«Un pirata no se enamora»
Cap 3: Canciones del corazón
By Bill
Corrí hacia la popa del barco y cuando estuve en la punta vomite hacia el mar…me sentí sucio herido y con ganas de tirarme al agua junto a mi propio vomito. Había caído…redondito en su sucio juego. Piratas.
Camine mareado y enfermo hacia la primera planta; Necesitaba dormir aunque me sentía sucio…estaba muy cansado para hacer algo al respecto. Thomas era un idiota ¡un idiota! Me tire en la hamaca y cerré los ojos tratando de contener las lágrimas inútilmente. Lo único que sabía era que…de alguna manera me vengaría del capitán. Lo juro.
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By Thomas.
Tuve el pequeño impulso de correr hacia Bill y no dejarlo ir de esa manera. Pero me contuve; es decir ¿Qué me estaba pasando? ¿Yo preocupándome por lo que sienta mi conejillo de indias? No entiendo porque lo estimule antes de penetrarlo, porque en ese momento me daba miedo causarle dolor ¿Qué acaso me volví gilipollas?
Tome otra copa de ron y me tire sobre la cómoda cama. Este no soy yo. Yo hago lo que quiero cuando quiero, es mi barco, mis leyes, mi gente. Nadie importa solo yo por eso soy el capitán. Pero en ese momento no pensaba así…esos ojos me traen nostalgia ira y algo más ¡que carajos me está pasando! Y me dormí.
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By Bill
–Bill -escuche – Bill despierta o el maestre te golpeara.
-Ya estoy despierto- Gruñí de mal humor. Abrí los ojos y Andreas me mirada preocupado-¿Qué?
– ¿Estas bien? Tus ojos están algo hinchados- me pregunto preocupado.
-Vete ya te alcanzo en la cubierta-
Suspiro y se fue. Me levante y fui directo a mi bolso escondido entre un cañón. Saque el delineador y el espejo y arregle mis ojos ocultándolos en una gruesa capa de negro para que no se notara mi debilidad. Thomas no se daría ese gusto ¡claro que no! Termine y subí a cubierta. Allí estaba todo tranquilo; todos en sus puestos hasta que subí la mirada hacia la popa allí en el timón, estaba Thomas y el contramaestre; quien sabe de qué hablando, miraban un mapa y luego miraban el mar. Malnacido quería botarlo por la borda.
-Bill- escuche a Andreas y fui con él. Me dio un cepillo y nos pusimos a brillar las tablas del suelo.
-Relájate estoy bien- le ataje antes de que me preguntara- solo tuve un mal sueño.
-Oh que bien- se rio- ya me estaba preocupando-
-Aja- dije sin ponerle atención. Solo quería matar a Thomas.
– ¿A dónde nos estaremos dirigiendo?- Pregunto Andreas en vos baja.
Caí en cuenta de que era verdad. No teníamos idea de dónde vamos. Mire de nuevo hacia el timón y allí Georg y Thomas se reían y bebían ron. Maldito hijo de la grandísima…
– ¿Qué no lo saben?- La vos de un hombre mayor me saco de los pensamientos. Era viejo y le faltaban dientes, canoso y mal oliente – ¿No saben a dónde vamos?
-No señor-conteste- ¿usted si?
-Claro- contesto riéndose -El tesoro de las maldivas -nos contó. ¿Maldivas? ¡Coño! Eso quedaba en el mar índico.
– ¿El tesoro de las maldivas?-Vi la expresión pálida de mi compañero – ¡El capitán está loco!-
-No me digas- a todos se nos congelaron los nervios al oír su vos. Levantamos la vista y allí recargado estaba Thomas mirándonos con esas expresiones que intimidaban. Daba igual yo quería matarlo. – ¿Por qué loco?- pregunto mirando a Andreas.
-L-lo siento capitán- dijo Andreas con temor.
-Jajaja ¿qué sabes del tesoro de las maldivas?-pregunto Thomas divertido.
-Se dice q-que es custodiado por una bruja- Andreas trago saliva – Una que maldice al primer hombre que toque el tesoro; ese hombre será desdichado y los demás que le sigan serán beneficiados con su tristeza. Pero que después de todo…Primero abra que pasar por unas cuevas. Las cuevas de la muerte -Andreas temblaba ante la divertida mirada de Thomas.
– ¿Y tienes miedo? -Pregunto el capitán divertido.
-Está claro que usted no será el primero en tocar aquel tesoro- trago saliva.
-Estas en lo correcto -asintió Thomas -así que no des más rienda a que seas tú el pobre diablo que lo agarre de primeras – Todos callamos en ese instante. Thomas era un maldito además ¡las brujas no existen! Son solo mitos.
Continuamos trabajando bajo la estricta mirada del contramaestre. Era agotador estar limpiando y limpiando estaba a punto de desmallarme. Andreas corrió hacia el capitán y le dijo algo. Thomas me miro serio y frunció el ceño ¡puto Andreas no hagas que te corte la puta lengua! Y entonces vi como Thomas le decía algo al contramaestre y este asentía. Georg y Andreas fueron hasta mí, vigilados por la estricta mirada de Thomas.
