«Un pirata no se enamora»
Cap 20: La puerta se abrió
Y sin más mis labios devoraron los suyos así como los suyos a los míos…un juego de lenguas hasta que un recuerdo volvió a mí…haciendo que cortara el beso y Thomas me mirara confundido.
-Tu hermano – le dije y el me miro extrañado.
-¿Qué pasa con mi hermano?- pregunto un tanto irritado.
-Está vivo – su cara era inexpresiva.
-¿Qué?- pregunto frunciendo el ceño.
-Eso dijo mi hermano para que no lo mataran-
Y como un gran huracán, Thomas se levantó de la cama y salió por la puerta como alma que lleva el diablo. Me levante enseguida a seguirlo hasta llegar donde estaba Georg.
-¡Capitán!- dijo sorprendido.
-¿Dónde está el hermano de Morgan?- pregunto de una manera fría y calculadora.
-En el calabozo- contesto- ¿se encuentra bien?
Thomas no le contesto y bajo las escaleras de manera afanada y desesperada. Corrí tras de él como un buen perrito dándole una mirada tranquilizadora al contramaestre que estaba más extrañado que nunca.
Tom prácticamente corría por los pasillos hasta llegar a la puerta que daba al calabozo real. Allí bajamos y en la primera celda del mugriento calabozo mi hermano nos miró lleno de miedo. Había un marinero con las llaves al ver a Thomas se levantó y se puso firme enseguida.
-Ábrela- le ordeno el capitán y este lo hizo.
Mi hermano se arrodillo en un rincón y se tapó la cara temblando de miedo. Thomas como un león furioso tomo a mi hermano de sus ropas y lo levanto haciendo que lo mirara.
-¿Dónde está?- pregunto controlando miles de emociones. Se le notaba en la mirada.
-En la última celda – contesto mi hermano a punto de romper en llanto.
Thomas lo soltó y salió de la celda sin si quiera mirarme. Camino hasta la última celda pero esta estaba vacío. Miramos hacia todos lados y al final del pasillo había una puerta de madera con un candando enorme.
-¿Cuál es la llave?- le pregunto al chico que nos seguía.
-De esa no ahí ya la intente abrir- contesto lleno de miedo.
-¿Qué?- lo miro apretando la mandíbula. Entonces un recuerdo llego a mí enseguida.
«-Mira Bill- me dijo mi padre mientras sacaba una bolsita de terciopelo roja. – En esta bolsa ahí un gran tesoro. Esta llave guarda la mayor de las recompensas que he obtenido asesinando a los piratas – me conto mientras colocaba la bolsa en mi mano.
– ¿Qué es? – pregunte de manera inocente en ese tiempo apenas era un niño –
– Una llave – me contesto – Y tu serás el guardián de esta. Jamás se la des a nadie y jamás le cuentes a nadie de ella-
– Si – conteste y me la colgué en el cuello -«
-¡Espera!- le grite a Thomas antes de que golpeara al chico- creo saber dónde está la llave
-Tráela – me ordeno.
Salí corriendo hacia mi cuarto sin pensar en nada que no fuera aquella extraña llave que me había dado mi padre. Nunca me dijo que era solo que tenía que cuidarla y jamás dársela a nadie. ¿Sería el hermano de Thomas el tesoro que guarda como recompensa a la desdicha del capitán? Que bastardo la verdad.
Al entrar a mi cuarto fui hasta mi tocador donde tenía un cofre de madera de caoba muy bien decorada. La abrí y allí estaba aquella bolsita de terciopelo. La tome y volví hacia las celdas donde Thomas ya se estaba impacientando.
-¡Traidor! – grito mi hermano al verme pasar. Yo lo mire- por tu culpa asesinaron a nuestro padre ¡bastardo!
-Cállate- le ordene de manera fría- o tendrás el mismo futuro que el.
No se cómo fui capaz de amenazarlo de esa manera lo seguro fue que ¡se quedó callado y los colores se le fueron de la cara! Que genial era.
Volví a lo que iba y corrí hacia la última puerta. Allí Thomas me miro cabreado y yo saque de la bolsa aquella llave dorada y reluciente que se me había ordenado cuidar.
-¡Ábrela!- me grito Thomas y un poco asustado fui a meter la llave en la cerradura. Con unos cuantos giros un «Tic» se hizo presente y la puerta se abrió.
.
By Thomas
Quería matar a alguien, si eso quería. Me dicen que mi hermano se encuentra vivo y ¿no hay una maldita llave? Cuando quise asesinar al chico Bill me dijo que sabía dónde podría estar la llave así que le ordene que fuera por ella.
