Reverse 23

«Reverse I» Fic de Alter Saber

Capítulo 23: Pasado

«Los errores son puertas que se abren a nuestros ojos para reparar en el pasado y no regresar a él»

Cuando lo conocí, juré que era una chica; es decir, ¿Qué hombre tendría un aspecto tan afeminado como ese? No era sólo la manera en la que se vestía, además de su maquillaje y complementos; Bill tiene unas facciones tan delicadas, que lo hacen ver frágil, justo como una mujer.

Al llegar de Alemania y mudarme a Sacramento; muchas cosas cambiaron; el clima, los paisajes, la gente, las costumbres, los horarios y en sí, la vida.

California se caracteriza por ser un lugar supremamente caluroso en comparación a las heladas de Hamburgo; estaba acostumbrado a vivir con menos seis grados todo el tiempo; pero aquí, las temperaturas podían llegar con facilidad a los 39ºC en adelante; simplemente aterrador.

Lo único que me acompañaba de mi vieja realidad, era mi familia y Gustav; mi eterno amigo; ese rubio y yo hemos pasado por todo juntos; siempre uno al lado del otro, disfrutando de nuestras estupideces, defendiéndonos de los bravucones y compartiendo el dolor.

A decir verdad, nuestras vidas han sido similares en casi todos los aspectos; hemos tenido una que otra novia, somos amantes de la música y en el estudio no nos va tan mal; las familias a las que pertenecemos son de clase media, no nos sobra el dinero como para gastarlo en lujos, pero tenemos una vida digna.

De momento, no habíamos presenciado ningún evento que alterara drásticamente el contexto en el que permanecíamos; o al menos, no había llegado ninguna persona capaz de trascender en nuestra existencia como para considerarlo parte de nuestro grupo.

Sin embargo, las excepciones aparecen en los momentos menos esperados; al igual que él.

Una semana después de habernos mudado; empezamos a asistir al Instituto que quedaba cerca de nuestra casa; el recorrido era sencillo, salíamos, caminábamos hasta la esquina, dos cuadras sin girar y ahí estaba la escuela; los primeros días fueron difíciles; Gustav y yo, entendíamos con facilidad el español, pero, nuestra pronunciación no era muy buena y como no nos integrábamos con nadie, pues era demasiado complicado dejar a un lado la fuerte acentuación del alemán.

Ambos estábamos un poco desanimados por la situación; las personas nos observaban como si fuéramos extraterrestres que vienen a derrocar los mandatos de la ciudad; pero la verdad, era que ninguno de los dos tenía otro interés que no fuera, adaptarse cuanto antes a la vida que nos ofrecía Sacramento.

Luego de unas semanas, comenzamos a hablar el idioma con un poco más de fluidez; las chicas nos saludaban y los chicos nos invitaban a jugar o al menos, trataban de integrarnos a los Equipos en la clase de Deportes.

Hasta ese instante; nada parecía ser diferente, es decir, las cosas seguían el orden de siempre; pero, un día la vi…

Mientras jugábamos un partido de futbol; pude ver como una chica sumamente delgada, con una estatura considerable, cabello largo y un estilo completamente gótico; caminaba cerca de la cancha en la que nos encontrábamos; parecía ir concentrada en los pasos que estaba dando, su cabeza parecía estar agachada todo el tiempo, no hacia contacto visual con nadie y ella, me intrigo por completo.

Los días siguientes, después de ese primer encuentro, me la encontraba en casi todos lados y siempre la observaba sola; ya fuese leyendo un libro o haciendo algún trabajo; nadie interactuaba con ella, de hecho, me parecía que las personas la trataban mal, haciendo comentarios obscenos o criticando su forma tan particular de vestirse.

Conforme pasaba el tiempo, más me concentraba en esa esbelta figura que rondaba la escuela, como si de un fantasma se tratara; entonces, Gustav que posee el don de la «Percepción», me abordó un día y me dijo:

– ¿Cuándo le vas a hablar?

– ¿A quién?

– Pues a quien será, a la chica que parece un fantasma Geo.

– ¿Qué? Y ¿Por qué debería de hablarle?

– Porque se te cae la baba cada que te encuentras con ella, por eso idiota.

– ¿De qué hablas? Estas inventando cosas…

– A ver Georg; ¿Quién ha permanecido a tu lado desde que tienes 2 años?

– Tú.

– ¿Y quién sabe hasta el más recóndito y sucio de tus secretos?

– Tú.

– ¿Y quién nunca se equivoca cuando se trata de chicas?

– Tú.

– ¿Entonces?

– Me da algo de miedo hablarle, ¿Qué tal que no sea sólo el estilo, sino que en verdad, ella haga parte de un culto satánico y me ponga una maldición por profanar su fiel servicio al Señor del inframundo?

– Primero, no seas idiota y segundo, no sabrás nada hasta que no lo intentes…

– Pero, ella siempre permanece sola, ¿No será porque posee una habilidad sobrenatural o algo que atemoriza a las personas?

– Si la tiene, dime algo, ¿Por qué no la usa con esa gente que se aprovecha de ella?

– Ummm, buen punto; Gustav eres un puto genio.

– Gracias, ahora, se un hombre y acércate a ella.

Siguiendo el consejo del estúpido rubio que tenía complejo de psíquico; ese día, decidí comprar una rosa y entablar una conversación con ella; así fuera para iniciar algún tipo de relación que no fuera la de unos completos desconocidos…

Gustav y yo, la esperábamos en la entrada de la Escuela; minutos después, ella venia caminando de la misma forma que siempre lo hacía, entonces, el rubio me dio un leve empujón para que me acercara a ella y lo hice; me interpuse en su trayecto y muriéndome de los nervios, incline mi cuerpo y le ofrecí esa rosa, diciéndole:

– ­Disculpa, me llamo Georg y él es mi amigo Gustav. Sólo quería decirte que desde el día en que te vi, mis ojos no han parado de observarte y como creo en los milagros; espero recibas esto de mi parte.

