Administración: Hemos llegado al final de este rescate. Muchas gracias a Paolita por facilitarnos los archivos de MaryKaulitz. Y ahora, disfruten de la lectura.
«Revoltoso» Fic Toll de MaryKaulitz
Capítulo 22
—Andy, ¿por qué no salen por unos momentos? —dijo Tom sonriéndole—. Al fin logramos escapar de las fotos de bebe que tiene mamá escondidas, es nuestro turno de besarnos —explicó para que no se enojaran con él.
Gustav bufo mientras agarraba la mano de Andreas y salía de la habitación. Tom sonrió mientras besaba a Bill.
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—¿Chicos? —llamó Simone desde afuera de la habitación de Tom—. Entiendo que son jóvenes y quieran están encerrados en el cuarto la mayoría del tiempo, a mi igual me gustaría encerrarme con Gordon por unos cuantos días —confesó distraídamente—. Pero hay más gente abajo, que se siente incómoda escuchando sus gemidos…
—¡No estábamos gimiendo! —gritó Tom desde adentro. Simone sonrió.
—Cariño, no mientas, hasta yo te he escuchado —dijo Simone—. Gime muy alto, amor, debes moderarte un poco, al menos cuando haya gente en la casa —aconsejo mientras se dirigía escaleras abajo—. ¿Recuerdas cuando lo hacíamos en mi casa, y mi padre casi nos escucha? —preguntó llegando donde su esposo. Gordon rio al recordar.
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—No estábamos gimiendo —dijo Tom al llegar a la planta baja.
—Claro —dijo Natalie rodando los ojos—. Y tampoco eras tú el que decía “Oh, Bill, así, me gusta, oh, sí”
—¡Jamás dije eso! —exclamó Tom sonrojándose—. ¡Mamá! ¡Natalie me está molestando!
—¡Basta, Natalie!
—Pero, mamá…
—Dije: Basta, y eso significa que debes parar de molestar a tu hermano —dijo con voz firme—. Así que basta.
—Bien —aceptó Natalie de mala gana—. Chillas como niña —murmuró mirando a Tom.
—Natalie —dijo Simone mirándola fijamente.
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—Ni siquiera estabas haciendo algo más que besarnos —explicó Tom a Gustav. Estaban conversando fuera de la casa, donde Tom había escapado de las burlas de su hermana, lamentablemente, Bill no se había salvado.
—Yo no escuche nada —confesó Gustav encogiéndose de hombros—. Creo que todos se pusieron de acuerdo en molestarte…
—Es lo más posible —dijo Tom asintiendo—. Porque mi boca estaba demasiado ocupada por la boca de Bill como para ponerse a gemir…
—No es necesario que me cuentes —comento Gustav frunciendo el ceño.
—¡Pero yo quiero contarte! —reclamó Tom frunciendo los labios—. Nos besamos tanto tiempo que ya no siento los…
—Ya, Tom —reclamó Gustav frunciendo los labios—. Lo importante es que Bill y tú van súper bien en su relación —dijo sonriendo.
—¿Andreas y tú…? —Dejo la frase sin terminar. Gustav asintió comprendiendo a la perfección.
—Estamos en eso, supongo —afirmó Gustav alzando un hombro—. Lentamente…
—¿Estas feliz? —preguntó Tom mirando hacía la calle.
—Claro, Andreas es lo que siempre he querido —dijo Gustav, también con la mirada pegada en la calle.
—Eres tan dramático —dijo Tom meneando la cabeza.
—¿Tú no sientes eso con Bill? —preguntó Gustav girándose.
—En realidad… —Tom guardo silencio—. Lo quiero mucho, es muy atractivo y todo… es divertido, y cariñoso; me encanta, pero…
—Pero es muy pronto para amar —dijo Bill sentándose junto a Tom—. Y por ciento, también te quiero. —Le guiño un ojo.
—Exacto, es muy pronto —dijo Tom asintiendo—. Pero vamos por buen camino —añadió sonriendo.
—Un muy buen camino —corroboró Bill riendo—. ¡Casi lo olvido! —exclamó de repente—. Andy te está buscando. —Gustav asintió mientras entraba nuevamente a la casa—. ¿Qué dices sobre quedarte a dormir en mi casa? ¿Mañana? Estaré solo —dijo Bill sonriendo.
—Claro —aceptó Tom sonrojándose. Quizá teniendo alguna fantasía sobre lo que pasaría.
—Perfecto, es una cita —afirmó Bill dejándole un corto beso en la mejilla.
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Al otro día, Tom no podía evitar sentir que ese día dejaría de ser niño, para convertirse en hombre. Y en cierta forma, era verdad. Este sería el día en que deje de ser virgen, en que tendría sexo por primera vez. Este día sería un paso más en su relación con Bill.
Estaba encerrado en su pieza, sin saber que ropa ponerse; era un día especial, él quería verse especial.
—Tom, ¿quieres que te ayude? —preguntó Natalie desde afuera. Tom suspiro mientras abría la puerta.
—Natie, este es mi día especial… y no sé qué ponerme. ¡Tendré sexo con Bill! —exclamó Tom alzando las manos.
—En primer lugar, ¿le has pedido permiso a mamá? —preguntó Natalie seriamente.
