Ilusión 3: Oscuro

«Ilusión» Fic de MizukyChan

Capítulo 3: Oscuro

Bill se quedó estático un momento y luego rompió a reír. Tom creyó que reía porque estaba borracho, él mismo estaba borracho.

Esto no es un juego, Bill.

Por supuesto que no lo es, Tom —respondió el pelinegro poniéndose de pie—. Ahora, baja esa cosa, antes de que te lastimes.

No quiero lastimarte, Bill.

Yo temo que el que se hará daño eres tú, Tom —agregó Bill, dando un paso más cerca del castaño, quien sintió que su mano temblaba.

Finalmente, Bill sujetó el arma y la retiró de las manos del barbudo, quien suspiró y se dejó caer de vuelta en la silla.

Yo sólo… sólo quería salvarla, Bill —dijo con la voz quebrada y dejó que la emoción tomara el control, desbordándose en forma de lágrimas, cual cascada en plena temporada de lluvias.

El pelinegro acercó su silla junto a Tom y lo abrazó, permitiendo que el hombre llorara en su hombro. Cuando el llanto bajó de intensidad, Bill suspiró.

¿Sabes, Tom? Hay muchas cosas que he olvidado, pero las emociones humanas son lo que más extraño. Aunque sean un verdadero dolor en el culo, es lo que más extraño.

Tom levantó la cabeza, confundido por las palabras del chico—. ¿Qué?

Me gustaría ayudarte, quiero ayudarte. —Los ojos de Tom brillaron de esperanza—. Pero debo aclarate algo antes de hacerlo. Antes de hacer el trato.

Lo que sea, Bill. Si puedes ayudarme haré lo que sea.

No hago milagros —dijo, repitiendo por décima vez lo que venía diciendo a Tom desde que inició su conversación.

Tom arrugó el ceño al oírlo—. Pero…

Esa es la parte de la investigación que te saltaste, Tom.

El aludido estaba cada vez más extrañado. Había hablado con Gustav y con algunos familiares de los sanados, pero ninguno había mencionado algo aparte del hecho de que la recuperación de sus seres queridos había sido algo diferente a un milagro.

Cada una de las personas que sanaron, fueron víctimas de algo, ataques, robos, violaciones, lo que sea. Ninguno de ellos estuvo en peligro por causas naturales, como una enfermedad o por vejez.

Tom arrugó el ceño, eso era cierto, pero qué tenía que ver eso con lo que Bill trataba de decirle—. ¿Y? Es porque el milagro les dio una segunda oportunidad, ¿no es así?

Bill negó con la cabeza—. Eres una buena persona, Tom, diría que hasta eres ingenuo.

Tom arrugó más el ceño, todo rastro de borrachera abandonó sus sentidos, al poner tanta atención en lo que Bill decía.

¿Qué estás tratando de decirme, Bill?

Que no eran milagros. Todo eso fue venganza.

¿Venganza? —Tom no podía terminar de atar los cabos entre los milagros y esta nueva palabra: venganza.

Volvamos con el chico rubio de gafas.

¿Gustav?

Exacto, Gustav —respondió Bill, suspirando, mirando a Tom a los ojos—. ¿Conoces toda la historia?

Su hermano regresaba de cenar con su esposa. Fueron asaltados y el hombre los apuñaló varias veces. Su esposa falleció en el lugar y no esperaban que él resistiera 48 horas tras el suceso —respondió Tom, recordando los hechos que tenía escritos en su laptop.

¿No viste las noticias de dos días después? —Preguntó Bill, alzando una ceja. Tom negó con la cabeza—. Entonces no te enteraste que el ladrón fue encontrado muerto, en un campamento ilegal de crianza de perros de pelea. No supiste que su cuerpo quedó despedazado al ser atacado por los mismos perros a los que él apostó el dinero que robó a los Schaffer.

Santo Dios —dijo Tom, parpadeando.

En realidad Dios no tuvo nada que ver en eso —comentó Bill, dándole un guiño coqueto.

Pero… —Tom abrió grandemente los ojos—. Pero el hermano de Gustav se salvó, aun cuando los médicos dijeron que no lo lograría. Joder, si tenía diez puñaladas en el cuerpo.

Bueno sí, pero no estaba muerto, sanar tejidos es algo fácil de hacer si conoces algunas leyes de la alquimia y esas mierdas.

