Reverse 29

«Reverse I» Fic de Alter Saber

Capítulo 29: Confesiones

«Siempre estaré a tú lado»

Tom y Andy salieron corriendo de inmediato de la casa; su comportamiento tan infantil, me recordaba de sobre manera, la forma en la que Georg y yo, discutíamos por todo; tuvimos cientos de esos encuentros en los que las confrontaciones verbales, terminaban en una persecución que desencadenaba una escena completamente cómica; justo como en este momento.

A decir verdad, me altere bastante cuando Tom lanzo ese interrogante; era más que obvio, que el poder de sus celos, lograba erizarme la piel; parecía como si se transformara en un alfa que esta por defender a su hembra de una amenaza inminente.

¿Hembra?

Si, justo eso.

Mis pensamientos fueron interrumpidos, cuando de repente escuché a mi Padre dirigiéndose hacia mí:

– ¿Bill? ¿Me estas escuchando?

– Oh, disculpa. ¿Me decías algo?

– Sí, quiero que hablemos de algo.

– Sí señor.

– Sé que el tema de tu madre es bastante delicado; sin embargo, hay algo que acabamos de descubrir y deseo informártelo.

¿Descubrimiento?

¿Qué misterio habría detrás de un suicidio?

¿Acaso fue un acto en contra de su voluntad?

¡Por Dios!

– Por favor, dime que fue su decisión y que nadie la obligo a tomarla.

– Bill…

– ¡DIMELO! DIME QUE ELLA NO…DIMELO…

Esto era inaceptable; yo, me resigné a su muerte; de cierta forma, me tranquilizaba que ella había sido dueña de la elección que tomó; porque, tanto ella como yo, sentíamos temor de que sus crisis depresivas, terminaran por enterrarla en vida.

Cuando la encontré en esa bañera, llena de sangre, con cortes en sus muñecas; sentí como la realidad me golpeaba con fuerza; pero, no se lo recriminé, porque ella había tomado esa elección…

Pero, si no fue de esa manera…

– Acompáñanos Cielo, ¿Si?

Seguí a mi Padre y a Clarise al despacho que se encontraba en la Planta baja; era el lugar idóneo para tratar temáticas de suma delicadeza como estas…

La intriga estaba calando en lo más profundo de mí ser; imploraba al cielo que la muerte de mi madre haya sido producto de sus pensamientos y que yo no tuviese nada que ver con esa decisión; porque de ser así, no me lo perdonaría nunca.

¡JAMÁS!

Ingresamos al estudio, cerramos la puerta que estaba tras nosotros; y procedimos a sentarnos, de manera que ellos quedaran frente a mí:

– Ésta mañana hablé un poco con Clarise sobre el sucedo de tu madre; y hay algo que nos pareció sumamente extraño…

– ¿Qué cosa?

– Veras Bill; hay algo que no te dije…

– ¿Si?

– Simone y yo hicimos un pacto; sí alguno de los dos sentía que la vida dejaba de poseer un sentido; sí creíamos que la realidad nos superaba y cedíamos ante la presión; era obligatorio informar a la otra persona, para así saber, que la responsabilidad de nuestros hijos iba residir sólo sobre un individuo ¿Me entiendes?

– Sí señor.

– Pero, tú madre nunca me llamo; ella me decía que su depresión de momento estaba controlada; que tú eras la razón por la que ella iba a seguir en pie, hasta el día en que tú te independizaras y pudieses valer por ti mismo…

Mamá siempre me había dicho que el día en que tuviese un hogar y yo pudiera sostenerlo por mí mismo, sería el momento indicado para partir…

Yo sabía que ella sufría; sus cambios de humor eran intratables, habían ocasiones en los que Simone se comportaba de una manera muy incoherente; pero, yo nunca le di la espalda; porque comprendía exactamente a lo que ella se refería, cuando me decía que se iría a una vida mejor…

Era como si me susurrara:

Sácame de este infierno en el que me encuentro.

Simone nunca me pidió que me apresurara con mis estudios, que terminara todo, para asi ella irse tranquila; siempre fue muy considerada y me dio mi tiempo; nunca me dijo que acelerara el ritmo; ella estaba dispuesta a esperar por mí; sin prisas ni afanes tortuosos…

¿Entonces?

Su suicidio no tenía ningún tipo de sentido…

Porque a mi aun me quedaba mucho por recorrer…

– Lo sé; mamá me lo dijo en muchas ocasiones.

– ¿Ves? Algo no encaja en la historia.

– Pero, entonces, ¿Por qué?

– De momento, sólo puedo decirte que alguien recreo la escena para hacerte creer que ella se había suicidado.

¿Cómo?

¡Dios! Mamá, no mami…

Mis ojos se llenaron de ese líquido tan particular; era inevitable no sentirme aturdido por algo como eso…

¿La habían asesinado?

Pero, ¿Por qué?

– ¿Cómo sabes eso?

– Tengo un Investigador privado en Sacramento, ¿Lo recuerdas? Te lo mencione esta mañana.

