Reverse 25

«Reverse I» Fic de Alter Saber

Capítulo 25: Secreto

«Ahí va mi corazón latiendo, Porque tú eres la razón,

Estoy perdiendo el sueño, Por favor, vuelve ahora»

Calum Scott (You’re the reason)

¿Por qué?

Ni siquiera me dejo pronunciar una sola palabra, nos echó como si fuéramos perros, amenazándonos con lastimarlos y todo por ese chico con aspecto afeminado que no merecía estar cerca de él…

¡Esto es injusto! 

Sí se supone que Tom desea experimentar nuevas cosas como el tener sexo con un hombre, ¿No debería ser yo su opción más acertada? Él sabe que soy gay, entonces, ¿Por qué ese imbécil?

La manera en la que Tom miraba en esos momentos a Bill; me frustro por completo; sus ojos no veían a nadie más, no le importaba lo que estaba por confesar, no quiso darme una oportunidad; saco sus conclusiones y se quedó con él; y nos dejó ahí, excluidos de su vida, por segunda vez.

Esa esencia salvaje que tanto lo caracteriza, se desató con una furia nunca vista en él; sentí pánico de la sentencia que nos dio y la realidad era que, por más que no quisiera aceptarlo; de una u otra manera, temía por el bienestar de Bill.

La reacción de Tom fue anormal; y ahora, estando fuera de su casa, reflexionando por lo sucedido; me doy cuenta de que Andy tenía razón…

Bella no representó nada a comparación de Bill; la posesividad, el desenfreno, la cordura, la inestabilidad; todo se había ido a un caño por una simple frase que salió de mi boca: «Andy y Bill te han ocultado algo»; eso fue la razón de su perdición; un sinfín de emociones pintadas de oscuridad pura, comenzaron a emanar de Tom…

Odio, ira, rabia, traición, mentira, engaño, humillación y desconcierto; esas eran una de las tantas sensaciones que las fibras de mi cuerpo me permitían percibir; sin embargo, lo que más resaltaba en esa infinidad de centellas, era una oleada de tristeza que inundaba el corazón de Tom; de saber, que por segunda vez había intentado amar y el resultado en vez de mejorar, había empeorado y en una escala incalculable.

Llegué hasta mi auto; iba a ir a un bar a ahogar todas mis penas y esperar a que la amargura de mi existencia, menguara aunque fuera un poco; sentí como alguien me tomaba por el hombro y me obligaba a girar…

– ¡Rick! Como un demonio, te he estado gritando que me esperes; hablemos ¿Si?

– Andreas, lo último que quiero en estos momentos es hablar.

– Lo sé; pero, ¿No crees que esto fue una advertencia?

– ¿Qué?

– ¿Viste la reacción de Tom?

– Si…

– ¿Pudiste sentir eso Rick?

– ¿Andy, tú crees que va a lastimar a Bill?

– Espero que mis deducciones no me fallen y que el amor que siente por él sea tan grande como para reprimir esa furia.

– ¿Andy?

– Dime.

– Lo amo.

– Lo sé Rick, no necesito que lo digas; sé que es así.

Sentí como esos brazos delgados se aproximaron para abrazarme con mucha fuerza; mis ojos se humedecieron y paso lo inevitable; lloré como hacía tiempo no lo hacía; me aferre con fuerza a Andy y me desahogué…

Había estado a punto de cometer un error fatal; todo por el deseo de obtener aunque fuese una mínima oportunidad de estar a su lado, ser su apoyo y único soporte. No obstante, al ver la manera en la que actuó, lo pude entender…

Pasaran los años y este amor que llevo dentro, no disminuirá, no puedo quemarlo, no va a desaparecer; el dolor aumentara y Tom me seguirá viendo como un amigo valioso; nada más que un hermano de otra familia; al menos en ésta vida no pude ser más que un plus en su existencia…

Andreas me sostenía y dijo:

– Veras Rick, en ocasiones, nos perdemos tanto en una persona que nos olvidamos de nosotros mismos y eso, es un error fatal. Puedes amar con la pasión que desees, puedes anhelar experimentar sensaciones nuevas, puedes pensar en ese alguien a cada momento del día y sentir que ni los minutos o segundos que inviertes en ello, son suficientes; pero, por nada del mundo, debes permitir que ese enamoramiento te lleve al abandono de ti mismo. No necesitas demostrarle a Tom que lo amas, arriesgando tu integridad y principios, sólo porque añoras tenerlo contigo; no te traiciones, resígnate y acepta que él ya le pertenece a alguien más.

