué lo dices?
– Los WereWolf no pueden ser encontrados, ¿Quién crees que los instruyo, ah?
– Si, en eso tienes razón.
– ¿Dónde está Karl en estos momentos?
– Regreso a su base.
– ¿Sabes algo de Jared?
– Bueno, cuando llegue a la casa de Black, tuve un encuentro con él.
– ¿Estaba con Bill?
– Si.
¡Mierda!
Ahora si estábamos fritos…
Si Jared había dado con Bill, el camino más lógico seria…
¿Lo habrá acosado?
– Espera Kong, ¿Bill estaba bien?
– Si, de hecho, creo que estaba cabreado.
– ¿Cómo dices?
– Esa fue la impresión que me dio.
– Ummm.
– Se quedó descansando, no se le veía trastornado por algo en especial.
– Espero que así sea.
Nos adentramos al sector residencial…
Las casas no eran del todo lujosas, pero, en comparación a las pocilgas de los Barrios Bajos; estas eran sin lugar a duda, mansiones esplendorosas.
Caminamos unas cuantas calles más adelante y nos detuvimos; Kong subió las escaleras, abrió la puerta y nos hizo señas para que entráramos; al ingresar, la casa tenía su juego completo de sala y comedor, todo organizado y pulcro…
¿Quién iba a pensarlo?
Kong era un hombre de buen gusto.
Nos hizo señas para que nos sentáramos, fue hasta una de las habitaciones, y tras unos minutos, Bill salió junto a él…
Había estado durmiendo, eso era más que seguro; sus cabellos alborotados eran una prueba de ello…
Cuando llegaron a la sala, cada uno tomo asiento y yo procedí:
– ¿Bill?
– ¿Si?
– Voy a leerte algo y quiero que me digas que piensas al respecto ¿Si?
– ¿Para qué necesitas eso?
– Sólo hazlo.
– Bien, te escucho.
– «Las palabras no serán suficientes para explicar el motivo de mi huida, pero, creo que no me corresponde estar aquí. Sé que no me lo perdonaran, sin embargo, no encuentro la salida; estoy en un laberinto que no me deja vía libre y ya, mi plan, perdió todo sentido»
Bill se quedó pensando por un momento, y luego dijo:
– No me digan que…
– Quiero que nos cuentes lo que pensaste.
– Dos cosas.
– ¿Cuáles?
– Cambios en la estrategia inicial.
– ¿Y qué más?
– Deben fingir que él no está aquí.
– ¿Por qué?
– Sus movimientos no deben ser precedidos por nadie.
– Nosotros no diríamos nada.
– No siempre se necesitan las palabras para descubrir la verdad.
– Dios, ¡Qué están pintados los dos! Son jodidamente idénticos, puta conexión infernal.
– Jajaja, ¿Pensaste que los había abandonado?
– Oye, oye, si nos deja a nosotros, también a ti, eh.
– Imposible.
– ¿Cómo?
– Él preferiría morir antes que abandonarme.
– Bill…
– ¿Y bien? ¿Cuál es el plan?
Si él había cambiado aspectos de su estrategia inicial, eso significa que sus consideraciones fueron modificadas sin previo aviso…
1. La muerte de Blake.
2. La aparición de Jared.
3. La internación de Black.
Sus variantes se alteraron, por lo tanto, el conflicto final también se había visto afectado; pero, el motivo en general era imperturbable; debíamos salir con vida de Stuttgart, sin ser descubiertos…
¿La ruta de escape?
Me dirigí a Kong, y le pregunte:
– ¿Cuál es la entrada más segura a los Barrios Bajos?
– ¿Entrada?
– Si, ¿Dónde se puede ingresar sin ser visto o percibido?
– El puerto.
– ¿La zona de embarque?
– Si, allí, sólo se cuenta con algo de personal, pero, en las noches no hay nadie.
¡Eso era!
Debíamos aprender a llegar hasta allí; bueno, Bill debía saber cómo hacer eso…
Si el plan de Tom aún no se accionaba; era ahora el tiempo correcto para llevar a Bill hasta allí; así él se aprendería su ruta de escape, y nosotros podríamos unirnos a él, una vez su seguridad estuviese garantizada…
– Tenemos que ir allí.
– ¿Ahora?
– No, puede ser en la noche; Bill debes aprenderte ese recorrido, será tú vía de escape.