– Si.

– Lo contacté en cuanto te fuiste tras Tom; le informe la situación y le dije que era un suceso de carácter prioritario y que necesitaba información lo más pronto posible.

– ¿Y qué te dijo?

– Los resultados de la Autopsia determinaron que la causa de la muerte de tu madre no fue el desangramiento…

– ¿Entonces?

– El sistema de Simone tenía una cantidad desmesurada de una droga conocida como «Rohypnol».

– ¿Rohypnol?

– Sí, ¿Has escuchado sobre ella?

El nombre me sonaba de alguna parte, pero, por más que intentaba, no lograba recordar exactamente los efectos de la misma sobre una persona.

– ¿Para que la emplean?

– Bill, ¿En verdad, deseas escucharlo?

– ¡Claro que quiero! Estamos hablando del asesinato de mi madre.

– Cielo, tienes que tratar de mantener la calma.

– No puedo; es que, ¿Acaso ustedes no entienden?

Me levante de la silla en la que me encontraba y comencé a caminar de un lado a otro, con las manos sobre mi cabeza; quería arrancar todos mis cabellos; me sentía tan impotente…

¡Necesitaba gritar!

– Hijo, lo sé; esto no es para nada sencillo, pero, no podemos hacer nada al respecto; si existiese alguna manera de traer a Simone de vuelta; yo daría todo por convertirlo en  una realidad.

Fije mi mirada en los ojos de mi padre; pude divisar la sinceridad de sus palabras; él no tenía la culpa por lo que sucedió…

Regrese a mi asiento y le dije:

– Lo siento; me exalté, son tantas cosas reveladas en tan poco tiempo que no sé cómo mi cabeza sigue funcionando sin sentirse atrofiada de alguna manera.

– Bill, creo que es mejor que continuemos esta conversación después.

– ¡No! Quiero saber ya mismo lo que sucedió; no voy a poder dormir tranquilo si no lo sé.

– Está bien, lo haremos a tu manera; pero, prométeme una cosa.

– ¿Qué sería?

– No vas a escapar; te quedaras aquí y no iras a ningún lado a desahogar tu dolor; para eso, Clarise, Tom y yo, estamos contigo ¿Si?

Su aseveración me conmovió por un instante; en una traducción más textual; mi padre estaba diciéndome que era parte de su familia y que debía aprender a confiar en ellos y no cargar con todo solo.

Y aunque su petición me enterneció de algún modo; yo, no podía ceder tan fácil; mi confidente, mi amiga, la mujer que siempre me escuchaba, ya no está; y sí ella no sigue conmigo, ¿Por qué habría de abrirme de esa manera con personas que acabo de conocer?

– No lo haré; pero, de momento me resulta imposible confiar de pleno en ustedes.

– Oh.

– Disculpen si soy muy atrevido, pero, deseo que comprendan que por 19 años, la única persona que estuvo a mi lado sin críticas, ni juicios y siempre dispuesta a todo, fue Simone; estoy acostumbrado a sus gestos, sus reflexiones y correcciones; me costara mucho adaptarme a esta familia, así que, si no es mucho pedir, tengan un poco más de paciencia conmigo.

Clarise y Jörg se tomaron de las manos; me miraron con un amor muy profundo y ambos dijeron:

– Toma todo el tiempo que necesites; estamos muy agradecidos contigo.

– ¿Conmigo? Pero…

– Gracias por darnos la oportunidad, no importa el tiempo ni lo que cueste; esperaremos por ti, Bill.

Ellos no mentían; esa era la verdad, el aura que los acogía a su alrededor, me lo confirmaba con creces.

– No hay nada que agradecer, en serio que no.

– Entonces, ¿Estás listo?

– Si, por favor, dime la verdad.

– El «Rohypnol» es una droga empleada comúnmente para ejecutar una violación.

Todo hizo «Click» dentro de mí.

Recordaba las clases de abuso a menores en las que nos advertían que existían un sinfín de estimulantes o alucinógenos que podían debilitar tanto a la persona; al punto que ni siquiera podía darse cuenta del acto que se estaba llevando a cabo.

Guiado por mi curiosidad, le consulte al profesor sobre los nombres de las drogas que se empleaban para ese tipo de acciones tan aberrantes como esa; y el menciono que había una gran variedad; pero, que una de ellas era la más peligrosa de todas.

Al parecer, el Rohypnol es la madre de los sedantes para una violación; ésta droga duerme por completo al individuo en un periodo que puede ir de 10 – 12 horas de sueño profundo; su sistema se entumece, y la debilidad ataca con fuerza, una vez la persona despierta; pero, lo más destacable de esta sustancia, es la capacidad para eliminar cualquier rastro de evidencia, es decir, que el individuo que fue objeto de abuso, no logra recordar nada de lo sucedido.

Prácticamente, era como cometer necrofilia.

Hasta donde tengo entendido; una dosis mínima de unos 10 mg es suficiente para producir los efectos que mencione con anterioridad…

Entonces, una sobredosis seria letal.

