Revoltoso 16

«Revoltoso» Fic Toll de MaryKaulitz

Capítulo 16

Se sonrieron felices al separarse.

—Quiero que conozcas a alguien —dijo Bill besándolo otra vez.

—¿A quién? —preguntó Tom terminando su postre.

—A mis abuelos. —Sonrió.

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—Abuelo, ¿cómo está? —preguntó Bill al entrar a la casa.

—Hola… señor —saludó Tom nerviosamente.

— Tanto tiempo, chiquillo. ¡Berta, Billito está aquí! —gritó el abuelo abrazando a Bill.

—¡Bill! —Se escuchó por algún lugar de la casa— ¡Ven para que te dé un gran beso, niño desconsiderado!

Tom rió, haciendo que la atención del abuelo se centrara en él.

—¡Berta, Billi trajo un amiguito! —gritó otra vez el abuelo.

—Jaime, ayúdame a bajar estas estúpidas escaleras —reclamó nuevamente la voz, que al parecer era la abuela de Bill.

—Yo te ayudo, abuela —dijó Bill caminando fuera de la sala.

Tom miro a su novio saludar a su abuela. La mujer regordeta estaba casi al pie de una escalera empinada, aferrada al barandal como si se fuera a caer.

—¡Billito, que grande estas! —Berta sonrió al ver a su nieto—. Y veo que trajiste a alguien, oh, y es guapo. —La mujer no dejaba de sonreír, como si la sonrisa fuera parte permanente de su rostro.

—Abuela, él es Tom… mi… él es mi… —Miro nerviosamente a Tom.

—Ya lo sé, cariño, no te aflijas —dijo Berta—. Lo primero que hizo tu padre al saber que tenías novio fue llamarnos. —Rió palmeando el hombro de Bill amistosamente.

—¿No te molesta que… tenga novio? —pregunto Bill cautelosamente, mientras Tom contaba minuciosamente las moscas que volaban en la sala.

—¡Claro que no! ¿Cómo se te ocurre? —dijo Berta indignada—. Eres nuestro bebito, te limpiamos el trasero cuando eras pequeño, no nos molestara que prefieras… sabes… eso —rió picaronamente—. Si a mí igual me gusta.

—¡Abuela! —Bill se estremeció—. Eso es tan… desagradable —dijo Bill haciendo una mueca—. Me traumaras de por vida.

—Oh, Bill, no seas tan mojigato, debes saber que en mis días de juventud yo… —Berta fue interrumpida.

—Berta, ellos no necesitan saber cómo te hacía el amor, ni cómo te acariciaba todas las noches, ni como tú me acariciabas a mí… —Jaime se quedó unos segundo en silencio—. Que buenos tiempos, ¿recuerdas la vez que estábamos en casa de tus padres y tu querías que yo…? —Fue interrumpido.

—¡Abuelo! En serio, no necesitamos saber —dijo Bill—. Solo quiero que sepan que los quiero mucho, así que me importa su opinión sobre mi novio. Es muy lindo, y nos amamos, y tendremos una familia, y una casa enorme, y muchos perros, a uno le pondremos Pumba, y seremos muy felices viajando por el mundo como vagabundos… vagabundos sexys.

—Agradezco que vinieras personalmente, y que no esperaras a una cena familiar súper aburrida para presentarnos a tu noviecito —dijo Jaime sonriendo—. Y de corazón, espero que seas feliz… ambos, que ambos sean felices.

—Ahora vamos a comer, que hice unas chuletas con puré que están para chuparse los bigotes —dijo Berta caminando lentamente hacia la cocina.

&

—¿Podemos hablar? —pregunto Marcus a Georg apenas contesto el teléfono.

—¿Cómo conseguiste mi número? —pregunto Georg con el ceño fruncido.

—Bill… y, Tom es un excelente sobrino —dijo Marcus sonriendo nerviosamente.

—Mira, solo dije que te encontraba guapo, y lo hice estando asustado; me atraes, no negaré eso… —Georg guardo silencio un momento.

—¿Pero…? —pregunto Marcus sonriendo tristemente.

—Pero no estoy listo para una relación… contigo, es decir, ni siquiera te conozco… —murmuró Georg incomodo—. ¡No soy gay! No es que serlo tenga algo de malo, pero nunca había planteado esa idea en mi cabeza, ¡me encantan las mujeres! Con sus curvas, y su sensualidad, y esos pechos tan…

—Yo igual puedo ser sensual —comentó Marcus como si nada.

—Lo sé, pero ese no es el problema… es que yo no sé si quiero estar en una relación con un hombre… —añadió Georg intentando terminar la conversación.

—Me sirve que digas que crees que soy guapo, sé que puedo llegar a conquistarte —dijo Marcus con firmeza, como si ya tuviera un plan para lograrlo.

—¡Pero ni siquiera me conoces! ¿Cómo puedes estar tan convencido de que me conquistaras? ¿Cómo puedes estar seguro de que te gusto si no llevamos más de una semana de conocernos?

