The devil Inside 14

Perfect Love 2: The devil Inside (By MizukyChan)

Capítulo 14

Cansado de sentir la mala energía que Bill le transmitía, Gustav carraspeó y ajustándose las gafas, dijo.

—Esperaré a Tom en el jardín. —Sin esperar respuesta, salió de la habitación.

El joven médico sabía que el lobo tardaría un poco en arreglarse, debía darse un baño y cambiarse, además de preparar las pertenencias que llevaría al viaje. Él también debía preparar un equipaje ligero, pero lo haría mientras Tom hablaba con el sheriff Listing; ahora lo que más le importaba era buscar respuestas y pronto, antes de que los que acechaban al trenzado, decidieran ir por su familia. Gustav quería demasiado a los Kaulitz, como para permitir que alguien los dañara.

Cuando sus pies bajaron del último peldaño, el ruido de la risa de Adam lo alertó y caminó en su dirección. El niño reía con Thomas, quien estaba fascinado haciendo burbujas con sus labios, para alegrar a su nuevo hermanito mayor. Pero eso no fue lo que incomodó al doctor, fue la joven mujer que estaba con ellos.

—¡Tío Gus! —El grito de Adam, le avisó que estaba al descubierto.

—¡Hola Adam! —Gritó en respuesta a su saludo y se agachó un poco, abriendo los brazos, para recibir al pequeño que corrió a abrazarlo fuertemente—. ¿Cómo estás pequeño?

—Muy bien. Thomas es muy divertido, hace burbujas. —Levantó su manita, para señalar al bebé, que seguía jugando con sus babas.

—¿Quién eres tú? —preguntó el rubio, sonando un poco rudo.

—Oh, lo siento —contestó la chica, acercándose hasta él, estirando la mano—. Mi nombre es Ixchel, trabajaré aquí para ayudar a la señora Amanda.

—Un gusto Ixchel —comentó el médico, estrechando su mano, mientras Adam corría hasta la sillita donde estaba su hermanito—, mi nombre es Gustav Schafer y soy colega de Bill. —Los ojos entrenados del rubio, se detuvieron levemente en unas extrañas hojas verdes que la chica cargaba en un bolcillo de su delantal—. ¿Qué es eso?

—¿Qué? —Las mejillas de la chica se tornaron más rosa de lo normal y volteó, fingiendo buscar la respuesta que el doctor buscaba.

—Esas hojas en tu ropa.

La mujer india giró otra vez, quedando de frente a Gustav e instintivamente bajó la mano hasta el bolcillo de su delantal, enfrentando la mirada aguda del rubio.

—Son unas hierbas para los dolores femeninos —susurró con la voz muy bajita, como si le avergonzara hablar sobre ello.

—¿Hablas de la menstruación? —Gustav sonrió, para dar confianza a la chica, pero siguió mirando las inusuales hojas—. Soy médico, no tienes que sentirte avergonzada por un tema tan natural como ese.

—Lo siento señor —agregó ella, con el mismo tono susurrante—. En mi tribu nos han enseñado que esos temas son taboo.

Sin contenerse más, el rubio bajó la mano y cogió una ramita del delantal. Ixchel casi pegó un grito, pero no hizo nada para remediarlo.

—Es una planta extraña —razonó el médico, pero cambió su tono de voz—, pero en general todas las plantas son raras. —Y le devolvió el espécimen a la chica, pero conservó una muestra en su mano, sin que ella se diera cuenta.

—¡Gus! —Escuchó que alguien gritó su nombre y con una inclinación de cabeza, se alejó de la chica y de sus extrañas plantas.

&

El camino hasta el pueblo fue lento; pese a que Tom parecía no tener los síntomas de la fiebre que lo atacó la noche previa, su cuerpo se mostraba débil y cansado, como si todavía luchara contra el veneno que aspiró el día anterior.

—¿Estás seguro de que quieres hacer el viaje en estas condiciones, Tom? —cuestionó Gustav acercándose a su caballo, para ayudarle a desmontar.