¿Eso quiere decir que Mamá fue…?

¡No! ¡No! ¡No!

Me rehúso a creer esto.

– ¿Me estás diciendo que a mi madre…?

– No, gracias a Dios que no fue así; los exámenes no mostraron evidencia de semen en su interior, ni de forcejeos; al parecer, la drogaron con ello para inmovilizarla.

– Pero, ¿Por qué sus muñecas?

– Aun no entiendo muy bien el motivo, pero, la persona que lo hizo, buscó una forma de asesinarla sin verse tan implicado.

– Ummm.

– Además, quien lo hizo, tuvo que ser un individuo que conocía la condición de tu madre.

– ¿Por qué lo dices?

– Porque existen muchas formas de asesinar a alguien sin resultar directamente implicado; pero, ¿Por qué este individuo pensó en el suicidio? Según reporta mi investigador, había una carta de despedida en la que se especificaban los «Motivos» por los cuales Simone tomó dicha elección. ¿Tenías conocimiento de ello?

– Si.

– ¿La leíste?

– No, no lo hice. Sólo asumí que ella se había cansado de esperar y decidió acabar con su vida; me resigné a eso.

– Dime algo, ¿La letra de la carta era la de tu madre?

– Sí, era su letra, aunque…

– ¿Qué?

– Ese día me dio la impresión de que las palabras estaban ligeramente inclinadas; pero, atribuí esa percepción al shock en el que me encontraba.

– Jum, eso lo comprueba. Estoy seguro que si se hacen pruebas de grafología, la persona va a determinar que no se trata de tu madre.

– Pero, ¿Por qué?

– No lo sé; ¿Tu madre tenia enemigos? Es decir, Simone nunca me hablo de alguien que la acosara o que tuviese inconvenientes con ella; dejando a Kean a un lado, claro está.

– No, para nada. Mamá sólo tenía como dos amigas con las que trataba de vez en cuando, pero, casi siempre compartía junto a mí. Y no hubo percances o discusiones con los vecinos; ella era muy aceptada por todos.

– Y, ¿Ella sabía de ese tal Blake?

Una bomba estalló en mi cabeza en el momento que ese nombre salió de los labios de mi padre…

Mi madre no tenía enemigos, pero, quizás si se había ganado una cita con el mismísimo Lucifer por haberlo apartado de mí; entonces, recordé que mi padre había mencionado que alguien contestó el teléfono de nuestra antigua casa.

– ¿Jörg?

– ¿Si?

– ¿Podrías decirme exactamente lo que te dijo ese chico que te contesto desde nuestra casa?

– Su lenguaje era muy grosero, parecía como si arrastrara las palabras, le era difícil hablar con fluidez…

¿Arrastraba las palabras?

¿No tenía fluidez?

Mierda.

Maldición.

No puede ser…

– Recuerdo casi textualmente que me dijo: Me importa una mierda quien sea usted; yo hablo de la manera en la que a mí se me dé la regalada gana. Esa vieja es una cualquiera, ella me quito a Bill.

Bum, bum, bum, bum, bum, bum.

No podía tratarse de otra persona.

Era él.

De nuevo él.

Y aunque me escasearan pruebas; sabia con plena certeza que el responsable del asesinato de mi madre, era él.

Tenía que ser Blake.

– Dios…

– ¿Qué pasa Bill?

– Simone colocó una orden de restricción en contra de Blake por el intento de violación que había cometido en mi contra; ¿Sera posible…?

– Ummm, no puedo asegurarlo, pero, ese sería un motivo coherente con la situación actual.

– No puede ser…

– Bill, te prometo que encontraremos al responsable.

– Tengo que advertirle a Georg.

– ¿Georg?

– Si, mis amigos de Sacramento; sí Blake fue capaz de algo tan bajo como eso, la vida de ellos también corre peligro.

Me levanté de la silla, salí por un instante del despacho; tomé mi celular y llamé a Georg.

Unos, dos, tres, cuatro, cinco tonos y Georg no contestaba.

Era algo jodidamente extraño; Georg mantenía su móvil consigo, todo el tiempo; y si él veía que era una llamada mía, la contestaría de inmediato.

Lo intenté de nuevo, pero, no hubo respuesta.

Los nervios comenzaron a traicionarme y decidí llamar a Gustav…

– ¿Bueno?

– ¡Gustav!

– ¿Bill?

– Si.

– Oh, por Dios, ¿Cómo has estado? ¿Estás bien? ¿Acaso te sucedió algo? Te escucho un poco alterado.

– Es que, llamé a Georg pero no me contesta.

– Oh, eso.

– ¿P-paso algo?

– Ummm, no deseo preocuparte.

¡Ay no!

Maldición, no.

– ¿Qué sucede?

– Veras, la semana pasada íbamos hacia la tienda de recordatorios; cuando, nos topamos con Blake.

– Ajam.

– El empezó a cuestionarnos sobre ti y dijo que le diéramos tu número de celular; claramente no lo hicimos; ese chico se puso como loco y le arrebato el celular a Georg y sacó su SIM.