No escuchaba ni un solo comentario, ella no decía nada y a mí me temblaba la mano; no sabía cómo podía soportar tanto tiempo en frente de la mujer que me gustaba; hasta que dijo:

– Perdón que sea directo pero, ¿Eres gay?

Esperen…

¿QUÉ?

– ¿Qué? No, no, no, es decir, no soy homofóbico ni nada de eso, pero no soy gay. ¿Por qué me preguntas?

– Porque soy un hombre.

Si mis oídos no me traicionaban y yo había escuchado bien; el acaba de decir que era un ¿Hombre?

Bien, que me caiga un puto rayo y me parta en dos, porque ni el hueco más profundo de la Tierra es suficiente para esconder mi rostro y jamás salir de ahí.

Me iba a desmayar por la vergüenza; y como pude, le dije:

– Qué cara…

Y para empeorar la situación; el idiota de Gustav comenzó a reírse, era obvio que disfrutaba del momento; si las cosas fueran al revés, yo habría hecho lo mismo, pero, ¿Por qué tenía que ser yo el que viviera esto?

De inmediato, me apresure a decirle:

– Lamento mucho el malentendido, por favor, disculpa mi equivocación. No quise ofenderte.

– No hay problema, suelen confundirme con facilidad. Por cierto, ¿Son nuevos?

– Emmm si, venimos de Alemania, llegamos hace solo unas semanas.

– Oh, qué bien.

– Y, ¿Cómo te llamas?

– Soy Bill Kaulitz y ustedes son Georg y Gustav ¿No?

– Exactamente. Oye Bill, ¿Qué te parece si te invitamos a comer algo? Bueno, para arreglar todo este desastre.

– Jajaja, de verdad que no hay problema y pues ya que lo dices, sí me gustaría ir.

Fuimos a un McDonald, comimos cuantas hamburguesas pudimos y no hubo más historia que esa; Bill era una persona muy sencilla de tratar, siempre dispuesto, al principio un poco tímido pero con el tiempo, su personalidad se dio a conocer; él era alguien increíble, critico, observador, detallista y muy amable.

Bill era tan noble y leal; desde un comienzo, nos demostró lo mucho que valoraba nuestra amistad y conforme pasaron los días, semanas, meses y años; creamos un vínculo irrompible; Gustav y yo, lo consideramos como el hermano menor, ese que necesita que lo cuiden y defiendan siempre; pero, no nos molestaba en absoluto, porque, su fidelidad valía eso y mucho más.

Incluso, éramos bien recibidos en su casa; Simone nos acogió como si fuéramos sus hijos y siempre nos agradecía por llegar a la vida de Bill; ella estaba muy feliz por el lazo que habíamos construido.

Sin embargo, sabíamos que ella no se encontraba del todo bien; al parecer, la depresión era una enfermedad de cuidado, a veces, ella se veía resplandeciente y en otras ocasiones su aspecto era muy sombrío. Bill debía manejar esos cambios de estado, nunca se quejó; sólo trataba de no generar problemas, para que su mamá permaneciese tranquila; por eso, Gustav y yo, le admirábamos en secreto; nos parecía un ser ejemplar y valiente; no se acomplejaba por ello y soportaba lo que fuera incluso el acoso y depravación de ese ser proveniente del mismísimo infierno…

Blake Straw, un chico de 18 años, proveniente de los barrios bajos de Stuttgart; llegó un día a nuestro Instituto a cambiar el entorno en el que convivíamos y la verdad, nosotros no éramos consciente de esa variación; sólo hasta que lo vimos con nuestros propios ojos, nos dimos cuenta de que por esta ocasión, Bill no debía enfrentar eso solo.

Ese chico de aspecto común pero con una fuerza descomunal y un instinto animal; fue la razón por la que Bill tuvo que huir de Sacramento; no era una exageración decir que su vida corría peligro; Blake estaba obsesionado con él y no se trataba de una persecución a causa de la discriminación o por el aspecto afeminado que tenía; no, era algo mucho peor; al parecer, la obstinación de ese desalmado se debía a que por más ilógico que sonara, él estaba enamorado de Bill.

Si, esa era la única forma de explicar su extraño comportamiento…

La primera vez que tuvieron un contacto; Blake le rompió la muñeca a Bill; hizo uso de fuerza para atemorizarlo y así tratar de adentrarse en la mente de él; de manera que, por medio del temor, Él obedeciera sus órdenes.

Pero, eso no le funcionó; Bill escapaba de él, a veces soporto golpes fuertes e incluso le fracturo la pierna derecha, en un intento por retenerlo a su lado y sé que cualquiera que escuche esto, pensara que «Eso» no se podía considerar «Amor»; Sin embargo, a los ojos de Blake, la violencia era el modo de atarlo.

Hasta donde tengo entendido, Stuttgart es una de las ciudades más emblemáticas de Alemania; siempre y cuando se esté hablando de los Barrios altos, es decir, de la parte agradable, estructural y moderna de ese lugar; pero, los Barrios Bajos son una historia muy distinta. Al parecer, es la encarnación de un infierno terrenal; no sólo hay violaciones, robos, venta de drogas, prostitución y demás vicios; sino que el asesinato es el pan de cada día; las personas que viven allí, parecen cadáveres sin vida y quienes sobreviven a esas condiciones tan extremas; son aquellos que se han hecho a base de fuerza bruta; abandonando su humanidad y dándole paso al pecado mortal.