– Pero, duele Andy, duele mucho.

– Lo sé, pero, esa es la vida ¿No? Enamorarnos, creer, sentir, desear, para después, caer, sufrir, y superar; 9 años de amar sin ser correspondido, es tiempo suficiente ¿No lo crees Rick?

– Ummm…

– Llego el momento de que guardes todos esos sentimientos que Tom despertó en ti y los tengas presentes como un hermoso recuerdo.

– ¿Guardarlos? ¿No sería mejor desecharlos o enterrarlos?

– No Rick, los necesitas.

– ¿Por qué?

– Porque cuando llegué la persona indicada, podrás dedicárselos y el amor que cultivaste por años, será correspondido y mejor aún, crecerá para sostenerte en sus manos.

Las palabras de Andreas se calaban en mí ser como anestesia para evitar el dolor; su razonamiento era lógico; ya era hora de continuar, de aceptar que no pudo ser y que Tom no tiene por qué ser un amor no correspondido; sino un atajo que me permitirá alcanzar a la persona indicada.

Me separé de Andy, limpié el rastro de lágrimas que quedaba en mi rostro; le tendí la mano a Andreas y con una sinceridad pocas veces vista en mí, le dije:

– Gracias Andy.

Andreas retiro mi mano y volvió a abrazarme para decirme:

– No seas tan formal idiota; ¿Acaso no soy yo también tú amigo? Siempre estaré contigo, pase lo que pase.

Era verdad, su confesión era real; y ya era momento de ser honesto con Jake, de contarle mi tendencia sexual y el amor que tengo por Tom; eso sería una parte importante para poder superar el dolor…

Pero por hoy, sólo por hoy, quiero embriagarme en este amor que me carcome toda mi alma…

Me separe de Andreas y le sonreí…

– Jajaja, lo siento; es sólo que, todo este asunto de Tom y Bill de verdad me perturbo; pero, agradezco que estuvieses ahí para frenar mi estupidez.

– Llámame: «Héroe»

– Jajaja, no arremedes a Tom, idiota.

– Jajaja, y ¿Qué harás ahora?

– Iré a un bar.

– Oye, el alcohol no es una buena compañía cuando te sientes así de mal.

– Lo sé, pero, sólo por hoy quiero liberar esto.

– ¿Quieres que te acompañe?

– Jajaja, no tienes por qué preocuparte, quiero enfrentar esto solo.

– Está bien, pero, si ves que estas a punto de hacer alguna estupidez; júrame que vas a llamarme, no importa la hora Rick.

– Si, si, si, lo que digas mami.

– ¿Sabes qué? Mejor ve y lánzate de un puto puente.

– Jajaja, te llamaré si sucede algo.

– Bien, entonces, nos vemos por ahí.

– Claro.

Cada uno fue a su vehículo e iniciamos nuestra retirada de esa casa que en innumerables ocasiones fue el lugar de nuestras travesuras; junto a Tom conocí cientos de sensaciones que fueron tan hermosas como dolorosas, pero aun así, no me arrepiento de haberme enamorado de él.

Aunque no fuera para mí, aunque yo no significara algo más para él, aunque haya soportado todos estos años en silencio; no me interesaba; me sentía feliz por haberme lanzado hacia esa corriente de amor que él había provocado; hundiéndome y ahora, enterrándome para hacerme renacer con una nueva perspectiva…

Mientras conducía, decidí ir al bar donde Tom me había preguntado por mi homosexualidad y como de la forma más natural, me acepto sin rechazarme.

Llegué a «The Kinly», estacioné mi auto y entré; a estas horas, era más que obvio que el bar estaría desierto, pero, eso era mejor; así podría beber sin reparar en nada y luego ir a casa a descansar; para que al despertar mañana, pudiese levantarme más liviano y con la certeza de que empezaría de nuevo.

Saludé al encargado, me senté en una mesa apartada de todo y ordené una botella de Vodka; quería nublar mis sentidos y despertar como alguien nuevo; por eso, sentía que era una necesidad emborracharme.

Terminé la primera botella y pedí otra, y otra, y otra…

Iba a iniciar la quinta botella; cuando me pareció escuchar que alguien me llamaba…

Se escuchaba como una mujer…

Cómo pude, trate de enfocar mi visión a la persona que estaba en frente mío; su rostro un tanto borroso, me resultaba familiar…

¿Dónde la había visto?

