«Reverse I» Fic de Alter Saber
Capítulo 18: Lazos
«Nadie sabe dónde encontrará su alma gemela, a veces, es tan inusual, que el amor reside en el cuerpo de alguien del mismo sexo»
Jake y yo nos conocemos desde que tenemos 2 años de edad, nuestro encuentro era inevitable; es decir, somos vecinos y las familias a las que pertenecemos son muy cercanas.
Crecimos en Frankfurt, fuimos a las mismas escuelas; somos como un dúo inseparable; Jake es el mayor por unos cuantos meses, pero la verdad, es que yo soy quien actúa como el maduro en la relación.
Jake es de esos tipos que posee una cantidad elevada de testosterona por todos lados, o sea, el complejo de «Macho-alfa» que muchos hombres poseen; en éste caso específico, la apariencia de mi amigo le ayuda mucho a soportar ese carácter varonil que tiene; estatura de 1, 90 m, músculos grandes y definidos, piel canela, ojos verdes, cabello café oscuro, junto a un estilo des-complicado; digamos que algo así como un «Eminem» falso.
A pesar que tiene un genio de cuidado, la verdad es que, cuando le conoces a fondo, te das cuenta que es un buen tipo; es amable sólo con quien lo merece, siempre honesto y transparente.
En lo que a mí respecta, mi aspecto es muy común, soy alto, blanco, con ojos azules y cabello rubio; Si, como casi el 90% de los alemanes. Mi vestimenta es un poco sofisticada, me gusta usar blazers, mocasines, pantalones entubados, camisas punto blanco y en ocasiones especiales, trajes de diseñadores reconocidos; que puedo decir, soy un fan de la alta costura.
Claro está, que esa preferencia y forma de vestir, me dan una apariencia algo «Amanerada», muchos creen que soy homosexual y por ésta vez, no se equivocan.
Desde pequeño, mi mirada estaba enfocada hacia las personas de mí mismo sexo; ya fueran amigos o familiares; mi vista se desviada a apreciar la belleza de otros niños; aun cuando muchas chicas se acercaban a mí, yo, nunca me sentí especialmente atraído por alguna de ellas.
Hasta mis 10 años, tenía sospechas sobre mi conducta sexual; pero, cuando lo conocí, disipe cualquier duda.
Estábamos en el patio de la escuela; Jake corría como un loco mientras perseguía a unos cuantos chicos de grados inferiores (Disfrutaba de ver el miedo que le tenían los más pequeños; muy maduro ¿No?), yo observaba la graciosa persecución desde una banca lejana; a parte de mi vecino, no había nadie más con quien tratar, pues mi aspecto y manera tan delicada de comportarme, no era soportada por muchos niños; creen que tengo una enfermedad y que sí me hablan, de seguro se terminan contagiando.
No me importaban sus críticas, tenía a un amigo que valía más que cualquiera y él me defendía de todos, pero, en estos momentos mientras estoy gozando de mi merienda y él está lejos de mí; se acercan unos chicos de un curso superior y se plantan enfrente mío:
– Pero, ¿Qué tenemos aquí? ¿El pequeño Ricky está sin su guardaespaldas personal?
– ¿Tú novio te botó o qué Sommer?
– No me molesten, váyanse de aquí.
– ¿Y por qué debemos hacer eso? ¿Por qué tú lo dices?
– Si no se van ustedes, lo hago yo.
Me levanté y empecé a caminar en la dirección en la que se encontraba Jake, pero, cuando dirigí la mirada hacia la banca en la que estaba sentado; me di cuenta que esos chicos me estaban siguiendo a paso acelerado, y no tuve más opción que comenzar a correr.
Entre al bloque de primaria, pasé por todos los corredores, y mis acosadores no se detenían; sabía que si no encontraba a Jake, me iban a dar una paliza tremenda por haber huido de ellos; pero, es que, era tan injusto que por mi forma de ser, fuera rechazado e incluso humillado.
¿Quiénes eran ellos para repudiarme?
Sólo soy un niño con un comportamiento un poco más recatado que el de los demás.
¿Es eso un crimen?