—Sí, independiente de querer o no, debo hacerlo —contestó el trenzado, aceptando la ayuda del médico—. No quiero que alguien vaya a dañar a Bill y mi familia, pero más que nada…, no quiero ser yo, el que ocasione tal mal. —Se miraron de frente y el rubio comprendió sus palabras y se sintió orgulloso de su amigo.

—Bien, habla con el sheriff y espérame aquí, iré por unas cosas y regresaré a buscarte.

—Lo haré, gracias.

Sin más preámbulos, el joven doctor volvió a subir a su caballo y se alejó hasta su hogar. Tom lo observó en silencio y cerró los ojos, soltando una gran bocanada de aire, su cuerpo dolía horrores, pero no quería alarmar más a sus amigos, porque si se mostraba débil, aplazarían el viaje y no podía darse ese lujo ahora. Dio unos cuantos pasos y tocó la puerta que estaba semi-abierta.

—Adelante. —Escuchó una voz que no le sonó familiar.

—Buenos días —saludó el trenzado—, busco al sheriff Listing.

—Él volverá en unos minutos, si gusta puede esperarlo —dijo ella, en forma amena.

—Muchas gracias señorita…

—Tappe, oficial Tappe —respondió la chica, dándole importancia a su cargo.

—Wow —agregó asombrado el trenzado, justo cuando el castaño aparecía por la entrada.

—Veo que has conocido a mi nueva asistente, la oficial Sonja Tappe —comentó Georg con una sonrisa. Tom asintió y estrechó la mano de sheriff—. Ella está aquí para ayudarme a resolver el caso del supuesto fantasma.

—Ya sabe mi opinión al respecto, sheriff —afirmó Tom y la mujer añadió

—No es sólo su opinión, señor Kaulitz —intervino acercándose hasta los hombres—, los fantasmas no dejan rastros, ni caballos heridos.

—¿Cómo es que sabe mi nombre? —preguntó Tom, impactado de que la chica lo conociera, siendo que él no se había presentado.

—Es mi deber conocer a todo el pueblo —comentó con mucha seriedad, pero luego una sonrisita apareció en su rostro y Georg la secundó con una estruendosa carcajada—. El sheriff tiene una fotografía de usted y su hermano en casa —explicó para aclarar la duda, tratando de ocultar el rubor en sus mejillas, al confesar que había estado en la casa del sheriff.

—Oh… —susurró el trenzado, captando el mensaje.

—Ven a mi oficina, Tom. —Mandó el castaño, mostrando el camino.

Al llegar, ambos hombres se sentaron de frente, dejando en medio el gran escritorio del sheriff. El castaño notó la palidez en el rostro de Kaulitz y se tensó.

—¿Ha ocurrido algo?

Basado en la confianza que se tenían, Tom relató todo lo ocurrido a Georg, quien asentía y apretaba el ceño de vez en cuando. Cuando la narración acabó, el castaño dijo seriamente.

—Iré contigo.

—¿Qué? —Francamente, Tom no esperaba una reacción como esa.

—Si llega a ser cierta tu teoría, de la existencia de otros hombres lobo, entonces debo enterarme, lo más probable es que no sean amistosos como tú, tal vez sean asesinos a sangre fría, como el primer lobo que me trajo a esta ciudad.

—El que mató a Juliet…

—Exacto. Iré contigo, porque tengo la extraña corazonada de que este caso del fantasma, está relacionado con ustedes. —Tom arrugó el ceño—. No te preocupes Tom, la oficial Tappe quedará a cargo de la unidad, ella protegerá a tu familia mientras estemos lejos.

—Partiremos esta tarde con Gustav —agregó el trenzado, aún con un nudo en el estómago.

—Tom… —Georg se puso de pie, frente al chico y lo sujetó por los hombros—. No dejaremos que nada malo le pase a los tuyos, lo prometo.

El chico asintió y se dispuso a salir del cuartel de policía. Le había dicho a Gus que lo esperaría allí, pero debía recoger su ropa y esta ya no estaba en la mansión Kaulitz, así que muy lentamente cabalgó hasta su pequeña casita.

&

Por la tarde, tres caballos y sus jinetes se encaminan a la mansión Kaulitz, para despedirse y emprender el viaje que esperaban pudiera resolver sus dudas en cuanto a Thomas y toda la extraña situación.