La espera fue eterna; caminaba de lado a lado como un león enjaulado. La paciencia se me acaba y la victima seria uno de los míos que me miraba con miedo y curiosidad.
A punto de perder la cordura llego Bill corriendo y impacientado le grite que abriera. No quería gritarlo pero los nervios me tenían pegado al techo. Cuando el «tic» de aquella puerta se hizo presente y Bill la empujo para abrirla todo mi mundo se fue al piso.
-¡Gustav! – grite y empuje a Bill para quitarlo de la entrada.
En la celda estrecha y mal oliente había un hombre con una máscara puesta en su cara. Era de hierro y estaba oxidada. El hombre se removió débilmente en el suelo de paja donde se encontraba.
-¿Gustav?- pregunte acercándome y con mi espada rompí aquel oxidado candado que ya no servía de nada. Con nervios removí la máscara y el rostro enfermo de un chico rubio…Gustav.
-¿Q-quien?- pregunto débilmente abriendo sus ojos cafés. Me miro por un largo rato sin saber quién era o eso decía su rostro lleno de miedo- ¿Q-quiien eres?- tartamudeo.
-Gustav – susurre sin poder creerlo- soy yo…Tom tu hermano – el me miro de nuevo y yo me fije en la gran marca que decoraba su cuello. Una cicatriz marcada de aquella noche en la cual creí que había muerto.
-¿Tom?- pregunto con un hilo de vos- ¿Thomas?
-Si- asentí con la cabeza.
El empezó a temblar y se puso a llorar como el niño que yo recordaba. A pesar de la barba y su musculatura…seguía siendo mi hermanito. Lo abrace como nunca lo había hecho…quise llorar pero solo se me cristalizaron los ojos. Quise gritar pero lo ahogue en un beso en su larga cabellera rubia.
-S-sabía que vendrías – me dijo ahogado en llanto- Sabia que a-algún día me salvarías.
-Shh- lo acune en mis brazos. A pesar de todo yo seguía siendo más grande en edad y en cuerpo – ya todo estará bien Gustav.
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By Bill
Las lágrimas recorrían mis mejillas al ver el reencuentro de Thomas y su hermano. Aquel hombre sucio y rubio se abrazaba a Thomas como un pequeño niño que después de estar perdido encuentra a su hermano. Y mi Thomas…mi Thomas lo acunaba protegiéndolo de cualquier mal.
Ver las atrocidades que cometió mi padre solo me demostraba que los que nos dicen que son los malos….resultan ser los buenos…y los buenos malos.
Es por eso que no debes fiarte de lo que te dicen está mal. Porque los que tienen poder solo te vendan los ojos para hacer lo que ellos quieren que se haga. Sigue tus sueños sin importar que sea mal visto por los demás tu eres el único capaz de decir…que es bueno y que está mal.
Subimos a Gustav a una de las habitaciones y las criadas asustadas lo limpiaron mientras que el doctor privado pronosticaba una grave desnutrición.
-Bill – escuche a mis espaldas. Al voltear vi a Thomas que había entrado a mi cuarto cerrando la puerta tras de sí.
-¿Si?- pregunte mirándolo confundido-
Thomas sonrió con ternura. Eso me dejo en un shock total ¿el sonriéndome así a mí? Cuando intente reponerme del estado de trance en el que había entrado. Él estaba frente a mí reclamando mis labios como suyos.
Entre besos caímos en mi cama…desprendiendo la ropa que en esos momentos estorbaba…Las caricias de Thomas eran tiernas y a la ves bruscas…Sus besos por mi pecho y los jadeos de mi parte hacían que el ambiente fuera el más perfecto que pudiera existir…sentí como lentamente se introdujo en mi causando así un dolor placentero mientras que sus labios besaban mi cuello con delicadeza y cuidado.
-Te amo…- susurre en su oído y el me miro deteniéndose por completo. Nos miramos por unos segundos y luego el sonrió complacido.
Sus labios sellaron mis preguntas y las embestidas que empecé a recibir me hicieron olvidar como hablar o articular palabra.
-¿Por qué lloras?- me pregunto mirándome preocupado.
-Nada- le sonreí- continua.
Lo bese y volvimos a unirnos en una vaivén lleno de deseo y sentimientos encontrados.
Lloraba de alegría…porque me había dado cuenta…que esa era la primera vez…que no teníamos sexo…si no hacíamos el amor.
Continúa…
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