Y Blake, era un sobreviviente; pasó más de un cuarto de su vida en esa pútrida ciudad; comiendo desperdicios, viviendo en medio de la basura, profanando su pureza y subsistiendo de la debilidad de otros; era un maestro del control y la manipulación; le era muy sencillo conseguir chicas; no importaba que las tratara como prostitutas baratas, ellas se fascinaban por las destrezas que ese hombre tenía en la cama.

En cuanto a los chicos, nadie se metía con él; ni siquiera le hablaban, siempre respondían y nunca contrariaban nada de lo que le pidiera; porque más de una persona fue testigo del terror inminente que se desataba cuando la furia de Blake se desencadenaba.

Incluso estuvo suspendido durante un mes por reventarle la boca a un docente, junto a múltiples fracturas en las costillas; y todo lo conseguía a base de barbaridad; era una bestia salvaje.

Entonces, ¿Cómo es que las cosas invirtieron los papeles y Blake se enamoró de Bill?

Según se comenta, fue el día del debate sobre el «Homosexualismo»; al parecer, Blake se fascino por la manera en la que Bill defendía a esta comunidad, con argumentos sólidos y un sentido de justicia que le permitía darse cuenta de la pureza que él tenía.

Bill era para Blake como una especie en vía de extinción, es decir, pasar de ver asesinos seriales en la calle a interactuar con un ser tan genuino e inocente como él, representaba algo que Blake hace mucho tiempo había perdido:

Esperanza.

La posibilidad de hallar la libertad, paz y tranquilidad que había anhelado durante su niñez y que le había sido imposible conseguir hasta su adolescencia; eso era Bill.

Y ya que Blake era un animal salvaje, ¿De qué otra forma más obtendría lo que quería si no era a base de bestialidad?

Por eso, su interés lo reflejaba con brutalidad; él estaba desesperado porque Bill lo tratara sin temerle, poder convertirse en alguien cercano a él y disfrutar de esa vista que sólo Bill podía crear con su luz tan particular.

Existieron cientos de momentos en los que él trataba de acercarse a Bill para entablar una simple conversación, pero, el terror que reflejaba la mirada de él, era suficiente para que Blake perdiera los estribos y optara por forzarlo.

En conclusión, sus intentos por llamar su atención eran inútiles y conseguía alejarlo cada vez más; hasta que, un día, Blake se quebró.

Estábamos sentados en la cafetería; cuando de repente, vimos como Blake se acercaba de una forma muy despaciosa y se plantó frente a nosotros…

– ¿Bill? Ammm, ¿Podemos hablar por un momento?

– ¿Q-q-que quieres Blake?

– Tiene que ser en privado.

– No, si no lo dices aquí, no te escucharé.

– ¿Por favor?

El aspecto que tenía ese hombre en esos momentos, era deplorable, se veía muy mal; como si estuviera a punto de despedirse e irse a mejor vida; motivo por el cual, algo se removió dentro de mí y me acerqué a Bill y le dije:

– Oye, sé que es un malnacido, pero, por la forma en la que se ve; pareciera que está a punto de morir; ¿Por qué no vas con él?

– ¿Tú has perdido la maldita cabeza? ¿Quieres que me mate?

– A ver Bill, no te vamos a dejar solo; mientras ustedes hablan, nosotros estaremos cerca por si debemos intervenir ¿Si?

– Pero…

– Estamos contigo.

– Está bien.

Ambos dejamos nuestra charla secreta y vimos a Blake; Bill acepto y ellos se fueron a la parte trasera de la escuela; acto seguido, Gustav y yo, fuimos para ser testigos de lo que estaba por suceder…

Al llegar al lugar que nos permitía ver todo sin comprometer la seguridad de Bill, nos dimos cuenta de que Blake le entregaba una caja pequeña a nuestro amigo y se inclinó ante él; al parecer le estaba pidiendo disculpas por su comportamiento tan desenfrenado y minutos después, se retiró de allí.

Bill se quedó atónito y mientras Blake caminaba para apartarse de aquel lugar, Gustav y yo, vimos un suceso extraordinario…

Blake, estaba sonriendo.

Era un gesto tan genuino, que le daba un aspecto un tanto infantil; pero su rostro, reflejaba un cariño sincero y fue desde ese momento, en que me di cuenta que mis sospechas sobre el interés romántico de esa bestia sobre Bill, era real.

Cuando nos cercioramos de que Blake ya no estaba en el campo visual, corrimos hasta Bill y lo bombardeamos con preguntas:

– ¿Qué quería? ¿Se te propuso? ¿Te juro amor eterno? ¿Te hizo una confesión? ¿Te dijo que su amor era más fuerte que los rayos del sol?

– ¿Se pueden calmar?

– ¡NO! Dinos todo ya mismo, maldición.

– Ummm, pues, me pidió disculpas y dijo algo sobre «Mi pureza» y ammm, me regalo esto.

Bill tenía en sus manos, un collar de plata que cargaba una pequeña estrella en la que estaba grabada la letra «B»; eso no parecía ser una joya barata de las que se consiguen en un mercado de pulgas; su estructura era muy fina y si mis sentidos no me fallaban, era una pieza genuina.

– Bueno, y ¿Tú que le dijiste?

– Nada.

– ¿Nada? ¿Cómo que nada Bill?

– Estaba muy nervioso como para articular una palabra, aun no proceso la información.

– Dios, pero, que estúpido eres.