Mientras corría, me di cuenta que mi vista estaba algo húmeda; mis lágrimas caían, estaba harto de la situación, de huir, de esconderme, de callar, de no replicar, de asentir, de fingir y agachar la cabeza para no ser exiliado; que se fueran todos a la mierda…
¡Llego el momento de hacerle frente a esto Rick!
Frené en seco, me giré hacia ellos, los cuales al verme, se detuvieron también; los mire directo a los ojos, me quité el rastro de llanto que tenía en el rostro y pronuncié:
– Me han colmado la maldita paciencia, ¿Por qué me persiguen, ah? ¿Qué demonios les hice para que me odien tanto?
– Jajajaja, vaya Sommer, quien iba a creer que tenías algo de valentía dentro de ti.
– NO LOS SOPORTO MÁS.
– Verás Ricky, no es que hayas hecho algo en especial; es sólo que, los débiles son objeto de abuso, así de simple.
– No soy débil.
– Oh, claro que sí. Si no fuera por Jake, hace rato estarías muerto.
– ¿Y? Él es mi amigo, es normal que me cuide de idiotas como ustedes.
– ¿Cómo nos llamaste?
– I-D-I-O-T-A-S.
– Vas a arrepentirte de haber dicho eso.
Cerré mis ojos, sabía lo que venía a continuación, me iban a golpear entre todos; pero, por ésta ocasión, soportaré el dolor, ya no quiero correr más…
Sin embargo, una voz un tanto grave me hizo abrir los ojos…
– ¿Es qué ustedes no tienen nada más en que invertir su tiempo?
– Trümper no te metas en esto, el problema no es contigo.
– Pues si lo es, me parece estúpido que lo jodan porque son unos reprimidos de mierda.
– ¿Crees que eres intocable o qué?
– No, si quieren pelea, adelante, aquí estoy.
– Ja, no lo digas dos veces, que te tomo la palabra.
– Pues hazlo, no me voy a mover de aquí.
Y aquel chico de rastas largas, con piel blanca y ojos color avellana; se posicionó enfrente de mí, con una pose de superioridad y poderío; su estilo no iba para nada con el mío; su contextura tampoco, ni siquiera su personalidad; pero, él iba a convertirse en el responsable de mis más hermosos sueños.
Era Tom, mi primer amor.
Cuando esos chicos vieron que Tom iba enserio, decidieron dar la vuelta e irse de allí; al parecer, éste chico era de cuidado o era muy respetado por todos. Entonces, volteo y al verme, me mostró esa sonrisa que hacía que sus ojos se hicieran pequeños:
– ¿Estás bien?
– Si, gracias.
– ¿Por qué me agradeces? Te escuche cuando les decías que estabas cansado de sus abusos; eres valiente.
No pude evitar sonrojarme, él había sido testigo de esa escena tan vergonzosa; pero, por alguna razón, me sentí profundamente feliz, de que ese niño creyera que yo era valiente.
– Oh, pues es el valor de un perro; me defiendo cuando veo que alguien me ataca.
– Jajajaja, igual, creo que está bastante bien. Soy Tom Trümper ¿Y tú?
– Soy Rick Sommer.
– Bueno Rick, te veo por ahí.
– Si.
Él estaba por irse, cuando de repente, llego Jake en compañía de un chico rubio con ojos azul marino; al vernos, cada uno dijo:
– ¡TOM! ¿No te cansas de meterte en problemas?
– ¡Rick! ¿Es verdad que te defendiste?
Tom y yo nos volteamos a ver; sin querer, empezamos a reír, al parecer teníamos a unos amigos que se preocupaban mucho por nosotros…
Ese día conocí a Tom y Andy; junto a Jake, nos volvimos sencillamente, inseparables. Hacíamos todo juntos, hasta las estupideces más surrealistas las llevamos a cabo. Recuerdo que en una ocasión, nos fracturamos algunos huesos por aventarnos de un árbol de 3m de altura; incluso en esos momentos, compartimos el dolor.
Jake y Tom se llevaban muy bien, tenían complexiones similares y su gusto por las mujeres era el mismo; eran colegas de faenas; mientras que Andy y yo, éramos los recatados del grupo, como si fuésemos la parte sabia de la relación.
De los 4, el único que nunca había tenido una novia o un «Desliz» de una sola noche, era yo; Jake nunca me cuestiono al respecto, al igual que Andy; pero, Tom, no pudo evitar su curiosidad:
– Oye Rick, ¿Puedo preguntarte algo?
