Notas: Basado en la caricatura «Pinky y Cerebro»
Fanfic Twincest / Toll de MizukyChan
Capítulo 1
El rubio de gafas estaba a punto de terminar su obra maestra, cuando unas risitas divertidas, lo distrajeron de su objetivo. Trató de ignorarlas, girando la tuerca una y otra vez, pero el sonido se intensificaba.
—¡¿Quieres dejar de reírte?! —Gruñó finalmente, dejando la llave sobre la mesa.
—Es que es tan adorable —respondió la voz de su asistente—. Mira la forma en que Tom quiere jugar con Brill.
—Son ratas, Geo, jodidas ratas de laboratorio. —El rubio se quitó las gafas y apretó el puente de su nariz. A veces podría jurar que su asistente y mejor amigo, tenía el coeficiente intelectual de su adorada mascota blanca, roedora de queso.
—No les digas ratas, Gus, te podrían escuchar. —El hombre de cabello castaño volteó y enfrentó a su amigo—. Además, tú sabes que Tom y Brill son mis queridas mascotas y no ratas para experimentar. —Su expresión cambió radicalmente, olvidando las risitas que desconcentraron al rubio en primer lugar—. Fue un regalo de mi hermanito menor.
—Lo sé, lo sé —Se disculpó Gustav, sabía que la personalidad de su colega cambiaba a la de un borrachín, cada vez que recordaba a su hermanito menor, quien había caído en estado de coma, hacía dos meses, justo después de regalarle a Geo, ese par de ratas de laboratorio.
—Todavía recuerdo como nos reímos cuando quiso ponerles nombre. —El castaño puso cara de ensoñación, al evocar sus memorias—. Con Tom no hubo problema, pero cuando quiso llamar a Bill, simplemente no podía pronunciarlo y aunque repitió como mil veces el nombre, decidimos llamarlo Brill.
—¿Y qué te causó tanta gracia de Tom y Brill? —preguntó el rubio, para cambiar el tema y evitar las inminentes lágrimas.
—Oh… —Georg tuvo una metamorfosis en su rostro y toda la emoción contenida hacía segundos, cambió a una expresión de felicidad—. Tom quería jugar con Brill, pero como siempre estaba muy molesto y le pegó con la cola jajaja… —Las carcajadas se prolongaron y el rubio lo quedó mirando, sin entender qué era lo gracioso de todo aquello.
—Creo que Brill está un poco cansado, Geo —comentó Gustav, acercándose a la jaula de los ratones blancos—, tiene líneas negras alrededor de los ojos. ¡Oh, por Dios! ¿Qué es eso?
—Es queso crema —afirmó el castaño, ubicándose junto a su amigo—. A Tom le encanta, mira lo que hará…
Los dos humanos se quedaron mirando en forma expectante a los roedores, quienes parecían interactuar de forma inteligente dentro de su pequeña prisión.
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El ratón más desgarbado caminó lentamente, hasta su gemelo gruñón y le picó el hombro con el dedo.
—Oye Brill, deberías descansar más, todos los días tienes esas marcas alrededor de tus ojos. Creo que se llama cansancio crónico.
—Que no es cansancio, Tomi, joder. —Brill se pasó la pata por el rostro, hastiado—. Son marcas de nacimiento.
—Pero yo no las tengo y soy tu gemelo, deberíamos ser iguales.
—Créeme Tomi, por muy gemelos que seamos, no somos iguales.
—¿A no?
—Te aseguro Tomi, que yo soy el cerebro de la familia, así que desde ahora en adelante puedes llamarme “CereBrill” —Puso expresión de triunfo y su gemelo ratón lo miró asombrado.
—Wow, CereBrill —Tomi sacó su pequeña lenguita y la pasó por sus labios, sin dejar de mirar al impresionante “CereBrill”.
—¿Por qué haces eso? Siento que me quieres comer.
—Es que tu nombre me recuerda a los cereales.
Brill puso cara de asco y arrugó el ceño—. Estás absolutamente loco.
Tomi corrió a la fuente que su papá Georg le dejó con sus alimentos y embetunó sus manos con queso crema, para luego correr hasta Brill y ponérsela en la cara, sorprendiéndolo y enfureciéndolo.