– No soy estúpido; sólo que, me sorprendió bastante.

Al terminar ese día, Blake llevo a Bill a cenar; al parecer el Joven Straw tenía dinero, porque el restaurante era exclusivo y por lo que contó Bill, las cosas se desarrollaron sin problemas.

En ese momento, se podía decir que ellos estaban en un proceso de «Acercamiento»; Blake no le hablaba a Bill en la escuela, casi no se trataban, pero, compartían tiempo juntos; cabe mencionar que Bill aun guardaba sus sospechas, pero, estaba tratando de no alentar la violencia de su enemigo y por el contrario, llevar la fiesta en paz.

No obstante, la perspectiva de Blake era muy distinta; a sus ojos, Bill y él estaban «Progresando» en el sentido amoroso de la palabra y fue allí, justo en esa parte del relato, donde las cosas se salieron de control.

Una noche de octubre; ellos habían quedado de ver películas en la casa de Bill; un plan bastante normal para cualquier persona; ese día, Simone llegaba tarde y el escenario era ideal, para lograr un avance en su relación.

Sin embargo, cuando Blake trato de dar ese paso; Bill lo rechazo de inmediato y el auto-control, la paciencia, la calma, la paz, y el encanto que Blake había soportado por él, se fueron directo a la mierda.

Esta es la fecha que aún no sé qué fue lo que sucedió exactamente; Bill nunca quiso contarnos al respecto, decía que era demasiado vergonzoso y humillante como para decirnos; lo poco que se fue por lo que Simone nos reveló.

Al parecer Blake había intentado violar a Bill; lo amordazó y con la correa lo golpeo en varias partes del cuerpo; fue gracias a que Simone llego más temprano esa noche, que esa terrible fantasía no se concretó; lo extraño del asunto era que mientras Blake lo sometía no paraba de gritarle:

Te pareces a él; ¿Por qué tienes su cara? ¿Por qué eres así como él?

Nadie nunca entendió el significado de esos cuestionamientos; claramente, cuando Simone interrumpió, saco a Blake de la casa y al día siguiente coloco una demanda y una orden de restricción que lo obligó a abandonar Sacramento; a diferencia de Stuttgart, donde la Ley la hace la calle; en California, podían darle pena de muerte por el intento de violación; motivo por el cual, se tuvo que marchar de inmediato.

Pero, ahora, cuando la acusadora ya no se encuentra y Bill esta solo; Blake está más que determinado a encontrarlo…

Y es en estos instantes, donde ruego a Dios, que Bill nunca salga de Frankfurt y que sí lo hace, no sea para huir de ese tormento que casi acaba con su vida…

&

¿Había escuchado bien?

¿Tom se estaba enloqueciendo?

¿Su novio?

¿Cómo?

No podía mover ni un solo musculo; nada, no reaccionaba; sabía que debía contestarle o decir cualquier cosa, pero no podía; me era imposible articular algo coherente; Tom me tomó por sorpresa, no me esperaba eso; al menos no de él…

– Oye Bill, te agradecería que me dijeras algo…

– Yo…

– ¿Si?

– Tom, ¿Tú estás seguro?

– Claro que sí, ¿Por qué dudar de eso? Es decir, sé que he sido muy fanfarrón, pero, te he dicho que contigo es distinto; tú eres mi más grande excepción a todo.

Al parecer, su propuesta era seria; Tom no estaba jugando, él se estaba abriendo conmigo, quería intentarlo, eso era más que claro; pero:

 ¿QUÉ DEMONIOS SE SUPONE QUE TENGO QUE HACER YO?

¿Por qué no me dijo esto antes de que me enterara de esa «Verdad» que puede ocasionarnos tantos problemas?

¿Por qué sólo hasta hoy se decidió a esto?

¿Por qué no me propuso nada, ese día en la Cabaña?

Si lo hubiese hecho, yo no estaría aquí entre la espada y la pared; sería una mentira enorme decir que no me emocionaba como loco lo que Tom había dicho, pero, esa parte llamada «Conciencia» no dejaba de martillarme la cabeza con pensamientos sobre el posible lazo fraternal que nos unía…

Si Tom era mi hermano de verdad; lo nuestro era un pecado mortal; si hubiésemos nacido en una época diferente; ya nos habrían quemado en una hoguera por herejes y paganos.

Tenía que decirle que «No», debía hacerlo; no podía responsabilizarme por algo tan delicado como el «Incesto».

Una cosa es tener sexo con alguien de tu mismo género y que te critiquen por eso; y otra muy distinta, es que esa persona sea tu hermano, y peor aún, gemelo.

Yo, le había prometido a Andy que actuaría normal, pero, en circunstancias así ya me habría lanzado a sus brazos para aceptar una oferta tan tentadora como esa, es decir, formalizar una relación, es un claro ejemplo de la profundidad de los sentimientos, y aunque Tom, nunca me haya dicho que me ama; sus actos son tan coherentes y transparentes que demuestran mucho más que esas dos palabras.

Entonces, hay dos opciones…

1. Me voy al infierno por pecador.

2. Me voy al infierno por pecador, pero, con la satisfacción de haber compartido al lado de un ser tan celestial como él.

Bien Bill, es la hora.

No lo retrases más.

¡Lánzate Ya!

– Entonces, prométeme una cosa ¿Si?

– Dime.

– No me dejaras, aunque pasen cosas terribles, tú no te apartaras y seguirás siendo mi dueño.

– Bill…

– Recuérdalo: Estoy encadenado por siempre a Ti.

