Notas de MizukyChan: Este capítulo contiene lemon. Están advertidas.
«Perfect Love: Rituales» Fic de MizukyChan
Capítulo 4: Atuendo Sexy
El día de la partida llegó y Adam despedía a sus padres y hermano, desde la puerta de la casa. Tenía los ojitos llorosos, porque creía que se llevaban a Pepe al entrenamiento, palabra que había oído bastante en esos días en la mansión. Y, aunque sus padres le habían explicado que era algo que tenía relación con papi Bibi, él seguía insistiendo en acompañarlos, en que no sería una carga y se portaría bien. Finalmente Amanda le pidió ayuda y compañía mientras los grandes estuvieran fuera, cosa que él a regañadientes aceptó.
—¿Crees que Thomas se siente como yo, abuelita Amanda? —preguntó cuando la mujer cerró la puerta.
—No lo creo, pequeño —respondió, caminando junto a su nieto—. Él está feliz con Kami, por eso te pedí que te quedaras conmigo, para no estar solita y aburrida.
—Yo te cuidaré, Amanda. —La abrazó, hasta donde su estatura le permitió y la mujer sonrió de gusto por el retoño que le dejó su difunta hija.
Karmillia escuchó en silencio, ella sabía que Amanda no estaba sola y que solo había inventado esa excusa para que Adam se quedara tranquilo mientras sus padres viajaban. Ya se había percatado de las personas que rodeaban la mansión y sabía por la misma oficial Tappe, que podrían recibir alguna visita indeseada en la ausencia de los Kaulitz, por tanto, mantener a los pequeños en casa, solo era una muestra de protección, cosa que le hacía preguntarse, ¿por qué se llevaron a Pepe? Ella había olido la diferencia entre el amo Tom, Thomas y Pepe, sabía que eran especiales, pero no comprendía el repentino alejamiento del joven indio. En fin, no era su asunto, los amos comprendían mejor la situación y si hubiese algo que ella debía saber, de seguro se lo dirían a su tiempo.
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El viaje fue tranquilo, llegaron a la montaña norte y en un claro, se hallaba Rolf, completamente solo. Los G’s, junto a los Kauitz y los otros hombres, lo vieron y detuvieron los caballos. Tom desmontó y lo saludó con un gesto de cabeza.
—Veo que son puntuales —dijo el hombre de la capucha gris. Tom se preguntó si alguna vez usaba otra capa, pero respondió.
—Así es.
—Puedes decir a los hombres que acampen aquí. Tus amigos más íntimos podrán acompañarlos, pero deberán regresar aquí cuando el ritual vaya a dar inicio. —Explicó Rolf con calma—. Yo me llevaré a Pepe, no estaré muy lejos y él estará más cómodo.
Tom arrugó el ceño—. ¿Dónde llevarás a mi hijo?
—Si gustas, una vez que te instales con Bill en la reserva india, puedes acompañarme. No planeo nada malo, solo mantener al niño a salvo de la bestia que habita en su interior y que aún no puede controlar.
—Está bien.
—Ahora, Bill y tú, deben seguir, mira esos árboles. —Señaló con la mano estirada—. Detrás de ellos está la reserva.
—Bien.
Tom regresó con la comitiva y les explicó la situación. El sheriff Listing aceptó quedarse con el grupo de hombres bajo su mando, en ese claro. Gustav acompañaría a los Kaulitz hasta la reserva y regresaría a buscar a Georg en caso de una emergencia.
Sin más demoras, emprendieron lo que quedaba de camino. Cuando llegaron a los enormes árboles que Rolf les señaló, notaron unas cabañas de madera en medio del bosque.
—Es aquí. —Anunció Tom y bajó del caballo, viendo como las pocas personas reunidas se acercaban a ellos.
—Bienvenidos. —Saludó el “Gran Jefe”—. Tendrán una cabaña para ustedes solos. Su amigo tendrá que volver cuando empiece el ritual.
—Sí, lo sé —respondió el rubio.
Caminaron junto al hombre viejo hasta una cabaña de madera y señaló unos atuendos que estaban sobre la mesa.
—Las sacerdotisas han creado estas ropas para Bill, Tom puede vestir como lo hace siempre. Espero que sean de tu agrado. —El pelinegro miró las prendas y sus ojos brillaron, mostrando su lado coqueto, le encantaba verse bien.
—Gracias.
—Ahora los dejaré un momento.
Una vez a solas, Tom giró a Bill entre sus brazos y le robó un beso húmedo, dejándolo casi sin aliento—. Te verás muy guapo con esa ropa de indio.
—Lo sé.
—Aunque sin ropa, te ves mucho mejor. —Agregó el lobo, alzando una ceja.
—Eso también lo sé. —Rió el chico.
