Ilusión 1: Tom Weiss

«Ilusión» Fic de MizukyChan

Capítulo 1: Tom Weiss

Estaba absolutamente seguro de que hoy lo atraparía, había pasado casi un año siguiendo su rastro y ahora estaba a punto de encontrarse cara a cara con él. El único que podía ayudarle.

Tom giró en su asiento y sacó el revolver que guardaba celosamente en la guantera del coche. No quería usarlo, pero sabía que si las cosas se ponían difíciles, no tendría alternativa. Tenía que hacer que el pelinegro lo acompañara a como diera lugar, incluso si debía forzarlo.

Metió el arma en la pretina de su pantalón, se colgó la mochila al hombro y cerró la puerta del auto, activando la alarma. Miró en todas direcciones comprobando que no había personas en los alrededores y caminó directo a la habitación siete del alejado motel.

Un hermoso joven de largo cabello negro abrió la puerta y lo miró alzando una ceja—. ¿Si?

¿Eres Bill Muller? —Preguntó yendo directo al grano.

¿Quién pregunta?

¿Eres o no? —Insistió el castaño, mirándolo con seguridad. Bill asintió—. Bien. Necesito hablar contigo.

No le dio tiempo de responder, porque puso la mano en el pecho del pelinegro, obligándolo a avanzar y entró con él en la habitación, cerrando la puerta detrás.

¿Qué está pasando y quién eres tú? —Preguntó Bill con absoluta calma, descolocando un poco a Tom, quien titubeó, creyendo que el chico estaría histérico, rogándole que le dejara en paz, cosa que haría su petición mucho más fácil de hacer.

Mi nombre es Tom Weiss y necesito tu ayuda —respondió con franqueza.

Bill lo miró, ladeando la cabeza y preguntó—. ¿Mi ayuda?

Tom guardó silencio un segundo, sintiendo como el chico frente a él lo analizaba. No era un sentimiento desagradable, sabía que podía estar tranquilo, no tenía malas intenciones, pero de todos modos era un hombre desesperado y eso lo volvía inestable y peligroso, cosa que Bill podría concluir y negarse a prestarle su ayuda.

En respuesta, el castaño simplemente asintió y bajó la mirada, sopesando sus palabras. Había pensado tantas veces lo que debía decir, pero ahora, estando bajo la escrutadora mirada del pelinegro, sentía que todo su discurso era basura. ¿Y si estaba equivocado? ¿Y si toda su investigación fue sólo un puñado de coincidencias? ¿Y si este chico llamaba a la policía y lo metían a la cárcel por portar un arma? O peor aun, ¿y si lo encerraban en un psiquiátrico por… bueno, por loco?

Escucha, Tom, ¿es Tom, verdad? —Bill rompió el silencio, sacando a Tom de su mutismo—. Mira a tu alrededor, estoy en un motel de mala muerte, apenas y tengo para comer, ¿de verdad crees que podría ayudarte?

No es dinero lo que necesito —cortó Tom.

Bill lo miró arrugando el ceño—. ¿No?

Tom negó con la cabeza y soltó un suspiro—. ¿Puedo, puedo sentarme? —Preguntó, volviendo a su personalidad dulce.

Claro. —Bill extendió una mano, señalando el par de sillas que había junto a una pequeña mesa, al lado de la ventana—. ¿Quieres un café?

No. Será mejor que empiece a hablar, o los nervios harán que me desmaye antes de terminar de contar mi historia —respondió, intentando mostrar una sonrisa, que se difuminó apenas Bill caminó hasta una de las sillas, aguardando a que él hiciera lo mismo.

El pelinegro lo miró fijamente, una vez que estuvo frente a él—. ¿Y bien? ¿Vas a contarme una historia y luego dispararme? —Preguntó, notando el arma que quedó expuesta cuando Tom se sentó.

Tom sintió que sus mejillas se calentaban y volvió a cubrir el revólver con su chaqueta—. No.

Mira, Tom, no tienes pinta de drogadicto necesitado, aunque tus ojos sí están un poco desenfocados…

No soy un adicto —lo cortó Tom, con un poco más de fuerza de la que intentaba.

No pretendes asaltarme, no eres un drogadicto, pero traes un arma. ¿Qué quieres hacer, Tom? ¿Violarme? Porque eres bastante apuesto y podríamos tener sexo sin necesidad de ser violentos.

Tom sintió que sus mejillas se calentaban todavía más, pero negó furiosamente con la cabeza y tuvo que tragar con fuerzas el nudo que se formó en su garganta ante las últimas palabras del chico—. Yo no… No he venido a tener… No he venido a eso —tartamudeó.

¿Y a qué has venido?

Déjame hablar, ¿okey?

Okey, tú tienes el arma. Eres el jefe. Habla —dijo Bill, cruzándose de brazos.

Mi esposa…

¿Eres casado? —Bill lo volvió a interrumpir, ganándose una maldición de parte del castaño—. Está bien, lo siento. Suelo hablar demasiado cundo me pongo nervioso. Y no es que sea una persona nerviosa, es sólo que tienes un arma y podrías matarme en cualquier momento y…

¡Bill!

