«Reverse III» Fic de Alter Saber
Capítulo 72: Encubrimiento
«Una luz bella te iluminará, Síguela siempre y te guiara,
Nunca te rindas, Nunca te pierdas,
Todo tendrá su sentido después»
– Fall on me (Andrea Bocelli)
.
¡Está todo en blanco!
Mis ojos no veían otro escenario que no fuera, la claridad de un entorno, por completo vacío.
¿En dónde me encontraba?
Mi mente no recordaba nada de lo sucedido las últimas horas, ni mucho menos, los aspectos más relevantes de mi existencia…
De repente, un fragmento de recuerdo, a travesó aquel salón blanco…
Era yo, de la mano con un pequeño…
En su inmensa ternura, me llamaba: Mamá…
¿Tenía un hijo?
Mi cuerpo estaba liviano, no sentía las articulaciones, ni mucho menos, los músculos; era como si, estuviese sufriendo de un ataque de parálisis, pues cualquier sensación estaba inhabilitada…
Sin previo aviso, un grito desgarrador emanó de mi garganta y al abrir con rapidez mis ojos; vi, como los doctores iban de un lado a otro en los pasillos; la enfermera que me llevaba en aquella camilla, solicitaba apoyo urgente, y yo, no comprendía como había llegado hasta allí…
Tras unos minutos, mi ser entero, expiro de nuevo…
Cuando mis ojos, por fin, lograron conseguir abrirse sin mayor esfuerzo; me percaté de que la cabeza me dolía como si me hubiesen golpeado con un ladrillo, mis extremidades eran muy pesadas, y mi boca tenía un sin sabor, tan amargo…
A mi alrededor, no había ni una sola persona…
Los cables colgaban de mi rostro, y yo no daba con el contexto que me llevo a esto; lo último que recuerdo, fue la despedida que tuve con Bill, por motivo de su viaje de graduación…
Aquella tarde, tras arreglar la casa, me senté a ver la televisión, tomé algo de café, y perdí el conocimiento…
Hasta donde mi memoria me lo rememoraba, yo, no había utilizado alguna sustancia que me provocara semejante estado de amnesia…
¿Entonces?
¿De qué se trataba todo esto?
Vi, como las vendas tapaban la mayor parte de mis brazos, y entre en pánico…
¡Dios mío!
Que no sea lo que estoy pensando…
¿Yo hice algo como eso…?
¡No, no, no!
Las cosas marchaban bien, la depresión no me trastornaba como antes; el que Bill empezara la Universidad era un motivo enorme de alegría para mí; él estaba encaminándose a su independencia, justo, lo que yo deseaba.
¡No encajaba!
Simplemente, las piezas no cuadraban; mi problema emocional no me había influenciado a cometer un acto tan ajeno a la realidad como ese; y menos, a sabiendas de que Bill aún necesita de mí…
No le dejaría solo…
¡Oh, por Dios!
Mi niño…
¿Acaso ya habrá regresado de su viaje?
¿Estará enterado de esta situación tan horrorosa?
Necesito que alguien me explique…
¿Qué demonios sucedió durante las últimas 24 horas?
De un instante a otro, lo vi cruzar la puerta de mi habitación; como siempre, en un traje negro impecable, que le daba esa apariencia misteriosa al asunto; Gates, ingreso al cuarto con un rostro casi imperceptible, podría decir que parecía estar aliviado…
– Simone.
– Gates…
– ¡Gracias a Dios! Creí que no había llegado a tiempo.
– ¿A tiempo?
– Espera, antes de contarte cualquier cosa, quiero que el medico se percate de tus condiciones en estos momentos.
– No, necesito…
– Lo sé, sólo, cercioremos de que tus signos vitales están óptimos ¿Si?
– Ummm.
– ¿Por favor?
– Está bien.
Gates, el investigador personal que Jörg había contratado desde hace varios años atrás; era quizás, el único amigo que tenía, junto con Marcel; él fue quien agilizo los trámites para el retiro de mi ex – esposo hacia Frankfurt, en compañía de mi otro tesoro…
Tom…
A diferencia del trato que posee con Jörg; Gates y yo, desarrollamos un lazo de confianza muy fuerte, él sabe todo lo que concierne a nuestras vidas, y es el encargado de ver por nuestros hijos, en caso de que llegásemos a faltar.
