III Reverse 78

«Reverse III» Fic de Alter Saber

Capítulo 78: Juramento

«Si en el pasado te amé,

Y en el presente soy tuyo,

Entonces, ¿Qué será del futuro?»

Ni siquiera la esponjosidad del cielo, podía compararse con la suavidad de sus caricias…

El afecto que Tom me brindaba, me parecía un regalo sin igual; jamás pensé que podría tenerle así, charlando, jugando, bromeando, y amándonos como sólo nosotros dos podíamos hacerlo.

Recordé la llamada del día anterior…

– ¿Simone?

– Soy yo.

– ¿Y respondes así? ¿Tan despreocupada? Te he estado esperando en el hotel, ¡Por Dios!

– ¿Marcel?

– ¡No bromees conmigo!

– Jajaja, lo lamento, es sólo que, espera, ¿No te envié un mensaje?

– ¡NO!

– Ah, entonces, lo olvide.

– Si te escuchas tan tranquila, es porque todo resulto bien, ¿Verdad?

– Ni te imaginas, Tom y Bill regresaron sanos y salvos.

– Gracias a Dios.

– Si, Tom es maravilloso.

– ¿Cómo van las cosas con él?

– Bastante bien, es más cariñoso que Bill.

– No me digas, o sea que, ¿Te consiente mucho?

– Si.

– ¡Dios! Pobre Bill.

– Lo dices como si fuera un problema.

– Lo es.

– Marcel, de verdad, discúlpame por no haberme comunicado, estaba tan…

– Ensimismada en tu mundo que te olvidaste de la única amiga que tienes.

– En resumen.

– Y lo admites que es lo peor de todo.

– Soy sincera que es diferente.

– ¿Simone?

– Dime.

– ¿Puedo pedirte algo?

– ¿Si?

– Quiero conocer a Tom.

– Oh, eso, claro, se lo preguntaré.

– ¿Me avisaras?

– Si, si, se lo diré.

– Quiero que sea mañana, debo regresar a Sacramento.

– Está bien, yo te digo.

– Salúdame a Bill.

– ¿No lo quieres ver a él?

– Creo que es evidente que lo llevaras con Tom ¿No?

– ¿Ah, sí?

– Dios Santo.

– Está bien, he anotado tus exigencias.

– Bien, nos vemos mañana.

– Claro.

– No olvides llamarme.

– No lo haré.

Salí de mi habitación, baje las escaleras, y fui hasta el salón…

Al entrar, vi que Tom y Bill estaban viendo una película, al parecer, el menor se había quedado dormido sobre el pecho de Tom…

Cuando me vio, me hizo señas para que no hiciera ningún ruido; se levantó del sillón y acomodo a Bill para que descansara mejor.

Me tomo de la mano y nos dirigimos hasta el comedor; al sentarnos, le pedimos a Sam que nos trajera un poco de café y lo aborde:

– Cielo.

– Dime, linda.

– Eres muy coqueto ¿No?

– ¿Qué? Estoy siendo tierno contigo, mujer.

– Me imagino que las chicas caen rendidas.

– Jajajaja, no estamos hablando de eso.

– En fin, quiero pedirte algo.

– Lo que quieras.

– ¿Harás algo mañana?

– Ummm, además de estar con Bill, no.

– ¿Podrías acompañarme a una cafetería del centro?

– Claro, ¿Para qué?

– Alguien quiere conocerte.

– ¿Quién?

– Mi amiga.

– ¿Amiga?

– Si, veras, se llama «Marcel», puedes preguntarle a Bill sobre ella; es una mujer encantadora.

– Ummm, está bien.

– Cuando Jörg y tú se fueron de Sacramento; Marcel fue quien me apoyo con la crianza de Bill, es como una hermana para mí, incluso, fue ella quien me trajo aquí, ha cuidado de tu hermano y de mí, por años, sin pedir nada a cambio, sabe todo de nosotros; tu padre también la aprecia demasiado, y es la única amiga que tengo.

– Entiendo, iré con gusto, mamá.

– Gracias, cariño.

– ¿A dónde?

– Te despertaste, cielo.

– Si…

– ¡Ven aquí!

– Ummm…

– Ven, pequeño.