– Si, dime.
– ¿Eres gay?
Bum, bum, bum, bum, bum, bum.
Mi corazón estaba latiendo como loco, sentía como la temperatura de mi cuerpo descendía; me sentía heladísimo, sabía que mi rostro parecía el de un muerto…
¡Dios! Preciso él tenía que percatarse de eso.
– ¿P-p-por qué lo dices?
– Veras, en esta edad, es completamente normal que nuestras hormonas estén alborotadas, y perdamos el control; pero, nunca te he escuchado hablar de una chica, ni siquiera haces comentarios cuando una mujer atractiva pasa cerca de ti.
– Pues, no tengo tiempo para ese tipo de estupideces.
– Eso no te lo crees ni tú, pierdes el tiempo al igual que todos nosotros. Mira Rick, sí eres gay, no te voy a juzgar; es decir, no soy nadie para hacerlo, si te van los hombres, pues bien por ti. Nada va a cambiar entre nosotros, para mí, seguirás siendo mi hermano de otra familia, ¿Entiendes?
– Gracias Tom.
– No hay por qué.
Se levantó de la mesa en la que me encontraba y se fue a bailar con una chica rubia; su afirmación me había nublado la cabeza, ¿Acaso él podía ser más perfecto de lo que ya era?
A pesar que el había descubierto mi secreto, era obvio que no sabía que el motivo por el cual había confirmado mi tendencia sexual, era él.
Le amaba con fervor, me gustaban todos y cada uno de los detalles que conformaban a Tom, hasta ese lado infantil que tenía a veces; lo aceptaba con todo mi ser.
Era un mujeriego, pero poco me importaba que se acostara con muchas mujeres, mientras no tuviese a ninguna a la cual amara; todo seguía igual para mí.
No obstante, tenía que aparecer ese alguien…
Cuando Tom conoció a Bella, muchas cosas cambiaron; él parecía atontado por esa mujer, no hacia otra cosa que no fuera hablar de ella, siempre haciéndole detalles, besándola, abrazándola, acariciándola…
¿Por qué tenía que ser ella?
¿Acaso no podía ser yo quien ocupara su lugar?
Él dejo de compartir tiempo con nosotros como solía hacerlo; salíamos solo los fines de semana y el tema de conversación era siempre el mismo…
Bella esto, Bella aquello, Bella me dijo, Bella hizo, Bella es tan linda, Bella es lo mejor que me ha pasado en la vida…
Ese nombre saliendo cada 2 segundos de sus labios era realmente insoportable; permanecía irritado; odiaba a esa mujer y la verdad, ella no me parecía alguien digna de tener a Tom.
Su apariencia era normal, su inteligencia era lo más rescatable, pero, lo demás, era común; casi ni hablaba, parecía como si la única persona con la que pudiera tratar era con Tom.
Nunca salimos con ella, jamás la conocimos a fondo y la razón de ello, era porque Bella así lo quería.
Esos 6 meses que estuvieron juntos, fueron insufribles; deseaba que ellos terminaron rápido y que las cosas volvieran a ser como antes; quería ver y compartir mucho tiempo al lado de él, sin tener que escuchar una y otra vez lo magnifica que era esa mujer que le había robado el aliento.
Sin embargo, jamás le desee la muerte.
El suicidio de Bella fue algo espantoso, la manera en la que destrozo a Tom, las razones por las que decidió acabar con su vida, la forma en que él cambio, su comportamiento errante, su frialdad…
Todos esos eventos, me llevaron a concluir que sí Tom no podía ser mío, no había más remedio que resignarse; si su felicidad estaba al lado de alguien más, no hay inconveniente; siempre y cuando, él se sienta a gusto, siempre y cuando él no deje de ser humano…
Pero es que ese golpe había sido tan letal, que se había perdido la sensibilidad que en innumerables ocasiones salvo a otras personas…
Tom tenía un amplio sentido de la justicia; Andy y yo nos beneficiamos de ello, pero, luego de la partida de Bella; el parecía no interesarle, vivía para él, nada más importaba sino su existencia.