– Si, justo como Tom dijo.
– ¿Qué?
– Bueno, cuando nos encontramos, él dijo que tú me mostrarías el camino sólo una vez y que al finalizar el día 14, tenía que ir hasta allí.
¡Jodidamente increíble!
¿Qué tanto podía predecir este cabrón?
De verdad, si Tom me decía que era Medium o Espiritista; se lo creo sin necesidad de pruebas, eh.
– Bien, esperemos a que…
Tras esas palabras…
Escuchamos un fuerte estallido…
Los gritos inundaban las calles…
Salimos de la casa, y al visualizar en dirección a los Barrios Bajos; lo apreciamos…
Los arboles estaban en llamas…
Alguien había iniciado un incendio catastrófico…
– ¿Acaso…?
– Si…
– ¿Segura?
– No hay duda, es el punto de partida; el Rey ha movido su primera ficha.
&
¡Impotente!
Esa era la palabra más precisa para describir la manera en la que me sentía en esos momentos…
No sólo estaba postrado en una cama; sino que, saldría sólo dos meses después de la recuperación…
Habría sido mil veces mejor, morir a manos de Jared para no ocasionar distracciones en Karl; pues era más que evidente, que él estaba angustiado por lo que podría pasar si Tom llegaba y reclamaba por mi vida…
No obstante, como Líder de los Barrios Bajos, él no podía simplemente dejar todo tirado, y venir para estar pendiente de mí.
¡Era absurdo!
Él debía analizar todos los puntos ventajosos y consecuentes del contexto en el que se encontraba; para así, determinar una vía de acción en contra de Tom; sin embargo, no era sólo «El Rey», también estaba Jared…
¿Cómo pretendía zafarse de su hermano?
Una cosa era decir que lo eliminaría, y otra muy distinta, que lo hiciera en verdad. Para nadie era un secreto, que Jared sobrepasaba por creces a Karl, en cuanto a destreza intelectual y física.
¿Entonces?
¿Qué tenía en mente para ganar sin sacrificar?
Porque en estos momentos, lo único que Karl necesitaba era energía; debía concentrarse en Tom, en cómo responder si aparecía, o en el contraataque en caso tal de que lanzara algún dardo envenenado…
Y sin mí, a su lado, las cosas cambiaban drásticamente.
Yo podría encargarme de la defensa, mientras Karl trazaba la ofensiva; pero, sin mí, él debía hacer ambos trabajos por si solo; lo cual, era más una misión suicida que otra cosa.
Cerré mis ojos por un instante, y sin pedirlo, cientos de recuerdos de mi infancia fueron pasando en cámara lenta; todos y cada uno de ellos, al lado de Karl y Richelle; las únicas dos personas que no me habían dado la espalda…
No les importo mi color, ni mi religión, mis principios y mucho menos mi procedencia; me acogieron en su seno como si la sangre que fluyera por mi cuerpo, fuera la misma que la de ellos…
No éramos familia, pero, sí que nos unía un lazo fraternal irrompible.
Nunca demostramos nuestros sentimientos, pues la vida misma se había encargado en convertirnos en personas carentes de emociones, pero, eso no significaba que dentro de nosotros, no existiera algo similar al aprecio por el otro.
Yo, respetaba, pero sobre todo, valoraba el vínculo que me unía a esos dos…
¡Estaría dispuesto a entregar mi vida!
Y su llegada, pondría a prueba semejante afirmación.
No tuve que abrir los ojos para saber, que esa imponente y estruendosa esencia pertenecía a él…
¿A qué había venido?
– ¿A qué debo el honor?
– ¿Cómo terminaste así, Black?
– No te incumbe.
– Tan reservado como siempre.
– Y tú, al igual, demasiado inoportuno.
– ¿Inoportuno? No te veo haciendo algo en especial.
– Sabes a que me refiero.
– Yo no tengo la culpa de que tu Jefe haya tomado algo que es mío.
– ¿Tuyo?
– Bill.
¡Vaya!
La cosa iba en serio…
El Rey estaba doblegado ante un simple humano…
¡De no creer!
– Le conocí.
– Espero que no le hayas hecho nada, de lo contrario, asumirás la responsabilidad.
– Poco me importa eso; es más, si viniste por mi cabeza, no pierdas el tiempo, ¡Tómala de una vez!