Bill se sentó en las piernas de Tom, mientras este le daba besos en la mejilla para que terminara de despertarse; de cierta manera, me parecía muy tierna la manera en la que se amaban, eran mis hijos…

– Marcel está aquí.

– ¿QUÉ? Mamá, ¿Por qué no me lo habías dicho?

– Lo siento, lo olvide.

– ¡Por Dios! Tom, debes conocerla, es nuestra tía.

– Si, mañana vamos a ir a verla.

– ¿Ah, sí? Ok, iré yo también.

– Vale.

– No creo que eso sea posible.

Jörg se sentó a mi lado, dándome un beso y prosiguiendo con la conversación…

– ¿Por qué no?

– De hecho, mañana quiero llevar a Bill a un lugar.

– ¿En serio?

– Si, espero que no te moleste, Tom.

– No, para nada, tú ve con papá y yo, con mamá.

– Marcel…

– Ella vendrá a visitarnos, no te preocupes, cielo.

– Está bien.

– ¿A dónde irán?

– No puedo decirlo.

– Papá, sólo, cuida a Bill ¿Si?

– ¿Tú me estas pidiendo que cuide a mi propio hijo?

– A mi novio, Papá, mi novio.

Jörg se quedó callado ante ese argumento…

Y a mí me entro la risa…

– Jajajajaja, te han callado.

– Simone, no empieces.

– No puedes replicarle, Jajaja.

– Simone…

– Jörg, has perdido el toque, eh.

– ¿Tanto lo disfrutas?

– Claro que sí, «Mr. a mí nadie me gana en una discusión verbal»

– No comiences con eso.

– Tú propio hijo te ha rebasado.

– Sí, sí.

– Jajaja.

– Simone, si sigues burlándote, no respondo.

– ¿Me estas amenazando?

– No, sólo, te advierto.

– Es lo mismo.

– Tómalo como quieras.

Me quede callada por un momento, pero, fue inevitable, volví a reír…

– Jajajajajaja.

– Te lo advertí.

Cuando me di cuenta, mi cabeza miraba el suelo y mis pies no lo tocaban…

Jörg me había cargado, y por la dirección a la que íbamos…

¡No, no, no!

– Bill, ayúdame, dile que me baje.

– Tú te lo buscaste.

– ¿Tom?

– Ya voy, mamá.

Tom se acercó y cuando Jörg se dio cuenta, comenzó a correr y entro en el patio, sin previo aviso, me tiro a la piscina; soltando una carcajada enorme, de verme toda mojada…

¡Maldito infeliz!

– Esto me lo vas a pagar, perro rastrero.

– Lo que digas.

– Te odio.

– Y yo te amo.

– Al menos, ayúdame a salir ¿No?

– No voy a caer en eso.

– Si lo harás.

Tom empujo a Jörg, y yo cante victoria en mi interior.

– ¡Eso Tom, así se hace!

– De nada, ma…

De repente, Bill empujo a Tom y cayó al agua…

– Jajaja, ahí tienes por alcahueta.

– Bill, ¿Por qué lanzaste al niño, ah? Sólo me defendía.

– Si, ustedes se confabulan en todo.

Yo continuaba distrayendo a Bill, hasta que Tom se acercó lo suficiente, y lo agarro del tobillo para que al perder el equilibrio, cayera…

– ¡Tú!

– ¿Decías?

– Eres un traidor.

– Tú empezaste.

Ellos empezaron a jugar con el agua, mientras Jörg sólo los observaba a lo lejos; me acerque hasta él:

– ¿Sucede algo?

– No, es sólo que, viéndolos así, parecen hermanos.

– Son hermanos.

– Me refiero a que, es como si fueran sólo hermanos.

– ¿Aún no te acostumbras?

– Si, sólo que, es la primera vez que los veo comportarse como tal.

– Te entiendo, mi amor.

Salimos de la piscina, cambiamos nuestra ropa, y bajamos a cenar.

La mañana llego, y con ella, el día de compartir con nuestro hijo respectivo…

¡Eso sonaba extraño!

Bill y Tom bajaron, nos saludaron a ambos, y salimos al parqueadero…

– Mamá, ¿Quieres irte en carro o moto?

– ¡Moto!

– No Tom, váyanse en carro.

– Pero mamá dijo que en moto.

– Si, Jörg quiero ir en moto.

– Dios.

– Sé prudente.

– Como siempre, pequeño.