Esa era la realidad; yo, no podría escapar de él aunque quisiera; porque me obligo a abandonar mis principios sólo por el placer de conceder sus deseos más ocultos.

Le pertenecía, no había marcha atrás.

Ni forma de dar reversa.

Era ahora o nunca.

– No necesito prometerte eso; no hay nada en el mundo que me haga separar de ti.

– No me interesa, no sabemos que pueda suceder; sólo, prométemelo.

– Bien, te lo prometo.

– Entonces, acepto.

Ya la suerte estaba echada, no había forma de retractarse; soportaría las consecuencias que se vinieran encima, incluso, si debía pagar con mi vida, lo haría; sólo para que esos ojos me vieran de la manera en la que lo hacían esta noche; Tom parecía estar en perfecta calma, sus movimientos, su respiración iban al compás del oleaje que tenía el mar en esos momentos; era una tranquilidad que trascendía a todo y yo, lo confirmé.

Si, el infierno no era castigo, sí y sólo sí, yo podía disfrutar de ese manjar tan exquisito que era su esencia salvaje.

Estaba enamorado hasta los rincones más insólitos de mí ser; era sólo de él; Tom podía llevarse lo mejor de mí y no me importaría; si con eso, él estaba junto a mí, podía besar a la muerte y continuar así, por la eternidad si era necesario.

– Muy bien; ya que eres oficialmente mi novio; ahí te va mi primera demanda.

– ¿QUÉ?

– Bésame.

Debía suponerlo, no todo en la vida es felicidad y Tom no era estúpido; él podía ser encantador y un seductor de primera; pero, no reparé en la habilidad suprema de él: La Manipulación.

Tom no necesitaba hablar mucho para conseguir lo que quería y yo, había sido testigo de eso una infinidad de veces, sobre todo en el sexo. Siempre anteponía sus deseos a mi placer; quería todo y lo reclamaba con vehemencia.

Era un frío controlador.

Pero, era mi dueño y así lo amaba; me acerqué despacio y roce mis dedos con esa boca que tan apetecible estaba, mientras el mantenía sus ojos cerrados como si fuera un niño que espera por su recompensa; decidí jugar un poco y sin permiso, metí mi lengua en su boca y le domine, o bueno, lo intenté.

Tenía mis brazos en su cabeza y lo apretaba con fuerza; el beso era candente y Tom me agarro con fiereza, nuestros miembros se tocaban y él no paraba de restregarse contra mi pelvis; yo gemía y nuestro contacto no se detenía; entonces, Tom me levantó y me llevo hasta el cuarto donde pasaríamos la noche, cuando me bajo e hizo que mirara la habitación, un cumulo de emociones me azotaron con potencia…

¿Él había preparado eso para mí?

El cuarto era pequeño en sí, pero, la decoración lo hacía muy acogedor; las velas demarcaban el camino hasta esa enorme cama que vestía de sábanas blancas junto con unas manchas de color rojo que parecían ser ¿Pétalos?; la iluminación del sitio era baja, lo cual le daba un aspecto más íntimo y por ende, romántico al asunto.

No pude contenerlo, mi llanto salió por si solo; me sentía profundamente conmovido por lo que Tom había hecho, pero, no podía evitar pensar que quizás cuando la verdad fuera develada, yo no podría disfrutar de estos momentos tan especiales junto a él; que de pronto, él me juzgaría por no contarle lo que sabía y me abandonaría…

Lo amo tanto que siento como mi ser se quema por la intensidad de las emociones que sólo él puede hacer brotar…

Tom es mi todo, la realidad, el momento más deseable, la calma, la lujuria, el deseo, la felicidad, el gozo y como siempre, la plenitud de mi existencia.

Mientras reflexionaba los hechos, lleve mis manos hasta mi rostro y repetí innumerables veces:

– Te amo, te amo, te amo, te amo Tom.

Quería decirlo en voz alta para recordarle y recordarme, que todo era real; que su propuesta y éste hermoso escenario, eran ciertos; que nada lo estaba inventando mi mente; que en verdad, éste hombre sentía algo por mi…

Él se aproximó y me abrazo por la espalda diciendo…

– Lo sé, eres mío Bill.

– Solo tuyo.

– Sólo mío.

Algo dentro de mí se activó; era un botón que me decía: Quizás esta sea la última noche en la que estés con él, así que, disfrútalo al máximo; graba su esencia, imprégnate de él, para que nunca le olvides…

Me aventé encima de él, lo bese con ansias y empecé a desvestirlo; esperaba que él reaccionara igual, pero, por esta vez, él parecía estar muy tranquilo…

– Hey, calma, tranquilo, no hay prisa. Tenemos todo el tiempo del mundo ¿Si?

– Si.

– Entonces, ¿Qué te parece si nos divertimos de una forma diferente?

Tom se dirigió hasta uno de los cajones y saco lo que parecía ser un ¿Antifaz? ¿Corbata?

¡Ay, Por todos los santos de Israel!

¿Me iba a amarrar?

– No, ni loco, ni se te ocurra, demente.

– Bill, ¿Sabes? Yo no olvido nada y resulta que tú me debes muchas cosas…

– ¿Qué?

– ¿Recuerdas tu castigo por intentar de huir?

– Pero…

– Nada, te dije que te sometería y tú no tienes más opción que rendirte; o que, ¿Te vas a tirar por la borda?

– Pues no es mala idea…

– Jajaja, déjate de tontadas. Ven aquí.

– Ummm…

– Dije: VEN.

Sus sentencias tenían que ser acatadas; toda la pasión que había sentido minutos atrás, se fue directo a la mierda y fue reemplazada por un pánico sin igual; llegamos a la cama y el me coloco el antifaz; amarró mis manos y yo me petrifique…

– Tom, júrame, prométeme que no me vas a azotar con un látigo porque no te vuelvo a hablar en mi vida.

