«Un pirata no se enamora»
Cap 2: Conociendo… ¿al demonio?
By Bill
-¡Levántate basura! – oí gritar y entonces ¡pum! Me di directo en la cara con el piso de madera- ya no estás en tu casa gusano así que levántate a trabajar – me dijo un hombre negro y lleno de tatuajes.
Aturdido mire a todos lados. Estaba en un barco y no en cualquier barco nada más y nada menos que en el Quimera. Había bebido con los otros marineros hasta quedar en pedo. No sé ni cómo llegue a la hamaca en la que estaba durmiendo. El barco olía a madera mojada y a mar.
Estaba dentro del barco en la planta baja. Aquí estaban los cañones y demás cosas que yo no sabía el nombre.
-Hola- al escuchar esa vos di un brinco y lo mire asustado- tranquilo amigo Jajaja – se rio un chico. Tal vez de mi edad o un poco más. Era rubio de ojos azules, vestía una pantaloneta de jean rota y una camisa blanca con rayas rojas. Traía dos traperos.
-¿Quién eres? – pregunte ya calmándome. Parecía buen tipo.
-Soy Andreas Mitch ¿y tú?- sonrió. Cada vez me convencía más de que los piratas no eran feos.
-Bill Morgan- sonreí- un gusto – estire la mano y el la miro confundido-
-Bien Morgan – se rio- es mejor que te quites esa ropa y te pongas la de trabajo si no quieres que te la roben – me sonrió. Al parecer aquí uno se llamaba por los apellidos-
-Bien Mitch – sonreí- ¿Cuál es la ropa de trabajo?-
-Al parecer no tienes- fue hacia una bolsa y saco unas prendas- mira a ver si te quedan las mías Morgan y no te preocupes están limpias-
Sonreí y el subió a la segunda planta. Me vestí lo más rápido posible y efectivamente si me quedo su ropa aunque un poco ancha. Una pantaloneta de jean desgastada y un esqueleto negro con rayas blancas. Y unos «zapatos» desgastados, me los puse y me agarre el cabello en una coleta con mis ojos bien maquillados. Andreas bajo.
-Te queda bien Morgan- su vos era nerviosa- ahora sube en 5 minutos el capitán bajara a conocer su nueva tripulación- y subió prácticamente corriendo.
Me sentí un tanto intimidado, así que respire hondo y subí a cubierta. Allí los marineros se hicieron en fila. Este barco era enorme, corrí y me hice al final de todos escondiendo mi rostro. Andreas se acercó a mí y me dio una pañoleta negra. Me guiño el ojo y entendí. Al igual que él me la coloque en la cabeza, escondiendo mi cabello.
-Vaya vaya- escuche los pasos y lo vi. Sin abrigo solo con su camisa desgatada blanca que dejaba ver su bien formado pecho – ¿Qué tenemos aquí Georg?- le pregunto al que me había anotado.
-Lo que hemos podido encontrar capitán- dijo con un tono lleno de respeto- hay muy jóvenes y viejos pero trabajan como ninguno.
-Que bien- su sonrisa daba miedo. Thomas me daba mucho miedo. Empezó a pasar por cada uno preguntándole su nombre y apellido y los inspeccionaba con la mirada. Hasta que se paró frente a mí y me miro. Su expresión cambio radicalmente a una de confusión y frunció el ceño. Me quede paralizado en ese momento.
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By Thomas
Habían hombres o muy críos o muy viejos; pero sabía que estos me juraban lealtad y trabajaban bien. Pase por todos ellos mirando sus cualidades físicas para ya después hablar con Georg respecto a si necesito algún conejillo de indias. Pase por todos sin ningún interés hasta que vi a aquel chico.
Sus ojos estaban cuidadosamente delineados como los de una mujer…pero no se le veían mal es más sus ojos resaltaban mucho. Eran cafés avellanas pero…había algo. Yo había visto a este tipo en algún lado. Tenía la cara bastante fina y cuidada era muy delgado y alto también. De algo se me hacía pero no le puse atención lo que más me llamaba la atención…era ese rostro de ángel que tenía.