– ¡Que tengan un buen día!

– Igual ustedes, nos vemos en la noche.

Jörg y Bill subieron al auto, y se marcharon, mientras Tom sacaba una de las tantas motos que tenía; me ofreció un casco y se subió:

– ¿Lista?

– Si, Cielo.

– ¿En qué parte será?

– En ese Centro Comercial que se llama «Skyline»

– Oh, entiendo, entonces, vamos.

– Vale.

– Mamá.

– Dime.

– Abrázame.

– ¿Es necesario?

– ¡Oye!

– Jajaja, ya voy, ya voy, no te enojes.

– No podría hacerlo y menos contigo.

– Vale, ¡En marcha!

Me tomaba con mucha fuerza de Tom, iba un poco rápido, pero la sensación del viento en nuestros rostros, mientras observaba los paisajes, me parecía sublime.

Llegamos al Centro Comercial, bajamos de la moto, dejamos los cascos en seguridad; Tom me tomó de la mano, y comenzamos a caminar.

– ¿Dijo en que cafetería?

– Una del segundo piso.

– Oh, ya sé cuál.

No podía revelar que ya había estado en ese Centro Comercial con Andreas…

Subimos, ingresamos a la Cafetería, y a lo lejos, la vi sentada en una mesa retirada de la entrada…

Al divisarnos, ella se levantó y yo corrí hasta ella.

– Te ves muy bien.

– Estoy renovada.

– Me encanta oír eso, Simone.

Tom se acercó con lentitud, y yo lo tome de la mano, para presentarlo:

– Marcel, él es mi Tom, ¿Hermoso, verdad?

Mi amiga lo observaba con mucho detenimiento, al punto que, las mejillas de Tom se sonrojaron un poco…

Ella se acercó hasta él, y lo fundió en un abrazo muy fraternal…

No era para menos…

Marcel había estado allí para cuando ellos nacieron, y después de Jörg, ella los cargo y cuido de ellos.

– Has crecido tanto, mi niño.

Tom no le respondió, pero, seguía abrazado a ella…

Quizás, recordaba su esencia…

Nos sentamos en la mesa, escogimos nuestra orden, y conversamos:

– Simone, pediste mucho dulce.

– Me gusta el pastel.

– ¿Con una malteada de chocolate?

– Tom, dile que puedo comer.

– Lo siento, me da pena hacer algo como eso.

– No tienes por qué ser tan formal, Tom. Te conozco desde que naciste, incluso, te cuide.

– ¿Si?

– Si, tú mamá siempre ha sido muy torpe.

– ¡Oye!

– Entonces, yo la ayude para que aprendiera como cuidarlos.

– Ummm.

– ¿Acaso no te agrado?

– ¿Qué? No, por favor, no digas algo como eso, es sólo que, me haces sentir como un niño.

– Los hijos nunca crecen para las madres, y tampoco para las tías, eh.

– Entiendo.

– Dime, ¿Tienes novia?

Ambos nos observamos…

Marcel era alguien muy tradicionalista…

¿Debería decírselo?

Bueno, si no lo hago yo, de seguro, Bill si lo haría.

– Veras Marcel, lo que sucede es que…

Tom me tomo de la mano, y dijo:

– No sé cómo lo vayas a tomar, pero, antes que nada, quiero que me prometas algo.

– ¿Si?

– Después de escuchar lo que tengo por decirte, si quieres marcharte y no tratarme, no hay problema; pero, no dejes a mi madre, ni mucho menos a Bill.

– Me estás asustando.

– ¿Lo prometes?

– Claro que sí, es decir, nunca les dejaría, son mi familia, Tom.

– Bien.

– ¿De qué se trata?

– Bill y yo, somos pareja.

Marcel se puso pálida de inmediato…

Tom no había dado vueltas al asunto, sólo, fue directo al grano.

Ella comenzó a sudar…

Su rostro se veía angustiado…

– ¿P-Pareja?

– Sí, estoy enamorado de él.

– ¿Enamorado? Pero, ustedes son…

– Hermanos, lo sé. Pero cuando lo conocí, no tenía conocimiento al respecto, entonces, las cosas se dieron y yo me rendí ante él; después de eso, Papá confeso la verdad, y aun sabiéndolo, las cosas no cambiaron para nosotros, mis padres y amigos más cercanos, lo han aceptado.