– ¿Por qué debería hacerlo?
– Entonces, ¿A qué has venido?
– Tengo asuntos que tratar contigo.
– Pues, habla.
– Quiero saber todo sobre Jared.
Así que, de eso se trataba…
No se le escapa nada…
¡Tan hábil como siempre!
– ¿Cómo te enteraste de eso?
– Mato a Blake.
– ¿Qué?
– ¿No lo sabias?
– No…
– Bueno, ahora lo sabes, y si eres coherente; eso es algo que no voy a tolerar.
– ¿Piensas ir por él?
– Pretendo humillarlo, para luego, torturarlo, por insolente.
Abrí mis ojos y entre en contacto visual con su mirada…
Tom no bromeaba…
Se veía profundamente ofendido por lo sucedido…
Si algo debía admitir aun en contra de mi voluntad; era que, la única persona a la que Tom le fue leal hasta el final, fue Blake. Nunca le replicaba, jamás lo desobedecía, y siempre, le seguía sin cuestionar.
Su muerte, era sin lugar a duda, motivo de desesperación para él…
Pues de no haber sido por Blake; él no estaría vivo.
– ¿Qué quieres saber?
– Todo lo que puedas decirme.
– Es el hermano mayor de Karl, tiene 37 años, ha sido asesino a sueldo por más de la mitad de su vida; en cuanto a habilidades, posee destreza en casi todas las características; pero, lo más destacable son sus reflejos felinos y su incomparable velocidad.
– ¿Qué tan ágil?
– Más que tú, en los tiempos del Rey.
– Ummm.
– Hay algo que debes saber.
– ¿Qué?
– Jared ha vuelto para asesinar a Karl.
– ¿Qué no son hermanos?
– Sí, pero, sólo de sangre.
– ¿Ah?
– En resumen, Jared asesino a sus propios padres, botó a Karl al Bronx y le abandono cuando este sólo tenía 4 años; su único propósito en la vida, es demostrar que es superior, mediante la caída de su hermano menor.
– ¿Tiene complejo de alfa?
– Más de lo que te puedes imaginar.
– ¿Y Karl que piensa al respecto?
– Además del rencor que ha guardado por años; el no ve la hora en que Jared se despida de este mundo.
– Ummm.
– Entonces, ¿Qué piensas hacer?
– No me entrometeré en discusiones familiares, pues estas, deben ser solucionadas por los involucrados.
Otro aspecto a resaltar…
Su cuestión de honor era inquebrantable…
Aun cuando estuviese en contra de sus principios o su sed de venganza; él podía retener su ira y respetar el código; eso, lo hacía digno de ser reconocido como «Rey», pues no sólo eran sus palabras, en sí, las acciones que ejecutaba eran tan brillantes que no requería de mayor esfuerzo para ganarse la confianza de la gente.
Si él hubiese seguido aquí…
Stuttgart sería otra ciudad.
Y nosotros, quizás, disfrutaríamos de la paz con la que siempre hemos soñado.
– ¿Qué harás ahora?
– Daré por hecho que Karl se encargará de Jared; creo que su rencor es superior a mi dolor por la pérdida de Blake; eso quiere decir que su asesinato es más que contundente.
– ¿Pero?
– ¡No me detendré!
– ¿Qué piensas hacer?
– Stuttgart se sumirá en la desesperación.
– No te olvides de que Karl sigue siendo el líder por algo…
– No lo subestimo, por eso, iré con todo desde el comienzo.
– ¿Tom?
– ¿Qué?
– Dime algo.
– ¿Si?
– ¿Piensas asesinarlo?
Sus ojos se clavaron en lo más profundo de mí ser…
Esa mirada era tan clara y severa…
Él había venido por todo y no se iría hasta conseguirlo…
– ¿De verdad? ¿Deseas saberlo?
– Si.
– Él es mi presa, Black.
– Ummm…
– Jugó con la única persona que significa algo para mí en esta existencia infernal con la que he tenido que convivir durante años.
– Entiendo.
– Si tocas mi razón de ser, ¿Cómo pretendes salir ileso de eso?
– Ya veo.
– Por eso…
– ¿Qué?
– Es mejor que te prepares.
– ¿Por qué?
– En unos días, tú, mi querido hermano, serás el nuevo e indiscutible, Líder de los Barrios Bajos.
Continúa…
Gracias por la visita.