Perfect Love 2: The devil Inside (By MizukyChan)
Capítulo 18
Bill fue a todo galope hasta el pueblo, debía hablar con la oficial Tappe, debía mostrarle los nuevos hallazgos y contarle las dudas que tenía. Pasó por la estación de policía, donde le informaron que la oficial ya se había retirado hasta su hogar. Cambiando de dirección, el pelinegro cabalgó hasta la casa de la mujer.
Al llegar, sin importar las reglas de la sociedad, que impedían que un hombre y una mujer solteros estuvieran a solas, ella abrió la puerta y prácticamente lo metió a su casa.
—¿Qué ha pasado? —preguntó de inmediato, debía ser algo grave para que Bill se arriesgara a dejar a su familia en la oscuridad de la noche.
—He descubierto algo bajo las camas de mis hijos —respondió con la respiración un poco entrecortada, por la rapidez que le tomó llegar hasta allí—. Mire esto oficial. —Sacó la libretita del bolsillo de su pantalón y le mostró los símbolos a la mujer.
—¿Estás seguro que estaban en esa posición? —indagó ella, separándose hasta un mueble donde guardaba varios ejemplares de libros.
—Sí —contestó el chico—. Me aseguré de dibujarlos lo mejor posible. Son pentagramas, símbolos de protección.
—Mira esto, Bill —dijo la oficial, acercándole el libro abierto—. Este es un pentagrama de protección, como dices tú, usado por la magia blanca.
—Son… diferentes.
—Este está invertido, Bill. No es un buen augurio.
—Dios… —Sin decir más, Bill salió de la casa, directo a su caballo, debía regresar a la mansión, sus hijos y todos los de su casa corrían peligro.
—¡Bill! —Gritó la mujer a sus espaldas.
—Es Ixchel. —Gritó de vuelta el pelinegro y emprendió el galope.
La mujer fue hasta su propio caballo y sin importarle, estar usando sólo su pijama, montó y partió detrás del joven Kaulitz. Le había prometido a Georg que protegería a esa familia y si Bill salía corriendo de esa manera, era porque el peligro era inminente.
& Momentos antes &
Tras asegurarse que el pelinegro emprendía la marcha, dejando la mansión a su merced, Ixchel se apresuró hasta la puerta. Cuando estuvo a punto de abrirla, una mano se posó en su hombro y la detuvo. Asustada, ella volteó y abrió los ojos grandemente por el asombro.
—Gran Jefe.
—Ya fue suficiente, hija de la luna, debes regresar ahora.
—No. —Bajó la mirada, al ver el ceño fruncido del hombre—. Quiero decir, ya casi acabo los preparativos.
—No has hecho bien las cosas, Ixchel. Ahora todo el clan está en peligro de ser descubierto. Debemos partir o te encarcelarán.
—Pero…
—Ahora, hija. —Aunque su voz era suave, la frase era una orden que debía ser acatada. Inclinando la cabeza, la mujer siguió al anciano a paso veloz.
&
El sheriff Listing, cabalgó durante toda la noche, sin importarle el sueño que sentía. Y por la mañana se unió a una caravana de mercaderes, quienes le llevaron en una carreta mientras dormía, atando a su caballo, para que fuera a paso lento, y así no desaprovechar el tiempo y continuar avanzando hasta Berlín.
&
Temprano por la mañana, Gus había llevado a Tom a un yerbatero, con la esperanza de preparar un antídoto contra la droga que aún estaba en su sistema, pero el hombre no sólo había descubierto que Tom era un licántropo, sino que también había deducido que era el mismo al que Jorg Kaulitz había tenido prisionero en su mazmorra, muchos años atrás.
—Sé que eres un hombre lobo, tú no eres hermano de Bill, ni siquiera eres un Kaulitz, eres el hombre lobo que tenía Jorg encerrado en los calabozos.
Esas palabras se repitieron en cámara lenta en su cabeza, Gustav sintió que todo se desmoronaría si atrapaban a Tom, así que sin pensarlo, cogió el cuchillo que estaba sobre la mesa, con el cual habían cortado unas rebanadas de pan y lo alzó en la forma más amenazante que pudo.