– Ummm…

– Marcel, ¿Qué opinas de eso?

– Me toman por sorpresa, Simone.

– Lo sé, pero, son mis hijos, y apoyo sus decisiones, ¿Lo entiendes?

– Creo…

Ella se tomó un segundo para analizar toda la situación…

Soltó un suspiro y dijo:

– Bueno, nunca he estado de acuerdo con esta clase de situaciones, pero, si Simone aprueba su relación, yo no tengo porque oponerme; además, Bill debe de estar muy enamorado de ti para aceptar con devoción absoluta su relación.

– Lo está, te lo puedo asegurar.

– Está bien, Tom.

– Gracias por escucharme, y no juzgarnos, Marcel.

– No te preocupes, mi niño.

– Oye Marcel, ya es la segunda vez que le dices «Mi niño»

– ¿Qué pasa?

– No es tuyo, es mío.

– Jajaja, mamá, no seas así.

– No la culpes Tom, es muy posesiva aunque no lo parezca.

– Somos muy parecidos, tú y yo, Señorita.

– Jajajaja, Si, ¿No es cool?

– Lo es, mamá.

Fuimos a almorzar, luego al cine, hicimos unas cuantas compras, y nos despedimos…

– Tom, fue un placer conocerte.

– Lo mismo digo, Marcel.

– Ven a visitarnos cuando gustes.

– La próxima vendré con mi familia.

– Perfecto.

– Ustedes también pueden ir.

– Si, de hecho, me encantaría ir a Sacramento.

– Lo haremos.

– ¿Simone?

– Dime.

– Vive a plenitud, lo mereces.

La abracé con mucha fuerza…

Marcel había sido la única persona que permaneció a mi lado…

Era mi apoyo incondicional…

La quería de una forma sincera.

– ¿Nos vamos? ¿O deseas ir a otro lugar?

– ¿Puedo manejar tu moto?

– No.

– ¿Por qué no?

– Porque no sabes hacerlo, ¿Quieres que nos matemos?

– Pues, enséñame.

– Mamá, no es buena idea.

– Por favor.

– No me hagas esa cara, no vas a convencerme.

– Aburrido.

– Protector, dirás.

Me subí a la moto, abrazada a mi hijo…

Llegamos a casa, encontrándonos con Jörg y Bill en el camino…

La noche paso sin contratiempos…

¡Mañana sería el día!

Celebraremos la llegada del tesoro más grande de nuestras vidas…

Nuestros hijos.

&

La fiesta de cumpleaños, los obsequios, el ambiente, y en sí, todo cuanto nos rodeaba era tan hermoso…

El casamiento de nuestros padres…

La felicidad de Tom.

Todo, era mucho más de lo que pudiese pedir…

Eran las 11:00 pm, y empezamos a salir, para regresar a casa y continuar con nuestra charla familiar…

Sin embargo, Tom hizo un anuncio:

Señores, y señoritas; lamento informarles que aquí, nos desviamos nosotros.

¿Qué?

Bill y yo, iremos a otro lugar, así que, disfruten sin nosotros.

Tom.

Dime, mamá.

Espero que no lleguen demasiado tarde, al menos, informen si sucede algo.

Si, ma.

Cuídense.

Como siempre.

Ellos salieron de nuestro campo visual, y Tom me llevo hasta su auto.

¿A qué horas se lo habían llevado?

Tenía todo planeado…

¿A dónde me llevas?

Es una sorpresa.

Ummm.

¿No confías en mí?

La verdad, no.

Oye, eso duele.

No sé qué tengas en mente.

Nada malo, sólo…

¿Placentero?

Exacto.

¡Dios!

Ay, no empieces con tu drama, sabemos que te encanta.

Si, si, lo que digas.

Él comenzó a manejar, veía el paisaje nocturno, y el viento suavizaba la impetuosidad del momento…

Cada vez, nos adentrábamos más hacia la zona que rodea la Selva Negra…

¿Iríamos al Bosque?

Tom parqueo en un terreno plano, se bajó, saco unas cosas del auto y me abrió la puerta.

Vamos.

¿Quieres ofrecerme como sacrificio a los Linces?

¿Linces?

Esa Selva está plagada de linces.

Pero no en primavera, Bill.

Ummm…

Sólo, sígueme sin protestar.