Recuerdo que Jake hablo sobre ella; dijo que para ser una mujer de baja estatura, estaba muy proporcionada y que su rostro era angelical…

¿Cómo se llamaba?

Ummm, su nombre era algo como…

¿Andrea? ¿Samantha?

No, no, no, era…

– ¿Anna?

– Oh, parece que aun estas algo lucido…

– Claro, estoy súper bien; me siento de maravilla.

– No sé cómo puedes hablar sin enredarte, luego de 4 botellas de Vodka pura…

– Lo sé, ¿No crees que soy un tipo increíble?

– Jajaja, pero, al menos estas un poco más suelto; la primera vez que te conocí, me mirabas desde lejos y ni siquiera saludaste; recuerdo que tu amigo se llama Jake y que ambos son amigos de Tom Trümper ¿No?

– Tooooooooooooooooooom.

– Si, Tom. ¿Cómo es que te llamas?

– Yo me llamo Rick, puedes decirme Ricky si quieres; hoy estoy amigable.

– Jajaja, ok. Ricky, ¿Qué haces aquí sin tus colegas, ah?

– Estoy ahogando mis penas.

– ¿Ah, sí? Y ¿Qué te paso? ¿Un amor no correspondido?

– Exacto; él no me ama, no me quiere, es de otro hombre…

– Oh, no sabía que eras gay.

– Pues lo soy; de hecho sólo unas cuantas personas lo saben.

– Ya veo, y dime, ¿Quién es ese hombre?

– Jajaja, es mi amigo de toda la vida.

– ¿Te refieres a Jake?

– No, no, no, Jake es feo. Estoy enamorado de Tom.

– ¿TOM?

– Si, de él.

– ¿Y él lo sabe?

– No, no, no, y no lo sabrá porque él ya está con alguien más.

– ¿Ah, sí? Y ¿Con quién?

– Es un secreto.

– Venga Ricky, ¿No te estas desahogando? Anda, cuéntame todo, así te sentirás mejor…

– Jajajaja, está bien.

– ¿Y? ¿Con quién esta Tom? De casualidad, ¿No se trata de un tal Bill?

– Bill, ese hijo de puta inmundo me robo a Tom.

– ¿Lo hizo?

– Si, lo engatuso con su aspecto todo afeminado y se lo llevo lejos de mí.

– O sea que, ¿Están saliendo?

– Sí, pero, ellos no deberían hacer eso.

– ¿Por qué no? ¿Es por qué dañaría la imagen de Tom?

– No, no, no, es algo muchooooooooooooooo peor.

– ¿Ah, sí?

– Sí, pero, no te voy a contar.

– ¿Por qué no Ricky? Yo estoy aquí para ti, quiero escuchar hasta la última palabra.

– Jajajaja, me caes bien Anna.

– Y tú a mi Ricky; dime, ¿Qué ocultan esos dos, ah?

– Es algo terrible, abominable.

– Jajajaja, ¿Tan malo es?

– Si alguien se enterara de eso, podrían rechazarlos como si tuvieran la peste.

– Jajajaja, creo que el alcohol te está haciendo mucho efecto; estas soltando muchas incoherencias…

– ¡NO! Yo estoy muy cuerdo; sé lo que digo.

– Entonces, ¿Cuál es el misterio?

– Son hermanos.

Lo que sucedió después de esa confesión, no lo recuerdo muy bien; es decir, no tengo ni la menor idea de cómo llegue a casa y como en estos momentos me encuentro sentado en mi cama…

¿Me la había pasado todo el día en el Bar?

Tenía demasiadas lagunas…

Mis recuerdos comenzaron a llegar en ningún orden aparente; primero unas botellas de Vodka, luego unos cuantos gritos y sollozos; después una conversación nublosa…

¿Había hablado con alguien?

Intenté recordar la persona que había escuchado mis estupideces en ese estado tan deplorable; pero, no me llegaba una imagen concreta; estaba seguro que fue una mujer; sin embargo, no podía estructurar muy bien su rostro…

Entonces, decidí levantarme muy despacio (Porque la cabeza me daba vueltas y sentía el cuerpo pesado), fui hasta el baño y entré de inmediato para tomar una ducha; ni siquiera active el calentador, dejé que esa agua helada recorriera mi cuerpo para lograr un poco de lucidez. Cuando de repente, empecé a escuchar en mi mente, fragmentos de esa conversación…

«Es un secreto», «No puedo decirlo», «Me caes bien, Anna», «Vamos Ricky, dime», «Son hermanos».