—¡Silencio! —Gruñó—. No dirás nada de esto. De todas formas nadie te creerá.
El hombre miró al joven de cabello rubio y una sonrisa se dibujó en su cara.
—¿Tom, puedes moverte? —preguntó el chico de gafas, dispuesto a salir huyendo a toda velocidad de ser posible.
—Eso creo… —respondió el trenzado, haciendo un increíble esfuerzo por sentarse en la cama.
—Estás recién recobrando la conciencia Tom —habló el yerbatero—, no es recomendable que te expongas, al menos en un par de horas. Así aprovecharé de contarte una historia.
—No queremos oír nada de lo que tenga que decirnos. No buscamos problemas, señor, le pagaremos y nos iremos, nunca más volverá a saber de nosotros —agregó el rubio.
—Eres un buen muchacho, Gustav —declaró el hombre—, pero esta historia concierne a Tom y posiblemente a sus hijos.
—¿Eh? ¿Hijos? —Esa palabra, llamó poderosamente la atención del trenzado—. No puedo tener hijos.
—¿No los tienes aún? Por los efectos de la droga, creí que ya los tenías. —El yerbatero arrugó el ceño y los otros dos hicieron lo mismo, pero por asombro.
—¿Qué sabe sobre la droga? —interrogó el rubio.
—Más que de la droga misma, sé quiénes la suministran, con qué fin lo hacen y a quiénes escogen para recibirla —contestó el hombre.
Gustav dejó el cuchillo de regreso en la mesa, de todas formas nunca pensó en utilizarlo. Se sentó junto a Tom en la cama y encararon al yerbatero.
—Cuéntenos, por favor. —Pidió el médico.
—Creo que debo comenzar por presentarme y con ello quedará claro por qué conozco toda esta información —dijo con calma y los otros jóvenes asintieron—. Mi nombre es Tadeus Trumper, soy tu tío, Tom, soy hermano de su padre, Martin Gordon Trumper.
Los ojos del trenzado se abrieron grandemente y su vista se nubló, tuvo que apoyarse en la cama, para no volver a desmayarse. Gustav se preocupó y ayudó a su amigo, a buscar una posición más cómoda en el colchón.
—Soy humano, por si te lo preguntas —agregó el hombre, con una sonrisa.
—Fue por eso que no tuvo intensiones de delatar a Tom, ¿verdad? —cuestionó el chico de gafas, a lo que el yerbatero asintió.
—Dime Tadeus, ¿qué soy en realidad? —El rostro de Tom aún se veía pálido y sudoroso por los rastros del veneno, pero al formular esa pregunta, se mostró mucho más ansioso que de costumbre. Tenía miedo de la respuesta, no quería ser un monstruo.
—Eres un metamorfo, Tom. —El trenzado cerró los ojos, recordaba esa palabra, pero no la comprendía del todo—. Los licántropos se convierten en lobos, por alguna herida sufrida a manos de otro licántropo, no sucede muy a menudo, pues cuando eres atacado por una bestia semejante, simplemente te destrozan por completo, nadie sobrevive al ataque de uno.
—Hombres lobo… —susurró Gustav.
—Exacto, hombres lobo —agregó el hombre mayor—, pero existe una raza muy antigua, los metamorfo, que son capaces de cambiar de forma física, a la de alguna bestia dominante. En este lado del mundo, a causa de las bajas temperaturas, los metamorfos se transforman en lobos, en las tierras cálidas de África por ejemplo, se transforman en pantera.
—Wow… —Gustav abrió los ojos impresionado.
—Existe otra cualidad dentro de los metamorfo, una que es codiciada por algunas razas que todavía existen en la actualidad y es que… pueden reproducirse, transmitiendo el don del cambio a sus hijos.
—¿Quién querría tener un hijo que se convierte en un monstruo cada luna llena? —preguntó Tom tan molesto, que sus palabras sonaron llenas de veneno.
