“Polvo de estrellas”
Drabble 10: Despedida
Muy a pesar de los chicos, el tiempo terrestre corría demasiado rápido, más aun cuando estás enamorado y disfrutas de la compañía de aquella persona especial.
Cuando el sol comenzó a teñirse de colores anaranjados y el viento sopló más fuerte, el alienígena supo que el momento que tanto había temido, había llegado al fin.
—Debo irme Tomi —dijo triste, bajando la mirada.
—Lo sé amor —El pecho del rastudo dolía como nunca antes en el momento de la despedida—. ¿Ahora? —preguntó, temiendo a la respuesta.
—Sí, es el momento preciso, para que los controladores aéreos de tu país no me localicen —dijo mirando hacia el firmamento.
—Comprendo.
Se levantaron del prado verde, donde solían juntarse en los años anteriores. Tom había insistido en ir allí, después de almorzar.
Entrelazando sus manos, emprendieron el regreso, lentamente ya que Bill aún no podía coordinar correctamente sus pasos, finalmente, Tom lo cargó al estilo “novia” y repartió besos por su rostro.
Llegaron al lugar donde Bill tenía oculta su nave y se miraron fijamente sin decir nada, sus ojos mostraban todas sus emociones, Tom podía ver en Bill muchos mundos, podía entender su soledad y sin poder evitarlo, lo abrazó con fuerza.
—Te amo, no olvides eso, somos uno, para siempre.
—Lo sé —Bill se separó apenas, sólo para ser aprisionado en un beso profundo, necesitado y triste. Sin saber el por qué, dos lágrimas escaparon de sus ojos al separarse de su amado rastudo—. Debo transformarme.
—Claro… ¿puedo verte? —El otro asintió, y retrocediendo unos pasos. Y el hermoso cuerpo del alien, se volvió pura energía luminosa.
Tom sintió como aquella luz se disolvía en el ambiente, y luego la familiar sensación cálida que lo envolvía. Sabía que Bill estaba allí, en otra forma, en otro estado, pero era él… cuidándolo, amándolo.
—Te amo Bill, cuídate y asegúrate de volver a mi otra vez —susurró al viento y luego sintió como volvía a estar solo.
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Miró al cielo cuando la hermosa luz desapareció. Cayó de rodillas y lloró, como nunca antes había llorado, lloró porque sabía que Bill haría algo arriesgado, lloró porque temía que ese fuera su último encuentro y lloró porque si algo malo le ocurría a su amado, él no estaría allí para acompañarlo.
Cuando sus ojos estaban secos y adoloridos, se recostó en el césped y miró a la inmensidad del espacio, ahora ya completamente oscuro y suspiró.
—No hagas nada estúpido Bill —Se quedó allí un rato más.
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Pronto regresó a casa, donde una preocupada Simone lo esperaba sentada con una taza de café en las manos.
—¿Dónde estabas? —preguntó llamándole para invitarle a sentarse a su lado.
—Mamá yo…
—Sé que no fuiste a la escuela Tom —comenzó su madre, y aunque su tono no era molesto, sí demostraba gran angustia.
—Salí… es mi cumpleaños.
—Fuiste con tu amigo ¿verdad? —Ya habían conversado sobre su amigo especial, claro que omitiendo el hecho de que nunca se habían encontrado en forma física… hasta hoy.
—Sí…
—¿Estás enamorado cierto? —preguntó ella, más que nada por cortesía, porque sabía de antemano la respuesta.
—Sí.
—¿Cuál es el problema?, ¿el que sea hombre? —dijo ella con soltura, provocando una sonrisa en su hijo.
—Mamá, Bill es… —suspiró largamente y se tiró al sillón hecho una bolita—. Lo amo mamá, tanto que duele.
—Insisto ¿cuál es el problema?
—No podemos estar juntos —Tom luchaba con las ganas locas que tenía de contarle todo a su madre—. Su “familia” es diferente y no nos deja estar juntos.
—¿Es por eso que sólo se juntan en el bosque?
—Así es —Otro suspiro—. Y ahora… tengo miedo de que Bill haga alguna locura y su familia le lastime.
—Oh Dios mío ¿qué edad tiene? —Tom no supo qué contestar, Bill era mucho mayor que él, había vivido muchísimos años y visitado muchos mundos.
—No los suficientes como para dejar a su gente —respondió para contestar a su madre.
—Entiendo, pero Tom… si alguna vez él necesita un lugar para quedarse, las puertas de esta casa están abiertas —El rastudo no pudo evitar ponerse de pie y abrazar a su madre, llorando.
—Gracias —susurró, pero su llanto ahogado sólo confirmaba a su progenitora, los intensos sentimientos albergados en el corazón de su hijo.
Continuará…
¿Qué ocurrirá ahora? Es un misterio. No se pierdan la continuación.