—No lo sé, te encuentro atractivo, y quisiera conocerte mejor, quizá llegamos a más…

—Quieres conquistarme y no sabes lo que quieres de mí, ¿es eso? —preguntó Georg incrédulo—. ¿Qué pasará si yo me engancho y tú llegas a la conclusión de que solo era un capricho? No es que yo crea que me vas a conquistar, pero… es una posibilidad que no descarto… —Georg se sonrojo.

—Lo haré, y si todo sale como planeo, que de hecho: si tengo un plan, ambos estaremos felices —dijo Marcus sonriendo confiado.

—Y, ¿Cuál es ese plan que tienes? —pregunto Georg escéptico.

—Conocernos más, que yo vea la persona maravillosa que eres, y que tú conozcas a la persona que se esconde debajo de toda la belleza que represento, y en menos de un mes estaremos planeando nuestra boda… solo confía en mí.

—Bien, pero te advierto —hablo Georg con firmeza—, no pondré nada de mi parte para que esto salga bien hasta que tú me gustes; y tú aceptes que yo también y que no soy un capricho.

—Tengo mucha paciencia —aclaró Marcus.

Sin saberlo, ambos sonreían aún después de terminar la llamada.

&

La última salida en grupo había sido un éxito, así que dos días después, habían programado otra con el fin de “unirse más”. Con la adición de Anis y su novio Paul, que fueron invitados por idea de Bill para conocer a los amigos de Tom.

—¿Ya nos vamos? —pregunto Marcus recargando la cabeza en el hombro de Georg, ignorando que éste intentaba alejarse de él.

—Chicos…—Se quejó Bill mirando las caras enojadas de sus amigos.

—Bill, llevas media hora buscando esa chaqueta, es obvio que no está –dijo Georg frunciendo el ceño—. Busca otra maldita cosa o vamos de la tienda, las encargadas ya tienes cara de querer echarte a patadas.

—Bien, ya no importa —dijo Bill comenzando a caminar—. Me había encantado esa chaqueta.

—Pero cómprate otra cosa —dijo Tom intentando levantar el ánimo de Bill. Bill le sonrió.

—Lamento la tardanza —dijo Anis recién llegando—. Paul, aquí presente —Señalo a su novio—. Se demoró arreglando su cabello —comento riendo.

—Es que debe estar perfecto. —Se defendió Paul—. Acabamos de llegar y ya me haces quedar mal —añadió frunciendo los labios.

—Oh, no te preocupes, te entiendo, no la parte de quedar mal, porque yo nunca quedo mal en ningún lado, pero sí la parte del cabello —dijo Bill sonriendo—. Me pasa totalmente lo mismo, y como lo tengo largo debo pasar más tiempo arreglándolo. —Rieron juntos.

—¡Sí! Por lo mismo yo lo corte, me pase días planeando el corte para que me quedara perfecto, ¿te imaginas si el corte me salía corriente? —Pregunto frunciendo el ceño.

—¡Ay Dios no! Nunca me ha pasado porque mi cabello es fabuloso, pero no te preocupes te quedo genial —dijo Bill acercándose a Paul y agarrándolo del brazo.

—¿Tú crees? —pregunto Paul indeciso—. No estaba totalmente seguro, y Anis es un cero a la izquierda en lo referente a la moda, sus comentarios no varían de los “Te ves caliente, amor” así que no sirven de mucho…

Bill rió—. ¿Has visto a Tom? Es un amor, pero su cabello es un desastre, jamás me haría rastas, y si algún día lo hago, te prometo que las hare ver elegantes.

—¿Se olvidaron de nosotros? —pregunto Tom frunciendo el ceño al comentario de su novio.

—Yo creía que servía decirle que estaba buenazo, ¿Quién no quiere verse caliente? —pregunto Anis confundido.

—Amor, necesito la opinión de alguien que hable mi idioma —dijo Paul sonriendo.

—¡Lo siento! —escucharon a alguien gritar. Cuando giraron vieron Andreas, Gustav y Chantelle correr hacía ellos.

—El tráfico es horrible —comento Gustav cuando llegaron—. Estuvimos como cuarenta minutos atascados en un feo y maloliente bus. Todo porque el automóvil de Andy estaba malo —añadió lanzándole una mirada furiosa a su hermano.

—Por centésima vez, no es mi culpa, el auto estará en el mecánico hasta la próxima semana, y yo dije temprano que no podía pasar a buscarte —dijo Andreas defendiéndose—. Y, ¿Qué elegiste tú? Ir a mi casa y pegarte a mí como una lapa como haces siempre.

—¿Tiene algo de malo que quiera estar con mi hermano? —pregunto Gustav frunciendo el ceño.

—No—dijo Andreas acercándose a Gustav—, no tiene nada de malo —añadió en un suspiro abrazándolo por los hombros.

—Deja de molestar a Gustav —dijo Chantelle empujándolo ligeramente al pasar por su lado para saludar a Natalie. Andreas se encogió de hombros y volteo a saludar al resto.

Continúa…

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