—¿Para tener sexo? Claro que no —respondió Tom mirándola desconcertado.
—Para quedarte esta noche con Bill, imbécil —dijo Natalie rodando los ojos.
—Lo hice, me dijo que usara condón…
—Bien —murmuró Natalie asintiendo. Se paseó por toda la pieza, mirando y analizando las prendas que habían tiradas en el suelo—. Mejor ve desnudo —decidió sonriéndole mientras salía de la habitación.
—¡Natalie! Dijiste que me ayudarías —reclamó al ver que su única ayuda se escapaba.
—Es que no tienes arreglo —gritó Natalie entrando a su propia habitación.
Tom suspiró—. Veamos…
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Había llegado el momento. Tom golpeó la puerta, esperando. Segundos después, Bill abrió la puerta, haciéndole señas para que entre.
Se tomaron de las manos y caminaron hacia el comedor, donde Bill tenía preparada una pequeña cena antes del evento principal.
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Gustav miraba fijamente a su hermano, esperando a que le dijera algo, esperando a que se retractara.
—Gustav… —comenzó Andreas—. Como te dije ayer…
—Oh sí -dijo Gustav—. El discurso que no se entendió para nada, lo recuerdo —añadió asintiendo.
—Estaba nervioso —exclamó Andreas suspirando—. Tú te ibas a ir, dijiste que me olvidarías y yo… no podía dejar que eso pasara. Lo que intentaba decir con eso es que… el hecho de que te amé no cambiará que eres mi hermano; y no dejaras de ser mi hermano porque te amé, espero que estés entendiéndome porque hasta yo me siento confundido… —Andreas inhalo, dándose ánimos—. Y creo que puedo vivir con ambas cosas, ser tu hermano y amarte como hombre. Debí asumirlo mucho antes para no hacerte daño con mis rechazos…
—Que me lo digas ahora cuenta por mucho —dijo Gustav sonriendo—. Entonces, ¿quieres ser mi novio?
—Quiero intentarlo, sí —contestó Andreas besando la cabeza de su hermano.
—Te haré feliz —prometió Gustav.
—Y no lo dudo.
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Habían terminado de comer, ahora se dirigían a la alcoba de Bill. Tom no podía evitar estar nervioso.
Lo primero que vieron al entrar, fue la enorme cama en medio de la habitación. Se veía inofensiva, pero Tom sabía que no debía confiarse, Tom sabía que la cama era de todo menos inofensiva.
Se sentaron en un silencio incomodo, sin saber que hacer o decir.
—Bien… tengamos sexo —dijo Tom haciéndose el valiente.
—Sí —contesto Bill riendo. Se acercó lentamente, posando sus labios sobre los de Tom.
Tom se relajó. Besar a Bill era algo que sabía, algo que conocía, besar a Bill no era nada nuevo e inexperto.
Pronto los besos se tornaron más calientes. La temperatura comenzaba a subir. Sus cuerpos se acercaban cada vez más, eliminando todos los pequeños recovecos que quedaban entre ellos.
La ropa comenzó a volar rápidamente. A ellos les estorbaban. Se admiraron lujuriosamente; sus cuerpos ya se hallaban desnudos, deseosos por completar la actividad que les hizo mostrarse al otro.
Los alientos se entremezclaban. Cálidos y jadeantes. Se besaban mientras sus cuerpos se frotaban, se tocaban mientras sus cuerpos gozaban.
Bill giro suavemente a su novio, poniéndolo sobre sus rodillas, deseando comenzar la parte importante. Con lubricante en mano comenzó a preparar a Tom, dilatando su cuerpo para finalmente unirse. Cuando lo creyó listo saco sus dedos, y acerco su erección a la entrada recién dilatada de Tom.
Entre quejas y jadeos, Bill se enterró lentamente en el interior de Tom. Posó su frente sobre la de Tom mientras esperaba, de forma paciente, a que éste le dijera que podía moverse.
Las embestidas comenzaron despacio, Bill no quería que su novio sintiera dolor, así que comenzó lo más lento que su lujurioso cuerpo podía soportar sin sentir desesperación por moverse.
Entre gemidos unieron sus manos; entre gemidos unieron sus frentes; entre gemidos unieron sus labios; entre gemidos unieron sus cuerpos; y entre gemidos, llegaron al orgasmo.
Se sonrieron. Lo habían hecho, se habían unido y su relación había pasado a otra fase. No podían evitar sentir alegría mientras se rodeaban el cuerpo mutuamente, abrazándose relajados.
—Te quiero —dijo Tom acurrucándose en el costado de Bill.
—Yo igual —contestó Bill adormilado—. Y estoy seguro de que pronto sentiré amor.
Tom río, feliz de saber que no era el único con ese pensamiento—. Yo creo lo mismo.
Se durmieron, sabiendo que estaban juntos. Confiando en que al despertar, el otro estaría a su lado. Ellos son felices cuando están juntos, y esperan estarlo para toda la vida. Sí, eso es justamente lo que quieren; una vida completa… juntos.
F I N
N/A: Quizá no estén de acuerdo con mi final, no estoy abandonando la historia, le di un final, pero quizá sientan que es un poco o forzado. Espero que me entiendan y sepan entender…
Q linda historia me gusto mucho 🥰🥰🥰