– Jajaja, es mi problema si lo hago.

– No, no, no, por favor, te lo suplico, no hagas eso. Me da mucho miedo Tom.

– Ummm, ya veré si corresponder o no a tu petición.

Él comenzó a desnudarme y yo no podía parar de recordar ese «Suceso» que me había desgraciado la existencia; sentía miedo, Tom iba a hacer lo mismo que él y yo, no podía estar tranquilo; me removía como loco…

– Hey, yo nunca te haría daño; ¿Por qué rompería a un ángel tan precioso como tú?

– Porque eres Lucifer, por eso.

– Jajaja, Venga ya, cálmate ¿Si? No haré nada que no quieras, ¿Cuándo te he hecho sentir mal, ah?

– Ummm.

– Bill…

– ¿Si?

– Deja que me embriague de ti.

Su tono de voz, me relajo por completo; él no era Blake y no me iba a lastimar; entonces, dejé que mi cuerpo se destensionara y Tom empezó a repartir besos por todo mi ser; lamia y succionaba, mordía cada parte de mí, reclamándola como suya; sin previo aviso, acercó su boca a mi punta y sentí como su lengua jugueteaba y su cavidad succionaba esa zona tan sensible…

Dios, estaba en el cielo; de eso no cabía duda…

– MIERDA TOM.

Él se levantó y luego, regreso con más fuerza; su locura se desato al instante, tocaba mi miembro y me besaba los pezones, mientras los mordía como si la vida se le fuera en ello…

– ¿No decías que el sadomasoquismo no te iba?

– Ahhh…

– Oh, ni siquiera puedes replicarme, ¡Qué niño tan lujurioso!

– T-tom…

– Si, ya sé.

¿Y cómo no sentirme así de bien?

Si la sensación de no poder ver lo que me hacía; provocaba un morbo tan grande que elevaba mi excitación a niveles incalculables; Tom comenzó a introducir sus dedos, primero uno, luego dos y por último tres; los movía con destreza y mi entrada estaba humedeciéndose por completo…

Estaba más que listo para recibirlo.

Y él era consciente de ello, en una sola jugada; me penetro hasta el fondo, siempre tan dominante…

– Ohhh, si, si, si, Tom, muévete ya.

– Estás muy ansioso.

– Dios, hazlo ya.

Él se movía con una rapidez impresionante; entraba y salía en milésimas de segundo y yo sólo quería que profundizara más y más; por ello, lo presionaba contra mi pelvis, todo lo que mis piernas me permitieran abarcar…

Me sentía en la gloria y aun así, me faltaba algo; no podía abrazarlo y deseaba apretar esos brazos fuertes que me sostenían siempre…

– Tom…

– Dime.

– Desátame.

– No.

– Por favor.

– No, así se acaba el juego.

– No es por eso.

– ¿Entonces?

– Es que…

– ¿Qué?

– Así no puedo aferrarme a ti…

Escuché como el hilo que amarraba el auto-control de Tom se rompía; su corazón latía con mucha prisa y su presencia se hizo tan imponente que me permitió entender que la «Bestia» estaba por llegar…

– Pues te jodes.

– Pero…

– Qué no.

– Tom…

– No quería hacerlo, pero, será mejor que te prepares, porque estoy por darte tan duro que quizás mañana no podrás sentarte.

Bien Bill, di tus últimas palabras, arrepiéntete de todos tus pecados; porque de esta noche no pasas…

Ni con la ayuda del mismísimo Zeus te libras de esta…

Tom salió de mí y con rudeza, me hizo girar para que quedara a espaldas de él…

¡Ay no! 

Está pose es una ofensa al género masculino que se inclina por la homosexualidad…

– No, no, Tom, así no me gusta; esta pose es vergonzosa.

– No te escucho.

– Por favor, no lo hagas así.

– No escucho ni una maldita palabra.

No había marcha atrás, la bestia estaba presente y yo era la presa perfecta para devorar; Tom entro nuevamente y sus embestidas eran más salvajes si es que eso era humanamente posible; no tuve más remedio que ceder y dejarme llevar por los instintos…

– ¿No que no querías? Te estas deshaciendo en gemidos…

– Ahhh…Tom…ya.

– No, aun no.

– Pero, yo quiero…

– Te aguantas.

– Tom, por favor.

No quería provocarlo, pero, necesitaba que acatara un poco mis solicitudes; entonces, quise llamar su atención y como pude acerque mi lengua a su barbilla y comencé a dejar pequeñas lamidas para que se percatara de mi presencia…

Pero,

No funciono.

Sentí esa palmada proveniente de mi amo, como nunca…

– Sino dejas de provocarme, voy a terminar reventándote; quédate quieto, maldición.

– Ummm…

Obedecí y el continuo con su labor; las penetraciones iban en aumento, el ritmo desenfrenado y Tom estaba perdiendo la cordura…

– Di que me amas…

– Te amo Tom.

– ¿Qué tanto?

– Más que a mí mismo.

– Oh Dios, Bill…ya…

– Hazlo.

– Sí, sí, sí.

Termino con una embestida feroz y llegamos a ese lugar donde sólo existíamos nosotros…

Nuestro firmamento,

El cielo que compartíamos.

Sólo nuestro.

Sólo él y Yo,

Mientras recuperábamos el aliento; Tom me desato y quito el antifaz; me acurruque en su cuello y el me consentía como un bebé; sus roces eran delicados y suaves; sonreía con sinceridad, me sentía en las nubes…

Hasta que, él inicio una conversación que no deseaba tener…

– ¿Pequeño?