El doctor a cargo, ingreso y empezó a hacer sus revisiones; al parecer, mi estado de salud era muy delicado, pero, yo seguía sin comprender los eventos que me trajeron hasta esta camilla…
– Bueno, de momento, puedo decir que hemos contrarrestado el 40% de la sustancia ingerida, por lo tanto, la paciente logró recuperar su consciencia con mayor facilidad.
– ¿Su estado es pleno?
– Aun no, deberá quedarse por unos días hasta eliminar por completo aquel químico.
– Entiendo.
– Le sugiero que, se tranquilice, esto es un proceso que requiere de una enorme cantidad de paciencia.
– Justo lo que no poseo…
– ¿Disculpe?
– Oh, nada, Doctor; agradezco sus atenciones.
– Comprendo, con permiso.
– Adelante.
Me gire para ver a Gates, el cual, tomo asiento frente a mí y espero mi estallido:
– Yo de ti, me preparaba no sólo física sino psicológicamente para el terror al que voy a someterte, si es que no me das los detalles completos del porque demonios me encuentro aquí.
– Ya sabía que esto pasaría.
– Entonces, no pierdas el tiempo, y abre la boca, ¡Ya mismo!
– Simone, el doctor dijo que…
– Me vale madres, ¡Habla!
– Mujer, ¿Podrías calmarte?
– ¿Qué prefieres, un golpe en la cabeza o uno en tus partes nobles?
– Voy a empezar, calmada.
– Escucho.
– El día en el que Bill salió de viaje; Marcel me llamo para pedirme que estuviese al pendiente de ti, pues, le preocupaba que quizás hicieras algo, por encontrarte sola.
– ¿Marcel sabe que…?
– No, de hecho, nadie conoce tú situación.
– ¿Y Bill? ¿Dónde está mi pequeño?
– Simone, tengo que ir por partes, sino, no lograras comprender.
– ¿Está bien?
– Si, se encuentra bien.
– ¿Cómo lo sabes?
– Porque lo tengo vigilado.
– Ummm.
– ¿Continuo?
– Si.
– Esa tarde, camine hasta tu casa, y justo cuando iba a doblar la esquina para llegar a mi cometido; vi que un chico salió, y al perderlo de vista; corrí hasta allí; te llame, pero no recibía ninguna respuesta; temí lo peor; sin embargo, no lograba dar contigo, hasta que llegue al baño…
– ¿Baño?
– Si.
– ¿Qué hacía ahí?
– Tu cuerpo se encontraba sumergido en agua, y…
– Espera.
– ¿Qué?
– ¿Me viste desnuda?
– Simone, no es momento de hablar de eso.
– ¡Oh, por Dios!
– No empieces…
– Has profanado mi luto marital, eres un asqueroso, ¿Te tapaste los ojos, por lo menos?
– ¿Cómo querías que te sacara de allí con los ojos cerrados?
– Bueno, ¿No se supone que eres de las fuerzas especiales? ¿No recibiste entrenamiento para eso o qué?
– ¡Simone!
– Enfermo infeliz.
– ¿Podemos seguir?
– Si, ya.
– Tus muñecas estaban ensangrentadas, pero, no encontraba el artefacto con el cual te hubieses causado esas heridas; al ver que no reaccionabas, te cambie y espere por la ambulancia.
Cuando llegaste al Hospital; tu piel tenía un extraño color, era muy pálido, casi tirando a un amarillo claro; el doctor que te atendió, entro en pánico, y pidió que te dieran una inyección fuerte; por eso, te despertaste exaltada.
No obstante, lograron aplicarte la anestesia para hacerte los estudios correspondientes…
– ¿Cuáles fueron los resultados?
– Los cortes de tus muñecas eran horizontales; motivo por el cual, la sangre no se desperdició y tú lograste permanecer con vida.
– Pero, yo no lo hice, estoy segura.
– Yo igual.
– ¿Cómo?
– El chico que salió de tu casa aquella tarde, fue: Blake Straw
De sólo escuchar aquel nombre, sentí horcajadas enormes de devolver lo poco que mi estómago tenia…
¿Él había hecho todo esto?