—Los adoradores de la luna, Tom. Indios, gitanos, nómades que se dedican a rendir culto al luminar nocturno —explicó su tío.
—¿Son ellos quienes lo drogaron? —indagó el rubio.
—Exacto. Fue lo que le ocurrió a tu padre, Tom. —El mencionado abrió grandemente los ojos—. Gordon pensaba igual que tú con respecto a su don, lo consideraba casi una maldición.
—¿Por qué lo llamas Gordon? Creí que su nombre era Martin —comentó Gustav, interrumpiendo.
—Es cierto, Martin Gordon Trumper, pero cuando descubrieron lo que era, lo persiguieron, como solo lo conocían como Martin Trumper, comenzamos a llamarlo Gordon, a secas, para evitar que sospecharan de nosotros también.
—¿Nosotros? —inquirió Tom, interesado.
—Tu madre Simone y yo.
—¿Mi madre? ¿Está viva? No supe nada de ella desde que me capturaron, pensé que había muerto.
—Y lamento decirte que así fue, hijo. —Tadeus suspiró—. Simone y mi hermano se casaron y él siempre tuvo mucho cuidado de no embarazarla, pero cuando ese grupo extranjero llegó al pueblo, drogaron a tu padre para fecundar a una de sus doncellas, sin embargo, Gordon amaba tanto a Simone, que jamás fue con la otra chica, poseyó a tu madre y la embarazó.
«Lo mismo que ocurrió con Tom y Bill» Pensó el médico rubio.
—Como la chica se sintió deshonrada por su negación, esas personas pusieron al descubierto la identidad lobuna de tu padre y tuvo que escapar por varios años —prosiguió su relato—. Cuando todo estuvo más tranquilo, Gordon regresó, había cambiado un poco su apariencia, como disfraz y te conoció. Tenías cerca de tres años, te enseñó lo que más pudo y te crió como un niño normal.
—Por eso me dijo que una bestia me había mordido… —comentó Tom, casi en un susurro—, porque para él, yo era un niño normal.
—Así es.
—Algo muy noble —agregó el rubio.
—¿Qué pasó cuando me atraparon? —preguntó el trenzado, un tanto temeroso de la respuesta.
—Tu madre murió esa misma noche a manos de los rufianes que te capturaron. —Tom apretó los puños, furioso—. Y Gordon peleó con todas sus fuerzas, pero tuvo que huir. Logró reunir a otros lobos y vinieron a rescatarte, dos años después de tu captura.
—¿En serio? —Estaba sorprendido, él jamás se enteró de eso.
—Pero Jorg había ganado bastante fama por el niño lobo al que tenía, así que su guardia personal tenía convertida la casona en una verdadera fortaleza. —El hombre se pasó la mano por la frente, estaba temblando—. Fue terrible, todos murieron, yo también estuve a punto de morir y ni siquiera pudimos entrar a las mazmorras.
—¿Está muerto? —indagó el joven lobo. El yerbatero asintió y Tom apretó la mandíbula.
—Cuando fue el gran terremoto, todo el laboratorio de Kaulitz se vino abajo. Nadie sintió pena por el científico, muchos saquearon los terrenos, pero ya no quedaba nada de valor, al parecer el jovencito de cabellos negros se había llevado lo más importante para empezar una nueva vida.
—Me llevó a mí —dijo Tom y por primera vez, mostró una sonrisa.
—Estás enamorado. —Era una afirmación, el tío veía en los ojos de Tom, el mismo brillo que tenía Gordon por Simone.
—Sí, amo a Bill y por eso vine, quería buscar entre los documentos de Jorg, alguna forma de descubrir que está ocurriendo conmigo —explicó el chico—. Apareció un bebé, una criaturita que cambia en luna llena.
—Vaya… lo han hecho de nuevo. ¿Es tuyo? —preguntó Tadeus.
—No lo sé. Perdí la memoria, pero dudo mucho que lo sea —afirmó.
—Estoy de acuerdo con Tom —agregó Gustav—. Antes de venir aquí, lo drogaron con este afrodisiaco, forzándolo a intimar con alguien, pero Tom fue directamente con Bill, yo, dudo mucho que el pequeño Thomas sea suyo.
