Sin daños a terceros 4

Capitulo 4

Dime Helen

Creo que estoy embarazada —el pelinegro sintió que el mundo se acababa y los ojos se le humedecieron—. Sabía que te emocionarías cielo —le abrazó la mujer.

¿Estás segura? Helen… yo creí… yo creí que te cuidabas… —Soltó las palabras, tratando de pasar el nudo que crecía en su garganta.

Bueno la verdad… no estoy segura.

¿Cómo?

No tuve mi período y he tenido síntomas raros —explicó, palpándose el vientre.

Pero ¿No has visto algún médico? —preguntó él, un poco alterado y ella negó con la cabeza— ¿O sea que puede ser un error?

Quería hacerme un test, pero decidí preguntarte primero —El alma pareció regresar al cuerpo del moreno y suspiró. Sin embargo, la culpabilidad le provocaba una intensa migraña.

Mañana iremos al médico y saldremos de dudas cariño.

Te veías asustado Bill —Le abrazó.

No Helen, sólo sorprendido —Volvieron a acostarse. La chica se durmió con rapidez y Bill se quedó pensando en cómo lo haría si efectivamente su esposa estaba embarazada. Significaba que tendría que dejar para siempre a su Tomi y convertirse en el esposo y padre ideal para su familia. Con un gran sentimiento de frustración se durmió.

&

Por la mañana fueron a una clínica de maternidad y se hicieron realidad sus más temidos temores. Abrazó a su esposa y sonrió fríamente. A petición de ella, la llevó a casa de su nueva amiga Sarah Kaulitz y luego se fue a un bar. Su celular sonó y lo cogió sin ver quién era.

¿Hola? —contestó monocorde.

Bill, ¿estás bien? —Se sorprendió de oír la voz de su amado.

¿Tom? ¿Cómo tienes mi número?

Eso no importa. Tengo una extraña sensación en el pecho. ¿Estás bien?

Voy a ser padre —Soltó de sopetón, escuchó un ruido fuerte al otro lado de la línea.

¡Mierda!

¿Qué fue eso? ¿Ese ruido?

Se me cayó el teléfono. ¿Dónde estás?

En un bar, necesitaba un trago. Y si es posible… morir.

¿Dónde? Voy por ti.

Mejor juntémonos en el departamento. Necesito verte Tomi.

Llego en 30 minutos.

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Pero el de trenzas manejó más deprisa de lo que pensó y llegó temprano. Se preparó un trago y esperó. Unos minutos después sonó la puerta, corrió y la abrió.

Bill cielo —Lo abrazó con fuerza y fue correspondido—. Ven, entremos —El pelinegro se fue de inmediato al trago de Tom y lo vació de un sorbo.

¿Tienes más? —Levantó el pequeño vaso.

Te preparo uno —Ofreció y tomó la botella, vaciando el contenido en dos vasos y se lo acercó al moreno, dándole un trago al suyo.

¡Estoy jodido! —dijo el pelinegro casi en un susurro—. No quiero a ese niño ¡No ahora! —Casi gritó—. No ahora que te encontré —Derramó una lágrima.

Bill… ven acá —Lo acurrucó en sus brazos y besó su frente.

Yo… lo había pensado Tomi… el regresar con mi verdadera familia… Tú… pero ahora todo se salió de control —comentó, esta vez sollozando.

Yo te seguiré amando igual, con la misma intensidad de siempre —Le aseguró el trenzado.

Lo sé. Nuestro amor es eterno, pero… no podré dividir mi amor por mi hijo contigo —Lo miró con un rostro lleno de agonía—. ¿Por qué a mí?

Porque eres el más fuerte.

¿Qué harías tú Tomi?

Huir… pero yo nunca he sido la mitad de decidido que has sido tú.

¿Qué crees que debo hacer Tomi?

No lo sé, pero de algo estoy seguro…

¿Qué?

Si tú me pides que deje a mi esposa, pues lo hago y huyo contigo.

Tomi… —Le golpeó el brazo y le sacó una sonrisa.

Creo que Sarah sabía lo de tu esposa.

¿Por qué lo dices?

Ayer me pidió tener hijos —El de trenzas recordó a su mujer y susurró—. Creo que ha llegado el momento de terminar mi matrimonio.

¡¿Qué dices Tomi?!

Sé que no podré tenerte, pero no podría vivir la situación en la que estás tú ahora. Además…

¿Además qué?

Así estaré siempre disponible para ti —Le guiñó un ojo en forma coqueta y luego le besó con suavidad.

Ahora te necesito… con desesperación —susurró el menor.

Se puso de pie y le tendió la mano a Tom para que lo siguiera. Caminó lento hacia la alcoba y se volteó para besar al trenzado, quien le correspondió con ansias.

Se quitaron la ropa con lentitud, pero no con menos deseos. Se tocaron como si nunca lo hubieran hecho antes, con roces suaves, no dejando lugar alguno sin tocar.