Tom llenó el pequeño vaso de vodka y lo bebió de un solo trago—. No fue un milagro.

Es lo que he intentado decirte.

¿Y la venganza?

Eso es lo que Gustav te contó sobre el ritual.

¿Qué?

Bill rodó los ojos, como si lo que iba a decir fuera lo más obvio del mundo—. No puedo ir por ahí matando gente sin levantar sospechas, Tom, necesito un disfraz.

¿Qué?

Debo cambiar de cuerpo.

¿Qué?

Para cobrar venganza, dejo este cuerpo en descanso y me apodero de otro, dependiendo de lo que tenga que hacer —sonrió—. Una vez tomé el cuerpo de una prostituta para infectar de VIH a un idiota que pensaba que podía maltratar a su esposa porque él era el hombre que abastecía el hogar. ¡Jodido gilipollas! La mujer le pidió el divorcio cuando le conté que el trato estaba cumplido. Lo divertido fue que ella me sugirió hacer aquello cuando conversamos en el bar.

Tom arrugó el ceño y levantó las manos, haciéndole ver a Bill que se había salido del tema.

Lo siento, a veces me disperso —se disculpó el pelinegro—. El asunto es que, por ejemplo, en el caso de los Schaffer, debía dejar mi cuerpo y usar otro para asesinar al ladrón que arruinó a la familia.

Tom volvió a llenar el vasito y lo vació al instante—. ¿Estás tratando de jugar conmigo, Bill? No quieres ir a sanar a mi esposa y me estás contando esta ridícula historia para que no te obligue, ¿es eso?

Te puedo devolver el revólver, si gustas, pero eso no cambiará el hecho de que no haga milagros, Tom —respondió el pelinegro, procediendo a llenar su vaso también.

¿Por qué salvar al hermano de Gustav y no a Lucille? —Preguntó Tom con ojos angustiados.

Porque lo suyo fue un accidente y el responsable ya murió. Tú mismo me lo contaste. No hay venganza que cobrar.

¿Y no puedes usar esa alquimia de la que hablaste, para sanarla? —Preguntó el hombre, mirando a Bill con ojos de cachorro apaleado.

No hay precio que cobrar porque no hay mala acción que hacer —respondió el pelinegro, sin desviar la mirada.

¿Precio? Pagaré lo que sea, Bill, sólo dame tiempo y reuniré el dinero que desees. Pagaré por su sanación, te lo juro.

Bill soltó una risotada y se levantó de la silla, ubicándose en el centro de la habitación—. Mira a tu alrededor, Tom —abrió los brazos señalando todo el cuarto—. ¿Crees que lo que busco es dinero?

Y si no es dinero… ¿cuál es el precio? Gustav estaba bien cuando hablé con él. ¿Qué le pediste?

Su alma —respondió con simpleza el pelinegro.

Estás bromeando —no era una pregunta.

No puedo bromear con estas cosas, Tom, hay mucho en la balanza como para bromear con esto.

Tom carraspeó y se levantó de la silla—. No haces milagros. Pides el alma a cambio de una venganza. ¿Quién eres, Bill? Porque ciertamente no eres un ángel.

El pelinegro sonrió—. Ciertamente no soy un ángel —repitió las palabras de Tom.

¿Quién eres?

No es quién, es qué —respondió Bill y cerró los ojos, para abrirlos nuevamente, mostrándolos completamente negros, sin pupila, ni nada, sólo oscuridad—. Soy un demonio.

& Continuará &

Chan, chan, chan, supongo que varias de ustedes lo supusieron en el capítulo anterior, ¿verdad? ¿Qué pasará ahora? ¿Tom se irá de vuelta con su esposa o hará un trato con Bill?

Escritora del fandom

4 Comments

  1. Wow… cómo no lo pensé desde el inicio. Bill parece muy agradable como para ser un demonio. ¿Qué hará Tom? Algo me dice que continuará con el trato.

    • Bill se ve y parece agradable, porque es parte de su «profesión», aunque hay algo más allí, algo que se verá muuuuucho más adelante.
      De verdad, gracias por el apoyo y tus comentarios.

  2. Woow, que Bill sea un demonio me sorprendio bastante, dada su amabilidad para con Tom. Me intriga saber que decidira Tom, así que me paso al siguiente.

    • Cierto, Bill parece muy amable para ser un demonio, pero ya veremos por qué es así (en otra temporada)

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