—Necesito saber todo lo posible. —Pidió el yerbatero.
Estuvieron hablando cerca de una hora más, contando detalladamente lo que había acontecido desde la primera vez que Tom se perdió en la montaña y regresó sin memoria. Tadeus asintió y meditó en las cosas que habían acontecido. Explicó a Tom que el cambio en su deseo sexual, se debía al estado de madurez, por esa razón era más “apasionado” a la hora de intimar, pero que era algo que podrían arreglar con su pareja. Sin embargo, aquel estado de amnesia era lo que le preocupaba.
—Te voy a proponer algo —dijo el hombre levantándose y caminando hacia un mueble que tenía pegado a una pared, de allí sacó una pequeña cajita negra, al abrir la tapa, extrajo una piedra atada a un lazo plateado—. Este es un péndulo, si muevo este instrumento, puedo hacerte caer en un estado de semi inconsciencia, en el cual podrías recordar todo lo que pasó cuando te perdiste en las montañas, pero te advierto que no siempre funciona. Las personas son fáciles de leer, pero tú eres un metamorfo, no sé si funcionará con tu especie.
—No perdemos nada con intentarlo —dijo Gustav, pero Tom pensaba justamente lo contrario, podría perder todo lo que tenía con Bill, si aquella piedra revelaba que le fue infiel.
—¿Quieres hacerlo, Tom? —preguntó su tío, al verle dudar.
—Sí…
—Bien.
Tadeus se sentó frente a Tom y comenzó a balancear el péndulo, el joven trenzado seguía el movimiento con la vista, mientras Gustav se mordía el labio, por los nervios, preguntándose si Georg ya había llegado a casa de Bill.
El lobo sintió que sus ojos pesaban, como cuando estás sumamente cansado y solo quieres dormir, luchó para mantenerlos abiertos y cuando por fin se cerraron, una imagen muy conocida apareció en su mente. Era su casa, la mansión Kaulitz.
Dentro de esa visión caminó hasta la habitación que compartía con Bill y vio con horror el día en que lo había hecho sangrar, cuando decidió que partiría a las montañas.
Luego las imágenes cambiaron a una noche de luna llena, cuando le dijo adiós a su amado y este se quedó de pie junto a la puerta de la casona. Veía sus patas, mientras corría a toda velocidad por el césped, siguiendo aquel sonido, el llamado…
¿Quién lo llamaba? Se detuvo dentro de la visión, porque ya estaba en los bosques de la montaña norte.
Había otros lobos, algunos lo olisquearon y aceptaron, sin embargo otro, uno con una marca en el rostro, gruñó.
La mujer que lo llamaba, arrojó algo dentro de la hoguera y ese olor penetró en su nariz, confundiéndolo.
Su cuerpo lobuno sufrió cambios, volvió a transformarse en hombre y su miembro estaba totalmente erecto. La mujer que estaba junto al fuego, se desnudó y caminó hasta él, con una sonrisa.
—Hazlo…
Tom abrió los ojos de golpe y gritó—. ¡Fue Ixchel! ¡Maldita bruja! Todo el tiempo fue ella. Bill está en peligro.
Sin esperar nada, Tom se puso de pie y salió de la casa, convirtiéndose en un enorme lobo de pelaje gris. Emprendió la carrera hacia los bosques, para pasar desapercibido, lo único que tenía en mente, era llegar a casa y salvar a su familia.
Gustav lo observó y permaneció allí—. Debo pedirle algo más de información antes de partir —dijo el rubio, a lo que el yerbatero asintió.
& Continuará &
¿Por qué Gustav se quedó allí? ¿Qué más espera encontrar en ese pueblo? ¿O irá más allá, hasta la antigua casa de Jorg Kaulitz? Ixchel se fue con el Gran Jefe, pero ¿dejarán en paz a la familia Kaulitz? ¿O al igual que con Gordon, harán algo para delatar a Tom? No se pueden perder los últimos capítulos.