– Pero, ¿Los amenazo?

– No propiamente, pero, sabemos que nos está siguiendo los pasos.

– ¿Por qué no me habían dicho nada de esto, ah?

– Bill, no queríamos preocuparte.

– Estoy más ansioso ahora Gus.

– Georg me dijo que no te comentáramos nada, que dejáramos que te adaptaras a la ciudad y a las personas de allá; y que sólo si era absolutamente necesario, te llamáramos.

– ¿Y eso no era necesario?

– Pues no Bill; no podemos estarte llamando cada nada, informándote sobre lo que hace y no hace Blake; no tendrías vida y se supone que te fuiste para empezar una nueva ¿No?

– Pero Gustav, ustedes están corriendo peligro.

– No, mientras tu posición no sea revelada; nadie estará en peligro; por eso, debemos tener el mínimo contacto posible; así no levantaremos sospecha y quizás Blake, decida largarse a la madriguera de la que provino.

– Gus, hay algo que debo decirte.

– Dios, por el tono de tu voz, es algo muy grave.

– Si.

– Dime.

– Al parecer mi madre no se suicidó.

– ¿Cómo? Pero…

– Alguien la asesino.

– ¿Por eso me estas llamando, verdad?

Debía admitir que de cierta manera, adulaba la forma en la que Gustav procesaba todo; requería de unos cuantos detalles para descubrir el motivo de todo.

– Si Gus, quiero que sean muy cautelosos; aún no hay pruebas suficientes, pero, creo que sobra decirte quien es el sospechoso…

– Bien; haremos esto. De ahora en adelante, marcaras a nuestras casas desde una cabina pública; abstente de compartir cualquier información en tus redes sociales; cambia el número de tu celular constantemente y nunca tengas encendido el GPS de tu móvil ¿Ok?

– Si.

– Bill, tienes que prometerme algo.

– Dime.

– Júrame que no te enfrentaras a ese animal solo; tienes que prometerme eso.

– Gus…

– Nada; si te vas a ir al infierno, que sea junto a nosotros.

Mi corazón se estremeció ante esas palabras; realmente, ellos estaban dispuestos a todo por mí.

No existían palabras ni actos que pudiesen demostrar todo el agradecimiento y afecto que tengo hacia ellos.

Les amaba con una fuerza inmensa.

Su apoyo me hacía sentir que no estaba solo; que aun en la distancia, ellos esperaban por mi regreso.

– Oye, se te está pegando la sensibilidad de Georg.

– Jajaja, quizás sí.

– Te desconozco.

– Ah, pues vete a la mierda; si tanto te incomoda mi preocupación, salta del primer puente que te encuentres.

– Jajaja, eso está mejor, no pierdas la esencia Gus.

– Jum.

– Ya, no te enojes.

– Bien.

– Salúdame a Geo y los llamare al menos una vez por semana.

– Ok; cuídate Bill.

– Retiro lo dicho; estas más sensible que Georg.

– Púdrete.

La llamada se cortó y mi pena se aliviano un poco; por lo menos, ambos están bien (De momento).

Entre de nuevo al despacho y le informe a mi padre y a Clarise que iría directamente a mi cuarto; necesitaba tomar una ducha y descansar; aun habían algunas cosas que aclarar, pero, me sentía agotado; el día de hoy fue una montaña de emociones muy fuertes…

Había cientos de asuntos que resolver:

1. Rick

2. Anna

3. Tom

4. Blake

5. Simone

Todas las personas involucradas en este cumulo de secretos que hasta hoy salieron a la luz…

Cerré la puerta del estudio y procedí hacia el salón; vi como Tom entraba muy apresurado, y Andy lo tomó del brazo:

– ¡Tom! Espera, tienes que calmarte.

– ¡No! Ya te dije que no, como una mierda, tengo que hablar ya mismo con él.

– Tom, trata de ser más comprensivo; no es un tema que él desee tocar así no más.

– ¿Se te olvida que ella también era mi madre o qué?

– Tom…

– Nada Andreas, déjame solo.

– Pero…

– ¡Quiero estar solo!

Andy salió por la puerta de la entrada, pero, antes de cruzar ese umbral, su mirada se volvió hacia mí y esos ojos azul marino me observaron de una manera tan suplicante, como si me estuviesen pidiendo:

No permitas que él cometa una locura.

Asentí en respuesta y su rostro se relajó un poco; Andreas salió y Tom se encontraba de pie en el vestíbulo; su mirada estaba agachada y sus puños muy apretados; me acerque con lentitud hasta él; tome sus manos y le dije:

– ¿Estás bien?

Tom no levanto su mirada, pero, movió su cabeza hacia ambos lados, indicando la negatividad de su respuesta; de momento, yo conocía la historia, sabia las razones y me acaba de enterar de la realidad de mi madre.

Él tenía que estar hecho un lío.

Hice que su mirada se posara en la mía y pronuncie:

– ¿Quieres que lo hablemos?