Gustav se preocupó al ver una capa de sudor en la frente de Tom, pero prefirió no decir nada y simplemente vigilarlo, hasta que su travesía comenzara. Georg tampoco dijo nada, pero se había percatado de las miradas preocupadas del rubio, pensó que lo mejor era dejarlo pasar, hasta estar a solas con el médico.

Una vez en casa de los Kaulitz, Tom tambaleó hasta la puerta, sujetándose del marco de ella, para estabilizarse. Adam al verlo corrió a sus brazos.

—¡Papi Towi! —El niño no lo había visto y sólo creyó que esa era una visita—. ¡Has venido!

—Mi pequeño —El trenzado se agachó y abrazó al pequeño, levantándose con él en brazos y caminó muy lentamente hasta el sillón—. Debo decirte algo muy importante, Adam. —El niño alzó su cabecita y miró a su padre—. Tengo que ir de viaje. —Su hijo arrugó el ceño de inmediato y negó con la cabecita—. No te asustes bebé, sólo serán unos días.

—Es cierto Adam —agregó el sheriff—. Tu papi Towi, el doctor Gustav y yo, iremos en un viaje muy corto, pero muy importante.

En la boca del niño se dibujó una silenciosa “o” y asintió. Debía ser muy importante, porque iría un hombre fuerte (su papi Towi), un policía (el tío Geo) y un doctor (el tío Gus) Era como un trío de super héroes, así que se quedó en silencio.

—¿Vas a estar bien, Adam? ¿No te vas a enfermar por no verme todos los días? —inquirió el trenzado, temeroso de que se repitiera lo de unos días atrás.

—Voy a estar bien —afirmó el chico, besando la mejilla de su padre.

—Pero necesito pedirte otro favor. —El niño sonrió y sus ojitos brillaron, le encantaba sentirse importante, así que asintió muy entusiasmado—. Quiero que cuides mucho a papi Bibi. Si ves que algo malo sucede, debes ir a buscar a don Neme, o al jardinero, o a la abuela Amanda, para que corran con el doctor Hans y con la mujer policía.

—¿Una mujer policía? —preguntó impresionado, los policías siempre eran hombres.

—Sí, ella es tu tía Sonja.

—Está bien.

—No dejes que papi Bibi llore, ¿está bien?

—Yo le diré cosas divertidas, para que no llore.

Gustav seguía atentamente la conversación de los chicos, sin percatarse de que el castaño se había alejado, para buscar al pelinegro.

—¡Tom! —llamó el joven, más fuerte de lo necesario y abrazó al trenzado, casi sentándose sobre él, en el sillón.

Adam, se sentó a un lado con una sonrisa en los labios, él amaba ver a sus padres juntos y felices.

—Geo me dijo que irá con ustedes, pero insisto… —Se separó para verle a los ojos—. Deberían esperar unos días antes de irse de aquí.

—No mi vida, mientras más rápido consigamos las respuestas, más rápido volveremos a casa —comentó el trenzado, apretando sus manos en la cintura del pelinegro.

&

Amanda había preparado comida para todos los viajantes y tanto Georg, Gustav como los sirvientes, se dispusieron a preparar la carreta con los víveres.

Entre tanto, Bill cogió la mano de Tom y le susurró al oído un—. Ven conmigo.

Tambaleante, el trenzado se puso de pie y caminó tras el pelinegro, sin soltar su mano. Subieron las escaleras, mientras todos estaban sumidos en diferentes cosas, así que nadie se percató de su desaparición.

Bill los guió hasta la habitación, que ahora estaba limpia y cerró la puerta con llave. Tom se pasó la mano por la frente, notando el sudor que no había parado de aparecer allí. Arrugó el ceño, preguntándose qué rayos le estaba sucediendo, ni siquiera cuando estuvo perdido en la montaña tuvo tanto malestar físico como ahora.

—Tomi —susurró el menor, abrazándolo por detrás—. No te vayas mi amor.

Con una sonrisa en los labios, el trenzado volteó, para abrazar de frente a su amado. Bill tenía un puchero adorable y por un segundo, Tom estuvo tentado a acceder a sus caprichos y quedarse en casa, con su familia.