Abrí mis ojos y sentí que todo empezaba a tomar claridad; si mis recuerdos eran ciertos, había metido la pata hasta el fondo…

Si Anna soltaba una sola palabra de eso; acabaría con la vida de Tom, eso era seguro…

¡DIOS! ¿Y ahora?

¿Qué se supone que debo hacer? Y si Anna no coopera y manda todo a la mierda…

Si mal no recuerdo, ella le tiene cierto rencor a Tom por haberla utilizado o algo así me comento Jake…

Mierda. Mierda, Mierda.

Le había colocado a Tom en bandeja de plata…

¡Me quiero morir aquí mismo!

&

Existen palabras para describir el temor que sentía en esos momentos; esa resolución que Rick había soltado así sin más me había golpeado con una fuerza brutal; no sabía cómo me encontraba aun de pie; y sí yo estaba perturbado; la reacción de Tom era indescifrable…

– ¿DE QUÉ PUTAS ESTAS HABLANDO?

Era de esperarse que él se colocara furioso; los nudillos de sus puños apretados a cada lado se colocaron tan blancos que temía que se rompiera algo por la fuerza con la que estaba conteniendo su ira…

Lo que no entendía, era como Rick sabía algo; es decir, él estaba por decirle a Tom sobre la posibilidad de que somos hermanos; el rostro de preocupación de Andy me lo confirmaba…

– Mira Tom, lo que te voy a decir no es nada fácil, pero, es mejor que te enteres de una buena vez.

– Rick, por favor no lo hagas.

¡Dios! Andreas estaba suplicándole…

¿Qué tenía que hacer en esos momentos? ¿Debería confesarle todo a Tom y no esperar a que otra persona lo haga?

No quería que por culpa de esto, Andy y Tom dejaran de ser amigos, es decir, su amistad era muy genuina como para desaparecer a causa de una verdad tan sofocante como esta.

Pero, no quería hacerlo; Andreas aun no me había confirmado nada, entonces, ¿Cómo saberlo? ¿Y si decía algo pero todo resultaba ser una farsa?

No, ¿A quién demonios quiero engañar?

Andreas no estaría así de ansioso si no supiera la verdad; la realidad me azoto con fuerza; éramos hermanos, no había nada que pudiese hacer al respecto…

– ¿A qué te refieres Rick?

– Andy y Bill te han estado ocultando algo.

¡Maldición! 

¿Acaso Rick nos quería muertos? 

Esa afirmación puede ser interpretada de muchas maneras y por las emociones que están empezando a brotar en mí; es más que obvio lo que Tom está pensando en estos momentos…

Ira, furia, humillación, decepción en su estado más puro…

Tom se quebró; de eso no me cabía ninguna duda y sólo unos segundos después, él me lo confirmo.

– Andreas y Rick; largo ahora mismo de aquí.

– ¿Qué? Pero, aun no te he dicho nada.

– ¡QUÉ SE LARGUEN!

– Tom…

– Como no los vea fuera de esta maldita casa en los próximos 5 segundos; me los voy a cargar; sé los juro que lo voy a hacer.

– Yo…

– 5, 4, 3…

De cierta forma, me sentía un poco más tranquilo de saber que ellos no iban a soportar las consecuencias de éste malentendido.

Sin embargo, el escenario no iba a cambiar para mí; su agarre en mi muñeca era muy rudo, la prisa con la que corrimos a través de esas escaleras, la forma en la que aseguró la puerta de su habitación, me llevaron a una sola conclusión…

¡El pasado se va a hacer presente y mi futuro será incierto!

– Así que Andreas…

¡Estaba en lo cierto!

Tom creía que le había sido infiel con Andy…

– ¿No dices nada? ¿Qué pasa? ¿Andy no está para defenderte?

Mi cuerpo comenzó a temblar; era una reacción que me sacudía todo el cuerpo; sentía pánico de la persona que estaba en frente; su esencia no era salvaje, no se trataba de un simple arranque de celos; era algo más…

Tom se estaba desquiciando…

– Yo te puse un precio muy alto porque creí que eras serio al respecto; te di inmunidad, pero, al parecer no la quieres…

– ¿D-d-de qué estás hablando?

– Veras Bill, hay algo que tú no sabes y de hecho, nadie tiene conocimiento de ello; no voy a entrar en detalles, pero, digamos que hubo un tiempo en el que de verdad era la encarnación del mismísimo Lucifer.

¡Dios! Estoy metido en un buen lío.