Él tomo una de mis manos y se la llevó hasta sus labios; beso mi dorso con suma lentitud; un roce completamente dulce…

– Si quiero.

– Entonces, vamos.

Subimos las escaleras, tomados de la mano, entrelazamos nuestros dedos y ascendimos hasta la tercera planta y cuando estábamos por ingresar a mi cuarto; Tom dijo:

– Quiero enseñarte algo.

Él me guió hasta el fondo del pasillo, donde en la última parte, se encontraban unas escaleras en forma de espiral que conducían a una zona desconocida para mi…

Subimos y al estar ahí; Tom abrió la única puerta que se encontraba frente a nosotros; lo que vi, me dejo estupefacto por un instante.

El suelo estaba cubierto por una alfombra blanca que tenía textura suave (O al menos, eso aparentaba), habían cojines enormes de colores fuertes como el rojo y naranja, dispuestos de tal manera que formaran una especie de sillón confortable; sin embargo, lo que llamo por completo mi atención, fue ese enorme ventanal que cubría por completo la pared; la vista que te permitía ese enorme vidrio, era surrealista…

Podía divisar el cielo y las luciérnagas que emanaban del Bosque…

Las luces de la ciudad se fusionaban para crear pequeñas gotas de distintos colores que la hacían verse, simplemente encantadora…

El cielo estaba cubierto de estrellas y el azul oscuro del mismo; dejaban una sensación de contraste, tan balanceada, que no parecía ser real.

– ¿Te gusta?

– Es hermoso, Tom.

– Es mi lugar secreto; sólo yo, puedo entrar aquí; bueno, ahora tú también puedes.

– ¿Vienes a menudo aquí?

– Ummm, sólo cuando necesito reflexionar.

– O sea, ¿Todo el tiempo no?

Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro, pero, no irradiaba la felicidad de antes…

Tom se encontraba perturbado, de eso no había ninguna duda.

Él cerró la puerta, se dirigió hasta los cojines y se sentó; con su mano, me hizo un gesto para que lo acompañara; fui hasta él y me senté a su lado; a lo que el suspiro y dijo:

– Bah, eres un aburrido.

– ¿Qué? ¿Por qué?

– Te traigo a mi lugar especial y te comportas todo distante conmigo.

– ¿Distante? Pero, estoy a tu lado.

– Si, mis amigos se sientan a mi lado.

Capté su indirecta de inmediato, pero, me daba algo de vergüenza sentarme en medio de sus piernas; era una posición sumamente melosa; y, a mi aun me quedaba algo de timidez por desechar…

– Y, ¿Qué quieres que haga?

– Que te sientes aquí.

Tom señaló ese espacio que reposaba en medio de sus finas piernas; y yo lo miraba con incredulidad…

Primero que todo, no soy una chica y segundo, mido casi dos metros, eso no tiene nada de romántico.

– No.

– ¿Por qué no?

– Es embarazoso.

– ¿El qué?

– Pues sentarme ahí, me tratas como si fuera una chica.

– ¿Cuál es el problema? Quiero abrazarte mientras hablamos, ¿Eso es un inconveniente?

Su mirada era completamente inocente; su rostro emanaba esa esencia infantil que tanto me gustaba de él…

Tom estaba jugando su carta maestra para convencerme…

– Mido casi 2 metros, voy a taparte la vista.

– Emmm, soy más alto que tú y a decir verdad, verte a ti es más hermoso que lo que tengo justo en frente.

Los ojos de Tom brillaban con vida propia, su boca tenía una ligera sonrisa que resultaba tan provocativa a la vista; él es un seductor nato; tiene los dotes para ser una deidad; así de simple.

Sentí como su rostro se acercó con detenimiento en mi hombro y con mucha delicadeza, su mano, empezó a bajar mi camiseta, de manera que mi piel quedara al descubierto…

Él aproximo sus labios y repartió besos pequeños sobre mi hombro…

Llego a mi oído y susurro:

– Quiero comerte a besos, pequeño.

El tono de su voz era tan profundo, no capté una pizca de lujuria en sus palabras; al parecer, él sólo deseaba tener contacto con mi piel, como si quisiera ser consciente de que estoy aquí para él.

Me levante de mi lugar y procedí a acomodarme entre sus piernas…

Él llevo sus manos a mi cintura e hizo que me pegara por completo a su pecho; podía estar en contacto directo con el ritmo alocado que provenía del corazón de Tom; su rostro se clavó en mi cuello y el comenzó a inhalar mi aroma; soltaba suspiros y besaba mi cuello, mis hombros, detrás de la nuca, y lo poco que alcanzaba de mi espalda, desde esa posición.

Sentí como su lengua entro en contacto con mi oreja y la manera en la que la mordió; me hizo estremecer:

– Nada puede compararse contigo; nada ni nadie.

Él dejo de besarme, pero, sus manos apretaban mi cintura, me tenía aprisionado y yo, recosté mi cabeza en su costado, mientras él se quedaba absorto, mirándome…

– ¿Vamos a hablar?