—Sabes que no puedo, no después de esto. —Levantó la mano vendada de su pequeño y le dio un suave beso—. Tengo que saber qué está ocurriendo conmigo. Debo saber si Thomas es en verdad hijo mío.

—No lo es —afirmó Bill y besó los labios del mayor—. No por propia voluntad.

—Pero existe la posibilidad…

—No para mí. —Lo miró a los ojos con resolución—. Te drogaron anoche, con una especie de afrodisiaco. —Tom asintió, fue lo que el doctor Hans le dijo por la mañana, cuando despertó desorientado y adolorido—. Pero en lugar de ir a revolcarte con una doncella, viniste a mí, Tomi. Porque me amas, porque eres fiel a mí.

—¿Y Thomas? —Tom quería creer en las palabras de su amado, pero había evidencia que atestiguaba en su contra.

—La doncella Hallagan está muerta, no hay nadie que asegure nada, Thomas es nuestro hijo ahora, tal como Adam —dijo dando por zanjado el asunto.

—Eso lo dices porque tienes un corazón bello, Bill. —Tom se acercó y besó el níveo cuello del pelinegro—. Sin embargo, cuando te quiero poseer, te alejas de mí.

—Ya no más, Tomi. —Se alejó un paso, para buscar su boca y devorarla con un beso apasionado y caliente. El trenzado se dejó y su cuerpo reaccionó de inmediato, endureciendo su miembro.

Las manos del mayor bajaron por instinto y apretaron las nalgas cubiertas de su amado, empujando el delgado cuerpo contra su dura masculinidad. Haciendo gemir a ambos de gusto.

—Te deseo Tomi, ámame, toma mi cuerpo.

El trenzado no deseaba lo opuesto, al contrario, quería arrancarle las ropas y follarlo duro contra la cama, pero al darse cuenta de sus pensamientos, se detuvo. Bill abrió los ojos y lo miró confundido. Tom lo amaba y había pensado sólo en follar con él, así no era como funcionaban las cosas entre ellos. Bill y él hacían el amor, cada vez que entregaban sus cuerpos el uno al otro. Se amaban profundamente y al fundirse en un solo cuerpo, se demostraban esa conexión llena de pureza.

—Te amo. —Tom sonrió al decir las palabras, contagiando a su pequeño.

—Lo sé, porque te amo igual.

—Y por lo mismo no puedo tomarte de esta forma.

—¿Eh? No te entiendo.

—Con sólo verte, mi cuerpo arde en deseos. —El trenzado negó con la cabeza—. No es que no lo sintiera antes, pero ahora. —Bajó la cabeza a su miembro brutalmente endurecido—. Esto no es normal y… no es lo que quiero para nosotros.

Bill bajó su mano para acariciar a Tom por sobre la ropa, dándose cuenta de lo que su pareja quería decir. Los efectos seguían presentes, una ola de pánico lo invadió; si Tom volvía a sentir la necesidad de follar y él no estaba cerca, tal vez lo de la chica Hallagan podría repetirse.

—Con mayor razón debemos hacerlo, Tom —dijo el pelinegro, pegando su cuerpo al trenzado—. Quizás los efectos del veneno persistan hasta que quedes sexualmente satisfecho.

—Pero Bill… —El mayor separó al pequeño, que se apretaba a su espalda, como un bebé koala asustado—. Jamás has sido un recipiente para dejar mi semilla y lo sabes, te amo con todo el corazón, con todo lo que soy, porque tú me has formado, tú me has hecho el hombre que soy hoy en día. No podría tomarte sólo para satisfacer mi deseo sexual.

—No puedes irte así. Quédate a mi lado, Tomi.

El trenzado lo miró a los ojos, estaban brillantes por las lágrimas y, ya sin poder contenerse, lo besó. Sus labios se unieron, contactando perfectamente, en un suave beso, lleno de emociones, amor y miedo.

Poco a poco, sus lenguas entraron en acción, controlando y dejándose controlar, en un ritmo que aumentaba de velocidad. Bill enrolló su pierna en una de Tom, incrementando la fricción de sus miembros. Sus respiraciones se entrecortaron y los jadeos y gemidos de ambos se hicieron más audibles.