No estaba tratando con el Tom de siempre…

Esta era una faceta que desconocía y me aterraba.

– ¿Y-y-y? ¿E-e-eso que tiene que ver conmigo?

– Tú lo has hecho renacer el día de hoy; tienes en frente a un ser sin alma; soy un cadáver que sobrevive a base de los débiles y para tu sorpresa; hoy tú serás mi festín.

No, no, no.

Él no puede ser Tom, no.

Esos ojos que parecen estar muertos no pueden ser los mismos que brillaban con un resplandor característico…

No, no era él.

No podía ser Tom.

No, mi amor no es así.

Mi dueño no está aquí…

– Bueno, eso debiste pensarlo antes de involucrarte con mi Mejor amigo.

– ¿Qué? No Tom, es un malentendido…

– Mira Bill, ya no me importa.

– Pero…

– Vas a pagarme con creces esta ofensa.

La frialdad con la que me hablaba, como si no supiese a ciencia cierta sí era yo quien estaba en frente de él, me ponía los nervios de punta.

Como pude, empecé a dar pasos hacia atrás, buscando como fuera una salida, algo que me permitiera escapar de esta bestia que amenazaba con devorarme en cuanto quisiera…

Mi espalda topó contra la pared…

No había escapatoria.

– ¿Ya no tienes a dónde ir?

– Tom, por favor, te lo suplico.

– Oye niño, ¿Qué parte no entiendes de que no me importa una mierda lo que tengas por decir? Nada de lo que me expliques ahora, va a ser suficiente…

– ¿Q-q-que vas a hacer?

– Me voy a divertir contigo.

– No, tú dijiste que no me harías daño.

– Se lo dije al hombre que creí que me amaba; no a ti, maldito farsante.

– Tom, te equivocas.

¡YA CÁLLATE! POR UNA MIERDA, CÁLLATE BIIL.

Nada servía; él no me estaba viendo a mí, su dolor lo encegueció al punto de enloquecerlo; eso, de cierta manera me demostraba que mi existencia para él era adimensional…

Y si eso es así; puedo librarme de esta.

Sí el me ama, aun puedo sacar algo de esto…

Él lo prometió y yo le creo.

Él no me mentiría…

Él no es así.

Vi como Tom empezó a quitarse sus prendas de vestir; zafó su cinturón y comenzó a golpearlo contra su palma de una forma amenazante…

¿Podía evitar revivir ese suceso de la noche de octubre?

No, me era imposible no hacerlo.

No era sólo su mirada, sus movimientos, su postura; ese aire de superioridad que me parecía tan atrevido; ahora me causaba un terror indescriptible…

Él no era Blake, pero, se parecía tanto…

– En Stuttgart, cuando alguien comete traición, lo paga con la muerte.

– No, por favor no.

– Pero, yo no pienso hacerlo; es más, preferirás mil veces morir que soportar el dolor que estoy por causarte.

No, Tom no era capaz.

Él jamás me destrozaría de esta manera…

No, no, no.

Me rehúso a creer eso.

Tom se acercó y se plantó frente a mí, el cinturón colgaba de su mano y yo cerré los ojos; esperaba lo peor, él iba a azotarme, al igual que Blake.

Sentía como las lágrimas descendían por mi rostro, pero no me atrevía a abrir los ojos; algo me decía, que nada lograría aquietar la furia de este Tom; sin embargo, su reacción me tomo por sorpresa…

Escuché como el cinturón caía al piso, ¿No va a golpearme con eso?; yo seguía inmóvil, sólo esperaba a que lo peor comenzara en cualquier momento, me estaba preparando para soportarlo…

Cuando de repente, sentí como su boca recogía ese líquido acuoso que escurría por mis mejillas; su lengua parecía deleitarse con el sabor de estas…

Se acercó hasta mi oído y pregunto:

– ¿Me tienes miedo?

El tono de su voz parecía controlado; no sentía el salvajismo de antes, pero, es mejor no tentar a la suerte…

– ¿Debería?

Sus manos se posaron en mi rostro y empezaron a retirar los sobrantes de mi llanto y dijo:

– Abre los ojos.

Su aplomo me consternaba de sobre manera, ¿Acaso era algún tipo de juego previo para luego proceder a torturarme?

Como pude, empecé a abrir mis ojos y me encontré con un poco de dulzura en su mirada; una pizca de su verdadera esencia.

El me observaba y de repente, soltó una pequeña risa y dijo:

– Me tienes muy jodido.