Tom tendió a Bill en la cama y lo vio con admiración. Se pusieron de costado y se tocaron los cuerpos desnudos.

Te amo Bill —Le dijo susurrando en su oído y lamiendo el lóbulo.

Lo sé, tanto como te amo yo —Se fundieron en un abrazo y sus sexos se tocaron haciéndoles gemir de deseo. Sin dejar de acariciarlo, el trenzado preparó la pequeña abertura de su hermano y entró en él. Se movió y le hizo sentir cuanto lo amaba.

Al terminar ambos agitados y sudados, se abrazaron y regularizaron sus respiraciones.

¿Quieres hablar? —preguntó el mayor acariciando el cabello que se pegaba a la cara del otro.

El doctor dice que Helen tiene 5 semanas y que su embarazo es de alto riesgo.

¿Por qué? Ella se ve como una mujer sana —Siguió acariciando al moreno.

Algo de que tuvo ovarios poli quísticos.

Ya veo.

Tendrá que pasar en cama la mayor parte del tiempo y tendrá que recibir mucho amor —Bufó—. Amor que no le puedo dar.

Pero tú la quieres, ¿cierto?

Sí… eso creo, llevamos juntos casi tres años, pero apareciste tú y mis sentimientos nunca estuvieron tan claros como ahora. Te amo Tomi y por ella nunca sentí lo que siento por ti y creo que nunca lo podré sentir, ni por ella ni por nadie. Ahora que te encontré mi mente está clara, al fin.

Entiendo perfectamente —Hizo girar al pequeño y lo puso frente a él y plantó un dulce beso en sus labios—. Yo siempre lo tuve claro.

¿Qué haré ahora, Tomi?

Lo que hicieron nuestros padres… dedicarse al trabajo.

Con la excusa de que no nos faltara nada, tienes razón, pero…

¿Pero…?

¿Podrás acompañarme cuando sienta que no pueda?

Por supuesto Bill, te amo demasiado como para dejarte solo cuando más me necesitas.

&

Después de aquel encuentro ambos hombres volvieron a sus trabajos llenos de energías al saberse comprendidos por el otro.

Verás cómo te vuelves el mejor abogado de Berlín”

Escribió el trenzado un mensaje de texto a su amado, quien al leerlo en su celular, sonrió feliz.

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Al llegar a su casa esa noche, el pelinegro saludó a su esposa con una falsa sonrisa.

¿Vendrás a almorzar mañana conmigo? —preguntó ella suavemente quitándole la chaqueta a su esposo.

No cariño, saldré con Tom a ver unas… “cosas de hombres”, pero tú puedes comer con Sarah, ¿no? Después de todo ella también estará sola —dijo como si nada.

Tienes razón, cielo. ¿Vamos a dormir?

Ve tú, quiero revisar estos papeles y luego te acompaño.

Bien… buenas noches —El pelinegro se quedó allí, trabajando lo suficiente para que su esposa se durmiera y no le requiriera hacer nada que no quisiera.

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En casa de su gemelo algo más rudo sucedía. Tom volvió tarde con unos tragos encima. Su esposa le dio una mirada sexy y se abalanzó sobre él con la intensión de seducirlo, pero el trenzado se negó rotundamente.

Vamos Tomi, hagamos el amor.

¡No me digas Tomi! —Le regañó, más fuerte de lo que esperaba.

¿Qué pasa amor?

Sarah, ven aquí —Palmeó el sillón a su lado y la mujer se sentó—. Me iré de la casa Sarah —contó suavemente, mirándola a los ojos.

Estás bromeando, ¿cierto?

No lo estoy.

Pero… ¿Por qué? No tenemos problemas, nos amamos, somos felices ¿Por qué?

No te amo Sarah y lo siento —aclaró el trenzado, bajando la mirada.

No lo entiendo ¿Tienes a otra?

No se trata de eso.

¿Y entonces?

Es sobre los Messer…

¿Qué hay con los Messer?

No quiero que nos pase lo que a ellos, no soportaría tener un hijo y condenarlo a mi extremada infelicidad, no puedo ser tan egoísta.

No entiendo nada. ¿Y dónde te irás? —La mujer se puso de pie y caminaba de un lado para otro en la sala.

Por el momento me quedaré en el apartamento de la empresa, mientras consigo algo para mí.

¿Quieres el divorcio?

No lo sé.

Bien… será un tiempo para ti, lo entiendo y te esperaré… lo prometo.

Me llevaré algunas cosas hoy y mañana volveré por el resto.

Está bien Tom.

Continuará…

Wow Tom resultó ser el más valiente, ¿eh? Y su mujer piensa que sólo necesitan tiempo, no tiene idea que está absolutamente perdida 😉 soy malita jejeje.

Escritora del fandom

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