Tom quería ser fiel a su palabra, de no tomar a Bill sólo por un desahogo sexual, pero el delicioso aroma que desprendía el pelinegro, cada vez que estaba excitado, era irresistible para las sensibles fosas nasales del lobo. Gimió y levemente mordió el labio del pequeño, arrastrándolo consigo hasta la cama.

Se acostó sobre él, cargando su cuerpo lo suficiente para que sus miembros se tocaran por sobre las telas, sabía que si intentaba penetrarlo, lo dañaría como hacía tiempo, como esa vez en que decidió ir a las montañas en luna llena.

Estaba demasiado caliente, demasiado ansioso por tomarlo y eso estaba mal, así que sólo se dedicó a frotarse contra él, soltando entre beso y beso, suspiros deseosos, que le indicaban a Bill, lo mucho que lo necesitaba.

El pelinegro intentó meter su mano entre el pantalón del mayor, pero este no lo permitió. Si sentía más contacto con la pálida piel de su pequeño, lo tomaría de manera violenta y lo que quedaba de razón en su cerebro, lo impedía.

Siguió besando sus labios, penetrando con su lengua la cálida boca de Bill, mientras sus caderas hacían magia para ambos, tocando los lugares precisos y estimulando lo suficiente para crear esa corriente que aparece cuando estás cerca… cerca del clímax.

—Aaahhh.

Fue el grito conjunto de los Kaulitz, cuando alcanzaron el orgasmo, dejando una mancha húmeda en sus pantalones. Sus respiraciones seguían agitadas, pero una sonrisa de satisfacción se dibujó en ambos rostros.

—Como te amo, mi lobo —susurró el pelinegro y a cambio, recibió un pequeño beso en su nariz.

Tom se recostó a un costado de su amado y lo envolvió en sus brazos, dando varios besos en su cabeza y frente. Bill sólo se dejó querer, hasta que sus respiraciones volvieron a la normalidad y los latidos de su corazón sonaban pausados

—Ven, déjame limpiarte. —Mandó el mayor, sentándose en la cama, procediendo a quitar los pantalones del pelinegro, junto a su ropa interior.

—Mmhhmm. No me consientas.

—Debo hacerlo, déjate consentir antes de mi partida.

Los ojos de Bill se abrieron grandemente y se sentó en la cama—. ¿De todas formas te irás?

—Debo hacerlo, mi amor.

El pelinegro sintió un nudo en su garganta, creyó que era una traición de parte de Tom, pero en el fondo de su corazón sabía que no era eso.

Se limpiaron en silencio y volvieron a la primera planta. Tom pensó que había arruinado más las cosas, pensando que Bill se sentía utilizado, pero aun así, entrelazó sus dedos hasta llegar con los demás, sin ser rechazado.

—Ya está todo listo —anunció el médico.

—Podremos partir cuando lo digas, Tom —añadió el castaño.

—Está bien. —El trenzado buscó a su hijo y lo abrazó con mucho cariño y luego repitió la acción con Thomas. Tom cogió su alforja y la colgó cruzada, pasándola por su pecho.

Bill estaba nervioso y ansioso, caminaba de un lado a otro, buscando hacer algo, para no estar quieto y ponerse a llorar. Finalmente, corrió a los brazos de Tom y lo besó fieramente, siendo correspondido de la misma forma.

—Escúchame bien Tom Kaulitz, todo lo que pasó, ya fue olvidado, así que asegúrate de regresar a casa, a salvo. Debes regresar a tu familia. Debes volver a mí.

Tras un último beso, Tom subió a su caballo y dando una última mirada atrás, emprendió el galope lento, junto a sus compañeros.

& Continuará &

Escritora del fandom

1 Comment

  1. ¿Se habrán terminado los efectos del afrodisiaco, ahora que ya tuvo un orgasmo? ¿O Tom volverá a ser tentado carnalmente en medio del viaje? ¿Qué hará Ixchel, ahora que sabe que Tom está ligado a Bill? ¿Tomará represalias contra Bill o esperará la llegada del lobo? No se pierdan la continuación. Y recuerden que los comentarios me hacen muy feliz.

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