De nuevo, sus ojos se posaron en los míos y me analizaba a fondo, como si quisiera descubrir las razones de mi supuesta «Infidelidad»; y él se acercó tanto a mi rostro, que podía sentir su aliento; su respiración agitada comenzó a aquietarse para convertirse en un pequeño susurro…

Sus labios escasamente rozaron los míos; y yo decidí arriesgarme; lleve mis manos hasta las suyas que aun reposaban en mi rostro; y dándole pequeñas caricias, lo vi directo a los ojos y le dije:

– Tú sabes que te amo Tom.

Sus ojos se abrieron y su rostro se relajó por completo; él parecía estar cediendo, calmándose y recobrando un poco de cordura…

– Mira Tom, lo de Andreas…

No me dejo terminar…

Lo poco que había conseguido, se fue directo a la mierda; Tom enloqueció por completo; retiro sus manos de mi rostro y me arranco la ropa; daño mi camisa, tiro mis pantalones y zapatos…

Quedé sólo con esa finísima tela que cubría mi hombría…

Sus brazos me agarraron y me volteó con fuerza; mi rostro quedo de frente a la pared y Tom no tardó en pegarse contra mi…

– Su nombre sale con tanta facilidad de tus labios.

Su respiración volvió a agitarse con locura; él acercó su boca a mi hombro y lo mordió con mucha fuerza; su mano derecha tomó mis muñecas y las llevo hacia arriba para imposibilitarme el movimiento; mientras su miembro más que despierto rozaba mi trasero…

¿Él lo iba a hacer?

¿De verdad?

¿Me marcaría así de esa forma tan brutal?

– Los juegos previos para minimizar el dolor de la penetración son necesarios sólo si la otra persona lo merece, ¿No crees Bill?

– Tom, por favor, no me hagas esto.

– ¿Hacerte qué? Vamos a tener sexo.

– ¿Sexo?

– Si, un desfogué rápido, sin sentimientos involucrados.

– Me vas a lastimar.

– No me digas.

Entonces, el bajo mis boxers con rapidez…

¡Dios! Él no estaba bromeando, pensaba penetrarme de inmediato; me iba a lastimar…

¿Cómo le iba a perdonar algo como eso?

Una violación era algo de otro nivel diferente.

Me armé de valor y le grité:

– Si lo haces, no te lo voy a perdonar nunca Tom; te olvidas de que existo, te lo juro.

Él se detuvo en seco, su mano se puso muy fría; eso en definitiva lo perturbo…

O bueno, eso quería creer yo.

– ¿Tú me estas amenazando a mí? ¡Ja! Soy yo el que no va a perdonarte nunca esta traición. ¡JUGASTE CONMIGO!

– Te equivocas, no es así. Todo es un malentendido.

– No te creo, me estas mintiendo.

– No lo hago; Andreas y yo no tenemos nada Tom; Rick se refería a otra cosa.

– ¿Ah, sí? ¿Y qué es eso? Si es verdad lo que dices, ¿Por qué no me cuentas lo que Rick iba a confesar?

Maldición, éste era el momento para decírselo…

Debía hacerlo; él merecía saberlo…

No podía seguir ocultando esa verdad por miedo a que el me dejara; sí él me iba a abandonar, me destrozaría; pero, al menos, él tendría la opción de decidir…

De repente, su mano soltó el agarre de mis muñecas; sus brazos me hicieron girar de nuevo, para así, quedar de frente a él…

– Dímelo, quiero escucharte.

Sus ojos estaban muy brillantes; parecía como si las lágrimas fueran a caer en cualquier momento; su mirada era tan suplicante, como si estuviese rogando que todas sus conjeturas fueran mentira, para poder aliviar la carga que tenía su corazón en estos momentos…

Entonces, recordé aquella vez en el auto de Tom…

Tomé sus manos y las llevé hasta mi pecho; ese sutil roce, alboroto mi pulso; todas las fibras de mi ser se calentaron; era obvio, se trataba de mi dueño…

Sólo él podía lograr eso.

Sus ojos se cerraron, y él parecía estar concentrándose en los latidos de mi corazón.

– ¿Sientes eso? No existe nadie más en éste mundo que pueda provocar este desenfreno con sólo tocarme; Tom, ¿Qué tengo que hacer para que me creas, ah? Sí decirte que «Te amo» no es suficiente, ¿Debo besar a la muerte? ¿Qué quieres? ¿Qué deseas? Dime, te lo daré todo, hasta lo que no tengo es tuyo.

– Te quiero a ti; sólo a ti.