Comenzamos a caminar, un silencio se formó, pero, no era motivo de incomodidad…

Sólo estando así, me era suficiente.

De repente, llegamos hasta una carretera destapada…

¡No me jodas!

Divise la pequeña cabaña que me acogió el día en que escape de casa; la misma que había sido testigo de nuestra primera vez…

¿Tom?

Jajajaja, cálmate, sólo, sé paciente.

Continuamos caminando, al llegar, Tom abrió la puerta y encendió una farola que había en la entrada…

Conforme avanzábamos, unas pequeñas lucecitas iban prendiéndose, parecían ser lámparas diminutas que daban una iluminación muy tenue, pero, justo la necesaria para vislumbrar todo lo que él había preparado.

En el suelo, yacía un enorme mantel, con dulces, juegos, y una caja roja…

Algunas flores adornaban los alrededores, y los cojines dispuestos en el suelo, daban un toque de intimidad al sitio…

¡Era, sencillamente hermoso!

¿Te gusta?

Por Dios Tom, es hermoso ¿Cuándo has preparado esto?

Ayer, solo que, le pedí a Sam que trajera los dulces y eso, hoy.

¿Sam?

Si, Sam, él fue mi cómplice.

No piensas en otra cosa que…

Antes de que termines, si te das cuenta, no hay ninguna clase de colchón o manta para tener sexo.

Eso a ti te vale.

Aunque sea cierto, hoy, sólo quiero compartir junto a ti.

¿Estás diciéndome que no intentaras nada?

No, la intimidad es más que sólo sexo, ¿Sabes? Hacer este tipo de cosas también es placentero.

¿Estás enfermo?

No empieces.

Jajaja, Bien, ¿Y qué haremos?

Por el momento, sentarnos.

¡Eso sí que me había tomado por sorpresa!

Tom, siendo un romántico empedernido, ¿Quién iba a creerlo?

Nos sentamos en aquel lugar, tome un paquete de gomitas, y Tom cogió una caja que parecía tener una serie de papeles en su interior.

¿Qué es eso?

Una caja.

No me digas…A ver, idiota, ¿Qué contiene?

Papel.

Púdrete.

Jajaja, son preguntas.

¿Preguntas?

Si, cada uno irá sacando una, y responderemos.

¿Para qué lo haremos?

Quiero conocerte más, deseo, saberlo todo, Bill.

Su sonrisa traviesa se asomó en ese perfecto rostro y sentí como mi corazón dio un vuelco enorme…

¡Eres un tramposo!

Siempre jugando con el ritmo de mis palpitaciones.

¿Y qué apostamos?

No hay apuestas, sólo, respuestas.

Ummm.

¿Quieres apostar algo?

Si, que sea más divertido.

Pero, no es algo de ganar o perder.

Está bien, sólo, respondamos.

Inicia tú.

Ok.

Tome uno de los papeles, y pronuncie:

¿Cuál fue tu primer beso?

Esperen, ¿Qué?

¿De eso se trataba?

Jajaja, ¿Por qué pones esa cara?

¿Quieres averiguar mi vida sexual?

En parte.

¿No era para conocernos?

Sí, claro, eso es conocer aquella parte de tu sexualidad que no tuve el placer de explorar.

Eres un tramposo.

Jajaja, ok, voy a responder a eso.

De seguro fue con una chica de tu clase o algo así, Tom.

No, de hecho, fue con una prima.

¿Prima?

Si, tenía 7 años, y estábamos jugando con unas espadas, y ella me tomo desprevenido y me zampo un beso en los labios, fue un piquito, algo chiquito.

Eso no cuenta como beso.

Entonces, sería el de los 12 años con una chica en una fiesta de la Escuela.

¿Cómo se llamaba?

Casey, era muy bonita, esa vez, fui yo quien la beso.

¿Te gusto?

No, me pareció asqueroso.

Jajajaja.

Pero, con el tiempo, me agrado y ya; me toca a mí.

Ok, te escucho.

¿Cómo fue tu primera vez?

¡La puta madre!

¿Por qué tenía que hablar de eso con él?

¿DE VERDAD?

Pues esa es la pregunta que salió.

Dios.

No me digas que fue ¿Desastrosa?

No, nada de eso.

¿Entonces?