– Si.

– ¿Qué deseas saber?

– La verdad.

– ¿Sobre?

– Mamá.

Sentí todo el peso que lo supuso a Tom pronunciar esa palabra; el dolor que le provocaba saber que no iba a conocer a Simone; lo destrozo por completo.

– ¿Quieres que te cuente todo de ella?

– Por favor.

– Bueno, esto va a ser una larga historia porque aunque no lo creas; mamá estaba medio loca.

Hice un gesto gracioso con mi rostro a lo que Tom se rió de inmediato; quería destensionar un poco el ambiente y darle a conocer lo bueno de mamá; no deseaba que el fuera participe del sufrimiento de ella.

– Veras, tú y mamá son muy parecidos.

– ¿Si?

– Si, tienen el mismo carácter, la misma personalidad, son muy agresivos, tremendamente posesivos, decididos a todo; poseen un sentido particular de la justicia.

– ¿Ella era así?

– Oh, sí. No sabes cuantas veces tuve que aguantarme sus regaños; era tan exagerada, igual que tú.

– Ummm, y ¿Ella era feliz?

– Claro que sí; sufría un poco de los nervios, era un tanto histérica, pero, era perfecta, Tom. Ella fue una gran madre, siempre me cuido, me protegió y nunca me abandono; me apoyaba en todo, incluso con el abuso.

– ¿Abuso? ¿Cuál abuso?

M-I-E-R-D-A.

Se suponía que no debía mencionar eso…

– Ammm, de pequeño me molestaban mucho por mi aspecto.

– ¿Y los golpeabas, verdad?

– Emmm…

– ¿Salías corriendo?

– ¿Tú que crees?

– Dios Bill, ¿Dejabas que te humillaran?

– Nunca he tenido una personalidad fuerte, prefiero evitar el conflicto a toda costa.

– ¿Y Mamá te consentía?

– Al principio sí, pero, después de un tiempo; ella dejaba que yo soportara las cosas por mí mismo; dijo que debía independizarme, que ella no estaría todo el tiempo para mí.

– ¿En serio hizo eso?

– Si, mamá me formó en todos los aspectos.

– Wow, habría sido increíble conocerla.

– De seguro, ustedes se la pasarían peleando por todo.

– Pero, nos amaríamos como ningún otro.

Tom escondió su rostro en mi cuello; y sus brazos me apretaron más fuerte si era posible.

Puse mis manos sobre las suyas y empecé a acariciarlo poco a poco; deseaba reconfortarlo, que sintiera que estaba aquí con él y para él.

– Toda está bien, mi amor.

El siguió de la misma manera por un tiempo más; cuando levanto su rostro, conectamos nuestras miradas y nos sumergimos en un beso profundo; como me encantaba sentir sus labios; esa esencia que me recordaba porque le pertenecía; porque sólo podía ser de él.

Nuestra conversación siguió; le comenté la historia que Jörg me había relatado; le dije todo y el solo escuchaba en silencio, hasta que me dijo:

– ¿Nos aman mucho, no lo crees?

– Más que a sus vidas.

– Increíble, quien iba a pensar que todas esas cosas sucedieran.

– Sí, es un tanto extraño, pero, ya estamos aquí ¿No?

– Tienes razón.

– ¿Tom?

– Dime.

– ¿Puedo preguntarte algo?

– Claro, lo que quieras pequeño.

– ¿Quién es Bella?

Los ojos de Tom se abrieron mucho ante mi cuestionamiento; percibí como sus manos se congelaron en un instante y su respiración era casi inexistente; al parecer, toqué un punto débil.

– ¿Q-quien te hablo sobre ello?

– Bueno, la verdad no sé nada de ella, sólo que fue tu novia, nada más.

– Ummm, pero, ¿Quién te dijo?

– Jörg.

– Ummm.

– Si te molesta, mejor no hablemos de ello.

– No, es decir, hace mucho que no hablo de ella…

Su rostro reflejaba una profunda tristeza; esa chica definitivamente significo mucho para Tom; mientras él se decidía en como iniciar; un sentimiento extraño se instauro en mí…

No podía clasificarlo, pero, parecían ser celos…

¿Alguien que no era yo, represento el mundo para Tom?

– Está bien, entonces, dejémoslo aquí.

– No, no, esto, te lo diré.

– ¿Seguro?

– Si. La conocí en el Instituto, ella no era una chica atractiva, es decir, no era llamativa; su apariencia era muy común para un alemán; pero…

– ¿Qué te cautivo?

– Bella era muy inteligente ¿Sabes? Ella vivía en sus libros, no socializaba con nadie, siempre estaba callada y aislada de todo. No obstante, un día expuso un tema sobre la química del amor y eso fue suficiente para llamar mi atención.

Ella se veía tan hermosa; movía sus manos con entusiasmo, parecía que iba a perder la cabeza por el deleite que le suponía hablar sobre ese tema en particular.