– Ya soy tuyo, aunque tú no me quieras o dejes de hacerlo; yo seguiré perteneciéndote, ¿No te das cuenta? Tus ojos me aprisionaron, no puedo escapar de ti.

Tom me observaba con detenimiento y pude ver como una ligera sonrisa se asomó en su rostro; al parecer, creía en mis palabras…

– ¿Me amas de verdad?

– Con cada centímetro de mi ser, con cada fibra de mi cuerpo, con cada pensamiento que cruza por mi mente, con cada palpitar de mi corazón, con cada anhelo de mi alma…Así te amo yo; más que a mí mismo, más que a nadie en éste mundo; eres Tú, tenías que ser sólo tú, Tom.

– Nunca vuelvas a decirme que me olvide de tu existencia.

– No lo haré, si tú no me dejas.

– Te lo prometí; y aunque no lo hubiese hecho, yo no me apartaría de ti.

– Te creo.

– ¿Bill?

– Dime.

– ¿Recuerdas que me dijiste que estabas encadenado a mí?

– Si.

– Creo que te equivocas.

– ¿Por qué lo dices?

– Porque soy yo quien esta encadenado a ti; soy yo quien está dispuesto a morir.

– No parecías muy seguro de eso hace unos momentos…

– Si te digo que me iba a lanzar de esa ventana antes de dañarte de esa manera, ¿Me crees?

– No.

– ¿No?

– Jajajaja, te creo amor, claro que lo hago, mi cielo.

Y Tom enmudeció; ahí estaban esas mejillas ligeramente sonrojadas, ese rostro avergonzado, esa mirada que me reclamaba por hacerle sentir de esa manera…

Él se acercó a mí y mordió mi labio inferior con suavidad…

– Cada vez que me llames así, voy a morderte para que dejes de hacerlo.

– ¿Me morderás así cada vez que te llame de esa manera?

– Sí, eso haré.

– ¿Lo prometes?

– Claro que sí.

– Entonces: Amor, cielo, mi vida, cosita, mi dueño, mi am…

Tom puso su mano sobre mi boca y volteo su rostro para que no viera como la temperatura de toda su cara había alcanzado el máximo tope…

Se veía tan tierno.

¿Me pregunto cuántas personas han visto esa parte de él?

O ¿Seré el único?

– Por favor, no sigas…

– ¡Ay! Pero si te ves tiernísimo.

– No soy tierno, no me jodas Bill.

– Jajaja, eso te hace todavía más tierno.

Tom sonrió y se aproximó a besarme, cuando la puerta sonó:

– ¿Joven Tom? ¿Se encuentra ahí?

Era Sam; Tom torció los ojos y respondió:

– ¿Si?

– Lamento interrumpirlo, pero, debo informarle que su Padre acaba de llegar.

¿El Sr. Trümper estaba en casa? Pero, ¿No se suponía que él llegaba hasta la tarde?

¿Qué hace aquí tan rápido?

Tom se vistió, al igual que yo; salimos de prisa de la habitación y bajamos las escaleras hasta la segunda planta donde residía el cuarto de los Señores Trümper.

Tom tocó la puerta y la Sra. Trümper abrió  de inmediato; se veía tranquila…

O sea que, no le había sucedido nada grave.

Gracias a Dios.

– Tom, Bill, acérquense.

Tom salió corriendo hasta su padre y se sentó en un lado de la cama; puso su rostro sobre el pecho del Sr. Trümper; el cual, posó sus manos sobre su cabeza  y comenzó a acariciarlo…

Era un cuadro conmovedor; simplemente hermoso.

– Papá, tú sabes que…tú lo sabes…

– Si pequeño, lo sé, yo también y más que tú.

Sentí un alivio enorme cuando vi que el Sr. Trümper se encontraba bien; era una sensación diferente, como si hubiese soltado una gran carga…

Al parecer su estado de salud me preocupaba más de lo que creía.

– ¿Bill?

– Oh, sí señor. Me alegra que se encuentre bien.

– Gracias, si no es mucha molestia, ¿Puedes acercarte?

– Sí, señor.

Fui hasta su lado y una de las manos que acariciaban a Tom; cogió la mía y me dijo:

– Me hace muy feliz que estés aquí.

Su muestra de afecto era sincera; yo podía sentir como su corazón se aceleraba con ese roce que mantenían nuestros dedos; y eso, me lo afirmó más aun…

Él era mi padre.

– ¿Clarise? ¿Tom?

– Si Cielo.