– ¿Ummm?

– La señora con la que apareces en esa foto, ¿Es tu mamá?

– ¿Qué? ¿Cuál foto? ¿Mamá?

– Si, la foto que tienes de fondo de pantalla de tú celular.

MIERDA, MIERDA, MIERDA.

Había olvidado por completo que Tom tuvo mi celular por un rato mientras le donaba sangre al Sr. Trümper; era más que obvio que iba a ver el contenido de este y preciso tenía esa foto de fondo…

Salté de la cama y fui hasta el pantalón donde estaba mi celular; al activarlo me cerciore de la imagen…

Santo Dios, éramos muy parecidos…

– ¿Por qué dices que es mi mamá?

– Bueno, se parecen ¿No?

– Ajam, ¿Y? ¿Por qué preguntas por eso?

– La verdad hay algo que me genera incertidumbre…

– ¿Qué cosa?

– ¿No te parece que yo tengo rasgos muy similares a tu mamá? Sé que suena muy loco, pero, cuando vi esa foto, me sentí muy feliz; como si me sintiera en paz y …

Me iba a dar…

Por Dios que me iba a dar…

¿Cómo que se sintió feliz por ver a una completa desconocida?

Recordé que Andy me había dicho que sólo necesitaba observar una foto de Simone para corroborar su teoría…

O sea que la reacción de Tom lo confirmaba todo…

¿Me había acostado con mi propio hermano?

Vi luces de todos los colores, sentí como mis rodillas falseaban y sin más reparo; todo se volvió oscuro.

De repente, comencé a tener un sueño un tanto alocado; Tom y yo caminábamos de la mano en una playa enorme; y parecíamos ser los únicos en aquel lugar, todo estaba tranquilo y en calma; pero, de un momento a otro, el cielo comenzó a oscurecerse, el mar se enfureció y comenzó a llover como nunca; lo peor de todo era que él ya no se encontraba a mi lado; grité su nombre con furor pero no había rastro de él; me había dejado solo…

Desperté lleno de sudor y completamente asustado; divise mi contexto, estaba en la que parecía ser mi cama; estaba todo oscuro, o sea que era de noche o pasada la madrugada; reparé en un brazo que estaba sobre mi cadera y al girar, vi a Tom durmiendo a mi lado…

Parecía estar muy tranquilo, en paz absoluta.

Sin embargo, mi despertar fue algo turbio y como si él se diera cuenta, abrió sus ojos y al verme, dijo:

– Pequeño… ¿Estás bien? ¿Te sientes mareado o algo?

– ¿Q-q-qué paso?

– Te desmayaste en el barco; entonces, te saqué de allí, te traje hasta aquí y Andy vino a revisarte.

– ¿A-andy? Y ¿Te dijo algo? Es decir, ¿Qué dijo?

– Qué tu aun estabas débil por la extracción de sangre y que tus defensas estaban por los suelos; por eso, me dijo que debías reposar y me hizo jurarle algo.

– ¿Qué cosa?

– Que por nada del mundo tuviera sexo contigo.

M-I-E-R-D-A

¿Andy, qué pretendes, ah?

Me estas colocando en la boca del lobo…

– ¿Por qué no?

– Porque necesitas recuperarte y todo lo que te supone un esfuerzo, pues, impide que mejores pronto.

– ¿Y vas a hacerlo?

– Claro que sí, aunque deba entrar en un acto de abstinencia; lo haré.

– ¿Seguro podrás?

– Tú salud esta primero que mi frustración sexual.

– Jajaja, ya veo.

– ¿Bill?

– Ummm.

– ¿Tienes hambre? ¿Quieres comer o beber algo?

– ¿Qué horas son?

– Ammm, como las 2 am.

– Nah, mejor, esperemos unas horas.

– ¿Seguro?

– Si.

– Pequeño…

– Dime.

– Quiero que de ahora en adelante me digas: «Amor» o «Cielo»

¿QUÉ? O sea, ¿CÓMO?

¿Mientras dormía, alguien entro y le inyecto algo raro a Tom?

¿Estaba drogado?

Pero, ¿Qué cursilería me estaba pidiendo?

– Tom, ¿Tú estás bien?

– ¿Qué? Si, si, ¿Por qué lo dices?

– No es propio de ti pedir ese tipo de cosas…

– Ah, eso. Ummm…

– ¿Qué pasa?

– Es que, pues…si eres mi novio es normal que me trates de una forma más afectuosa ¿No?

Si, de seguro le golpearon la cabeza con un ladrillo y el impacto fue taaaaan fuerte que lo dejo medio bruto.

¡Claro! Tiene que ser eso…

O quizás Andy le dio alguna droga estúpida para volverlo más idiota de lo que ya es…

Matare a Andreas…

– ¿Estás seguro que no te golpeaste la cabeza?

– Jajaja, no seas tonto; te lo digo en serio Bill.

– ¿Eres Tom, verdad?

– Muérete.

– Oye, pero, tienes que entenderme, es casi imposible que te comportes de esa manera; tú no eres así.

– ¿Disculpa? No soy así con los demás, pero, se supone que tú tienes muy claro que eres la excepción a eso.

– Pero…

– ¿Qué pasa? ¿Hay algún problema si quiero que seas meloso conmigo o qué?

– No…no, no hay problema.

– ¿Entonces Bill?

– Nada, es sólo que me tomas por sorpresa.

– Pues acostúmbrate, porque mis demandas, irán en ascenso.

– Está bien, amor.