Totalmente atrapado por ella; me atreví a hablarle y lo demás no tiene nada de extraordinario.

Empezamos a salir y congeniábamos a la perfección; Bella era una chica increíble, súper cómica, amable, honesta y de un carácter tremendo…

Las palabras seguían saliendo de Tom y yo identificaba que todas esas cualidades que tenía Bella; eran inexistentes en mi…

Me sorprendía de sobre manera, la forma en la que describía todo con sumo detalle; él de verdad, había amado a esa mujer o todavía lo hacía…

Su rostro estaba entusiasta; sus ojos están brillantes, y sus movimientos me hacían saber que él adoraba cada aspecto de aquella chica.

Lo sentía, el vómito verbal estaba por llegar.

– ¿Aun la amas?

Tom dejo de hablar y poso esos hermosos ojos color avellana en mí; su mirada me estaba inspeccionando, pero, fue su reacción a mi pregunta la que me descoloco por completo…

Tom giro su rostro hacia un lado, evitando el contacto visual conmigo; dispuso su atención al suelo y en un susurro casi inaudible, me dijo:

– Si, aun lo hago.

Era de suponer ¿No?

Por lo que había escuchado; ella fue algo así como el primer amor de Tom; una chica poco peculiar en un mundo lleno de superficiales; ella era como la luz al final del túnel.

Y, ¿En dónde estaba esa maravillosa criatura?

Si es tan idónea, ¿No debería estar junto a ella?

La forma en la que mis entrañas se revolvían por la ira que sentía, era inexplicable. Todo mi ser estaba ardiendo; alguien más tuvo mi lugar y mucho antes que yo…

A diferencia de él; yo nunca tuve a ese ser «Especial» en mi vida; ni una novia seria, sólo uno que otro desfogué; pero él…

Tom probó la dicha de enamorarse…

De una chica completamente distinta a mí.

Mi pulso se aceleró; sabía muy bien que la envidia era cancerígena; pero, no lo podía evitar; me sentía destruido por su confesión.

Me levante de aquel lugar, me dirigí hasta el ventanal y me quede de pie; tratando de apaciguar esa bestia que estaba por salir…

¡Dios! Los celos…

¡Los putos celos!

– ¿Bill? ¿Qué pasa? Ven aquí, quédate cerca de mí.

– Nada, me quedare aquí.

– Oye, ¿Por qué haces eso? Ven.

– No.

– Amor…

– ¡Dije que no!

Alcé la voz un poco más de la cuenta y Tom se sorprendió por mi respuesta; frunció su ceño y procedió a levantarse; se iba acercando a mí, cuando le dije:

– Detente.

– ¿Qué?

– No te acerques, mantengamos la distancia.

– Pero, ¿A ti que demonios te pico, ah? ¿Por qué actúas tan raro?

El seguía acercándose y yo me retire un poco más, hasta que mi espalda dio con el ventanal…

– Quédate allá.

– Tú no me vas a prohibir que me acerque a ti; eres mío, como un demonio.

– Pues ya no.

Mi respuesta, que tan automática parecía; había sido un producto de la ira que estaba conteniendo; quería gritarle que se largara con la tal «Bella» esa; si él se iba con ella, no sufriría, no tendría que esconderse, sería aceptado y nadie lo rechazaría ¿No?

– Repítelo.

– Ya no soy tuyo, Tom.

– Tienes un minuto para que te retractes de la estupidez que acabas de soltar.

– No lo haré.

– Biiiiiiiiiill; te quedan 30 segundos para que lo hagas.

– No lo voy a hacer; es más, ¿Qué haces conmigo, ah? Si Bella es tal como la describes, ¿Por qué no estas con ella?

– Pero, ¡Qué carajos!

– Exacto, ¿Qué carajos sucede contigo? ¿Te resulta más placentero tener sexo conmigo y por eso no estas con ella o qué?

– Bill, no tienes ni idea de lo que estás diciendo, así que es mejor que te calles.

– Pues no lo voy a hacer; tú a mí no me mandas, ¿Por qué no me respondes, ah? ¿No es una chica sublime? Anda, vete con ella.

– Cállate, por favor, cállate Bill.

– ¿No te gusta lo que estoy diciendo? Pero, es lo normal ¿No? Si tanto la amas, ¿Por qué no estas con ella?

¡PORQUE ESTA MUERTA! POR ESO NO ESTOY A SU LADO, SE SUICIDO, Y ME DEJO AQUÍ, PUDRIÉNDOME.

Oh, Dios.

Oh, Por Dios.

Sentí mi cuerpo desvanecer…

Seguía en pie pero no entendía de donde provenían esas fuerzas; Tom estaba muy exaltado, y no era para menos…

Esos estúpidos e inservibles celos me habían traicionado.

Lo lastime.

– ¿M-muerta?

– Si, estaba por decírtelo pero te entro un ataque de idiotez.

– Yo…

– No me digas nada; no quiero escuchar tus lamentos dirigidos a ella.