-Tu Morgan- Me señalo Georg- serás el vigía de ahora en adelante así que sube y dile a Smith que baje de allí –
Abrí la boca sorprendido pero sin ser capaz de protestar. ¡Gracias al cielo no tendría que fregar más! Me agarre con vértigo a las gruesas sogas y trepe a lo alto hasta llegar al tal Smith.
-El contramaestre dice que bajes-le dije y este cara de loco se rio y bajo rápidamente.
Me subí en el pequeño lugar hecho de madera y allí había una pequeña silla. Sonreí y mire el paisaje; Era ¡hermoso! Podía ver todo el mar todo el barco desde aquí. Era precioso quede maravillado.
Mis ojos volaron curioso por todo el barco hasta que me encontré con el capitán mirándome. Al verme sonrió de lado y me guiño un ojo. Sentí como la sangre subía a mi cabeza de la ira y le di la espalda mirando hacia el ancho y profundo mar. Mire las olas moverse y vagamente recordé aquella canción que me cantaba mi nana cuando yo tenía 11 años…La canción que recordaba a mi madre.
«Con diez cañones por banda…Viento en popa a toda vela
No corta el mar si no vuela…Un velero bergantín
Bajel pirata que llaman…Por su bravura el temido
En todo el mar conocido…Del uno al otro confín
La luna en el mar riela…Y en la lona gime el viento
Y alza en blando movimiento…Olas de plata y azul
Y ve el capitán pirata…Cantando alegre en la popa
Asia a un lado, al otro Europa…Y allá a su frente Estambul
Navega velero mío…Sin temor que ni enemigo navío
Ni tormenta ni bonanza…Tu rumbo a torcer alcanza
Ni a sujetar tu valor…Veinte presas hemos hecho
A despecho del inglés…Y han rendido sus pendones
Cien naciones a mis pies…Que es mi barco mi tesoro
Que es mi dios mi libertad…Mi ley la fuerza y el viento
Mi única patria la mar…Allá mueva feroz guerras
Ciegos reyes, por un palmo más de tierra…Que yo tengo aquí por mío
Cuanto abarca el mar bravío…A quien nadie impuso leyes
Y no hay playa sea cualquiera…Ni bandera de esplendor
Que no sienta mi derecho…Y de pecho a mi valor
Que es mi barco mi tesoro…Que es mi dios mi libertad
Mi ley la fuerza y el viento…Mi única patria la mar «
Suspire mirando las bellas olas. Mi madre…aunque jamás la había conocido la extrañaba demasiado.
Era aburrido estar aquí sin hacer nada. Lo único que se podía disfrutar aquí era la calma del mar, la hermosura del cielo y los cantos de los marineros que igual que yo coreaban mientras trabajaban.
– ¡Morgan!-escuche un grito y me levante inmediatamente. Mire hacia abajo y allí estaba el maestre. Aquel hombre negro y lleno de cicatrices -Ya puedes bajar se acabó tu turno-
Mire confundido hacia el horizonte y efectivamente. Ya estaba oscureciendo.
-Si señor-conteste y baje de allí.
Allí ya no estaba si no el maestre, el contramaestre y el capitán. Mirando hacia el calmado océano. Mire a Thomas que concentrado seguía mirando el mapa. Suspire un tanto triste y volví hacia la primera planta. Allí los demás estaban durmiendo, bebiendo y contando historias. Fui hacia los de las historias.
– ¿Ya han oído la leyenda del Capitán Thomas?-Pregunto un viejo con un tatuaje de calavera en la calva. Tenía claramente toda mi atención – Se dice que piso el primer barco pirata desde los 14 años, entro como nosotros, reclutado. Pero no en cualquier barco si no nada más y nada menos que el barco de Edward Teach – mire confundidos la cara de espanto de muchos ¿quién era ese?
– ¿B-barba Negra?- pregunto un chico. ¿Barba negra? ¡Carajo! De él si había escuchado. Uno de los más temidos piratas.
-Así es -sonrió el calvo- estuvo trabajando para Barba negra por dos años. Y a los 16 se dice que engaño a Barba negra y lo degolló enfrente de toda la tripulación – la sangre se me congelo a oír eso – y saben lo que sucede cuando matan a un capitán. Inmediatamente Thomas ocupo su lugar y su nombre Thomas Logan Drake se escuchó por los 7 mares alias el demonio y su barco llamado «el quimera» también es apodado como el barco fantasma, el barco del diablo y muchos otros nombres más. Respetado por miles de piratas El capitán Thomas recorre en busca de tesoros, mujeres y venganza. Sin duda alguna tenemos al capitán más despiadado de todo el mundo y eso que hasta ahora tiene 23 años.
-Nuestro capitán es el mejor- grito un chico al fondo.
– ¡Thomas Thomas Thomas! -empezaron a corear todos allí presentes golpeando sus sillas y zapateando.
En ese momento que quedaron claro dos cosas. Una Thomas era un despiadado y tirano pirata y dos toda su tripulación lo adoraba. ¿Quién se podría enfrentar a semejante personaje? Tal vez yo pero no para robar su título. Pero al menos vengar que me quito y santísima virginidad trasera y luego me hecho cual vil perro. Oh si tenía planeado vengarme de alguna u otra forma. Y ojala estés preparado Capitán Drake, Thomas Logan Drake
Continúa…
N/A: La canción que se menciona es: «Que el viento sople a tu favor» de Mago de Oz. Es decisión de ustedes si la quieren escuchar toda.