Y Tom abrió los ojos y pude notar aun en la oscuridad de ese cuarto, un ligero rubor en sus mejillas…

No me jodas…

¿Se había ruborizado?

Oh, Por Dios, pero, ¡Qué lindo!

Se veía tiernísimo.

Parecía un niño pequeño; y para colmo de todo, él escondió su rostro en mi espalda, me abrazó y dijo:

– Mejor no lo hagas.

– ¿El qué?

– Llamarme de una forma tan afectuosa…

– Pero, ¿Quién te entiende? ¿Por qué lo dices?

– No lo soportaré…

– ¿No?

– No, siento que me voy a morir aquí mismo por lo feliz que estoy; así que, por mi salud emocional, no lo hagas.

Pero por todos los dioses; era yo quien se iba a derretir de ternura; ¿Quién iba a imaginarse que semejante bestia podía convertirse en un cachorro tan adorable?

Entonces, me voltee y lo mire a los ojos; vi sus labios y me acerqué para besarlo, nuestro roce fue sutil, muy despacioso y calmado; le daba pequeñas caricias en la boca, mientras mis manos recorrían su torso desnudo, delineando esos músculos que tanto me encantaban y él, me tomo por las muñecas; se separó y dijo:

– No.

– ¿No?

– Paremos aquí ¿Si?

– Definitivamente, Tú no eres Tom.

– Bill, prometí que no te haría nada; no quiero que tú salud empeore, me sentiré como un miserable, si tú te enfermas.

– Está bien, entonces, mejor, descansemos un rato ¿Si?

– Si.

Nos abrazamos y debajo de esas sabanas azules, disfrutamos de un sueño profundo…

Los rayos del sol entraron por la ventana e interrumpieron mi tranquilidad; abrí mis ojos y vi como el ser más perfecto del planeta, respiraba cerca de mí, con su vista aun cerrada; su nariz se arrugaba y a veces parecía murmurar algunas cosas, pero, lo que más me llamo la atención fueron sus pestañas…

Eran larguísimas…

Simplemente, hermosas…

Comencé a tocar su rostro con mis dedos para que se despertara y el portador de esa gloriosa esencia; empezó a despertar, cuando abrió los ojos, me vio y sonrió…

– Buenos días, mi pequeño.

– Buenos días, mi cielo.

Tom abrió mucho los ojos y sin querer, perdió el equilibrio y se cayó de la cama…

Jajaja, pero, que torpe.

¿Tanto le afectaba que lo llamara así?

Al parecer, había encontrado un punto débil…

– Au.

– ¿Estás bien?

– Te dije que no me llamaras así, me pone mal ¿Sabes?

– Ok, ok, no lo haré.

– ¿Lo prometes?

– Emmm sí.

– Eso no sonó muy convincente.

– Ya, ya, lo prometo.

– Ok.

Nos levantamos y procedimos a alistarnos para ir a la Universidad; de hecho, sólo hasta la tarde iríamos por el Sr. Trümper, entonces, debíamos ir a nuestras clases y esperar por la hora indicada.

Salimos de nuestras habitaciones casi que al mismo tiempo, bajamos las escaleras, y mientras íbamos hacia el comedor, bromeábamos un poco sobre nuestros atuendos y así…

Al llegar a la zona indicada, nos sentamos y Sam nos recibió:

– Buenos días Joven Tom, Joven Bill.

– Hola Sammy.

– Hola Sam.

– El desayuno para el día de hoy es milanesa de pollo, acompañado de una ensalada verde, junto a una porción de frutos rojos, jugo de naranja y té.

– Bien Sammy, sírvenos de todo a ambos.

– ¿Qué? No, no, Sam, por favor, a mi dame solo la fruta.

– Bill, no es una pregunta, es una orden y te lo vas a comer todo.

– Pero, ¿Dónde quieres que me meta esa comida?

– En el estómago, genio. Sammy, trae lo que te dije.

– Como ordene, Joven Tom.

Sam se retiró y Tom sonreía victorioso por el asunto del desayuno…

Iba a replicarle cuando a lo lejos, escuché los gritos de alguien…

– ¡TOM! ¡TOOOOM! ¿DÓNDE ESTÁS? NECESITO QUE HABLEMOS AHORA.

– Dios Rick, cállate. Vas a levantar a media familia.

– Me importa una mierda Andreas… ¡TOOOOOOOOOM!

– Rick, por favor, ya, vámonos.

– De aquí no me muevo hasta hablar con Tom…

Rogaba que mis sentidos me estuviesen fallando y que lo que mis ojos veían era una enorme mentira…

Rick venia hecho una furia y Andy estaba muy preocupado, se le notaba en el rostro; parecían alterados al mil…

Pero, ¿Por qué?

Entonces, Tom reparo en el ruido y se levantó de la mesa; yo hice lo mismo y fuimos hasta la recepción…

– ¿Rick? ¿Andy? ¿Qué pasa? ¿Por qué los gritos?

– Oh, ahí estas; necesito que hablemos.

– ¿Ya? Por Dios, son las 8:00 am, ¿No puedes esperar?

– No Tom, esto es muy grave.

– Ok, ya me estas asustando, ¿Qué sucede?

– Quiero que sea en privado.

– ¿Qué?

– Lo que oíste.

– Pues lamento mucho informarte que si no lo dices aquí mismo, no tendrás otra oportunidad.

– Ok, tú lo pediste así. Luego no te quejes.

– Ja, suelta la sopa de una vez.

Bill te está engañando.

Continúa…

Gracias por la visita. Te invitamos a continuar con la lectura.

Publico y rescato para el fandom TH

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