—¿Por qué no te pruebas esto, mientras yo voy a dejar a Pepe?
—¿Confías en Rolf? —preguntó el pelinegro, sujetando a su novio por el brazo.
—La verdad es que no ha dado muestras de ser un traidor, además, él sabe nuestros secretos y al parecer piensa ayudarnos. Aunque actúe como idiota.
Bill sonrió ante la honestidad de su trenzado, le dio un piquito y luego agregó—. Entonces ve, mientras yo me pruebo los trajes.
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Tom cabalgó hasta el claro junto a Gustav, notando que Georg y el resto ya estaban preparando algo de comer. Aún había sol, pero estaba atardeciendo y el viento estaba enfriando rápidamente el clima. Pepe lo vio venir y corrió hasta él gritando “papi Towi, papi Towi”, cosa que lo hizo sonreír.
—¿Has sido un niño bueno, Pepe? —preguntó, bajando de su equino, para abrazar al pequeño.
—Sí, pero hay algo que quiero decirte, papi Towi. —El niño hizo una seña, para que su padre se inclinara y así le dijera un secreto. Tom le siguió la corriente con gusto.
—¿Qué es?
—Hay un hombre extraño cerca de nosotros.
—Lo sé.
—Él es como nosotros, papi Towi, pude sentir su aroma, es como nosotros, como Thomas, tú y yo. —Confesó muy calladito.
Tom lo miró y lo subió en sus brazos—. Eres muy inteligente, ¿sabías eso? —le dijo, haciendo sonreír a su hijo—. Ese hombre está aquí para ayudarnos, Pepe.
—¿Ayudarnos a qué?
—Papi Bibi y yo debemos estar en otro campamento esta noche y tú vas a cambiar de forma, por eso él vino. Él te cuidará mientras yo no estoy. —El pequeño lo miró reflexionando sus palabras—. ¿Quieres que te lo presente?
—Está bien.
Con su hijo en brazos, Tom caminó hasta Rolf, quien estaba sentado lejos de los hombres, mirando al cielo, como si tuviera una conversación con alguien.
—¿Rolf, estás bien? —preguntó el trenzado, al notar la cara de concentración del otro lobo.
—Sí, solo recibía instrucciones.
—¿Eh?
—Recuerda que mi nombre mágico es “Amo de los Vientos” —agregó el hombre, volviendo a ponerse la capucha—. Puedo leer mensajes a través de él, así como puedo enviar órdenes. —Rolf notó la sorpresa en ambas personas y sonrió al niño—. Así como Pepe tiene un nombre mágico, él es el…
—Hijo de la gran luna —respondió el chico.
—Qué bueno que lo recuerdas, Pepe. Nunca debes olvidar que eres una criatura de la luna y que recibirás fuerza de ella.
—Le temo a la luna, cuando aparece… me vuelvo un… —Se detuvo al ver la expresión seria de su padre y corrigió—. Me descontrolo. No quiero causar problemas, no quiero lastimar a nadie, ni siquiera a los pollos.
—Oh, muy bien, Pepe, tienes claro que lo que quieres hacer y lo que no. Eso hace que todo sea más fácil. ¿Te gustaría que te enseñara algunas cosas esta noche, mientras tu papi Towi está fuera?
El niño miró a su padre, buscando permiso y luego asintió.
—Entonces, te dejaré con él. Ahora debo regresar con papi Bibi. —Con eso, Tom se separó de su hijo. No sin antes dejar al druida con una expresión en el rostro que decía claramente, “si le pasa algo… te mato”.
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Cuando Bill estuvo vestido, con el atuendo indio, dio un toque de sombra oscura a sus ojos. Había recogido su cabello en una coleta hacia un costado y la había ataviado con dos grandes plumas. Pero un ruido en la ventana le obligó a girar el rostro.
—¿Qué haces aquí? Creí que Tom se reuniría contigo en el claro.
—Sí, esta es solo una visión de mí, no es mi cuerpo real —respondió Rolf—. Solo he venido a darte mi parte de la iniciación.
—¿Eh? No sé a qué te refieres.
—Debo mostrarte quién será tu protector. Pepe es protegido por la luna, yo por el viento, pero tú no tienes un nombre mágico, por tanto, se te otorga un protector gracias al deseo de un dios. —Explicó de forma simple, acercándose a él.
—¿Cómo lo harás?
—Así. —Cerró las distancias y puso sus manos en el rostro del pelinegro, quien no pudo sentir el tacto de Rolf, pues no estaba físicamente allí. De pronto, retiró las manos y una línea de color azul celeste cruzó toda la cara del joven—. ¿Puedes verla?
Bill giró hacia el cristal que le servía de espejo y en su reflejo vio de lo que hablaba el hombre—. Lo veo. ¿Qué significa?