Fue con una chica del Instituto, con la que estuve saliendo por tres semanas, un día mientras sus padres no estaban, tome la iniciativa.

¿Qué hiciste qué? ¿Tú te lanzaste? ¡No te creo!

Es la verdad, soy hombre, ¿Lo olvidas?

Ajam.

Ella me respondió y ya.

¿Ya? ¿Eso es lo que vas a contarme?

¿No es lo que me pediste?

La pregunta dice ¿Cómo? O sea, detalles Bill, detalles.

¿Acaso no sabes tú como se hace?

Sí, pero, quiero oírlo.

¿Por qué?

Me da curiosidad.

Estás como mamá.

Jajaja, o sea, quiero conocer ese lado dominante de ti.

Ah, pues, puedes hacerlo de primera mano.

¿Disculpa?

Deja que yo sea el activo.

Los ojos de Tom se abrieron con mucha sorpresa…

Se puso pálido de inmediato…

¡Oh! Parece que me voy a divertir con esto.

¿C-Cómo?

¿Estaba tartamudeando?

Bueno, si deseas saberlo, te lo puedo demostrar, quizás, hasta termine gustándote.

Ni de coña.

¿No? Entonces, ¿Por qué yo sí debo hacerlo?

Porque fue así desde el principio.

Tom, se supone que me amas ¿No?

Bill, no uses eso como pretexto para chantajearme.

Yo sería incapaz de sobornarte.

Lo veo en tus ojos.

¿Por qué no? Sería un buen cambio de aires.

¡No!

Tom, si no me dejas hacerlo, no dejaré que vuelvas a tocarme.

Pero Bill…

Nada, yo también tengo derecho ¿Sabes?

Su rostro se inclinó, y llevo uno de sus dedos hasta su boca; sus dientes lo mordían insistentemente…

El parecía estar considerándolo…

¿Te asusta?

¿Tú que crees? Puedes causarme el dolor más insoportable de mi vida.

Yo lo soporte por ti.

Dios…

¿No me dejaras?

¿Hablas en serio? ¿De verdad quieres hacerlo?

Sus ojos reflejaban tanto pánico a lo desconocido que no me pareció justo seguir molestándolo…

Podía escuchar las palpitaciones de su corazón…

¡Estaba asustado!

Si quiero, pero, sé que eso te aterra, y no pretendo obligarte.

Me estás haciendo sentir como una mierda, ¿Lo sabias?

¿Por qué?

Tú tienes razón en algo, aguantaste mi bestialidad, y yo…

Bueno, ya me acostumbre.

Pero…

Shhh, tranquilo, sólo jugaba un poco contigo.

Ven aquí.

Tom estiro sus brazos, fui hasta él, y me senté sobre sus piernas…

Sus labios rozaron mi cuello y su mirada se cruzó por un instante con la mía…

Si quieres…yo, puedo…yo…

Se veía tan nervioso.

Me encantaba esa faceta en la que se mostraba tan vulnerable…

Tal vez, yo era la única persona en el mundo que había conocido esta parte de él…

¡No la compartiría con nadie!

No, no lo haré.

¿No?

No.

¿Mi virginidad anal está a salvo?

Jajajaja, sí, sí.

¿Dejaras que te toque?

¿No lo haces ya?

Ummm.

Nos quedamos así, por un rato…

Su mano viajo hasta la caja con el pequeño moño en la tapa…

Me lo tendió y dijo:

¡Feliz cumpleaños, amor!

Lo lamento, yo no prepare nada…

No te preocupes, que estés a mi lado, es suficiente.

¿Puedo abrirlo?

Claro.

Destape con mucho cuidado la caja…

La cual, tenía una manilla en plata con un mensaje que decía:

«Estoy encadenado a ti, por siempre»

Lo observé una vez más…

Esos ojos color avellana que me habían jurado la perdición; se estaban rindiendo ante mi por voluntad propia…

Ese hombre tan enigmático, se había revelado ante mí…

Su amor me pertenecía…

Su cuerpo era mío…

Él era mío.

Lo besé con mucha dulzura y le susurre:

¿Me la colocas?

Claro.

Su mano, llevo la delicada pulsera hasta mi muñeca, y al ponerla, beso mi dorso…

Gracias Tom, es preciosa.

No más que tú.