– ¿Lo confirmaste?
– Si, de hecho, él escribió una carta de despedida para Bill.
– ¿QUÉ?
– La vi arrugada en el piso, de seguro, tras leerla, Bill la botó.
– O sea que, ¿El me vio…?
– Me temo que sí, Simone.
– Dios Santo, Bill tiene que estar odiándome en estos instantes…
– Simone, ¿Sabes cuánto tiempo ha pasado?
– ¿Un día?
– Dos semanas.
– ¿CÓMO?
– Tardaste dos semanas en reaccionar, incluso, estuviste muy cerca de morir.
– Pero, ¿Por qué?
– Blake quería simular tu suicidio, pero, para incapacitarte empleo una sustancia conocida como: Rohypnol.
– ¿La droga para la violación?
– Si, y antes de que digas algo: No, él no abuso de ti.
– Oh…
– Es sólo que, no deseaba relacionarse con tu muerte; y planeo todo, aprovechando tu condición emocional…
– Ese chico es demasiado peligroso.
– Lo es.
– ¿En dónde se encuentra?
– Sigue aquí, pero, está buscando a Bill.
– ¿Buscándolo?
– Bill no está aquí en Sacramento.
– ¿Por qué no empezaste por ahí? ¡Estúpido!
– Él uso la caja del despacho…
Los recuerdos vinieron a mí con una fuerza palpable…
La caja que le serviría de seguro, había sido tomada…
Sentí como mi corazón se apretó…
¿Jörg lo recibiría?
¡Claro que sí!
Pero, ¿Y Clarise? ¿Y Tom?
– ¿Hace cuánto?
– Unos días después de creer que te habías suicidado.
– ¿Blake no sabe que se fue?
– No, de momento.
– Entiendo, ¿Qué te ha dicho Jörg?
– Sólo me dijo que vigilara la llegada de Bill, y eso hice.
– ¿No sabes cómo lo recibieron?
– No Simone, cuando vi que llego a Frankfurt y que uno de los chóferes de Jörg lo recogió; me regrese de inmediato para saber tu condición.
– ¿Le dijiste algo a…?
– No, él no lo sabe.
– ¿Crees que…?
– Me temo que Bill le informo de tu situación, y por eso, hasta no encontrarme seguro de que en efecto responderías al tratamiento, no llamé para desmentirle nada…
– Bien, ¿Qué sugieres?
– Primero, tengo que deshacerme de Blake; si no logró atraparlo y alejarlo de ustedes, esto volverá a suceder.
– ¿Quieres que me quede aquí fingiendo estar muerta?
– Simone, al menos hasta que saque a Blake; al igual, Bill cree que estas muerta.
– Sí, pero, ¿Jörg o Tom?
– Respecto a eso…
– ¿Qué?
– Creo que el Sr. Trümper no le ha dicho a Tom sobre su relación fraternal con Bill.
– ¿Por qué no?
– Lo único que sé, es que, Bill va bajo la fachada de ser un estudiante de intercambio.
Eso me recordó que, ninguno de los dos conocía el pasado, ni los motivos que nos llevaron a su separación…
Quizás, Jörg quiere comprobar su convivencia y luego, revelarles la verdad…
Además, está el caso de Clarise…
Tom cree que es su madre biológica, y revelarle las cosas sin mucho cuidado, podría generarle daño…
– ¿Simone?
– Tan precavido como siempre.
– ¿Cómo?
– Hablo de Jörg, él siempre ha sido así; yendo con mucha cautela con tal de no lastimar a nadie…
– Claro…
El móvil de Gates empezó a sonar, y respondió…
– ¿Sr. Trümper?
Pero, ¿Se encuentra bien?
Si, bueno, nada nuevo…
¿Está seguro?
De inmediato, Señor.
– ¿Qué pasa?
– El Sr. Trümper ya se enteró de tu supuesto «Suicidio», y me ordeno vigilar a Blake.
– Gates.
– Mira, lo único que puedo pedirte, es que, te mantengas aquí; acude a los tratamientos y diferentes terapias; cuando te recuperes, viajaremos hasta Frankfurt y aclararemos todo esto.
