«Manuela» Fic Twc / Toll, escrito por MizukyChan
Capítulo 4: Parásitos y monstruos
Bill preparó un desayuno saludable para Tom esa mañana y Georg lo acompañó, feliz de probar algo tan delicioso, para variar.
—Esto es terrible —dijo el castaño, mientras mordía una tostada y leía la pantalla de su Tablet.
—¿Qué cosa? —Preguntó Tom, comiendo afanosamente su desayuno. Necesitaba reponer las energías que había gastado durante la noche y el amanecer, jugando con su mano derecha.
—Se han descubierto nuevas muertes. Y hasta le han puesto un nombre.
Tom no dejó de masticar y, con la boca llena, preguntó—. ¿Qué nombre?
—Los asesinatos de carne picada —respondió Georg, pero con un tono espectral, agregando una carcajada que imitaba a las brujas de las películas de Halloween.
—¡Idiota! —Lo regañó Tom. Su amigo sabía lo cobarde que era el rastudo con relación a los bichos y a las cosas que no tenían una explicación científica, es decir, a todo lo que fuera paranormal.
Georg adoptó un semblante serio y agregó—. Pero dejando de lado las bromas, Tom, debes tener cuidado en las calles, ¿está bien?
—¿Eh?
—La policía no tiene ninguna sospecha de qué o quién podría estar causando estas muertes. Y tú tienes una cara de despistado que serías una presa fácil. —Tom hizo una mueca que hizo sonreír al castaño—. Cuídate, ¿sí?
—Lo haré.
&
Cuando iba camino a la escuela, Bill hormigueó la piel de Tom, llamando su atención, obligándolo a llevarlo hasta su oído.
—Tom, puedo sentir la presencia de uno de los míos cerca de aquí.
—¡¿Qué?! —Tom se congeló y miró en todas direcciones—. ¿Y qué hago? ¿Huyo?
—No. Tengo que saber cómo son realmente los míos y cuál es nuestro propósito —respondió con frialdad la mano.
—Pero, pero, pero…
—Dobla a la izquierda —ordenó Bill, asomando su ojo por el dorso de la mano, vigilando cautelosamente—. Veinte metros más.
Tom tragó pesado y continuó avanzando.
—Cinco metros más —anunció Bill—. Está ahí dentro.
El chico de rastas observó un restaurant y fue hasta la puerta, pero estaba cerrada—. No hay nadie. Mejor nos vamos.
—Tom… —amenazó Bill con el ojo achinado.
—Está bien. Probaré por atrás.
Tom caminó por el costado del restaurant y abrió silenciosamente la puerta. Al notar ruido en el interior, se agachó y caminó a hurtadillas por el lugar hasta que pudo ver a la criatura ahí. El ser estaba agachado, pero toda su cabeza estaba abierta, y de ella salían unos tentáculos que a su vez tenían bocas que devoraban un cuerpo femenino sobre una mesa.
La criatura se detuvo y se levantó, girando en dirección a Tom, quien se congeló, aterrado.
—¿Quién eres tú? —Preguntó con voz gutural—. ¿Por qué no has tomado el cerebro?
—Soy Bill —respondió la mano de Tom, asomándose frente a su huésped y la criatura—. Así que así se ve uno de nosotros completamente terminado.
—Has fallado en tu misión y ahora estás condenado a depender del humano —afirmó el ser—, pero no te preocupes, puedes reubicarte en otro cuerpo, si lo deseas. Ven, te haré espacio aquí.
Sin decir más, la criatura transformó uno de los tentáculos de su cabeza, en una filosa arma que cortó, de una estocada, la mano de su huésped.
Tom quiso gritar, pero estaba tan asustado que su voz no salió.
—Ahora puedes venir —anunció la criatura—. Rápido, este cuerpo está perdiendo sangre preciosa y si el cuerpo muere, yo también moriré.
—No quiero —dijo Bill, achinando su ojo y de pronto sus pequeñas mini manos, se transformaron en enormes cuchillas, tal como la criatura había hecho.
—Entonces morirás junto a tu patético humano.
La criatura se lanzó dispuesta a asesinar a Bill y a Tom, pero la mano derecha no estaba dispuesta a dejarse vencer, estirándose lejos de Tom, detuvo los ataques de la criatura y simplemente cortó su cuello, separándolo de su huésped. A los pocos segundos, la parte monstruosa cayó al suelo y se secó hasta morir.
Unos sollozos hicieron eco en el lugar y Bill giró su ojo, viendo como Tom estaba hecho un ovillo, llorando desconsolado.
—Tom, vámonos de aquí.
—No, no, no puedo moverme.
Bill se acercó hasta el rostro del humano y lo miró directamente, con su único ojo y sus mini manos acariciaron sus mejillas—. Mírame, Tom. —El adolescente obedeció—. Debes calmarte. Respira, vamos, uno, dos, tres, respira.
Poco a poco, Tom se calmó y finalmente dejó de llorar.
—Ahora, salgamos de aquí. El ruido pudo haber alertado a alguien.
Tom miró la escena y sintió ganas de vomitar. De hecho, salió corriendo y apenas cerró la puerta, se dobló, expulsando todo el desayuno que había consumido.
