1: Susurros

Notas de MizukyChan: Este fic lo pensé para el aniversario de thf, pero no alcancé y como la idea me quedó dando vueltas, decidí escribirlo. Cuando Bill mencionó que el tema “Invaded” era para un familiar fallecido, lo asocié con “cierta” persona, pues no podía concebir a ninguno de los gemelos muertos. ¿Quién creen que es? Parece un poco espeluznante al principio, pero les aseguro que NO es un fic de terror.

Capítulo 1: Susurros

One night, one scream, one echo. Silence louder than before”

Un Bill de doce años observaba con el ceño fruncido como su madre pagaba las enormes playeras de su gemelo, Tom. Todavía molesto con la elección de prendas de su hermano, el chico de cabello negro, no dijo una palabra hasta que subieron al coche y Simone, su madre, encendió el motor.

—¿Estás contento, Tom? —Preguntó la mujer, girando el volante para entrar a la transitada calle.

—Sí —fue la corta respuesta del rastudo.

Al ver la mirada perdida de su gemelo, Bill no soportó más y alzó la voz—. Deberías estar orgulloso de tu cuerpo, Tom. No ocultarlo tras esas ropas gigantes que te harán ver incluso más delgado de lo que estás.

—Bill… —dijo su madre con tono de advertencia.

—¡¿Qué?! —Espetó el chico, mirando a su madre a través del espejo—. ¡Es la verdad! Tú, como su madre, deberías alentar su autoestima, no ayudarlo a esconder su cuerpo, como cualquier niña depresiva.

—Basta, Bill —agregó su madre, sin alzar la voz—. Tom tiene voluntad propia y toma sus propias decisiones.

—Pero porque tú lo mimas como si fuera un bebé. Y así decía papá que la nena de la familia era yo. Al menos yo sí soy capaz de estar orgulloso de mi cuerpo, aunque sea delgado. Deberías estar agradecido, hay miles de personas que se pasan la vida haciendo dieta y nosotros que podemos comer lo que queramos, no engordamos —Le dio un codazo a Tom en las costillas, mostrándole una sonrisa brillante—. ¡Somos afortunados! —El rastudo sonrió sinceramente, pero no cambió su decisión de vestir ropas extra grandes.

Simone observó en silencio, sus hijos seguían manteniendo su bella relación, pero ella había quedado como mala madre, pues las palabras de Bill eran ciertas y las había exclamado con tanta resolución, que le habían golpeado más fuerte que una bofetada en la cara.

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Por tu culpa quedé como una mala madre”

El susurro le heló la sangre.

Bill, ahora con veinticinco años, giró bruscamente, derramando el licor de su vaso.

—¡Mierda! —Exclamó al ver que no había nadie y su playera favorita se había estropeado.

La sensación de que lo observaban no lo dejaba tranquilo. Se estremeció cuando una corriente de aire frío le erizó el vello de la nuca.

—¡Maldita sea! —Volvió a exclamar, pero un poco más bajo esta vez.

—¿Qué ocurre? —Preguntó Tom, asomándose por la puerta de la cocina. Al ver el vaso en manos de su hermano, arrugó el ceño y caminó directo hacia él—. Son las diez de la mañana, Bill, ¿en serio? —Le quitó el vaso de las manos—. ¿Por qué mejor no desayunas?

—Tengo el estómago revuelto —respondió sin más.

—Es porque anoche te volviste a embriagar —puntualizó el mayor, dejando el vaso sobre la mesa, envolviendo a su hermano en un abrazo apretado—. ¿Qué te está pasando? Nunca fuiste tan apegado a ella como para ponerte así por su muerte.

Simone había muerto hacía diez días. Se suicidó, cortándose las muñecas en la tina del baño y se ahogó al perder la conciencia. Los gemelos estaban en un viaje de placer, de regreso en Alemania y Bill, tuvo la mala suerte de descubrir la espeluznante escena.

—Yo la encontré —susurró Bill, separándose de Tom, agitando su corto cabello rubio.

El gemelo mayor lo miró con el ceño apretado y estiró una mano para tomar la de Bill, pero éste lo rechazó.

—Creo que deberías seguir el consejo de Gustav —dijo Tom, empuñando las manos. Desde la muerte de su madre, Bill no permitía sus usuales contactos. Escasamente lo dejaba abrazarlo, no le permitía tomarle la mano, apenas y si soportaba tenerlo cerca. Tom extrañaba la cercanía, pero temía que Bill estuviera generando un trauma por haber hallado muerta a su madre—. Creo que deberías ver un especialista.

—No estoy loco, Tom —dijo Bill mirándolo con enojo—. Fue ella quien se mató, no yo.

—Pero parece que te culpas por ello. Mírate, apenas comes y bebes cada vez que no te detengo —agregó el mayor, tratando de acercarse. Bill retrocedió—. Y…

El rubio bajó la mirada al notar que, una vez más, huía de su hermano—. ¿Y, qué?