No podía convertirme en una mujer que recogiera los pedazos de su alma, pero, si podía permanecer a su lado, nunca desaparecer de su vida y estar cada vez que él lo necesitara…
&
Le di una orden y esperaba que la cumpliera, porque me estaba muriendo de ganas, porque esa boca recorriera cada centímetro de mi miembro…
– ¿Qué estas esperando? Estoy deseando sentirte, te tengo muchas ganas Bill…
Bill se bajó del asiento y como pudo, se acomodó para quedar a la altura de mi ardiente erección; cuando esa húmeda lengua entro en contacto con mi hombría, pude palpar el cielo con mis manos…
– Oh, Magnifico.
Al parecer Bill había perdido la vergüenza o al menos, la estaba disimulando muy bien; porque parecía tener una destreza tremenda para practicarme sexo oral; su lengua se posicionó en mi punta y él empezó a succionar con fuerza, como si quisiera hacerme correr en un instante…
– Nene, eres muy travieso; me estás haciendo perder la cabeza…
No podía hacer otra cosa que no fuera gemir y gruñir en respuesta de esa sensual lengua, pero, en un instante, Bill se detuvo, se quitó los jeans, los boxers y… ¿Se alzaba por encima de mí?
OH, DIOS.
SI, SI, SI.
HAZLO.
De manera involuntaria mis ojos se posicionaron en su rostro, el cual no reflejaba timidez; eso había sido reemplazado por una lujuria ardiente; fue inevitable morder mi labio y jugar ansioso con mi piercing…
Quería sentirlo ya mismo…
Se sentó encima de mí y sin avisarle, lleve mis dedos hasta ese lugar que me pertenecía; los clave hasta el fondo, los moví despacio y luego con un ritmo más alocado; sentía como sus paredes se iban humedeciendo…
Ya casi estaba listo…
– Por favor…
– ¿Qué quieres?
– Tom…
– Dímelo, si no lo haces, ¿Cómo voy a saberlo?
– Ya…
– ¿Ya?
– Si, te quiero ya mismo dentro de mí.
– Tú ordenas pequeño.
Tomé sus caderas entre mis manos y cuando ubique su hermosa cavidad en mi punta; lo empuje de una forma brutal sobre mi miembro; bendita fuera la mujer que había traído a este pequeño al mundo, sólo él podía saturar mis sentidos de placer…
Sin embargo, Bill lucía un tanto tenso, a lo que respondí:
– Hey precioso, relájate. No voy a lastimarte.
Él pareció tranquilizarse, sus músculos se destensionaron y sus caderas comenzaron ese vaivén que tanto me encantaba; sus manos se posaron en mis hombros y él empezó a dar pequeños saltos que profundizaban la penetración.
Mierda, mierda, mierda…
– Así nene, justo así, muévete como quieras, es tuyo, tómalo.
Bill estaba fuera de sí, se notaba que deseaba nublarme los sentidos y lo estaba consiguiendo; cuando desperté un poco de mi ensoñamiento, fui testigo de la escena más sensual que alguna vez había presenciado; Bill se estaba tocando el miembro con una velocidad increíble mientras se penetraba a su gusto…
¡Dios! Pero que vista más exquisita…
– Tócate más Bill, lleva tus manos hasta tus pezones y acaríciate; hazlo para mi…
Él no tardo un segundo en obedecerme; la manera en la que sus manos se paseaban por su torso y miembro, me creaban un morbo terrible, gemía en respuesta a sus movimientos, entonces, lleve mis manos hasta su trasero y se lo apreté con fuerza, mientras que mi pelvis empujaba hacia arriba para propinarle una embestida feroz.
– Ahhh, maldición Bill.
– Tom, no más…
– Resiste, un poco más…
– No, yo… no…
– Si puedes, hazlo por mí.
Hice que se recostara sobre el asiento y empecé a moverme con mayor facilidad; así, de esa forma, la penetración era más profunda y en contestación, Bill enredo sus piernas a mi cadera…
¿Acaso me quería más adentro de él?
– Oh, Bill, no aprietes así nene.
– ¿Por qué no?
– Me pones muy mal, no quiero acabar aun.
Me abrace a él, y empecé a besarlo con una pasión desmesurada, mientras mis embestidas eran más rápidas y profundas…
Dios Santo, lo quería partir en dos…
– Ahhh, Bill, Bill, ya no más.
