Ilusión 2: Milagros

«Ilusión» Fic de MizukyChan

Capítulo 2: Milagros

Bill abrió grandemente los ojos y la boca cuando oyó la declaración de Tom, quien no vaciló en ningún momento, ni estalló en carcajadas, ni nada que indicara que bromeaba, simplemente se quedó allí, mirándolo con toda la seriedad del mundo.

Necesito un café —dijo Bill, levantándose de la silla, caminando hacia la cocinilla, pero giró a medio camino—. Mejor que sea un trago.

Tom pareció dudar un segundo al ver al pelinegro. ¿Y si se había equivocado? ¿Y si había malinterpretado las señales? No, eso era imposible. Tenía que ser Bill. Tenía que ser él.

Bill sacó una botella de vodka y la llevó a la mesa, junto con dos pequeños vasos. Levantó una mano, indicando a Tom que se sentara—. Sírvete uno.

Tom caminó hasta la mesa y se sentó en su lugar, vaciando de un trago el vasito, apretando los ojos al sentir el escozor bajar por su garganta.

Okey, recapitulemos —dijo Bill, vaciando su vaso para volver a llenar tanto el suyo como el de su invitado—. Lamento mucho lo de tu esposa. De verdad que sí, pero dime, ¿de dónde sacaste la idea de que yo era un ángel?

De los milagros —respondió Tom, girando el vaso en sus manos, pero sin beberlo.

¿Qué milagros? —dijo indignado—. Si pudiera hacer milagros, ¿no crees que estaría viviendo en otro sitio y no en un mugroso motel, bebiendo vodka barato? —Preguntó Bill, tragando el contenido de su vaso por segunda vez, sólo para llenarlo nuevamente.

Sé que parece una locura, pero no lo es. Estoy seguro —contestó, bebiendo de su vaso, pero sólo un pequeño sorbo—. Te dije que comencé a buscar ayuda cuando declararon que mi esposa tenía muerte cerebral. Eso fue a principios de este año, en enero, lo recuerdo muy bien. Supe de ti por lo de Wyoming, te seguí la pista en todo el estado, pero no te pude hallar.

¿En Wyoming?

Sí, en Wyoming. —Se levantó de un salto y tomó la mochila que había dejado en la cama del pelinegro—. Dame un segundo.

Bill observó como el chico abría su laptop y lo encendía. Aprovechó para volver a llenar su pequeño vaso con vodka y puso más en el de Tom, dejándolo a rebosar.

Mira esto —giró el laptop, dejándolo de lado, para que ambos pudieran ver la pantalla—. Joven atacada por pandilla se recupera milagrosamente, tras brutal agresión.

Bill miró con atención y puso su dedo en la pantalla—. ¿De dónde sacaste esto?

De una fuente muy confiable —respondió Tom, tratando de que su voz sonara firme.

Internet no es una fuente confiable —comentó el pelinegro—. Ni siquiera es de un diario local, o de un diario online, por el amor de Thor. Ese tipo de artículos llenan las páginas religiosas para captar más clientes.

Feligreses —corrigió Tom, pero Bill lo miró con una ceja alzada.

¿Y qué crees que son los feligreses, Tom? Son clientes.

Para ser un ángel tienes un muy mal concepto de las religiones —afirmó Tom, dando otro sorbo a su vaso, apretando los ojos nuevamente—. Aunque en parte lo entiendo.

No soy un ángel, Tom. Creo que eso es lo primero que debe quedar claro aquí.

Tom apretó el ceño, vació el contenido de su vaso y luego sonrió—. Oh, ya sé —sus ojos se iluminaron y agregó—. Estás de incógnito, por eso no puedes revelar tu identidad angelical.

Bill estalló en carcajadas—. Mi identidad angelical —vació su vaso de un sólo trago y continuó riendo, logrando contagiar a Tom de paso—. Incógnito —sus risas se perdieron, al llenar nuevamente los dos pequeños vasos—. No bromees, Tom.

No bromeo —dijo con seriedad, aunque sentía que la vista le escocía, porque no había comido nada en el día y esos tragos de vodka le estaban afectando el estómago—. Sé que la chica de la noticia recibió la visita de un hombre atractivo y, justo después de eso, ella se puso bien.

No se supone que la chica estaba muy grave, ¿cómo podría identificar al supuesto hombre atractivo que la visitó? —Preguntó Bill.

Porque el milagro fue pedido por su madre —respondió Tom, notando, pese a su estado de embriaguez, que la seguridad de Bill tembló.

Oh —respondió, volviendo a vaciar su vaso.

Ese no fue el único milagro involucrando a un joven atractivo —agregó Tom, manipulando su laptop, para mostrar otra entrada—. Nebraska, este es de marzo —leyó—. Hombre asaltado, recibe diez puñaladas y es dejado por muerto, pero al cabo de siete días se recupera milagrosamente.