—No me dejas estar cerca —respondió con tristeza en su voz—. También era mi madre, ¿recuerdas?

—Tom, yo…

—¿Por qué no me dejas estar cerca de ti, Bill? ¿Por qué me alejas?

Bill apretó la mandíbula, pero no dijo nada. Su pecho dolía, la culpa era inmensa, pero Tom no tenía idea, así que simplemente bajó la mirada.

—Ahí está de nuevo…

El rubio tembló, quería mirarlo, hablarle, contarle toda la verdad, pero era imposible. La verdad ya había matado a su madre, así de terrible era y no estaba dispuesto a perder a Tom por ello, no a Tom, a él no.

—No me evites, por favor.

—Lo siento. No puedo. —Su voz se quebró, pero no derramó ni una lágrima. A pesar de todo, sus ojos se negaban a seguir llorando.

—Está bien. —Tom volvió a acercarse con ademán de abrazarlo, pero al notar la rigidez de su hermano, se quedó quieto—. ¿Quieres salir a desayunar? —Levantó la barbilla de Bill y ofreció una sonrisa sincera.

—Sí. —Bill suspiró y sonrió de vuelta. Su corazón se derritió con el brillo en los ojos de Tom. Asintió y sucumbió. Estiró los brazos y buscó la calidez del cuerpo del mayor. Suspiró profundamente en el cuello del otro—. Gracias. Perdóname.

—No hay nada que perdonar, Bill. Soy tu hermano, siempre estaré aquí para ti. Siempre. A veces eres tú el que parece olvidar eso.

El abrazo se mantuvo así por un minuto completo, hasta que Bill retrocedió—. Iré a cambiarme.

—Te esperaré.

Una vez en su cuarto, Bill sacó unas prendas sencillas y procedió a cambiarse, mientras sus pensamientos volvían a retroceder en el tiempo.

&

Un Bill adolescente con cabello negro y largo, caminaba por la casa de sus padres en una de las escasas visitas que lograban realizar después de haberse convertido en estrellas de rock.

—Tomiiiii —se quejó con voz infantil—. ¿Por qué me vas a dejar solo? Me aburro aquí.

—Vamos, Bill. Andy también te invitó a la piscina.

—Pero sabes que mi piel se pone roja con el sol. Las piscinas no son lo mío. —Bajó la cabeza en un gesto de derrota.

—No seas malo con tu hermano, Bill —intervino Simone, entrando a la sala desde la cocina—. Deja que él también se divierta.

—Pero yo siempre lo invito a divertirse conmigo —y para probar su punto saltó a la espalda del rastudo, quien lo sostuvo por las piernas para evitar que cayera.

—¿Por qué no le decimos a Andy que venga a casa a pasar el rato con nosotros? —Ofreció el mayor, ganándose un abrazo del pelinegro y muchas risitas felices.

—No seas ridículo, Tom —intervino su madre, poniendo ambas manos en sus caderas—. Sus amigos los extrañan también y quieren pasar tiempo con ustedes, pero como chicos normales.

—¿Y nosotros no somos normales por querer estar en casa? —Preguntó Bill bajando de la espalda de su hermano, tomando su mano, llevándolo a la habitación—. Vamos a llamar a Andy, apuesto a que lo derrotamos en los video-juegos.

—Querrás decir que yo lo venceré —agregó el rastudo, siguiendo al menor rápidamente.

—Deja de tomar la mano de Tom como si fuera un niño de seis años —regañó Simone al verse, nuevamente, pasada a llevar con sus consejos.

—Tranquila mamá, estamos en casa, no tiene nada de malo que Bill me tome la mano —respondió Tom, sin sentirse ofendido.

Bill se dio la vuelta y le sacó la lengua a su mamá, abrazando apretadamente a su gemelo, obteniendo más risas divertidas.

&

Tú le quitaste la normalidad”

Aquella voz seguía atormentándolo. No se molestó en voltear esta vez, sabía que no había nadie. Bill pasó la mano temblorosa por su cabello.

Esa voz, con frases llenas de reproches, lo acosaba. El eco de los recuerdos, invadía su mente cada vez que se encontraba a solas. Lo amargaba, lo culpaba.

Tú le quitaste la normalidad”

—Nunca fuimos normales, así que cállate. —Gruñó con los dientes apretados. Terminó de ponerse la gorra y bajó a encontrarse con su hermano.

& Continuará &

Creo que ya descubrieron quien es la dueña de la voz que persigue a Bill, ¿no es así? Aunque no lo crean, este no es un fic de terror. Es solo algo que se me ocurrió cuando mencionaron que el tema “invaded” era para un pariente que falleció. Espero que les guste la continuación.

Escritora del fandom

2 Comments

  1. Wow me voy corriendo a leer el siguiente capítulo!

    • Espero que te guste, gracias por estar acá.

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