– Pero, ¿Cuándo será eso?
– Sin la desintoxicación, no podrás moverte, da lo mismo, Simone.
– Una cosa.
– ¿Qué?
– Trae a Marcel.
– Ella también sabe lo del suicidio…
– Debo hablarle, Gates.
– De acuerdo, le diré que venga a verte.
– Gracias.
– ¿Simone?
– ¿Ummm?
– Por favor, sólo en esta ocasión, no vayas a huir, necesito que te quedes aquí; si Blake se entera de que estás viva, vendrá por ti, ¿Lo comprendes?
– Si…
– Nos vemos después.
– Claro.
Los límites del ser humano funcionan en medida del grado de relevancia que una persona tenga para ti…
Comprendía los motivos que impulsaban a Blake, pero, no compartía su procedencia, ni mucho menos, la forma en la que actúa para conseguir lo que anhela…
Es que, asesinarme para tener vía libre con Bill; es algo, ¡Inaudito!
¿Si tanto lo ama, por qué le quita a la única persona que lo respalda?
¡Para mí, no tiene sentido!
Sin embargo, para su retorcida cabeza, tal vez, su manera de comportarse es la adecuada…
Una de las enfermeras ingreso para suministrarme los medicamentos y darme algo de comer…
Las horas pasaron y no había rastro ni de Gates, ni Marcel…
Me impacientaba estar así…
Sabiendo que Bill estaría sufriendo mi muerte, al igual que Jörg…
De repente, vi como la mujer que ha compartido a mi lado tantos años; entraba con suma rapidez a mi habitación; al verme, su rostro se contrajo en un gesto de alivio total…
Se acercó con lentitud, y me acogió en sus brazos…
Sentí como la calidez de sus lágrimas invadían mi hombro, y yo, sólo pude corresponder su gesto…
– No sabes la alegría que me da de verte…
– A mí también, Marcel.
– Gates me explico los detalles.
– ¿Ah, sí?
– Si, y concuerdo con que, es prudente esperar a exterminar a ese chico, para salvaguardar tu integridad y la de Bill.
– Bill debe estar muy mal; además, se fue para Frankfurt…
– Sabes que Jörg lo tratara muy bien.
– Sí, pero, ¿Clarise o Tom?
– Bueno, Tom es su hermano…
– Ellos aún no lo saben.
– ¿Cómo?
– Creo que Jörg prefiere tomar las cosas con calma, esperar a que ellos se relacionen y así, decirles toda la verdad.
– ¿Será correcto?
– Por lo menos, es lo más viable; es decir, él no querrá alterar a Bill o perder a Tom…
– Entiendo.
– ¿Sabes? Cuando salga de aquí, y las alertas de Blake se hayan apagado, pretendo ir hasta Frankfurt; yo, quiero conocer a Tom.
– Simone…
– Así sea a sus 19 años, yo, en verdad, quiero saber cómo es, como se expresa, de qué manera se comporta, que le gusta, todo, deseo, conocer los detalles más diminutos…
– Bueno, creo que ambos ya son lo suficientemente grandes como para entender los motivos que los obligaron a tomar una decisión tan despiadada.
– Si, ojala, él logre entender…
Conversamos por horas…
Algunas preocupaciones y otros temas un tanto más triviales…
Sin aviso alguno, vimos que Gates ingreso a la sala, completamente asustado; podía percibirlo…
– ¿Paso algo?
– Debo partir de inmediato hacia Frankfurt.
– ¿Por qué?
– Blake va para allá…
Olvide respirar…
Los pulmones comenzaron a fallarme y tuvieron que intervenirme en ese preciso momento…
Al despertar, Marcel se encontraba junto a mí y Gates había desaparecido…
– Marcel, dime, ¿Qué paso?
– Gates dijo que Blake estaba en Frankfurt.
– Pero, ¿Ya lo encontraron?
– No lo sé.
– Pues, ¡LLÁMALO! Necesito saber que Bill se encuentra bien…
– Sí, sí, pero, tienes que calmarte.
– ¡NO! NO VOY A CALMARME HASTA SABER QUE SE ENCUENTRAN BIEN…
Marcel salió de la habitación con el móvil en la oreja…
La llamada duro más de 15 minutos…
Y su semblante al finalizarla, no me reconforto en lo absoluto…
– ¿Qué?
