«Revoltoso» Fic Toll de MaryKaulitz
Capítulo 9
—Hola —dijo Natalie sonrojada, Chantelle la ponía nerviosa.
Chantelle sonrió y se acercó para dejarle un beso ligeramente más largo sobre la mejilla.
La operación Chantelle quiere una novia, había empezado.
Media hora después, todos se hallaban en la peluquería más prestigiosa del centro comercial. Ya le habían cortado el cabello a Gustav, pero Bill insistió en tinturarlo.
—Díganme otra vez, ¿por qué tengo que tinturarme el cabello? —pregunto Gustav haciendo un puchero.
—Porque siempre llevas el mismo color —contestó Bill.
— ¿Será porque es mi color natural? —preguntó Gustav con un tono usualmente empleado en pequeños infantes.
Bill alzó los hombros—. Como sea, ¿negro?
—Dejémoslo como esta —dijo Tom ya aburrido, Gustav era un indeciso—. Te espero afuera. —Tom salió luego de dirigirle una mirada a Bill. Bill lo siguió de cerca.
Junto a ellos salió Andreas. Bill y Tom se miraron resignados. Su momento a solas se vio estropeado por la indiscreción de Andreas.
—Gustav no se tinturará el cabello —dijo Tom alzando los hombros—. Les apuesto que en unos minutos llegará diciendo que prefiere su color natural —apostó Tom sonriendo.
—Es una apuesta —dijo Bill sonriendo malicioso—. Yo digo que se tinturará de… color negro. —Se encogió de hombros, seguro de que ganaría.
— ¿Negro? —preguntó Tom, Bill solo sonrió—. Como sea, me aburro; por eso no me gustan las peluquerías —dijo haciendo un puchero.
—Tú tampoco te salvarás, debes cortarte las rastas —dijo Natalie sonriendo malvada. Mientras salía junto a Chantelle.
— ¡No! —dijo Tom, un poco más alto de lo normal.
—Yo apoyo a Nata… —Bill se quedó callado al sentir la perforante mirada de Tom—. Apoyo a mi pequeño trapeador —Rio por su propio chiste.
Todos miraron a Bill, a veces se le pasaba la mano con la gracia en sus chistes.
—Bill, ¿ya te han dicho que tus chistes no tienen gracias? —preguntó Tom inocentemente.
—No, ¿piensas eso? —preguntó Bill con un puchero, poniendo cara de borrego regañado.
—No. —Tom negó repetidas veces—. Yo pienso que tienes mucha gracia —dijo apiadándose de Bill.
— ¡Que tierno eres! —dijo Chantelle, incluyéndose en la conversación.
Ambos; Bill y Tom, alzaron las cejas en cuanto la chica abrazó a Tom contra su pecho, restregando sus senos por toda su cara.
—Olvide decir que es muy de piel —dijo Andreas a Bill, que miraba la escena con dagas en los ojos—. Y que le gusta lo que es tierno… y da muchos abrazos —Andreas soltó una risita nerviosa cuando la mirada celosa de Bill se posó sobre él.
—Hey, en vez de cuchichear como abuelas deberían venir a ayudarme —reclamó Tom aun entre los enormes senos de Chantelle.
—Chantelle, Natalie quiere un jugo, ¿por qué no la acompañas a comprarlo? —preguntó Bill tiernamente, como si hablara con una niña pequeña.
—Claro —dijo Chantelle sonriendo—, ¿vamos? —Le preguntó a Natalie en cuanto soltó a Tom.
— ¿Eh? —Natalie estaba desconcertada—. Pero si yo no… —Fue interrumpida por Andreas.
—Natalie, sí quieres ir, luego te gustará —dijo Andreas en tono misterioso.
Natalie bufó—. Si tú lo dices.
—Bueno, ¿vamos? —dijo Chantelle con una sonrisa de oreja a oreja, esta era su oportunidad.
—Claro —dijo Natalie, y juntas se alejaron del grupo. Tom entrecerró los ojos.
&
— ¿Qué traman con Natalie? —preguntó Tom una hora después, sentados en la misma banca aún esperando a Gustav. Al parecer Bill ganaría la apuesta.
A lo lejos se veían ambas chicas reír juntas, recién venían de la “compra del jugo” y Tom comenzaba a sospechar.
—Nada, solo que Natalie sea feliz —dijo Bill sonriendo, contagiando rápidamente a Tom.
— ¿Ustedes hablan en claves o qué? —preguntó Andreas, viendo a los dos sonreírse.
Estaban a punto de contestar cuando alguien se les adelantó.
—Bueno, ¿quién paga? —preguntó Gustav parado en la puerta de la peluquería. Andreas, Bill y Tom abrieron grandemente los ojos.
—Mier… —Andreas no alcanzó a terminar de hablar, se había paralizado.
— ¿Gus…? —Tom no se diferenciaba mucho de Andreas.
— ¿Pero qué mierda te hiciste? —Fue Bill el que pudo pronunciar bien la pregunta.
El corte de cabello se le veía bien, lo que los demás miraban sorprendidos era el color anormal de su cabellera.
