«Un pirata no se enamora»
Cap 7: «La sirena»
Era agradable saber que me quería…era agradable sentir que era tan preciado para el…jamás me alejaría de él ¡Nunca!…no importaba que hizo en el pasado…lo amaría…a mi Thomas Logan Drake.
Después de otra sesión de sexo en la gran cama del capitán; descansaba recostado boca abajo y desnudo sobre la cama. Era agradable dormir aquí y no en las sucias hamacas de la primera planta. Era de noche y todo estaba oscuro; Thomas estaba levantado con una lámpara prendida mirando unos mapas con una brújula y otros instrumentos de dirección ¿A dónde nos dirigiríamos ahora? Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando él fue hacia su armario y saco una caja larga y plana.
Mire haciéndome el dormido y vi como tomo una copa de ron y se sentó en su sillón. Allí abrió la caja y saco una guitarra. ¿Tocaba la guitarra? ¿Thomas el peor pirata del mundo tocaba la guitarra? Estuve a punto de caerme de la sorpresa hasta que se posiciono y empezó a tocar una balada muy tranquila…el son de las olas chocando con el barco le hacía un fondo muy hermoso y entonces…empezó a cantar.
«A la voz del barco viene
A todo atrapo y nada puede escapar
Que yo soy el rey del mar…y mi furia es temer
En los tesoros yo divido…lo han cogido por igual
Solo quiero la riqueza…la belleza no es un rival
Sentenciado estoy a muerte
Yo me rio no me abandone la suerte
Y al mismo que me condena colgare de alguna antena
Quizás en su propio navío
Y si caigo ¿Qué es la vida?
Por perdida ya la di
Solo mi música mejora
De los claves sacudidos
Y del negro mar los bramidos
Y el rugir de mis cañones…»
Quería seguir escuchando aquella canción…llena de muchos mensajes y embobado en ver a Tom cantar y tocar pero un grito lo saco de su concentración.
– ¡Enemigos! – se escuchó- ¡enemigos! –
Thomas se levantó como una fiera y guardo su guitarra devolviéndola a aquel baúl que guardaba con llave. Me hice el asustado.
-¿Qué sucede? – pregunte asustado y antes de que me contestara una gran explosión sonó y el barco se balanceo bruscamente. Thomas me miro.
-No salgas de acá- y salió de la cabina cerrándome con llave ¿Qué se creía? Me levante histérico y mire por la ventana. Otro barco estaba bombardeando al Quimera.
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By Thomas
Encerré a Bill en mi cabina sabiendo que allí estaría seguro. Corrí hacia el Timón y vi la sombra del otro barco; sonreí al ver su nombre «La sirena» era increíble que un barco que llevaba por capitán a una mujer me estuviera atacando pero era obvio, todas nuestras luces estaban apagadas no podían ver el nombre de mi barco.
El contramaestre encendió todas las antorchas y los bombardeos pararon. Sonreí pero ya era demasiado tarde. Habían hecho fisuras en mi hermoso Quimera no se los iba a perdonar. Nuestros cañones listos y arriba los arpones.
En Japón Takahari mi buen amigo pirata me vendió los arpones con los cuales cazaban a las ballenas y yo los use para atraer a los humanos ¿soy muy original verdad?
-¡Fuego!- grite y enseguida una lluvia de arpones y cañones se disparó hacia el barco rival.
Sonreí al ver el barco destruirse y como los arpones atravesaban a la dichosa tripulación. Luego de unos 15 minutos de bombardeo, los maestres y sus camaradas fueron al otro barco por los prisioneros; del «Sirena» no quedo, si no las tablas envueltas en llamas.
Subieron a 4 hombres y a la capitana Margaret alias Marg.
-Pero que tenemos aquí- me pare frente a ellos sonriendo. Ella me miro suplicante.
-Thomas- dijo con un hilo de vos- juro que no había identificado tu barco- sollozo- no alcanzaba a identificarlo.
-Qué mala suerte por ti – dije escupiendo a un lado- pero dañaste a mi hermoso Quimera ahora lo pagaras- saque mi espada y la mire-
-Te lo ruego Thomas are lo que sea- chillo asustada. Eran estas las razones por las cuales una mujer no debía ser pirata. Un pirata no ruega por su vida ante otro pirata eso es de cobardes – juro que…- y el filo de mi espada arranco la cabeza de Marg.
La cabeza callo hacia un lado y la sangre se expandió por el suelo. Los marineros me miraban horrorizados y mi tripulación grito en alegría.
-¿Qué aremos con ustedes?- guarde mi espada- Oh ya se- sonreí- hace mucho que no usamos la plancha.
El maestre y el contramaestre sonrieron y los amarraron de manos y pies. Botamos uno por una por la plancha y vimos cómo se ahogaban los pobres diablos. Este era el precio que pagaba aquel se me metía conmigo. La muerte. Nadie se metía con mi quimera y ahora tendría que ir a Dublín para arreglar la fisura de la segunda planta por lo menos no fue grave solo rompió unas cuantas tablas.
Recordé a Bill y enseguida ordene limpiar todo para cuando saliera Bill no se enterara…no quería que él se diera cuenta…del monstruo que soy. Así es ya lo acepte. Siento algo por Bill algo que no se clasificar pero lo siento. Siento esa necesidad de protegerlo y hacerlo mío.
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By Bill
Estaba asustado no podía ver nada. Había escuchado muchas explosiones ¡donde estaba Thomas! Quería saber si estaba bien me iba a morir de los nervios. Estaba temblando; entonces la puerta se abrió y me abalancé sobre él y lo abrace con brusquedad.
-¡Idiota! Creí que te había pasado algo – solloce- no me vuelvas a dejar encerrado – me tomo por la cintura y correspondió mi abrazo.
-Shh Bill todo está bien- me susurro al oído- nadie me ara daño jamás. No podía dejarte salir no quiero que te pase nada entiéndeme.
-Pero- sollozo- estaba preocupado.
Me tomo por la barbilla y me beso. Cuando me beso me sentí un poco más tranquilo…si él decía que iba a estar bien tal vez así sería… me quito la polera y nos dirigimos hacia la cama… sus manos acariciaron mi cuerpo hasta despojarme de toda mi ropa…sus besos mordían y humedecían mi cuello mientras lentamente empezó a penetrarme.
-Te amo…- susurre suavemente y para mi suerte creo que no escucho.
-Bill- me miro- no dejare que te alejes de mí nunca- me susurro y me beso.
Estuvimos compartiendo aquel momento, saciando nuestro deseo sexual…atracción entre humanos…atracción entre corazones…unidos un par de almas como el Yin y el Yang.
Continúa…
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