—Que tu protector es el agua. Ahora debo marcharme. —Señaló con su mano otro de los trajes indios y añadió—. Usarás este traje. —Y desapareció.
—Cariño, ya llegué —dijo Tom, abriendo la puerta de la cabaña, quedándose pasmado ante lo hermoso que lucía Bill.
—¿Qué pasa? ¿No me veo bien?
—Te ves… precioso… esa línea azul te queda tan sexy. —Dio dos grandes pasos y levantó a Bill de su silla, tomando sus labios en un beso posesivo y caliente.
—Tom, espera… el ritual.
—Aún nos queda luz, podemos estrenar la cama.
Sin pronunciar más, Tom levantó al más delgado y lo cargó hasta la cama, donde continuó besándolo y pegándose a su cuerpo, friccionando sus miembros, que rápidamente se endurecían. Bajó el tirante que sujetaba la camiseta sobre el torso de Bill y accidentalmente rasgó algo de tela.
Con una sonrisa, Bill supo que Rolf tenía razón y finalmente no utilizaría esa prenda en el ritual. Gimió cuando las manos de su lobo acariciaron sus muslos, erizando el vello de su nuca y brazos.
—Aahh… —Gimió fuerte—. Dime qué me harás, Tomi.
—Te comeré por ser tan condenadamente rico. —Para probar su punto, dio un largo lametón por la mejilla del pelinegro, quien se retorció bajo su cuerpo para poder abrir las piernas y recibir mejor acceso a su creciente polla.
—Quítate la ropa, Tom. —Mandó lamiéndose los labios.
Tom se levantó de la cama, para obedecer a su amado, mientras este corría hasta su bolsa para sacar un frasquito de aceites aromáticos. Lo había llevado para darse un baño, pero esta era una emergencia y el baño podía esperar.
Corrió de vuelta a su lobo y metió la carne de este en su cálida boca, para luego bañarlo con ese aromático aceite.
—Joder, esa línea en tu rostro, te hace ver tan sexy, Bill. —El pelinegro lo miró hacia arriba y su expresión inocente, solo calentó más a su trenzado, quien lo cogió en sus brazos y lo volvió a dejar en la cama.
Alzó las piernas de su pequeño, dejándolas como una vela y él bajó para lamer aquella pequeña entrada que lo albergaría muy pronto.
—Se ve tan cerrada y apretada.
—Está ansiosa de que tú la abras y la llenes —respondió suciamente el chico.
Tom se mordió el labio y humectó sus dedos para preparar a su precioso amante, que lucía tan diferente con esos adornos indios en su cuello y cabello. A diferencia de otras veces, se quedó allí, viendo fija y morbosamente, como sus dedos entraban y salían del agujero, escuchando los gemidos que su Bill soltaba por tenerlos dentro, explorándolo y abriéndolo para él.
Mientras observaba, Tom se masturbó porque estaban a punto de recibir el cenit de luna y sus deseos carnales eran más fuertes y no quería lastimar a Bill.
Al sentir que ya estaba dilatado para recibirlo, el trenzado abrió las largas piernas y comenzó a entrar lentamente. Bill gruñó de incomodidad.
—Creo que falta un poco —dijo arrugando la frente.
Tom salió con cuidado de no lastimarlo y besó los labios de su amante—. ¿Confías en mí?
—Por supuesto.
El lobo bajó las piernas de su pequeño y se ubicó entre ellas, entonces levantó solo una pierna de Bill y rotó un poco la pierna y cadera, dejándolo casi de costado, solo entonces, comenzó a entrar. El ano del pelinegro se había relajado por la pose y no opuso mayor resistencia, permitiendo que el trenzado estuviera por completo dentro de Bill.
—Aahhh. —Gimió de puro placer al sentirse tan lleno, muy lleno. Además estaba tan caliente por la reciente ola de besos, que sentía que con el menor estímulo se correría para Tom.
El trenzado comenzó a mecerse muy suavemente, dejando que su pequeño se acostumbrara a su longitud y cuando pudo deslizarse más fácilmente, comenzó a profundizar las embestidas. Bill lo recibía gimiendo de gusto, enrollando los dedos de sus pies, a causa del deseo que crecía cada vez, en su bajo vientre.
—Oh, oh, oh. —Gimió al recibir el ritmo de su lobo, sintiendo como esta nueva pose le permitía albergarlo casi por completo. Incluso sintió unos enormes deseos de sentarse y ver como la polla de Tom entraba y salía casi por completo de su cuerpo, dándole solo placer.
—Te amo como no tienes idea, Bill. —Logró decir con la voz ronca y la respiración entrecortada.
—Tengo una idea. —Gimió fuerte—. Porque te amo igual, Tom, mi Tom, mi amado Tom.