– Simone, yo…
– Habla, dime…
– Dios…
– ¿Qué? ¡Como un demonio! ¡Dilo!
– Bill está en Stuttgart.
Empecé a arrancar todos los cables que me mantenían conectada aquella camilla…
Sentí el peso de mi imprudencia, pero, no me iba a detener…
Yo no lo permitiría…
Él no iba a maltratar a mi bebé…
¡ESO NUNCA!
Prefiero morir a que lo torture en esa ciudad Infernal…
– Simone, escúchame…
– No.
– Tú no puedes salir de aquí, aun no estas recuperada.
– ¿Quieres que me quede aquí acostada sabiendo que Bill puede ser asesinado en cualquier momento?
– No, te pido que seas un poco racional, y dejes que Gates lo solucione.
– ¿Qué lo solucione? ¿Acaso él va a ir hasta Stuttgart y me lo traerá sano? ¿Es que no te das cuenta? ¡ES STUTTGART! El mismísimo infierno está esperando por Bill…
– Simone, sólo, espera a mañana.
– Dije que: ¡NO!
– Hagamos esto bien ¿Si? Pediremos tu salida del hospital e iremos hacia Frankfurt.
– No tengo nada que ir hacer allá, debo ir por Bill.
– ¿Cómo crees que se encuentra Jörg?
Entonces, la rebeldía y el descontrol del momento se apaciguaron…
Jörg…
¡Dios!
Tiene que estar destrozado…
– Por favor, vamos con él, y desde allí, veremos que hacer, ¿Si?
– M-Marcel…
– Lo sé, pero, llorar no sirve de nada, tienes que revelarte y mantenerte fuerte para él; te aseguro que Bill se encuentra bien.
– Si…
– Ok, llamare al doctor y le comentare la situación.
– Está bien.
Tuve un arranque de ansiedad y estuve tentada de llamar a Bill, pero, eso sólo me expondría, y quizás, lo colocaría en riesgo…
Trate de domar la inquietud de mi alma y solté varios suspiros…
Aquel día, el doctor firmo los documentos bajo mi propia responsabilidad; pues aun, no me encontraba del todo bien, el Rohypnol no había sido eliminado por completo, pero, al menos, ya podía moverme por mi cuenta…
Alistamos el equipaje, y sin detenernos a pensarlo, compramos los vuelos hacia Frankfurt…
Llame a la residencia de los Trümper, y sólo conseguí que una empleada me contestara; le pregunte por Jörg, y me informo que él se encontraba en su casa de retiro…
Gracias a Dios que tenía las direcciones y números de contacto de todas las propiedades de Jörg; había sido una de las precauciones que él me había recomendado; y hoy, le encontré utilidad…
Las horas de viaje resultaron ser demasiado cortas, dormí en casi todo el trayecto y al arribar; buscamos un taxi que nos llevara hasta uno de los hoteles de la ciudad…
Nos registramos en las respectivas habitaciones y dejamos el equipaje allí…
– Bueno, me voy.
– ¿Qué?
– Iré con Jörg.
– Iremos, querrás decir.
– No Marcel, quiero cerciorarme de todo y luego, informarte las cosas.
– Pero…
– Estaré bien.
– ¿Segura?
– Sí, no te preocupes, si sucede algo, te lo diré de inmediato.
– Está bien, cuídate, y saludos a Jörg.
– Gracias.
Salí de la habitación, tome el ascensor, me subí al taxi y emprendí mi camino; quizás eran los nervios, pero, mi piel estaba demasiado fría, sentía que en cualquier instante iba a desfallecer…
En esa residencia estarían Jörg, Clarise y Tom…
¿Cómo reaccionaran al verme?
¿Acaso Tom me rechazara?
¿Clarise me sacara de su hogar?
¡NO, NO, NO!
Basta Simone, no pienses en eso.
Tú no has hecho nada malo…
¡Tranquilízate!