¡¿Qué?! —Casi gritó el chico.

Cállate, por favor —pidió con voz queda.

Está bien.

Mi esposa tuvo un accidente hace algunos meses —comenzó con su relato—. Ya sabes, lo típico, un tipo borracho se cruzó al carril contrario y se estrelló de frente con ella. Él murió, pero ella quedó muy mal.

Lo siento mucho —dijo el joven, volviendo a recuperar la calma del inicio.

Los médicos se esforzaron mucho por sanarla, pero… —Bill se llevó las manos a la boca, pensando lo peor, pero Tom detuvo sus pensamientos al agregar—. Está viva.

Oh…

Bueno, dentro de lo posible si estás conectada a un respirador y se supone que tienes muerte cerebral —dijo Tom, pasando una mano por su cabello, arreglando una mecha que salió de su lugar, para cubrirle un ojo.

Lo siento mucho.

Después de lograr estabilizar sus heridas físicas, los médicos creyeron que el coma inducido sería lo mejor para ella. —Tom miraba sus manos, sobre la mesa—. Ya sabes, toda esa mierda de evitar la inflamación del cerebro y esa jerga médica que es peor que el latín para un humano común y corriente.

Tom levantó la vista, notando como los ojos café del joven frente a él estaban fijos en los suyos. Sabía que el chico lo estaba analizando, estaba sopesando sus motivos, comprobando si valía la pena ayudarlo o no.

Pasó un mes, pero las cosas no resultaron como ellos pensaron, ella no salió del coma. Tuvo un episodio y cuando volvieron a estabilizarla, el diagnóstico mostraba muerte cerebral —dijo Tom con voz temblorosa—. ¿Qué mierda es eso? ¿Que muere el cerebro y su cuerpo todavía está vivo? —Volvió a bajar la mirada.

Lo siento, Tom.

Comencé a buscar ayuda para ella. Fue entonces que supe de ti —suspiró y Bill notó sus ojos llenos de lágrimas—. Estaba desesperado, ¿sabes? Todavía lo estoy.

Tom se levantó de la silla y caminó por la pequeña habitación, pasando la mano por sus cabellos y por su rostro. Bill permanecía quieto en la silla, observándolo con lástima.

Lucille se fue apagando de a poco —reanudó su relato—. Parecía que sentía mi pesar, pero se negaba a dejarme solo en este mundo.

Bill pensaba decirle que ella ya no se negaba a nada, porque no estaba ahí, pero se guardó las palabras y dejó que el hombre continuara con su historia.

Tuvo otro episodio y eso la dejó conectada a un respirador artificial. Los médicos quisieron desconectarla, pero yo ya había descubierto tu pista y tuve que hacer uso de todos mis ahorros, Dios, hasta hipotequé mi casa, para pagar una habitación en una clínica privada y dejar que ella siguiera viviendo hasta que te encontrara.

Entonces Bill comprendió todo—. ¿Quieres que te ayude a salvar a tu esposa? —Su voz sonaba incrédula y Tom sintió que sus rodillas se debilitaban. ¿Y si se había equivocado?

Sí.

¿Cómo podría ayudarte a hacer algo así?

Porque sé lo que eres, Bill —dijo Tom, poniéndose de vuelta frente al pelinegro, mirándolo fijamente y con determinación.

Bill se enderezó en su asiento y correspondió su mirada con insistencia—. ¿Lo que soy?

Eres un ángel.

& Continuará &

Chan, chan, chan. ¿Será verdad? ¿Por qué Tom cree que Bill es un ángel? Pues a seguir leyendo, pero si quieren dejar su amor, estaré feliz de leer sus comentarios.

Escritora del fandom

8 Comments

  1. Esto sí que me dejó intrigada. Adoro las historias con seres supernaturales

    • A mi también me encantan estas historias, por eso estas ideas no me dejan en paz hasta que las escribo.
      Muchas gracias por animarte a leer. Besos.

      • `Primeramente hola como estas ya ha pasado un tiendo en que ya no hablamos pero aun asi sigo siendo una gran lectora de todas tus historias pues me encantan ay yo hablando y hablando y no te debes de acordar de mi perdon

        • Por supuesto que te recuerdo, mi querida Bella. Siempre me haces feliz con tus comentarios y en twitter. Como siempre, estás invitada a leer y a disfrutar de las historias. MUAK

  2. ¡Wow! Que interesante inicio.
    Me dio la impresión de que Tom si se equivocó. Bill definitivamente parece un ángel físicamente, pero ¿de verdad será uno?

    • La verdad es que no puedo decir nada, así que mejor sigue leyendo.
      Muchas gracias por comentar.

  3. Lo ultimo me dejo super intrigada, vaya manera de comenzar una historia, me paso volando al siguiente.

    • Esa es la idea de dejar el capi justo ahí. Me alegro mucho que estés leyendo este fic, espero que te guste para seguir con la temporada 2.
      Besos y muchas gracias por comentar.

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