-Tu- dije tosco y divertido- ¿Cómo te llamas?
-Bill Morgan – contesto seguro de lo que decía. Jum ¿Bill? De algo se me hacía aunque el Morgan solo lo conocí de un pirata que murió hace mucho.
-Morgan ¿eh?- dije mirándolo – regresen todos a sus puestos de trabajo- ordene y todos se perdieron en un santiamén. Solo quedamos Morgan, Georg y yo. – ¿de dónde eres Morgan?-lo vi pasar saliva- no es muy común ver chicos como tú en mi barco- gire alrededor de él estaba tenso- casi podría jurar que eres millonario.
-Se equivoca capitán- su vos temblaba. Estaba cagado del susto- No puede juzgarme así solo por mi aspecto es como si yo lo dijera de usted- me pare y lo mire levantando una ceja.
-Explícate – sonreí.
-Usted no está lleno de marcas ni tiene mal rostro- me reí. ¡Carajo! ¿Quién era este crio? -cualquiera que lo viera con otras ropas diría que usted es dela gran sociedad-
-Buen argumento Morgan – sonreí. Nadie me había encarado en años- Ahora fuera de aquí gusano y ve a trabajar-
Bill Morgan asintió y salió disparado de donde estábamos. Intente hacer un poco de memoria. De algo se me venía ese chico pero nada. En blanco. Lo único que sabía es que…ya había encontrado un conejillo de indias. Y no precisamente para hacer el trabajo sucio…oh bueno no tan sucio.
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By Bill
-Ahora fuera de aquí gusano y ve a trabajar.
Salí prácticamente corriendo cuando me dijo eso. ¡Caray! Como intimidaba ese Hombre. Por poco pensé que sabía quién era pero tal vez es mi aspecto el que le dio a sospechar después de todo aquí todos estaban sucios y yo no. Corrí hacia donde estaba Andreas. Él estaba trapeando la cubierta.
-Andreas tengo un problema- dije asustado. El me miro.
-¿Qué pasa Bill?- me sonreí en mi fuero interno al ver que nos llamábamos por nuestros nombres pero luego reaccione- ¡no se hacer nada!- dije casi en grito susurro.
-Jajaja ¿enserio?- me miro divertido- no importa mira has lo que yo ¿vale? Toma- me paso un trapero. Le hice caso y empecé a ayudarlo ¡adiós a mis adoradas uñas!
El día se pasó muy lento. Todo era limpia aquí limpia acá. Andreas también me enseño a hacer algunos nudos para las velas y demás. Ya había oscurecido, no sabía ni si quiera a dónde íbamos solo sabía que estaba lejos de casa. En el ancho mar en uno de los barcos más macabros de toda la historia. Y eso estaba bien…o eso pensaba.
Estaba charlando con Andreas en la segunda planta cuando escuchamos que Georg bajo. Todo el mundo se quedó en silencio.
-Morgan – se me helo todo el cuerpo- sube-
Todo el mundo me miro con cara de sorpresa. Me levante y seguí a Georg el contramaestre. Y al estar arriba subimos las escaleras para la última planta….esta llevaba a la cabina del capitán ¿que hice ahora?
-Morgan- me susurro una vez que estábamos al frente de la cabina. – has todo lo que te ordene solo es un consejo- me palmeo la espalda y luego me empujó hacia adentro y cerró la puerta.
Adentro era una gran habitación. Un escritorio con mapas, una mesa con licor, una cama bien puesta y grande y demás cosas necesarias de un capitán. Y en un sillón allí estaba Thomas mirándome.
-Hola Morgan- me sonrió de una manera picara – ¿Qué tal tu primer día? – me dijo mientras me indicaba que me sentara junto a él. Le hice caso
-Bien -conteste nervioso- todo mojado
-Jajaja es normal- tomaba una copa de algo negro tal vez ron.