Él vehículo me dejo cerca de unos árboles y me dijo que, al atravesarlos, daría con la propiedad…
Me baje del auto y empecé a caminar en medio de la noche…
La brisa del bosque era agradable…
En sí, el paisaje nocturno era realmente hermoso…
Mi corazón comenzó a latir con mucha fuerza…
Mi vello capilar se levantó…
Y mi respiración estaba muy agitada…
Sabía que todas esas reacciones se debían a un solo hombre, pues nadie, ni con el pasar de los años, había ocasionado tantas sensaciones juntas en mi ser; era él…
Jörg estaba cerca, lo presentía…
Divise los últimos árboles, y tras ellos, se encontraba él, sentado en las escaleras que daban con la entrada de la cabaña…
Su rostro parecía solitario…
Se veía desolado…
¿Dónde estaría Clarise? ¿Por qué no lo estaba acompañando?
¿Y Tom?
Cruce el último umbral que me escondía de su campo visual…
Los nervios sólo fueron en aumento…
Las palpitaciones más que desbocadas…
Aunque la situación que nos reunía era dramática; la verdad era que, no sentía los 19 años de distanciamiento; aún era aquella colegiala que estaba a punto de encontrarse con su amado…
¡Estaba emocionada!
Sin embargo, la embriagues de su esencia no me pertenecía…
Él…
Ya no era mío…
Por eso, con suma nostalgia, me resigné a ello…
Vi, como su imponente figura se levantó de su sitio; sus ojos estaban más que abiertos, pero, no emitía ninguna palabra…
Entonces, nos separaba sólo un metro de distancia…
Tome la iniciativa y dije:
– ¡Tienes una cabaña muy linda!
Esperen…
¿Qué?
Han pasado 19 años, ¿Y eso es lo mejor que se te ocurre decir, Simone?
¡Que idiota!
Mi torpeza sí que era algo de admirar…
Retome mi impulso, pero, mis intentos por no parecer nerviosa, fueron todos un fracaso…
Continúe hablando, sin callarme, de mil cosas, menos de lo que en realidad debía decir…
Es que hasta un «Hola» habría sido menos vergonzoso, que todo este vomito verbal…
Jörg, sólo me observaba, y la verdad, ya estaba empezando a molestarme…
Está bien que creía que estaba muerta, pero, ¡BUENO! Ya sabe que no es así…
– Oye, ¿Piensas quedarte ahí parado como un imbécil?
– S-S-Simone…
– No, tú abuela Margarita, ¿No te jode?
Y sin preámbulos, escuché que una ligera risa salió de su boca…
¿ESTABA BURLÁNDOSE DE MI IDIOTEZ?
Oh, no, eso sí que no, una cosa es que yo me ría de mi estupidez; y otra muy distinta, es que él lo haga.
¡Imperdonable!
– Mira estúpido, será mejor que dejes de comportarte como el imbécil que eres, porque o sino…
– ¿Vas a matarme?
Mierda…
Se sabía todo mi repertorio…
– Bueno si, eso haré…
Vi como sus pies empezaron a moverse, la distancia se acortaba y yo sentía mi corazón salirse de mi pecho; sus enormes y fuertes brazos, me rodearon con suma delicadeza, como si temiera romperme…
Me percaté de que, no era sólo yo…
Su ritmo también estaba demasiado acelerado…
Pero, como bromas del destino, al sumirnos en ese hermoso abrazo; las palpitaciones se coordinaron a la perfección, como si fuéramos uno…
Su respiración se tranquilizó…
Y su cuerpo me brindo calidez…
No habían lágrimas de por medio, sólo, plenitud, calma, tranquilidad, trascendencia, y en sí, un reencuentro fuera de serie…
Para mí, él seguía siendo el hombre del que me enamore, el único e irreemplazable, primer amor…
Sentí como sus manos entraron en contacto con mis mejillas…
Sus ojos me observaban como si se tratara de una obra de arte sublime…
Él no paraba de verme…
Quería estar seguro que se trataba de mí…
El brillo de su mirada me ponía algo nerviosa…
Si Clarise salía y nos veía así, estaríamos en serios problemas; por supuesto que, no deseaba apartarlo, pero, lo menos que anhelaba era generar más inconvenientes…
Sin embargo, por alguna extraña razón, me pareció percibir una ligera humedad sobre mis labios…
Esperen…
No, no, no…
¡ESO SI QUE NO!