—¡¿Qué demonios estás haciendo?! —Reclamó el ratón gruñón por tener la cara llena de crema. Y se quedó de piedra, al sentir que Tomi le daba de lengüetazos, quitándole la misma.
—CereBrill, definitivamente eres más delicioso que un cereal —comentó Tomi, entre cada lengüetazo que daba a su gemelo.
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—Oh por Dios, eso es asqueroso —Gruñó Gustav al ver que el ratón larguirucho, le daba lamidas al otro.
—Te lo dije, son adorables —Trató de decir Georg, mientras se descojonaba de la risa.
—¿Es idea mía o eso fue un beso de ratón? —El rubio se quitó los lentes y se los volvió a poner.
—¿Un beso? ¿Un beso? Amigo, creo que el que está cansado eres tú.
—Tienes razón, mejor me voy a dormir.
—Sí, vámonos a descansar —El castaño bostezó y siguió a su compañero, fuera del laboratorio.
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Cuando las luces de la enorme habitación se apagaron, Brill empujó a Tomi lejos de su cuerpo y se acercó hasta la reja de su jaula, para observar todo el panorama.
—Ya se han ido, Tomi. Ya es de noche.
—¿Y qué haremos esta noche, CereBrill? —Rió al mencionar el nuevo nombre.
—Lo mismo que hacemos todas noches, Tomi, usar los inventos del humano y ¡tratar de conquistar el mundo! —dijo empuñando su mano.
—¿Qué máquina usaremos hoy, CereBrill? —indagó, siguiendo a su gemelo, quien abría fácilmente la puerta de su jaula.
—Aquella, la número 483 —Alzó su patita, para señalar la máquina que Gustav había estado atornillando unos momentos antes.
—¿Y para qué sirve? —Tomi amarró su colita a un cable de computador, para deslizarse hasta el piso, siguiendo fielmente a Brill.
—Para lograr todo lo que no hemos podido hasta ahora, Tomi —El otro ratoncito lo miró sin entender, aunque generalmente, nunca entendía ni la mitad de las cosas que Brill le decía.
—¿Eh?
—Siempre hemos fallado en nuestros intentos de dominación mundial, porque nuestro tamaño es un gran inconveniente, pero esa máquina…
—¿La 483?
—Sí, la 483, contiene material genético de los humanos y nos dará la altura que necesitamos.
—¿Seremos humanos? —preguntó Tomi, con los ojitos brillantes.
—No —Fue la fría respuesta de Brill.
—¿Y qué seremos? —Insistió, acercándose cada vez más a la máquina.
—Ratones con la estatura de los humanos.
—¿Podré abrazar a papá Georg? —cuestionó el ratoncito mayor, con emoción en la voz, pero Brill bufó ante su comentario.
—No creo que Georg quiera acercarse a ti, cuando seas de su tamaño, Tomi.
Subieron la última mesa y se encontraron de frente con el mencionado invento. Brill, quien había escuchado con atención todas las anotaciones y conversaciones entre Georg y Gustav, sabía exactamente qué hacer y procedió a oprimir el botón de encendido. Un ruido de motor se escuchó y tras oprimir unas teclas, el ratón menor, gritó.
—¡Ven conmigo, Tomi! —Tomándolo de una patita, corrió hasta ubicarse frente al rayo que lentamente, comenzaba a iluminarse.
—Quiero ponerme una bata blanca, como papá Georg —afirmó Tomi, cuando una gran luz los impactó.
Los ratones sintieron un hormigueo en sus cuerpos y la luminosidad que los rodeaba, comenzó a expandirse junto a ellos. Los segundos se hicieron eternos para ambos seres, hasta que poco a poco, el brillo que los cegaba, cesó por completo.
Brill abrió los ojos y en lugar de encontrar a su peludo gemelo Tomi, una bella sonrisa de dientes blancos le saludó.
—Wow CereBrill, sigues teniendo las marcas negras en tus ojos.
—Oh, oh, creo que algo anda mal…
& Continuará &
Hola gente linda, seguramente se preguntarán ¿qué es esto? Les cuento, adoro a Pinky y Cerebro. Y me dio una comezón en los dedos, cuando propusieron escribir algo de los chicos en este formato. Espero les guste. Besos y gracias por visitar el sitio.