Bien, brindemos por el colador —dijo Bill, obligando a Tom a alzar su pequeño vaso y beberlo por completo.

¿Humor negro?

Muy negro, créeme —dijo Bill, llenando los vasos otra vez—. ¿Y quién pidió el milagro esa vez?

El hermano del hombre. Su nombre es Gustav Schaffer —explicó Tom, cerrando un poco los ojos, para intentar enfocar la vista—. Hablé con él y me contó la experiencia.

¿La experiencia religiosa? —Bromeó el pelinegro, sacando una sonrisa al, cada vez, más borracho Tom.

Justamente —respondió el castaño—. Dijo que fue a un bar al día siguiente de que su hermano fuera asaltado. Estaba muy mal, debían hacer los preparativos para sepultar a su cuñada, quien no sobrevivió al asalto y lo más probable era que su hermano no pasara de esa noche, así que se fue a un bar con intención de emborracharse.

¿Un bar? —Bill sonrió de lado—. Vaya milagro, ¿por qué mejor no fue a una iglesia?

Tom ignoró su comentario y prosiguió con su relato—. En ese bar, se encontró con un chico, cito sus palabras, “que haría que cualquier hétero se volviera gay” —Bill sonrió satisfecho—. Ese chico, que coincide a la perfección con tu descripción, le dijo que podría ayudarlo con su problema, así que salvó a su hermano.

Bill resopló y, de un trago, vació su vaso—. Vaya con tu investigación —dijo en tono divertido.

Tom arrugó el ceño—. ¿Qué quieres decir?

No sé si decirte la verdad sea lo más apropiado, Tom. Pareces ser un buen tipo…

¿La verdad? —Tom miró el vaso lleno hasta el tope y dudó si beberlo o no, pero al ver la sonrisa canalla del pelinegro, resolvió que iría por la primera opción. Tragó, sintiéndose cada vez más mareado—. ¿Qué verdad?

La verdad es que no soy un ángel, Tom —respondió Bill y volvió a llenar sus vasos—. No puedo ayudarte.

¡Es mentira! —exclamó cabreado o, más bien, desesperado—. Gustav me contó lo del ritual, como caíste en trance y que veló por tu cuerpo hasta que recobraste la conciencia y luego su hermano estaba recuperado. Lo salvaste, Bill. Y ahora tienes que salvar a mi esposa.

Bill sintió lástima por el hombre frente a él. Si supiera la verdad no estaría ahí, rogándole por ayuda. Él no era ningún ángel. No estaba ni cerca de serlo.

Tom…

No —dijo Tom, presionando teclas en su laptop—. Ellos no fueron los únicos. Al menos una vez al mes lo haces. Cada mes realizas un milagro y lo has hecho por años. Lo sé. Te he seguido la pista —giró la pantalla para que Bill viera con claridad las marcas que tenía en su agenda—. En abril estuviste en Iowa. En mayo, en Minnesota. En junio, en Wisconsin. En julio, visitaste Illinois. En agosto, viajaste a Missouri. En septiembre, fuiste a Kentucky. En octubre, a Tennessee. El mes pasado estuviste en Arkansas. Y ahora, te he encontrado aquí, en Oklahoma.

Wow.

No estoy pidiendo cosas vanas, Bill. No quiero ganar la lotería. No quiero una mansión de lujo. Joder, no quiero ser presidente, ni siquiera del club deportivo. Lo único que quiero es que salves a mi esposa. Quiero un milagro.

Justamente por eso no puedo ayudarte, Tom —dijo el pelinegro, bajando una mano para sujetar la del barbudo, quien sintió que sus ojos se humedecían.

¿Ya hiciste tu milagro del mes? —Preguntó, sintiendo que su corazón se apretaba.

No.

¿Entonces?

Yo no hago milagros, Tom.

Tom se puso de pie, apretó los ojos y sintió que su mundo se derrumbaba—. Bien —dijo con tono derrotado—. No quería que esto fuera así, de verdad que no quería —metió la mano bajo su chaqueta y sintió el frío de la empuñadura de su arma—. Si no quieres venir conmigo por las buenas, tendrás que hacerlo por las malas —apuntó el revólver directo a la cabeza del pelinegro.

& Continuará &

Vaya, la petición de Tom se convertirá en un crimen, a menos que… mejor sigan leyendo. Y no olviden que los comentarios me hacen feliz.

Escritora del fandom

2 Comments

  1. Ok, no se en qué creer, pero el que Bill titubeara con algunas cosas dichas por Tom me da que pensar.
    Pobre Tom, toda su vida desperdiciada por seguir la pista de un extraño.

    • No te preocupes, Tom trabajó muy duro y la escritora le va a dar una recompensa, una rara, pero recompensa al fin y al cabo.
      Gracias por el apoyo.

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