– Dime papá.

– ¿Me pueden dejar a solas con Bill?

¡Dios!

¿Me va a contar algo? ¿Lo va a soltar todo? ¿No le dirá nada a Tom?

– Jörg, creo que es mejor esperar ¿No?

– No Clarise, deseo aclarar algunas cosas…

– ¿De qué hablan ustedes dos?

– Tom, tú y yo tenemos una conversación pendiente, pero, primero debo disipar algunas dudas que tengo ¿Si?

– ¿Y por qué vas a hablar con Bill?

– Hijo, por favor, hazme caso.

– Vamos Tom.

– Si, ma. Espero con ansias esa charla, no te vayas a exaltar papá. Bill cualquier cosa nos avisas…

– Emmm, sí.

Coloqué una de las sillas que estaban en la habitación y me senté en frente del Sr. Trümper; me sudaba todo el cuerpo, mis manos se movían con nerviosismo, no sabía que esperar de esa conversación; tenía miedo…

– ¿Bill?

– ¿Señor?

– Respira, todo está bien ¿Si? No tienes por qué ponerte nervioso pequeño.

– Sí, señor.

– Todo lo que voy a decirte de seguro te va a tomar por sorpresa, pero, es más que necesario que lo sepas.

– Entiendo.

– Veras Bill; conocí a Simone cuando tenía 16 años; Tú mamá estudiaba en el mismo Instituto que yo, ella poseía una personalidad tan agresiva que incluso daba miedo acercársele; de hecho, recuerdo que en una ocasión, golpeo a un chico que la invito a salir…

Jajaja, tu madre era una mujer de cuidado; pero, tras de esa fachada atemorizante; había una niña insegura de sí misma; la cual pedía a gritos un poco de cariño sincero…

Un día tuve el valor de acercarme a ella y hablarle; su reacción fue la esperada; se puso a insultarme como loca, pero, Simone no contaba con el hecho que para mí, esa agresividad resultaba graciosa; me reí de ella y eso la descolocó por completo; se quedó callada por un rato y luego dijo:

¿Qué quieres?

A lo que yo respondí:

Quiero conocerte, Simone.

Y después de eso, tuve que atravesar muchas murallas, soportar sus histerias, e incluso su locura; pero, yo, la amaba demasiado como para detenerme por eso.

No hay más historia que esa Bill; amé a tu mamá con locura y producto de ese sentimiento tan fuerte; tuvimos dos hermosos hijos, que para maravilla nuestra, eran gemelos.

Se me olvido respirar; el Sr. Trümper estaba por soltar esa bomba, así sin ningún preámbulo y yo no me sentía preparado para escucharlo de su boca…

– Uno de esos gemelos es Tom y el otro…

¡Dios mío!

Me iba a desmayar, sentía que todo el cuarto daba vueltas; mi cabeza estaba pesada; mi pecho me apretaba mucho…

– Eres Tú, Bill.

La manija de la puerta se giró con fuerza; alguien abrió  y está se azotó contra la pared; y allí estaba él…

– Repítelo.

– Tom, te dije que…

– NO ME IMPORTA; DILO DE NUEVO, HABLA YA.

El Sr. Trümper suspiro, tomo aire y le dijo:

– Bill es tu hermano gemelo, Tom.

Esos ojos de color avellana se enfocaron en mí; su rostro estaba blanco y su expresión reflejaba asombro, pero, sobre todo; culpabilidad…

Tom se llevó la mano a la boca y contuvo como pudo las náuseas que estaban por ocasionarle una terrible indigestión…

Él salió corriendo del cuarto y yo le seguí…

– ¡Tom! Tom, espera, espera, por favor.

Tom seguía corriendo, abrió la puerta de la entrada y se dirigió hasta uno de sus autos…

¿Iba a manejar en esas condiciones?

– Tom no lo hagas, no puedes conducir así.

El seguía sin contestarme, se subió al auto y como pude fui hasta su ventanilla y le dije:

– Por favor, baja del auto ¿Si? Necesito que hablemos de esto.

Nada.

Él no respondía.

Seguía sin reaccionar…

¿Sentía repulsión de mí?

– ¿Acaso me odias ahora? ¿Sientes asco de mí?

– No Bill.

– ¿Entonces?

– Yo…

– Tom, baja, por favor, no quiero que te pase algo…

Bill, lo siento, por favor, perdóname.

Continúa…

Gracias por la visita. Te invitamos a continuar con la lectura.

Publico y rescato para el fandom TH

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