Retire de manera brusca sus manos, y sin más, impacté mi mano en contra de su mejilla…
– Jörg, pero, ¡Que sinvergüenza! ¿Qué no tienes esposa? ¿Qué pensaste, que yo cedería sólo porque tu así lo quieres? No, no, yo soy una mujer integra.
– Clarise está muerta.
M-A-L-D-I-C-I-Ó-N
Yo, y mi muy enorme e incontrolable boca…
Siempre anticipándome a todo…
– Jörg, yo…
– Ven, sigue, creo que debemos hablar de muchas cosas.
– Claro.
Ingresamos, y sin ser muy atrevida, recorrí la cabaña con la mirada; era en verdad, un lugar hermoso, muy amañador, casi entrañable…
Jörg me hizo señas para que lo siguiera…
Entramos a una habitación que parecía ser una oficina…
– ¿Quieres beber algo?
– No, estoy bien.
– ¿Vas a explicarme?
– Antes que eso, quiero saber de Bill y Tom.
– Ummm.
– ¿Qué pasa?
– Han sucedido muchas cosas.
– ¿No puedes decirme?
– Sí, pero, me temo que no saldré vivo de ello.
– ¿Por qué?
– Tu furia…
– ¿Tan malo es?
– Depende de cómo lo veas…
– Cuéntame.
– Simone, sólo trata de no enloquecer.
– Ok.
– Bill y Tom tienen una buena relación.
– ¿Si? ¿Ya saben que son hermanos? ¿Conocen nuestro pasado? ¿Nos odian?
– Calma, calma; ya lo saben todo y lo aceptaron sin más…
– ¿En serio?
– Si.
– Entonces, ¿Cuál es el problema?
– Hubo un ligero y muy pequeño cambio en los papeles…
– No te entiendo.
– Bueno, es que, cuando Tom conoció a Bill creyó que era una mujer y…
– ¿Y?
Sus continuas pausas no me estaban gustando para nada…
– Como no sabían que eran hermanos…
– ¿Qué?
– Ellos…
– Ajam.
– S-Se enamoraron…
Me levante de la silla en la que me encontraba, salí por un momento y cuando obtuve lo que necesitaba, regresé hasta el estudio…
– ¿Simone?
– ¿Ellos han tenido relaciones?
– S-Son jóvenes.
– ¿Sí o no?
– C-Creo que sí, Simone, baja ese palo, por favor.
– Corre.
– ¿Qué?
– Que si no corres voy a partirte este palo en la cabeza, ¡POR IDIOTA!
Jörg sabía que yo no estaba bromeando…
Salió despedido de aquel recinto hacia el exterior…
Para tener más de 40, sí que se encontraba en forma, porque el desgraciado corría como el demonio…
Aun así, mi furia era más resaltable…
Alcance sus pies, y de un solo tirón, lo mande al suelo…
Coloque mi vara infernal sobre su pecho y le dije:
– ¿Dejaste que cometieran incesto?
– Ellos no lo sabían.
– Porque creo que el de la idea fue Tom.
– Ammm.
– Así que fue él, ¿En dónde está? Voy a darle su castigo…
– Simone, espera, ¿Si?
– ¿Qué?
– Aun no termino de contarte todo.
– ¿Acaso hay más?
– Si, por eso, siéntate.
– Estoy muy molesta contigo.
– Lo sé, pero, deja que te lo explique.
Jörg lo mencionó todo con sumo detalle…
Él como Bill se había perdido en el Bosque…
La resolución de Tom de recuperarlo…
Los celos…
Las peleas…
Su infarto…
La muerte de Jake…
El secuestro de Bill…
El pasado de Tom en Stuttgart…
Las jugadas de la niña «Anna Heithworth»
La verdad sobre Clarise…
Y el plan de Tom…
Era increíble como un chico de tan sólo 19 años, tuviese la capacidad de realizar semejante osadía…
Fue mi turno, y le comenté lo sucedido con Blake, y que gracias a Gates estaba viva; le explique los motivos por los cuales no revelamos mi situación, y lo entendió por completo…
– ¿Conociste a Georg y Gustav?
– Si.
– ¿Qué tal?
– Son chicos increíbles.