Iba a terminar y tomando un impulso tremendo, llegue hasta el fondo de ese lugar, mientras Bill gritaba, yo me aferre con fuerza a su cuello; lo mordí y descargué mi fogosidad…
Luego de unos minutos de recuperar el aliento, luego de ese momento tan glorioso, levanté mi cabeza del pecho de Bill, y con mi lengua, empecé a lamer su cuello.
– ¿Qué haces?
– Te mordí muy fuerte.
– ¿Si?
– Pues tienes sangre…
– ¿CÓMO?
– Sangre Bill, S-A-N-G-R-E.
– Eres un animal, ¿Cómo se te ocurre dejarme una marca de esas tan bestial en una zona completamente visible, ah?
– ¿No es súper cool eso?
– No Tom, no es cool. Eso es de bestias, eres un brusco.
– Bah, te quejas por todo.
– No es eso, es que ¿No puedes tener más cuidado? Es ridículo que me dejes marcas…
– ¿Disculpa? Yo puedo marcarte si se me da la gana, para eso, eres mío niño.
– ¡Ja!
– ¿No? ¿Qué pasa? ¿Te quedo faltando algo de diversión para convencerte de que eres mío o qué?
– No Tom, gracias, a decir verdad, paso.
– ¿Pasas?
– Sí, creo que estuviste mejor la primera vez.
– Jajajajajajaja claro, por supuesto, lo que digas nene. Oh, pero si mal no recuerdo, la primera vez no te comportaste de esta manera tan pervertida como hoy.
– No soy un pervertido.
– Claro que lo eres, ¿No fuiste tú el que me apretó con sus piernas para que lo penetrara más profundo?
– No, no fui yo, me confundes con alguien.
Empezamos a reír como dos niños, era más que obvio que él solo actuaba terco, era muy orgulloso como para aceptar de buenas a primeras, que él se volví loco con la manera en la que yo le trataba…
Era como un hermoso muñeco que sólo reaccionaba al tacto de su amo…
Tan vulnerable,
Tan angelical,
Tan provocativo,
Tan cruel,
Así era él,
Mi Bill.
– Bueno pequeño, luego de esto, deberíamos ir a casa y así puedo aplicarte el castigo que te mereces.
– ¿Qué? ¿Por qué?
– Porque trataste de huir.
– Ummm…
– Oye, ¿Te va el sadomasoquismo?
– ¿QUÉ? POR SUPUESTO QUE NO.
– Perfecto, entonces, será un buen castigo.
– Jamás dejaré que hagas algo como eso.
No necesito tu autorización, tengo más fuerza que tú, será muy sencillo amarrarte y darte duro nene.
La verdad es que si pensaba esposarlo o algo así, me encantaban ese tipo de juegos; incluso podría obligarlo a disfrazarse; Jajaja, sería una vista preciosísima.
En el trayecto, hablábamos de todo, reíamos y parecíamos estar en una burbuja de la que nadie nos podía sacar.
Estábamos por llegar a casa, cuando vi como una ambulancia estaba sacando a alguien en una camilla…
No…
Salí corriendo del auto y fui hasta allí; la vista de esa persona, llena de cables, sin signos de vitalidad, me hizo estremecer…
– ¿Papá?
Clarise, mi madre, se lanzó a mis brazos y lloraba con fuerza; yo no pude hacer otra cosa más que no fuera corresponderle; tenía que tratar de calmarla…
– Ya mamá, todo está bien ¿Si? Papá se pondrá mejor.
– No Tom, tú papá sufrió un paro cardíaco, no sé si salga bien de esto…
– Verás que sí, todo estará bien, tranquilízate.
Se me iba a salir el corazón, ¿Un paro cardíaco? Dios Santo, salir de algo como eso, a su edad, era algo casi imposible. Pero papá, gozaba de una excelente salud, ¿Qué habrá sucedido?
Dejando de un lado esos cuestionamientos, subimos en la camioneta junto con Bill y nos dirigimos al Hospital central; avisé a Andy de la situación, y él se encargaría de decirle a Jake y Rick.
Cuando llegamos, mi padre fue ingresado de inmediato a la UCI, y mientras esos doctores corrían por los pasillos como locos, mi madre y yo, sentíamos como se nos apagaba el corazón…
Bill seguía allí, cerca de nosotros, no decía nada y por ésta vez, agradecía su silencio…
Nos sentamos en la sala de espera; de repente, Andy y los chicos llegaron hasta nosotros; no pude hacer otra cosa que no fuera correr a abrazarlos, necesitaba saber que contaba con ellos, y como siempre, mi gesto fue bien recibido…
– Ya Tom, tranquilo, todo va a salir bien.
– Si Bro, tú papá es un roble.
– Si, si Tom, estamos contigo, tranquilo.
Nos soltamos y fuimos hasta donde mi mamá y Bill se encontraban, Andy, Jake y Rick, abrazaron a Clarise, brindándole su apoyo y cuidado. Cuando de repente, repararon en la presencia de Bill y Andy dijo:
– Billy, tan hermoso como siempre; lamento que nuestro encuentro sea en este tipo de circunstancias, pero, me alegra verte, ¿Necesitabas un abrazo? Yo puedo dártelo, si quieres…
– ANDREAS.
– Si, si, Tom, era una broma, Dios que delicado, en fin, hola Bill, ¿Cómo has estado?
– Ah, bien, gracias por preguntar Andreas.
– Oye, Billy, no seas tan formal, me haces sentir mal, dime Andy ¿Si?
– Está bien, ammm…Andy…
– Eso, así está mejor.
Al parecer Bill era del agrado de Andy o sólo le gustaba provocarme con sus estupideces, de repente, giré mí vista hacia Jake y Rick, los cuales me miraban con el ceño fruncido, y de repente, ambos dijeron:
– ¿ERES UN HOMBRE?
Ok, Había olvidado por completo decirles sobre la existencia de Bill, pero, éste no era el momento para sentarnos a hablar de cosas así; lo único que importaba, era la condición de mi padre.
– Chicos sé que todo esto es muy repentino, pero, él es Bill Kaulitz, el chico que viene desde Sacramento; en otro momento les daré más detalles, pero trátenlo bien, es una buena persona.
– Hola Bill, soy Rick y él es Jake, somos amigos de Tom desde hace años…
– Ah sí, al igual que Andy ¿No?
– Si, algo así. Espero que nos llevemos bien.
– Si lo mismo.
De repente, se creó un ambiente un tanto tenso, Bill y Rick se miraban fijamente, como si fueran rivales, y yo no le di mucha importancia; es decir, cuando ellos supieran que Bill era mío, lo iban a integrar como Andy lo había hecho.
Estábamos por tomar asiento, cuando una enfermera salió corriendo como loca en nuestra dirección y dijo:
– Necesito a un donante tipo A+; el Señor Trümper está perdiendo mucha sangre en la Cirugía…
– Yo soy tipo A+
– Venga conmigo.
Bill y la enfermera fueron corriendo hasta la sala de cirugías; lo único que hizo fue dejarme su celular y prosiguió a donar la sangre…
¿A+?
Es un tipo de sangre muy particular, sí mal no recuerdo, ese grupo es heredado por el padre…
Caí en cuenta que no le había preguntado a Bill por su familia, ni por los motivos por los que decidió venir a Frankfurt; una vez, pase todo esto, hablaré con él al respecto.
Sin querer, presione un botón del celular de Bill y pude apreciar la fotografía que tenia de fondo de pantalla…
Él estaba sonriendo, parecía feliz y estaba abrazando a una mujer…
Era una adulta, su cabello era rubio, sus ojos de color avellana, una piel blanca y una contextura delgada; su estilo era muy sencillo, unos pantalones sueltos y una blusa con manga ¾.
No sé por qué, pero al verla, no pude evitar sonreír…
Había algo en esa mujer que me hacía sentir tranquilo, era tan hermosa, parecía un ángel…
Observé la imagen con mayor detenimiento y un escalofrió me recorrió todo el cuerpo…
No eran sólo los ojos,
Las cejas,
La forma de los labios,
La nariz,
La estructura de sus manos,
Su cabello,
Todos y cada uno de esos detalles,
Eran tan similares…
– ¿A mí?
Continúa…
Gracias por la visita. Te invitamos a continuar con la lectura.