Sus cuerpos siguieron meciéndose al compás, hasta que finalmente la mando del trenzado bajó hasta el miembro de su pequeño, acariciándola solo levemente, pues sabía que su amado estaba al límite y quiso prolongar un poco más su gozo, hasta que él mismo estuviera a punto de correrse.
—Aaahhh, voy a… —Advirtió el pelinegro. Esa fue la clave para que Tom aumentara la velocidad, tanto de sus embestidas, como el movimiento de su mano, hasta que su Bill, se mordió un puño, para evitar gritar el nombre de su lobo.
Tom gruñó fuertemente, cuando su propia semilla bañó el interior de su pareja y tras vaciar por completo su esencia, salió lentamente del cuerpo más delgado, besando el interior del muslo de Bill y guiando la pierna, hasta que estuviera completamente reposada en la cama.
—Eres maravilloso, Bill. —Aseguró el trenzado, y dejó un dulce beso en los labios de su moreno, quien todavía respiraba agitado.
—Te amo.
—Sin embrago… —dijo Tom con tono de advertencia. Bill lo notó enseguida y abrió los ojos.
—¿Qué pasa?
—No dijiste mi nombre. —Al ver la expresión preocupada de Bill, sonrió y decidió bromear un poco—. Tendré que amarte otra vez, hasta que grites mi nombre como siempre.
Bill sonrió y dijo—. Estamos rodeados de gente que no conocemos, Tom. Sería grosero de nuestra parte refregarles en la cara nuestra magnífica vida sexual.
—Me sentiría un lobo muy orgulloso.
—Ja, ja, ja, ja. —Bill rió, eso era cierto, pero sabía que a pesar de todo, Tom era muy tímido con relación a su vida íntima, no le gustaba usarlo a él como un trofeo, al contrario, siempre lo defendía de comentarios malintencionados. En resumen, era un lobo celoso y posesivo y lo amaba por ello.
El pelinegro se estremeció y Tom notó como los vellos de sus brazos se erizaban—. ¿Tienes frío? —El otro asintió como respuesta—. Debemos vestirnos. El ritual comenzará apenas se oculte el sol.
—Gracias, Tom. —Bill se movió para quedar mirando a su lobo directo a los ojos—. Gracias por estar aquí. Pese a lo raro que suenen mis palabras… necesito estar aquí. Tengo que saber qué está pasando conmigo. —El trenzado lo escuchó en silencio—. Yo… tengo mucho miedo, pero es porque no sé qué sucede. Como hombre de ciencia, me gusta analizar todo y así combatir mis temores, yo no lucho como tú, yo combato en forma intelectual. —Tom sonrió, era cierto—. Pero si no tengo una idea clara de lo que le está pasando a mi mente, no podré defenderme. Y yo… no quiero volverme loco sin saber si lo que estoy viendo es real o solo un sueño.
Al notar que las palabras de Bill lo estaban poniendo sensible, lo envolvió con sus brazos y besó la parte alta de su cabeza. Respiró hondamente y dijo—. Tienes todo el derecho de tener miedo, Bill, el temor es humano. Pero debes saber que yo estoy aquí y siempre estaré. Y no perderás la razón, porque siempre seré el cable que te traiga de vuelta a la realidad. Nuestra familia y yo, te acogeremos siempre, porque te amamos y te necesitamos. Pero no te vamos a obligar a hacer o aceptar nada que no quieras, bebé.
Bill asintió—. Gracias.
—Escucharemos al “Gran Jefe”, analizaremos todo lo que nos diga. Hablaremos con Gustav y el doctor Hans, hasta con Georg, si es necesario. Y tomaremos la mejor decisión, pero si después de todo, no quieres aceptar lo que sea que te dirán… yo cogeré tu mano y te llevaré de regreso a casa. Y haremos de cuenta que esto solo fue un mal sueño. Nadie más hablará del asunto y nuestras vidas continuarán como hasta ahora… perfectas, porque el amor ha hecho que todo lo nuestro sea perfecto.
Esas palabras, eran la seguridad que Bill necesitaba. El nudo que había estado en su garganta desde que llegó la invitación, lentamente se desvanecía. Los latidos tranquilos y acompasados del corazón de su lobo, eran lo único que él requería para sentirse en calma. Ahora tenía el valor necesario para enfrentar el ritual desconocido que cambiaría su vida para siempre.
& Continuará &
Y finalmente se viene el ritual. ¿En qué consistirá? Básicamente en algunas cosas que he leído, espero les guste. Besitos y gracias por la visita. Si comentan me harán muy feliz.
La imagen del sexy Bill con traje de indio, pertenece a Fucker Berrow. Aún conserva su marca de agua, yo solo la usé porque era muy linda. Jodido Bill que con todo se ve sexy 😉