– Lo sé, ellos aún no saben que estoy viva.
– Cuando todo esto se acabe, nos reuniremos, lo prometo.
– ¿Crees que están bien?
– No tenemos más opción que confiar en Tom; él es el único que puede lograr algo.
– ¡Hey, Jörg!
Al girarnos, me di cuenta que había un chico muy delicado, frente a nosotros…
Él debía ser Rick…
Jörg me ayudo a levantar y sin más, abordo la situación…
– Oh Rick, justo a tiempo.
– ¿Si?
– Aunque sea imposible de creer, ella es Simone.
– ¿QUÉ?
Vi que el chico palideció por completo…
Parecía una momia…
Su reacción me causo mucha gracia…
– He regresado de los muertos.
– ¡SIMONE!
– Jajajaja, era sólo una broma.
– Dios.
– Ok, mucho gusto Rick, soy Simone, la madre de Tom y Bill, es un placer conocerte, pequeño.
– C-Claro, l-lo mismo digo, Señora.
– Sin formalidades, dime Simone; Jörg me dijo que eres uno de los mejores amigos de Tom, así que, no necesito esa clase de trato.
– E-Entiendo…
– ¿Sorprendido?
– Muchísimo.
– Bueno, resuelta ser que casi muero, pero no fue así, sólo, Gates, Marcel, Jörg y tú lo saben, eh.
– No diré nada.
– Buen chico, gracias.
– Si, bueno, yo mejor los dejo, hasta mañana.
– Descansa, Rick.
Cuando se perdió de nuestro panorama…
Vi de reojo a Jörg, ya sabía lo que venía…
– ¿He regresado de los muertos? ¿Es en serio?
– Era una broma, gruñón.
– ¿Cómo se te ocurre jugar con eso?
– Me pareció divertido, ya, deja de quejarte.
– Simone.
– Si vas a seguir con tus regaños, mejor me voy…
– Te amo.
Por eso, es que le odiaba…
Siempre jugando con mis palpitaciones…
Acelerándolas a su antojo…
Provocando el sonrojo de mis mejillas…
El nerviosismo de mis manos…
¿Por qué era tan cruel?
¿No se daba cuenta que yo reaccionaba al más mínimo de sus afectos?
– Pues yo no, ¿Cómo la ves?
– ¿Ah, sí?
– Si, ya no te amo.
– ¿No?
– No.
– ¿Segura?
– Muy segura.
– Ya veo, me iré a dormir.
– ¿Cómo?
– Si no quieres estar conmigo, pues, me voy.
– ¿Así sin más?
– Si.
– ¿Estás bien?
– De maravilla.
– ¿Te valgo madres?
– Jajajajajajajajajaja
El propósito de su desinterés, era generar confusión en mí…
Esos trucos que me volvían loca…
¿Por qué el tiempo no pasaba a su lado?
¿Qué tenía para enamorarme así?
Estaba bajo su entera disposición y él lo sabía, claro que lo sabía, por eso, disfrutaba de provocar tantas reacciones…
– Jörg.
– Dime.
– Ya no somos jóvenes.
– Lo sé.
– Y, pues…
– Tú sigues siendo un encanto de mujer, nunca deje de amarte, sabes que no podría olvidarte, Simone.
Las palabras que por años espere recibir, fueron desatadas con la fuerza de un huracán que provoco el más feroz de los torbellinos…
Me acerque a él, y sin pedirle permiso, aprisione sus labios…
Acariciaba sus cabellos…
Y sus manos, rodeaban mi cintura…
Un roce tan celestial que me devolvía la vida…
La alegría…
La felicidad…
Mi compañía idónea…
El hombre del que me enamore, seguía, amándome…
Y yo, a él.
La madrugada paso entre juegos y caricias seductoras; pero, nada más allá de eso, nos bastaba la cercanía para sentirnos tan completos…
Nuestro amor seguía intacto.
Nos anhelábamos como el primer día…
Ahora sólo restaba, esperar por ellos…
– ¡Mis pequeños!
Continúa…
N/A: Cómo ya lo había mencionado, las cosas sólo serán hermosas de aquí en adelante, 8 caps más y adiós REVERSE.
Con Amor, AS♥♥