Estando tan cerca de él, era inevitable no desearlo…

Lleve mi mano hasta su coleta, y solté su cabello…

Los mechones llegaban a su rostro y yo comencé a acariciarlo…

¿Extrañas tus rastas?

Algo.

Te ves bien así.

¿Te gusta?

Si, puedo acariciarlo todo lo que quiera.

Entonces, no hay problema.

La temperatura de mi cuerpo iba en aumento…

Mi respiración se agito y él lo noto de inmediato…

Tú dijiste que no querías, así que, ahora te aguantas.

Yo no dije eso.

Me acusaste de pensar en eso todo el tiempo.

Porque lo haces.

Pero, dije que, hoy ese no era el caso.

Está bien.

Bill, puedo sentir la excitación de tu cuerpo ¿Sabes?

¡Mierda!

No deseaba ceder, pero, estaba necesitando con urgencia sentirlo…

Me acerque hasta su oreja, y dejando un leve mordisco en ella, le dije:

Entonces, hazte responsable.

No tardó más de dos segundos en tenderme contra el suelo…

Saco mis prendas de vestir, mientras él se quitaba la camisa…

Sus músculos se veían tan marcados…

No pude evitar las ganas de besarlos, provocando un estremecimiento en Tom…

Oh…

Volvió hasta mí y sin aviso, me embistió…

¡Tom!

Calma, no voy a moverme…

No te creo.

No lo haré, lo prometo.

La sensación de incomodidad fue desapareciendo, y fue reemplazada por una de ansiedad…

Tom tenía los ojos cerrados, se veía tan tranquilo…

¿En qué piensas?

En lo magnifico que es tenerte para mí, Bill.

¿Quieres?

Aun no, déjame sentirte así, un poco más…

Sus brazos me abrazaron, mientras mi rostro daba con su pecho, escuchando el ritmo tan apacible de su corazón…

Sin querer, me moví un poco…

Mierda.

Lo siento…

No me dejas más alternativa, estás apretándome muy fuerte.

Sus movimientos fueron lentos, con mucha precisión, cada embestida desataba una corriente en mi cuerpo, y ese ritmo tan tranquilo, me permitían sentir su hombría al máximo…

Sus manos acariciaban mi cabello, y sus labios sólo repartían besos por todo mi rostro…

Él estaba siendo muy delicado, tan suave, tan dulce…

Pero, yo necesitaba más…

Enrolle mis piernas en sus caderas, y lo empuje hacia mí, tomándolo por sorpresa, moviéndome al ritmo de sus embestidas; incitando a su instinto salvaje para que me tomara con fuerza…

¡Dios! ¿No puedes quedarte quieto?

No Tom, quiero más intensidad.

¡Demonios, Bill!

Justo como imagine, mis palabras lo provocaron al máximo, y su penetración adquirió un vaivén increíble…

Esa rudeza que me había nublado la mente, volvía a mí con fuerza…

Desactivando mis sentidos…

Arrancando gemidos de mi garganta…

Ahogándonos en un placer desmesurado…

Tom.

¿Qué?

M-Más…

¿Más?

Más rápido, más intenso, más profundo, por favor.

Sus manos fueron hasta mis caderas, haciendo que quedara sentado sobre él; y cuando vi esa sonrisa maliciosa, sabía lo que venía:

Hazlo tú, como quieras, soy todo tuyo.

Ahhh…

Saltaba sobre el con fuerza…

Su pelvis se movía a mi ritmo y cada vez era más…

Estaba por terminar, junto con él…

Lo veía en sus ojos…

Apreté con fuerza, y escuche su grito de placer…

Me sumergí en las aguas de la pasión, y me quede allí, abrazado a él…

¿Todo bien?

Si…

Últimamente, andas muy mandón, eh.

¿Disculpa?

«Tom, lo quiero así, házmelo así»

Idiota.

Debes calmarte, un día de estos, vas a romperme.

Jajajaja, si acaso, será al revés.

Jamás te haría daño, lo sabes bien.

¿Tom?

Dime.

Gracias por todo, ha sido el mejor regalo de cumpleaños que he recibido.

¿Si?

Si.

Yo tuve el mío hace mucho.

¿Ah, sí?

Si.

¿Cuándo fue eso?

Mi mejor regalo, llegó 10 minutos después de haber nacido.

Continúa…

Gracias por la visita.

Publico y rescato para el fandom TH

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *