«Reverse I» Fic de Alter Saber
Capítulo 21: Propuesta
«Porque nada es tan malo como crees, Incluso cuando te lastimas, Cuando las luces se apagan aún me tienes a mí, Sabes que mi amor te puede sostener»
– Illenium (Reverie)
El primero de septiembre de mi cumpleaños número 18, me encontraba intercambiando los canales de la televisión sin ningún interés en particular; cuando de repente, en NatGeo comenzó un especial sobre gemelos; sin tener nada más que hacer hasta la noche, me dispuse a observar dicho programa y la verdad es que fue bastante sorprendente.
Los gemelos podrían considerarse casi una maravilla sobrenatural, es decir, aun cuando los casos de este tipo de individuos son cada vez más frecuentes; existen características que los pueden clasificar por categorías dependiendo la cantidad de material genético que comparten entre sí y dicha repartición será la encargada de definir los aspectos físicos del feto; los cuales pueden ser idénticos, semi-idénticos o completamente diferentes.
Hasta ese momento, me había limitado a pensar que los gemelos eran aquellos que parecían una copia exacta del otro; pero, al parecer hay más que eso a considerar.
Siempre ha habido cientos de mitos que relatan historias fantásticas donde los «Gemelos» eran considerados una completa aberración; dado que, en tiempos antiguos, el que una mujer diera a luz a dos bebes, era un hecho inaudito, casi imposible; motivo por el cual, se creía que los recién nacidos eran producto de la brujería o el paganismo de la época. De allí, que muchas de estas parejas de hermanos, fueran sacrificados por el miedo a lo desconocido.
Y aun cuando estas medidas eran extremas; hay algo de verdad en el temor que se sentía hacia estos individuos; es decir, los gemelos comparten información genética que define su aspecto físico, pero, también se debe tener en cuenta las conductas de comportamiento o la conexión emocional que poseen.
Uno de los tantos especialistas que hablaron en el documental, aseguraba que los gemelos poseían algo como una capacidad «Extra-sensorial»; la cual puede entenderse como la habilidad de conocer un evento sin necesidad de usar los sentidos físicos o de poseer una experiencia previa; esto indica que, uno de los hermanos puede saber con facilidad la forma en la que se encuentra su compañero; sus emociones e incluso sus pensamientos.
Hay casos tan espeluznantes, que incluso, cada uno de los gemelos puede tener visiones de la realidad que rodea al otro; viviendo un contexto ajeno al que ellos ven. Además, existe una teoría que habla sobre el «Lado Vulnerable y el Lado Malvado».
Se cree que al convivir durante 9 meses en un mismo útero, los recursos que la madre ofrece para la subsistencia de los fetos, debe repartirse en 2; lo cual, de manera indirecta, inicia una batalla por la supervivencia, es decir, que uno de los individuos adquirirá una cantidad mayor de nutrientes y el otro, tendrá que sobrellevar la situación con los restantes.
¿Cuáles son los resultados o consecuencias de esta eventualidad?
Básicamente, se trata de que, uno de los hermanos crecerá con fuerza, será inmune a las enfermedades, su carácter será templado, y dado que ha desarrollado un «Espíritu de luchador»; al volverse un adulto, es normal que posea una personalidad agresiva.
Mientras que el segundo gemelo, será débil desde el nacimiento, padecerá de bajas defensas, su personalidad será introvertida y al crecer, podría ser una persona insegura con tendencias hacia la depresión.
En conclusión, el primer ejemplar se llamaría el «Lado Malvado» de la relación y el segundo, sería el «Lado Vulnerable»; conformando una complementación idónea; ya que, un individuo normal, tiende a poseer estas dos partes dentro de sí y se pasa gran parte de su vida, tratando de convivir con ambas; por el contrario, en los gemelos, hasta esas conductas son repartidas.
Luego de terminar aquella programación, me detuve a pensar, que muchas de las particularidades que se mencionaron en el documental; eran cosas que a mí me sucedían desde que era un niño.
Siempre me he sentido incompleto, como si me faltara una pieza vital de mi existencia; he tenido visiones de situaciones que no se asemejan a mi realidad; ha habido momentos en los que mis emociones se contrarían y para rematar, nunca me he considerado alguien fuerte; mi personalidad es introvertida, muy inseguro y con un trastorno del estado del ánimo…
O sea que, ¿Yo sería el lado vulnerable?
Emocionado por la situación, corrí hasta el despacho de Simone y le dije sin pensar:
– Ma, creo que tengo un gemelo.
Esperaba que ella empezara a reírse y decirme que de seguro había perdido la cabeza o algo así; pero la realidad fue otra…
– ¿Por qué lo dices?
– Bueno, acabo de ver un documental donde hablan sobre los gemelos y ¿Sabes algo? Muchas de las cosas que mencionan allí me han sucedido a mí; siempre te he dicho que siento como si estuviese conectado a alguien.
– ¿Cómo qué cosas dices tú que mencionaron en aquel documental y que tú has experimentado?
– He tenido visiones de situaciones que nunca he vivido.
– Ajam, ¿Qué más?
– A veces tengo emociones que no son mías.
– Ummm.
– Mi carácter es débil y mi personalidad introvertida.
– ¿Qué harías si eso fuera real?
– ¿El qué?
– El que tuvieras un gemelo.
Su afirmación carente de un tono burlesco o sarcástico, me hizo entender que su cuestionamiento era serio; y eso, me puso nervioso al instante. A decir verdad, creo que por sobre todas las cosas, me sentiría feliz de saber que todo lo que he pasado en mi vida, ha sido compartido con alguien más, que la certeza de todo, es que no estoy completamente solo; que aun sin conocerle, hay alguien ahí afuera que puede sentir y pensar las cosas que yo vivo.
– Me encantaría que fuera verdad.
– ¿Lo dices en serio Cielo?
– Claro que sí.
– ¿Y no me odiarías?
– ¿Por qué?
– Por no decirte nada al respecto.
– Ah, eso. Habrás tenido tus razones para no hacerlo, es decir, sé que tú siempre piensas en el bienestar de otros antes que el tuyo, así que, si fuese verdad, tú lo hubieses ocultado para evitar algún sufrimiento.
– Bill…
– ¿Ummm?
– Te amo.
– Y yo a ti.
Esa fue una de las pocas veces en las que mamá se levantó de su asiento y corrió hasta mi para abrazarme con mucha fuerza; sentía como sus lágrimas caían en mis hombros y yo no comprendía porque estaba llorando, es decir, todo lo que hablamos eran sólo suposiciones, entonces, ¿Por qué parecía sufrir al respecto? ¿Acaso me ocultaba algo?
Simone nunca quiso decirme el paradero de mi Padre, decía que no valía la pena conocerlo, que yo debía crecer con la idea de que el único soporte que tenía en la vida era ella y me correspondía ser independiente, formar mi carácter y estructurar un futuro exitoso.
En nuestra casa no existía ni un solo álbum que tuviese fotos de mis padres, ni siquiera de mi nacimiento, infancia o niñez; sólo se contaban con las fotografías que mamá tomó desde mi 6 años en adelante; de resto, no había evidencia de nada de lo que sucedió antes de esa edad; razón por la cual, era casi imposible conocer el aspecto de mi Papá.
Intente buscar entre los libros viejos o en las cajas, algún documento que me permitiera tener contacto con él; porque si no estaba muerto, al menos quería conocerle y saber sus motivos; no lo juzgaba, ni tampoco lo odiaba, era sólo curiosidad; deseaba entablar una conversación con el hombre que decidió darme la chispa de vida.
Hubo muchas ocasiones en las que le pregunte a Simone al respecto, pero, el resultado era siempre el mismo; ella se colocaba furiosa y me decía que no debía cuestionar al respecto, que sólo debía resignarme a ello; y luego de unos cuantos años, opté por ello.
Aun cuando había hecho a un lado lo de no conocer a mi padre; algo muy dentro de mí, seguía insistiendo en la posibilidad de tener un gemelo; sé que suena absurdo, pero, era un sentimiento tan real, que me parecía inverosímil creer lo contrario.
Y hoy, aquí, en frente de Andreas; empiezo a pensar que esa remota probabilidad, puede jugar a mi favor.
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Andy saco la muestra de sangre y me sentí caer de nuevo; motivo por el cual, él conectó un suero para que éste cayera de a poco en mí, y así pudiese recuperar un poco de mis fuerzas.
– Bueno Billy, una vez terminemos con ese suero, iremos hasta donde Tom y actuaras como el niño encantador que él cree que eres.
– ¿Cómo que el niño encantador que cree que soy? ¿Acaso tú que piensas, ah?
– Qué eres todo un bombón, guapo.
– Jajaja, Andy, si Tom te escuchara, te mataría.
– Y ya que lo sabes, es mejor que no juegues con mi vida de esa manera.
– Nah, no lo haré, pero, debes comportarte bien.
– ¿Qué? Pero que insulto, que barbaridad; yo siempre me comporto así, soy un niño bueno.
– Jajaja, entonces, no tendremos problemas.
– ¿Me estas amenazando?
– ¿Qué? No, por supuesto que no, sólo bromeo.
– Bill, no soportaré tu insolencia.
– ¿Qué?
– Creo que merezco un poco más de respeto ¿No?
– Andy, ¿De qué hablas?
El ambiente se tensiono al instante; Andreas estaba muy serio y repare en el hecho que, a pesar de que el me caía muy bien; yo aún era un desconocido, ni siquiera era una persona cercana; me he tomado muchas confianzas con él…
– Oye Andreas, lo siento. Mi intención no fue ofenderte, no quise tomarme confianzas contigo, no me corresponde, es decir, a penas nos conocemos y…
Cuando iba a continuar con mi meticulosa disculpa, vi, como Andy se llevaba una mano a su boca y contenía con todas su fuerzas una estruendosa carcajada que no tardo en salir disparada en todas las direcciones…
– Jajajajajajajajajajaja, Dios, me muero, que me muero, Jajajajaja.
– Eres un idiota Andreas, creí que ibas en serio.
– Jajajaja, eres muy inocente; no creí que caerías en algo tan estúpido como eso.
– Pues claro que lo haría, siempre lo tomo todo en sentido literal.
– Ay, Dios; hace mucho tiempo no me reía así, creo que de ahora en adelante serás el motivo de mis ocurrencias.
– No quiero serlo.
– Pero, lo serás.
– Ummm.
– Jajaja, Bill, me caes bien hombre.
Y Andy puso su mano sobre mi hombro, me dio unas cuantas palmadas y comenzó a reír de nuevo; yo, no pude evitar unirme a él; su risa era demasiado contagiosa, él tenía un carisma enorme, con un sentido del humor absurdo y un ingenio particular, que lo convertían, en un ser simplemente acogedor.
Entendía de sobra, las razones por las cuales, Tom era tan cercano a él; porque aun cuando Jake y Rick también son sus amigos; es más que evidente, que Andy y Tom tienen una conexión superior.
Son compañeros de travesuras, comparten el dolor como si fuera propio, se sientes felices por el éxito del otro, se cuentan todo; ellos son como mis hermanos de Sacramento.
No pude evitar decirle…
– Tú también me caes bien Andy.
– Oh, por Dios; no sigas que me sonrojo.
– Jajajajaja.
– Bien, creo que lo del suero ya está; ¿Te sientes bien? ¿Mareo? ¿Nauseas?
– No, nada de eso.
– ¿Debilidad?
– Tampoco.
– Bien, entonces, vamos cómplice.
– ¿Cómplice?
– Si.
– ¿Por qué?
– Oye, ¿Estamos o no juntos en la resolución de este misterio?
– Oh, sí, sí, claro Andy.
– Ya me estaba asustando.
– Jajaja, Lo siento.
– Tranquilo, ahora, camina a 2 metros de distancia de mí, no me mires a los ojos y por ninguna circunstancia del mundo me sonrías.
– ¿No crees que eso es extremo?
– ¡Ja! Roguemos a Dios que el demonio que tienes por dueño me compadezca y se coma el cuento de que no te hice comentarios raros.
– Jajaja, está bien, el no sabrá nada.
– Bill, hablamos de Lucifer; él malnacido tiene poderes sobrenaturales, lo sabe todo sin necesidad de decirle nada, todo está en los ojos, así que, no le vayas a desviar la mirada; porque de lo contrario, me matara a mí y a ti de seguro te viola hasta acabarte.
– Ok, ya me atemorizaste, seguiré tus instrucciones.
– Entonces, en marcha soldado.
– Si General.
Salimos de la sala de cirugías, caminamos por los pasillos y a lo lejos divisamos a los demás, sentados en espera de noticias que al parecer no llegaban; cuando estuvimos cerca, vi como Tom alzaba su mirada y sin quererlo, una pequeña sonrisa se asomó en su perfecto rostro…
Bum, bum, bum, bum.
Mi corazón latió en repuesta de ese gesto tan insignificante; él esperaba por mí y yo iba hacía el.
Al llegar, Andreas se sentó junto a Rick y Jake, simulando que nuestra relación no había tenido ningún progreso y que él solo había ido para cuidarme en lugar de Tom; entonces, yo, procedí a hacerme a su lado; Clarise me miro y sonrió débil y yo, sólo asentí con mi cabeza.
Era más que evidente que ella no tenía las fuerzas para agradecerme por lo que había hecho, se veía derrotada, devastada, sin ánimo; me uní a su dolor y sólo repose en silencio.
Estaba observando mis manos que se movían algo nerviosas por la insistente mirada que provenía de Rick; él me observaba con detenimiento, como si esperara a que algo sucediera y para su sospecha, Tom posó sus dedos alrededor de mi muñeca, se acercó a mi oído y dijo:
– Hey, ¿Estas bien pequeño? Te veo algo pálido.
– Ammm si, e-estoy bien.
– ¿Seguro?
– Si.
– Oye, Bill…
– ¿Ummm?
– Gracias.
Tom se acercó a mi mejilla y deposito un beso supremamente delicado y dulce; no pude evitar sonrojarme por ese gesto tan inesperado; lo vi directo a los ojos y le brillaban con un resplandor propio de él; pero, la verdad era que, disfrutar de su tacto en esas circunstancias, era muy complicado.
No sólo estaban sus amigos más cercanos; su mamá se encontraba cerca de nosotros y quizás, ella no se sienta cómoda con esto…
– ¿Tom?
– Dime.
– Por favor, no lo tomes a mal, pero, ¿Podrías evitar ese tipo de gestos? Al menos por el momento.
– ¿Qué pasa? ¿No quieres que nadie en el mundo se entere o qué?
– No, no es eso; creo que por las circunstancias en las que estamos y por respeto a tú madre; además, dos de tus amigos no saben nada ¿No? ¿Por qué no esperamos a demostrar las cosas cuando ya les hayamos contado, si?
– Ummm.
– Por favor, ¿Si?
– Está bien, pero, prométeme algo.
– ¿Qué?
Él siendo consciente de su sensualidad, acercó sus húmedos labios hasta mi oído y en un tono completamente provocativo, me dijo:
– Me compensaras por esto.
Enmudecí; sabía a lo que él se refería, si quería que él se comportara, tendría que ceder a todas y cada una de las demandas que tuviera en nuestro próximo encuentro sexual; me limité a asentir y él sonrió victorioso.
Lo que Tom no comprendía, es que quizás, ese «Evento» no iba a concretarse con facilidad, es decir, ¿Cómo podría acostarme con él, si aún no estaba seguro de que él era mi hermano gemelo?
Tendría que hacer uso de mis habilidades supremas en escape de situaciones peligrosas; debía evitar a Tom, sin hacerle saber que ese era mi propósito; podía excusarme, diciendo que por lo de la extracción de sangre, me seguía sintiendo débil y él debería entender y no atacarme ¿Verdad?
¡Ja!
Eso no me lo creo ni yo; es obvio que él muy desgraciado, me seducirá hasta hacerme acceder, porque, me es imposible negarme a sus deseos, ¿Cómo decirle que no, a un ser tan divino como él?
Terminé de reflexionar y me fije por un instante en la escena que se desarrollaba en frente de nosotros; Andy hablaba y gesticulaba sobre algo que a Jake le causaba mucha gracia y Rick, bueno él, sólo me miraba; sus ojos estaban tan centrados en mí, que empezaba a sentir incomodo; entonces, le dije a Tom:
– Oye Tom, puedo preguntarte algo.
– No.
– ¿Por qué no?
– Porque debes pagarme.
– ¿Qué?
– Yo no resuelvo consultas gratis, ni siquiera a ti pequeño.
– Ah, Dios. ¿Qué quieres?
– Por cada pregunta que hagas y yo conteste; tú me deberás un beso.
– ¿Cómo?
– Lo que escuchaste; anotaré en mi celular, los besos que me debes y haré que me los pagues uno a uno y claro está que, no son besitos pequeños; no, no, nada de eso; tienes que saborear cada rincón de mi boca con tu lengua en cada uno de ellos, ¿Entendiste?
– Eres un idiota muy exigente.
– ¿Exigente yo? ¿Quién es el que me pone condiciones para que no lo toque en frente de otros aun sabiendo que me pertenece, ah?
– Está bien, lo haré.
– Así me gusta; entonces, dime, ¿Qué deseas saber?
– ¿Por qué tu amigo Rick no me quita la mirada de encima?
En un movimiento sagaz, Tom giro su rostro y se quedó mirando fijamente a Rick; sus ojos le estaban dando una fuerte advertencia; como no dejara de verme, él se levantaría de ese asiento y lo sacaría del Hospital a rastras si fuera necesario.
Me sentí un poco mal por Rick, es decir, yo, soy un completo aparecido y Tom me trata como su más gran prioridad; lo cual me gusta, pero, no por ello, debe ser tan severo con alguien que ha sido su amigo desde hace años.
– Tom…
– No te preocupes, no te dirá nada.
– ¿No crees que esto es un poco injusto para ellos?
– ¿Por qué?
– Bueno, yo llegué hace sólo un mes y ellos llevan una vida contigo; me parece un poco incorrecto que tú los hagas a un lado por mí.
– Primero, no los hago a un lado y segundo, no se trata del tiempo Bill; no he pasado años junto a ti, pero tú, me has dado mucho más que cualquier otra persona que conozca; has logrado que éste miserable demonio, vuelva a ver la luz del día.
Me quede callado, su confesión me había robado el aliento; en momentos así, cuando él es tan encantador, me dan ganas de aventarme encima de él y dejarlo hacer lo que desee…
Cuando estaba por acercarme a besarlo; un celular empezó a sonar…
– Ammm, es tú celular Bill.
Fijé mi mirada al móvil y vi en la pantalla:
– Llamada entrante: Georg Listing.
Dios, era Georg, aun no me sentía preparado para hablarle, pero, a la vez, quería escucharlo y saber que se encontraba bien, al igual que Gustav.
Me levanté de ahí y me separé un poco para tener un poco de privacidad; pero, esos ojos animales, estaban clavando su mirada en mi espalda; sabía que debía darle una buena explicación al respecto, pero, no me importó.
– ¿Si?
– ¿Bill? Oh, gracias a Dios me contestas, ¿Cómo estás?
– Georg…Yo…
– No te preocupes, no me debes ninguna disculpa; entiendo por completo tus motivos y lamento no poder resistir más de un mes, pero, sabes que nos preocupas mucho, eres muy importante para nosotros Bill.
– Si, lo sé. Yo, los extraño muchísimo.
– Nosotros también, pero, no hablemos de cosas tristes, dime ¿Qué tal Frankfurt? ¿Te tratan bien?
– Si, la familia con la que vivo es muy adinerada; vivo cómodamente y en la Universidad tengo una amiga que es fantástica se llama Lele.
– ¿Algún amigo más cool que nosotros?
– Claro que no, eso no es posible.
– Jajaja, eso me tranquiliza.
– Pero, digamos que hice algo así como un cómplice.
– ¿Ah sí?
– Si, se llama Andy, es el mejor amigo de Tom.
– ¿Tom?
– Ammm si, así se llama el hijo del Sr. Trümper.
– Oh, ya veo, ¿Él es bueno contigo?
– Sí, yo diría que nos llevamos muy bien.
– ¿Te pusiste nervioso?
– ¿Qué? No, no, para nada.
– Mentiroso, tú respiración se agito.
Maldita fuera esa manía de Georg de percatarse de aspectos tan irrelevantes como esos; ahora, me iba a bombardear con preguntas…
– No es cierto.
– Ahora tu tono de voz se hizo más agudo; Dios Bill, no me digas… ¿Te gusta ese chico Tom?
– ¡NO!
– Ja, no te gusta, te encanta. Dios Santo, no sabía que eras gay.
– No soy gay, idiota.
– No me vayas a soltar algo como: «No soy gay, sólo me gusta Tom»
– Muérete estúpido infeliz.
– Jajaja, eso me lo confirma todo. Oye, envíame una foto del tal Tom, porque si te gusta, de seguro es un puto dios griego.
– Jajaja, no haré algo como eso, imbécil.
– Claro que lo harás, porque o si no, le diré a Gustav que te gusta ese chico.
– No, no lo hagas.
– O sea que, lo admites, eh.
– Mierda.
– Jajajaja, Awnnn, el pequeño Bill se enamoró.
– Púdrete.
– ¿No decías que el amor era para idiotas?
– Georg, no me jodas ¿Si?
– Está bien, pero, respóndeme algo.
– ¿Qué?
– ¿Está bueno?
– Ay Dios, Georg compórtate.
– Jajaja está bien.
– Jum.
– Oye Bill, ya que sé que ahora perteneces al bando del mal, quiero platicar de algo contigo.
– ¿Si?
– Lamento tener que decírtelo así, pero, debes estar pendiente.
– No me jodas…
– Si, Blake volvió a Sacramento y no ha dejado de preguntar por ti.
– Maldición, ¿Ustedes han hablado con él?
– Claro, se la pasa siguiéndonos a todos lados.
– Dios, como lo siento, ustedes no tienen por qué cargar con eso.
– No seas tonto, es preferible que nos joda a nosotros y no te encuentre.
Cuando escuche esas palabras, me di cuenta de lo real que era esa conexión que nos hacía encajar tan bien; ellos seguían siendo mi apoyo, mi soporte, mi defensa y mis hermanos de otra familia.
– Gracias Geo, no sé cómo pagarles esto.
– No agradezcas, sólo, trata de no revelar tu posición en redes sociales, nada que permita deducir que estas en Frankfurt ¿Si? Prométemelo Bill.
– No lo haré.
– Bien, mientras tanto, te llamaremos una vez por semana para saber cómo estas e informarte lo que suceda.
– Si, compraré un número privado.
– Eso, si, eso estaría de maravilla.
– Ok.
– Bueno, cuídate mucho pequeño y recuérdanos siempre ¿Si?
– ¿A cada momento?
– A cada momento.
Colgamos por igual y un sentimiento de frustración se apodero de mí; es que, ¿Ni siquiera aquí a millones de kilómetros lograría alejarme de Blake? ¿Acaso no le basto con arruinarme la vida?
Suspiré varias veces, guarde mi celular y me dirigí hasta donde Tom; el cual, tenía una cara de enfurecido con la que no podía; estaba muriendo de celos, eso era seguro.
Me senté y espere a que sus reclamos iniciaran; los cuales, por cierto, no tardaron mucho en llegar…
– Tienes un puto segundo para lamentarte y explicarme, ¿Quién demonios es Georg Listing y de que carajos hablabas con él? ¿Por qué te reías de lo que te decía, ah? ¿Qué pasa, el cabrón ese es muy gracioso o qué?
Me quedé estupefacto; esos eran muchos interrogantes por resolver; pero, es que me parecía ridículo su comportamiento, ¿Acaso él no se la pasa hablando con sus amigos y bromea?
– Es uno de mis mejores amigos en Sacramento, estudiamos juntos y llevábamos más de un mes sin hablar. Claro que es gracioso, de hecho, se parece un poco a Andy.
– ¿Ah sí? Pues de puta madre, ¿Por qué no te cuadras con Andy para que te haga reír, ya que te aburres tanto conmigo?
No lo pude evitar, es decir, era incluso tierna la forma en la que hacia estos reclamos, como si fuera un niño al que le han quitado su colombina…
Sin quererlo, solté una risita un tanto disimulada y él, se enojó aún más…
– ¿Te parece gracioso?
– Si.
– ¿Disfrutas de verme así?
– Ammm no, disfruto de lo infantil y tierno que te ves haciendo reclamos sin sentido.
– ¿Sin sentido?
– Si.
– Ah, o sea, ¿Te vale madres?
– Jajaja no, no es eso.
– ¿Entonces, qué putas es?
– Me parece que no entendiste muy bien lo que te dije la última vez…
– ¿Qué cosa?
– Te amo Tom; eres tú, sólo tú; no puedo ver a nadie más, estoy encadenado a ti.
Después de pronunciar esas palabras; el rostro de Tom se relajó y sus ojos me observaban fijamente, como si quisieran descubrir el truco tras esa frase tan comprometedora; pero, se percató de que yo no mentía, y que eso era lo que en realidad pensaba, entonces, dijo:
– Me gusta que lo tengas así de claro. Me perteneces, jamás te dejaré ir de mi lado, eres mío.
– Como digas, Amo.
Nos quedamos absortos el uno al otro; poco a poco nuestros rostros se acercaban, estábamos a punto de besarnos, cuando alguien nos interrumpió, por segunda vez:
– Familiares del Sr. Trümper.
Todos giramos de inmediato y nos colocamos de pie para atender la noticia que estaban por darnos…
– Aquí.
– Bien, deseaba informarles que el paciente acaba de despertar.
– Oh, Dios santo, gracias.
– Si, se encuentra estable y fuera de peligro.
– ¿En serio? ¿Podemos verlo?
– No, aun no. Debemos practicarle otros exámenes y por el momento, eso no es posible. Las visitas serán a partir de mañana a las 5 pm.
– ¿Tan tarde?
– Sí, tenemos que cerciorarnos de que está completamente bien y darle de alta.
– ¿Podrá irse?
– Claro, luego de finalizar los estudios, se lo pueden llevar.
– Dios, muchísimas gracias, no sabremos como agradecerle lo suficiente.
– No hay de qué; es nuestra labor.
– Bien.
– Entonces, pueden ir a descansar, llamaremos en caso de que se necesite algo, pero, de momento, no se requiere nada.
– ¿No debería quedarse alguien?
– No, las enfermeras lo acompañaran en todo momento y como les digo, él ya está fuera de peligro, sólo falta que descanse y se recupere.
– Ammm, está bien.
– Si señores, los espero mañana en la tarde.
– Gracias Doctor.
El doctor se fue y todos respiramos aliviados; Tom y yo nos abrazamos por un corto momento y así lo hizo con todos, agradeciéndoles por estar ahí junto a él.
Nos dirigimos a la salida, nos despedimos y nos dispusimos a ir a casa.
Al llegar, entramos y estaba todo el personal en la entrada; al vernos, se levantaron de inmediato y formaron una hilera frente a nosotros, mientras Sam decía:
– Señora Clarise, Joven Tom, Joven Bill, Bienvenidos a casa. Disculpen nuestro atrevimiento, pero, ¿Cuál es la condición del Señor?
A lo que Clarise contestó:
– Oh Sam, no hay nada de qué preocuparse. En estos momentos se encuentra estable y mañana en la tarde le dan la salida.
Todos los empleados suspiraron aliviados y sus sonrisas hablaban por si solas; era más que claro, que ellos respetaban y apreciaban mucho al Señor Trümper.
– No sabe la alegría que nos da escuchar eso; ahora bien, ¿Desean comer algo?
– Si, por favor, prepara una cena liviana.
– Si señora.
Todos los sirvientes se fueron a sus respectivos lugares y la Sra. Trümper, nos miró y dijo:
– Chicos, hoy ha sido un día muy largo, si desean, tomen una ducha y bajen a cenar.
A lo que Tom respondió:
– De hecho mamá, Bill y yo, cenaremos en otro lugar.
– ¿Ah sí?
– Si, ¿Tienes problemas con eso?
– Ammm no, claro que no. Pero, quiero que sepan algo.
– ¿Si?
– Una vez su padre se recupere y pasen algunos días de descanso; nosotros los 4 debemos tener una charla bastante seria.
– ¿Paso algo grave?
– De momento no puedo decirles nada; sólo, no se preocupen, es algo que tenemos que compartir con ustedes ¿Si?
– Ummm.
– Tranquilo hijo, no pasa nada ¿Si? Vayan y relájense un poco.
– Está bien.
La señora Clarise se retiró; juntos subimos las escaleras y estando en la tercera planta, Tom dijo:
– Son las 6 pm, necesito que estés listo para las 8 pm. Ponte algo lindo, provócame.
– ¿A dónde vamos?
– Es un secreto, no te lo puedo decir.
– Dios…
– Tranquilo, no es un cuarto rojo como el de Christian Grey.
– Muérete ¿Si?
– Jajaja, A las 8 pm.
– A las 8 pm.
Tom se acercó y deposito un beso en mi frente, revolvió mi cabello y se fue hasta su cuarto.
La verdad es que las sorpresas no eran de mi agrado; soy muy ansioso, me gusta saber las cosas con antelación para prepararme a lo que sea; pero, por esta vez, debía dejarme llevar.
Entre a mi habitación y me tiré en mi cama por un momento; mi cabeza daba muchas vueltas; no sólo estaba pensando en el secreto que tenía con Andy, sino que ahora se sumaba la reaparición de Blake y la «Charla» con los Padres de Tom.
De momento, todo pintaba algo mal, nada me dejaba estar tranquilo; pero, le había prometido a Andy que actuaría igual que siempre y hasta no saber la verdad, tendría que resetear mi cerebro y hacer de cuenta que no me he enterado de nada.
¿Qué mejor que una ducha caliente para olvidarse de los problemas por un rato?
Fui al baño, abrí la llave y deje que la tina se llenara; mientras tanto, me dirigí al armario y seleccione mi atuendo para hoy; quería sorprenderlo, así que, me decidí por un look muy poco familiar para mí.
Tomé un pantalón negro en dril, con una camisa Channel de color blanco, acompañado de un Blazer azul oscuro, con unos mocasines color miel que hacían juego con mis ojos; llevaría el cabello completamente liso y un maquillaje que resaltara mis ojos, algo de base y un poco de brillo labial.
Deje la ropa sobre la cama, fui hasta la tina y reposé por unos 30 minutos; sequé mi cabello, lo planche; llegué a la cama y empecé a vestirme; una vez listo, comencé a maquillarme, despacio y con calma.
Terminé, vi mi apariencia una vez más, para asegurarme de que todo estaba en su sitio y revise el reloj; faltaban sólo 10 minutos para las 8, cuando escuché la puerta…
Era él.
Fui, abrí muy despacio y lo que me encontré frente a mis ojos, era merecedor de todos los aplausos…
¡Qué arte!
Tom vestía unos pantalones negros de tela un poco ajustados para su gusto, una camisa blanca de lino, y una chaqueta en cuero de color oscuro; sus rastas estaban sueltas y tenía unas vans, que le daban un toque casual al atuendo.
No sé cómo hice para no desmayarme ahí mismo; él era la perfección hecha hombre, con su cabello suelto, desprendía una ola de salvajismo que incitaba al pecado.
Y ese maravilloso y sublime ser, era mi dueño.
Mi amor.
Tom.
– Te dije que te colocaras algo lindo, no que personificaras a un puto ángel.
Sus palabras entraban a mi mente como heroína; eran tan adictivas, y esa sonrisa tan seductora que acompañaban al piercing que se acomodaba en su labio inferior, lo convertían en una bestia deseable.
– Lo que digas, ¿Nos vamos?
– ¿No me vas a decir nada?
– ¿Sobre qué?
– Mi atuendo, ¿No es obvio?
– Ah, sí. Te queda bien.
– Jajajaja, Santo Dios, eres un digno.
– ¿Qué?
– A ver Bill, ¿Acaso crees que no me di cuenta de cómo tus mejillas se inflaron y se tiñeron de rojo? O ¿Cómo tus rodillas se doblaron, casi a punto de caerse? o ¿De la forma en la que tus ojos empezaron a bailar como locos? Sé más honesto.
– Pues de seguro es tu imaginación.
– ¿Si? ¿Lo comprobamos?
Con velocidad, Tom agarró mi muñeca y me tomo por la cintura; ubico su boca en mi oreja y empezó a lamerla, despacio, sin prisa; susurrando…
– Quiero estar dentro tuyo, ya mismo pequeño.
Fue imposible no colocarme nervioso con esa sentencia y como si él fuera consciente de ello; empezó a bajar por mi cuello y succiono con suavidad, repartía besos y mordiscos en todo mi lateral; mientras su otra mano, recorría mi espalda en círculos y yo sentía que me iba a caer en cualquier momento…
– ¿Me deseas?
– Si Tom.
– ¿Qué tanto?
– Más que a nada en el mundo.
– ¿Cómo puedo creerte?
– ¿Qué quieres que haga?
– Muérdeme el labio.
Fijé mi mirada en esos carnosos labios que se mostraban ansiosos por mi tacto; sin más remedio, dejé que mi lengua jugara un poco con la comisura de su boca y en un movimiento rápido, mordí su labio inferior y lo jale; a lo que el respondió:
– Ohhh.
Me separe y con la mirada le hice saber que estaba dispuesto a continuar…
Pero, como siempre…
Él es un bastardo astuto.
– ¿Lo ves Bill? Te mueres por mí, unos cuantos roces, una que otra palabra en un tono seductor y tú te entregas a mí.
– Eres un desgraciado.
– Jajaja, mejor vámonos, se nos hace tarde, pero, al rato, continuamos con esto. Quiero que me muerdas en otras partes.
– Ni porque me lo suplicaras.
– Eso ya lo veremos.
Salimos de mi habitación, bajamos las escaleras, nos despedimos de Sam y fuimos hasta el auto de Tom.
El trayecto fue un poco largo, hablamos de cosas sin sentido, hacíamos preguntas para conocernos mejor y de repente llegamos al sitio donde cenaríamos…
¡Dios!
El lugar era precioso; estaba todo al aire libre, se adornaba con luces que le daban una apariencia tan romántica al sitio; las mesas estaban decoradas con flores hermosas y había una banda de clásica tocando; era sencillamente hermoso.
Tom me tomo de la mano e ingresamos allí.
– ¿Te gusta?
– ¿Estas bromeando? Es precioso Tom.
– Ah, sí. Este lugar es lindo, pero, no cenaremos aquí.
– ¿No?
– Entonces, ¿En dónde?
– Allá.
Tom señalo el mar y pude ver como un barco enorme, el cual también llevaba unas luces que adornaban toda la estructura, esperaba por nosotros…
Esto era irreal.
– ¿Te sorprendí?
– No sé qué decir.
– Jajajaja, sólo, vamos.
Llegamos al barco y un mesero nos atendió de inmediato; el lugar era tan romántico y tranquilo, que me permitió olvidarme de todo y sumirme en esa atmósfera tan sublime que se había formado.
La cena paso sin contratiempos, nos levantamos y fuimos hasta la segunda planta del barco; yo me acerqué al borde y comencé a mirar el paisaje nocturno que estaba frente a mí; de pronto, sentí como unos brazos fuertes, me apretaban y como el portador de esa gloriosa boca, comenzaba a dar pequeños besos en mi hombro y dijo:
– Bill… ¿Te divertiste? Es decir, ¿Estas a gusto?
– Claro que sí, ¿Por qué no debería estarlo?
– Me alegra.
– ¿Y tú? ¿Te sientes bien?
– No podría estar mejor.
– Bien.
Nos quedamos callados, contemplando ese espectáculo tan etéreo que nos ofrecía el cielo, cuando de repente, Tom me giro y al estar frente a frente, me dijo:
– La verdad es que, la cena tiene otro motivo.
– ¿Ah sí? Y ¿Qué es?
– Cabe recalcar que jamás había hecho algo tan cursi por alguien.
– Ajam.
– Pero, creo que tú lo vales; esto y mucho más.
– ¿A qué te refieres?
– Yo no podré ser tan expresivo como tú, pero, puedo asegurarte que voy en serio contigo. No me avergüenzo de nada, ni siquiera me arrepiento de esto; me alegra haberte conocido; a tú lado siento como todo cobra vida a mi alrededor; no quiero que esto se acabe nunca Bill.
– Tom…
– Por eso, yo, ammm, quiero pedirte algo.
– ¿Si?
– Bill, tu…
– Dime.
– ¿Quieres ser mi novio?
Continúa…
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