—No vinieron nunca a ayudarme a escoger un color —dijo Gustav alzando los hombros—. Además me veo sexy —Hizo una pose. Los chicos entraron a la peluquería aún con la boca abierta.
—Pero… es rosa —dijo Andreas con voz chillona. Gustav iba a defenderse cuando escucharon una voz desde detrás de una puerta.
—Oye, Robert, ¿no crees que hice una maravilla con el niño? —susurro el estilista a su compañero.
—Sí, están bien lindos —respondió Robert igual en susurros, esperando que sus clientes no escucharan. Pronto se escuchó un ligero golpe—. ¡Louis! —reclamó.
—El niño, Robert, el niño —dijo el tal Louis.
—Ay, mi amor, no seas celoso, el niño quedó lindo —admitió de mala gana Robert—. Pero debes admitir que el pelinegro está bien guapo, ¿crees que quiera hacer un trío? —preguntó interesado.
La mujer detrás de la caja registradora se sonrojó al tiempo que Natalie y Chantelle entraban al negocio.
—No creo, ¿viste a la rubia? —preguntó Louis. Todos miraron a Chantelle, que alzó una ceja.
—Sí, ¿qué tiene? —Robert se oía confundido.
—Si fuera hetero, que no le haría… —Chantelle frunció el ceño, seguido de otro ligero golpe—. Amor, es broma, lo que pasa es que creo que era su novia… —dijo—. A no ser que fuera gay, ¿viste al rubio, el alto?
—Sí… igual esta guapo, ¿crees que se gay? Quizás él es el novio del sabroso pelinegro…
—Puede ser. No creo que el rubio tenga por novia a la otra chica, ¿la viste? ¡Era fea! —Soltaron una carcajada.
— ¿Están hablando de mí? —pregunto Natalie indignada. Todos se encogieron de hombros, la mujer detrás de la caja solo sonrió nerviosa.
—Como sea. ¿Le pregunto si quiere hacer un trío? —Louis soltó una risita—. Tiene una pinta de gay. —Soltó una risita.
— ¡Paguen luego y vámonos! —interrumpió Tom apegándose a Bill y agarrando su mano—. Juro nunca más volver.
— ¿Cuánto es? —pregunto Bill al llegar a la caja. Pagó y agarrando la mano de Tom se despidió de la nerviosa cajera—. La dueña debería despedirlos… —agregó Bill al salir. Todos estuvieron de acuerdo, la cajera solo suspiró.
— ¿A dónde fueron? —pregunto Robert al abrir la puerta y solo encontrar a su jefa.
—No te despido solo porque eres mi hermano; si no de patitas a la calle —dijo la mujer detrás del mostrador con el ceño fruncido—. Dile a tu novio que una más y se va. —Robert suspiró y asintió.
&
— ¿Por qué rosado? —pregunto Natalie cuando salieron de la peluquería. Gustav se encogió de hombros.
—Es lindo, me veo… —Chantelle lo interrumpió.
—Natie, míralo, se ve tan tierno —dijo Chantelle con los ojos brillantes.
—Se ve sexy —dijo Tom soltando una carcajada.
—Claaarooo, se ve muy sexy —dijo Bill con sarcasmo, un poco celoso.
—Bill… —Tom frunció el ceño. Bill solo encogió los hombros, haciendo caso omiso al llamado de Tom.
—Por favor, no se peleen por mí —dijo Gustav arrogantemente, poniendo las manos en la cintura—. Hay yo, para todos. —Sonrió sintiéndose admirado.
— ¿Ves? Se le suben los humos a su cabezota rosa —refunfuñó Bill—. Tú deberías decir que yo me veo sexy. —Hizo un puchero.
—Tom no sabe lo que es sexy. —Natalie rio divertida—. Aun no admite que soy más linda que él —dijo riendo.
Tom se carcajeó, junto a todos los demás.
—Por favor, Tom es muuuuuuy sexy —dijo Bill, serio, como quien dice el secreto más grande del mundo.
—Tom es muy lindo —dijo Gustav tímidamente, todos voltearon a verlo, algunos con un pequeño tic en el ojo.
—Creo que Gus tiene razón —dijo Andreas, ahora él era el receptor de todas las miradas—. Eso no significa que sea gay. —Se encogió de hombros.
—Es lindo —corroboró Chantelle sonriendo.
—Pero… ¿Ya saben que es mío? ¿Verdad? —pregunto Bill, abrazando posesivamente a Tom.
—Tú sabes que no soy hetero. —Chantelle rio—. Y que estoy interesada en alguien más —dijo dirigiendo su mirada a Natalie.
Tom soltó un suspiro soñador—. Son tan tiernas.
—Cállate —dijo Natalie sonrojada.
—Desearía encontrar a alguien así… ¡Esperen, ya lo encontré! —dijo Tom bromeando—. ¡Solterones! —Soltó una carcajada.
Bill sonrió, Tom era tan tierno…
— ¿Tom? —Se oyó una voz preguntar detrás de ellos.
Todos miraron a la recién llegada, algunos con la boca abierta, otros desconcertados, otros… con el miedo plasmado en su rostro.
—Mamá —dijeron Tom y Natalie a la vez.
Continúa…
Gracias por la visita. Te invitamos a comentar.