Tom estaba ofendido; al parecer, ni siquiera yo podía hacer una mala referencia a esa mujer…

Él de verdad la ama.

Y mucho.

Quizás…

Más que a mí.

– Lo lamento, hablé de más.

– Me vale.

– ¿Cómo?

– No me interesa lo que tengas por decir.

– Pero…

– Nada Bill, esta vez, de verdad, creo que te pasaste.

La mirada de desaprobación de Tom, fue todo lo que necesite para querer salir corriendo de ese lugar; fijé mi vista hacia la puerta y con mucho aplomo, me dirigí hacia ella, pase por su lado y tome la perilla, la gire y le dije:

– Entonces, creo que es suficiente.

Estaba por salir, cuando sus manos se colocaron a lado y lado de la puerta, encerrándome por completo; me encontraba a sus espaldas, y el aproximo su rostro a mi oído y me dijo:

– ¿Suficiente?

– Si.

– ¿Suficiente de qué?

– De esto.

– ¿Y qué es «Esto»?

– Lo que sea que tú y yo seamos.

– Novios; esa es la palabra que buscas, Bill.

– Sí, eso.

– ¿Por qué tan de repente?

– Bueno, está más que comprobado que aun pierdes la cabeza por esa mujer; así que…

– Eres un imbécil.

El tono de su voz me consterno por completo; era frío y oscuro; él estaba dolido por ello; pero sobre todo, se encontraba muy enojado.

Giré mi rostro y me encontré con sus facciones completamente tensionadas…

Si, estaba furioso.

– ¿Disculpa?

– ¿Te estas comparando con Bella?

– ¿Qué?

– Lo que oíste Bill; ¿Lo estás haciendo?

– Yo…

– ¿LO HACES?

– ¡SI! Eso hago, ¿Y?

– Por Dios, ustedes no tienen punto de comparación; ella es…

– ¿Qué? ¿Superior a mí? No necesito que me lo digas para comprenderlo; me basta con ver tus ojos para entender que te desvives por esa mujer. ¿Sabes algo? Discúlpame por no ser una chica, ni ser tan inteligente como ella, perdóname por no tener su carácter, por no ser ella; lo siento.

Tom soltó un suspiro muy largo, puso sus manos en sus caderas y empezó a negar con su cabeza…

– Bill, ¿Te estas escuchando? Suenas patético.

Me dolían…

Me quemaban…

Esas pupilas marrones, me estaban incendiando…

– Tienes razón, a fin de cuentas; no soy Bella.

– ¡Ahhh! Por Dios, ¿Te puedes callar de una puta vez? Me vas a sulfurar aquí mismo. Deja de pronunciar su nombre cada dos segundos, me enfermas.

¿Qué?

Esperen, ¿Cómo?

¿Tanto la ama como para que le moleste que yo diga su nombre?

Dios, estoy perdido.

No soy nada a comparación de esa chica.

– Perdóname, no quería deshonrar su nombre o algo así.

– No se trata de eso, ¡Maldición!

– ¿Entonces?

– Estoy cabreado porque de tus labios está saliendo un nombre que no es el mío; me enferma eso; no me gusta, lo odio. Tu solo debes llamarme a mí.

Abrí mis ojos como si no existiese un mañana…

¿Él estaba irritado por qué estaba hablando de una chica?

¿Tom es idiota?

Si, y rematado.

¿No percibía los celos que me estaban comiendo?

Increíble, jodidamente increíble.

– Pero, era tu novia.

– Si, ¿Y que con eso? La quise muchísimo Bill, ella es sumamente importante para mí; claro que aun la tengo presente, no podría borrar su existencia aunque quisiera, pero, por un maldito demonio, ¡ELLA NO ES TÚ!

Celos…

Habían desatado una bomba astronómica…

– ¿A qué te refieres?

– ¿Cómo que a que me refiero? Tú ya deberías saber de sobra, que nada ni nadie en este mundo representa tanto para mí; si tú hubieses aparecido y yo estuviese junto a ella; la habría dejado, puedo jurarlo.

Lo nuestro no se compara; tú no tienes igual.

– Dijiste que aun la amabas.

– Sí, pero, no de la forma en la que lo hago contigo.

– ¿Tienes dividido tú corazón, Tom?

– ¿Qué?

Mi cuestionamiento era simple; se supone que yo debía fijarme sólo en él, mis pensamientos tenían que ser de él, las fibras de mi cuerpo solo reaccionaban ante él…

Entonces,

¿Por qué el parecía estar en las nubes cuando hablaba de ella?

Yo debía entregar todo, pero, él podía seguir amándola…

Inaceptable.

– Tú quieres que yo me enfoque sólo en ti, pero, tu afecto no es sólo mío ¿O sí?

– Tú…

– Bien, si eso es lo que quieres, pues, hagámoslo así.

– ¿Cómo?

No voy a pertenecerte; estaremos juntos, pero, no me voy a entregar a ti.

Continúa…

Gracias por la visita. Te invitamos a continuar con la lectura.

Publico y rescato para el fandom TH

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