—Vámonos de aquí, Tom.
Tom estuvo como zombie el resto del día en la escuela. Su compañera Emma, estaba bastante preocupada, pero no dijo nada hasta el final de las clases.
—Hey, Tom, ¿quieres pasar a casa a comer helado? William también estará —agregó el final para captar la atención del rastudo, pero sólo consiguió un “no tengo hambre”, apenas en un susurro.
Arrugó el ceño y tomó sus cosas. Mejor le preguntaba a Georg qué le pasaba a su amigo. Estaba lista para darle una patada en las bolas si lo había asustado y ahora el pobre Tom estaba aterrorizado por alguna película de miedo. Pero, para su mala suerte, el castaño ya se había ido a su trabajo de medio tiempo.
&
Cuando Tom llegó al departamento, se tumbó en la cama y miró al techo.
—¿Estás bien, Tom? ¿Quieres que practiquemos el trabajo de Manuela?
—No, Bill —fue la escueta respuesta.
Tom cubrió su cara con la mano izquierda e ignoró a Bill, quien achinó su ojo y escaló por el torso del adolescente hasta quedar frente a su rostro.
—Te ves un poco pálido, creo que deberías comer algo.
—No quiero, Bill —respondió el chico, sin apartar la otra mano de su rostro.
—¿Por qué no me miras, Tom?
Después de un instante de silencio, Tom respondió—. Tengo miedo de mirarte, Bill.
—¿Miedo?
—Sí, te temo, Bill —repitió el rastudo, girando hacia un costado, evitando la cercanía de Bill.
Pero la mano derecha no se daría por vencida tan fácilmente, así que volvió a moverse hasta quedar frente a él y agregó—. Ya te he dicho que no te haré daño porque eres mi huésped, si tú mueres, yo muero.
—Pero hoy, ese monstruo dijo que podrías reubicarte en otro cuerpo, en otro monstruo, para poder comer humanos. ¡Oh, por Dios, se estaba comiendo a una persona!
Bill suspiró—. Tom, estoy unido a tu mano, me alimento por medio de tu torrente sanguíneo, no necesito comer carne, mucho menos comer humanos.
—Pero podrías irte… y entonces… me matarías sin compasión.
—Sí, es posible, la compasión no está dentro de nuestros registros biológicos, sin embargo…
Tom abrió los dedos de su mano izquierda para mirar a Bill, que guardó silencio y parecía meditar sus siguientes palabras.
—¿Sin embargo?
—Yo… creo que me gusta ser Bill, no tengo intenciones de reubicarme en otro cuerpo.
—¿Hablas en serio? —Preguntó Tom sentándose en la cama, bajando la mano izquierda para ver a Bill de frente.
Bill alzó más el dedo que portaba su ojo y asintió—. Creo que me he acostumbrado a estar contigo. Además…
—¿Además?
—Creo que me gustan el trabajo de Manuela.
Tom se puso totalmente rojo y desvió la mirada. Y para cambiar de tema, agregó—. ¿Por qué ellos devoran personas?
—Es algo que venía en nuestra programación —respondió Bill, bajando a nivel de la muñeca de Tom, meditando—. El primer recuerdo que tengo cuando llegué a la Tierra fue “devora su cerebro”. Supongo que al no cumplir la primera misión, dejé de recibir instrucción, porque no he tenido más recuerdos de ese tipo, creo…
—Mmm, entonces que estés en mi mano derecha es algo bueno, ¿no crees? Así sólo eres un parásito de mi cuerpo y no un monstruo caníbal.
—Has mencionado mucho la palabra monstruo, Tom, pero según mis conocimientos, ustedes, los humanos, son los que más se apegan a esa definición. Ustedes matan no sólo por comer, sino por deporte. Ustedes son capaces de torturar a seres de otras especies, incluso de su misma especie, sin inmutarse. Ustedes destruyen el lugar en que habitan y ni siquiera tienen la decencia de hacerse responsables. Ustedes son los monstruos, Tom. Nosotros sólo buscamos seguir existiendo, si debemos matar para comer, lo hacemos. Si debemos matar para continuar ocultos y no ser masacrados, lo hacemos, pero nunca asesinamos sin razón como los humanos. Sólo somos parásitos.
—Yo… no quiero que vayas a convertirte en un ser horrible como el que vimos hoy, Bill. Por favor, sólo sigue siendo el parásito de mi mano derecha. Nunca te vuelvas como ellos.
—No hago promesas que no cumpliré, Tom. No está en mi programación mentir.
—¿Quieres ser un asesino?
—Si alguien te pone en riesgo a ti, como mi huésped, entonces estaré obligado a serlo, Tom. No me puedes pedir lo contrario.
—Oh. —Tom cerró los ojos y meditó. Aquella noche no tuvo sueños húmedos, sino pesadillas sobre Bill.
& Continuará &
Esto es parte de la trama de la película, lo incluí porque será necesario para una escena de más adelante. ¿Qué les parece que Bill no quiera irse, porque prefiere funcionar como Manuela? Jijiji, no dejen de comentar.