-¿Por qué me llamo capitán?- Le pregunte nervioso al ver que me pasaba una copa de Ron.
-Quería pasar tiempo con alguien – me confeso- es feo estar solo siempre.
-¿Y porque yo?- pregunte un poco abochornado.
-¿Te molesta?- era tan galante. Estaba liándome eso era seguro el problema era que yo no sabía si me gustaba o no.
-No no para nada- le sonreí alagado- es solo que si no fuera porque conozco su reputación-dije tragando saliva- diría que estas tratando de liarme.
-¿Y quién dice que no es así?-pregunto mirándome de una manera muy picara. ¡Carajo! Así o más lindo la verdad era que estaba a punto de ponerme a babear.
-Pues soy un hombre y…- trague saliva al ver como colocaba los ojos en blanco.
-¿Y?- me sonrió- eso no significa que yo vaya a ser ciego y no me fijara de lo hermoso que eres-
Me quede en silencio tratando de atrapar todas las mariposas que viajaban en mi estómago. Entonces vi como suavemente se acercó a mí. Mi corazón latía muy rápido y entonces cuando sentí sus labios sobre los míos. Toda la razón a retenerlo se fue.
Lo agarre por el cuello mientras él me tomo de la cintura penetrándome con su deliciosa lengua que sabía a ron. Puro y delicioso Ron. Nuestras lenguas se tocaron a no poder más. Podía sentir su cuerpo marcado contra el mío, estaba deseando cosas…que una persona cuerda no desearía.
-Hum- gruño suave y sensual- que bien besas Morgan – me mordió el labio y yo solo pude sonreír.
-No se queda atrás capitán- le dije respirando en su boca.
Volvió a atacarme con esos labios llenos de deseo. Y no dude en corresponder y abrir mis labios para que su peligrosa lengua lamiera la mía. Estuvimos dándonos besos húmedos hasta que sus manos liberaron mi cintura y se colaron por mi frágil esqueleto. Al sentir sus bruscas manos sobre mi piel, sentí como todo mi cuerpo se estremecía.
Me empujo sin dejar de besarme acostándome sobre aquel cómodo sillón. Su cuerpo sobre el mío…sus labios devorando los míos y sus manos acariciando mi cuerpo me estaban volviendo loco. Empecé a acariciar la espalda, nervioso por no saber qué hacer. Cortó el delicioso beso y empezó a besar mi cuello.
Cerré los ojos sintiendo sus labios y su encantador pircing del labio. Agarre el comienzo de su camisa y se la saque de un tirón. Abrí los ojos mirando su bien formado cuerpo. Tenía tatuajes o sí que los tenía. En el brazo en el hombro, en el pecho, en la espalda pero no mi puse a mirar que formas tenían. Cerré los ojos y deje salir un jadeo al sentir como mordía y succionaba mi tetilla y la otra era estimulada por su gran mano. Baje mis manos suavemente acariciando sus músculos y su espalda hasta llegar a su cinturón. Allí lo abrí y vi cómo se levantó sentado en mi abdomen mirándome.
-Que ansioso Morgan – me sonrió y yo me ruborice. Mire atentamente como agarro sus pantalones y se los saco sin bajarse de encima de mí. Pude ver sus bóxer negros y su notable bulto tras ellos. Por unos instantes desee arrancárselos para poder mirar más. Pero mis labios fueron ocupados por los suyos y su lengua. Saco mi pantaloneta junto a mi bóxer sin pudor alguno. Me ruborice y me tense de inmediato. Estaba excitado o claro que sí pero… ¿Qué pensaría él?
Evite mirarlo a los ojos y los cerré respirando agitado. Pude escuchar cómo se sacaba la última prenda que lo cubría a él, no pude con la tentación y abrí los ojos mirándole la gran erección que se alzó ante mí. Me mordí el labio de pura inconciencia.
-Que quieres que haga marinero – me susurro besando mi oreja- Dímelo are lo que me ordenes.
-Yo…capitán yo…- no sabía que pedirle estaba muy excitado. Quería que Thomas me diera más placer así que cerré los ojos mordiéndome el labio y lo dije- Follame
-Como tu ordenes- pude notar la risa que se formó en su hermoso rostro y como se colocó entre mis piernas. De puro acto reflejo las envolví en su pelvis sintiendo así sus testículos entre mi erección y mis testículos.
Suspire más que excitado. Sentí como colocaba la punta de su gruesa polla en mi entrada. Y entonces la razón me llego ¿Qué tanto iba a doler eso? El pánico me llego de repente y me tense. Thomas pudo notarlo ya que me beso y una de sus manos bajo por mi abdomen hasta mi entrada. Allí ejerció presión en mi entrada metiendo uno de sus dedos.
Sentí dolor y placer pero soportable. Cerré los ojos y mordí su labio extasiado de los movimientos de su dedo en mi ano. Hasta que coló otro dedo lentamente en el. Los gemidos empezaron a salir de mi garganta. Tres dedos hasta cuatro y el dolor desaparecían con sus lentas pero suaves estocadas.
-Listo…- le oí susurrar más para sí mismo y cuando abrí los ojos sentí como una gran presión se ejerció en mi trasero al sentir su gruesa y dura polla en mi trasero. ¡Que dolor! Pero era soportable no me dolía como lo imagine. La tenía bastante grande el capitán y cuando empezó a moverse lo entendí.
No había querido causarme tanto dolor, por eso se tomó el tiempo necesario para prepararme. Thomas…eres un encanto.
Los gemidos salían de mi garganta y los gruñidos y pequeños gemidos de la de él. Se sentía tan bien ¡tan bien! Carajo lo disfrutaba como un desquiciado mis gemidos lo demostraban. Pero el punto fue cuando me la agarro y empezó a masturbarme al ritmo de sus brutas y rudas embestidas.
Me carcomía tanto placer. Quería que todo fuera más rápido pero no quería que acabara. Quería ahogarme allí mismo en ese océano de placer que mi Capitán me estaba brindando.
No se cuánto tiempo paso pero sentí que estaba a punto. Mis gemidos aumentaron de velocidad sentí como si fuera explotar y efectivamente lo hice.
Mande mi cabeza hacia atrás cortando el beso que habíamos tenido cerrando los ojos y sintiendo como toda mi semilla se escurría por toda su mano.
-Oh mierda- le oí maldecir y un gruñido bestial y orgásmico salió de su garganta. Pude sentir como su semilla me llenaba por dentro…tan caliente…tan espeso…tan delicioso.
Callo sobre mi pecho saliendo de mi exhausto. Nuestros pechos subían y bajaban tratando de ordenar el ritmo de las respiraciones y el corazón. Sonreí al verlo allí. Sentía miles de cosas miles pero no sabía que era hasta que él se levantó y me miro meditando. Me inclina hacia arriba para besarlo pero él se retiró de inmediato y se levantó. Lo mire confundido y un tanto picado cuando lo vi vistiéndose.
-Ya puedes irte Morgan – me dijo serio y un tanto tosco. ¿Espera que? ¿Eso era lo que quería? ¿Sexo? Bueno no me sorprende pero…pero…me sentía usado. Quería llorar.
-Eres un maldito- susurre levantándome y agarrando mi ropa colocándomela. Él se sentó y sirvió más ron mirándome. Su mirada era difícil de interpretar pero en esos momentos yo solo me sentía usado – todos tenían razón…- dije herido.
-¿En qué?- pregunto mirándome.
-En que si eres el demonio – lo mire herido y lleno de rabia. El me miraba inexpresivo- y te odio- y Salí de su despacho dando un fuerte portazo. Corrí hacia la popa del barco y cuando estuve en la punta vomite hacia el mar…me sentí sucio herido y con ganas de tirarme al agua junto a mi propio vomito. Había caído…redondito en su sucio juego. Piratas…
Continúa…
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