Administración: Un fic Slash con Bill y Tom como protagonistas. Moonchild y BeKa son las responsables de que tengamos estos archivos. Las gracias a ellas. Y ahora, disfruten la lectura.
«Un pirata no se enamora»
Cap 1: No sabes en lo que te has metido
By Thomas
-¡Tom! – Le oí gritar a mi hermano – ¡Tom ayúdame!
Me tire de la cama de inmediato adormilado. Corrí por la sucia y vieja casa hacia la de mi hermano. Antes de llegar, vi a los hombres del rey rompiendo todo. Los gritos de mi hermano continuaban, así que agarre mi cuchillo y empecé a matar a todo el que se me pusiera en frente. Lo raro era que me dejaron pasar. Corrí y al entrar al cuarto vi a Gustav.
-¡Tom! ¡Ayúdame!- grito mi hermano de tan solo 12 años. El rey estaba allí presente. William lo tenía en sus brazos con uno de sus hombres colocándole la espada en su cuello.
-¿Qué quieres?- le dije con rabia contenida al rey.
-A ti capitán – contesto con cinismo.
-Pues ¿no ves? – Hice una mueca de rabia- atácame a mí no a mi hermano.
-Los piratas deben pagar Thomas- me dijo y sonrió con malicia- y yo sé perfectamente que no temes a la muerte- no entendía el significado de sus palabras. Solo veía los ojos asustados de mi pequeño hermano- y no tendría gracia si no te hago sufrir.
-¿Qué harás?- pregunte al ver como la espada se retiraba- ¡No!- y mi hermano callo degollado a mis pies.
-¡Gustav!- grite levantándome de golpe; Mire hacia todos lados. Estaba en mi cabina, en mi cama de mi hermoso barco, El Quimera; uno de los barcos más temidos en todas estas aguas.
Suspire al ver que solo había sido un sueño. Ese maldito recuerdo de aquel día. Han pasado 5 años. Desde aquel día; en ese entonces tenía 18 años y vi como el rey de Irlanda degolló a mi hermano. Yo ya era un pirata desde los 16 pero mi hermano jamás lo fue. Él era el que estudiaba el qué iba por el buen camino. Y lo mataron. Ese día jure vengarme de William. De una u otra forma tendría que hacerlo y ya era hora.
-Capitán- escuche tras la puerta de mi cabina – Capitán Thomas- distinguí la vos. Era Georg. El contramaestre.
-¿Qué sucede?- pregunte un poco tosco. Pero aquel sueño se había tirado ya mi estado de ánimo.
-Hemos llegado- dijo con temor- Irlanda.
-Irlanda- repetí llenándome de miles de recuerdos.
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By Bill.
-Buenos días señor Kaulitz- me saludo uno de los empleados del palacio. Con esas sonrisas hipócritas. Toda esta gente me repugnaba, si no fuera el hijo del rey, nadie sabría ni mi nombre.
-Buenos días- conteste con hipocresía. Continúe mi camino por el gran y lujoso palacio de mierda. En mis palabras «mi cárcel personal» entre al cuarto de mi padre que miraba unos mapas. Como siempre su puta manía de estar persiguiendo a los piratas para matarlos. No le veía gracia alguna a eso.
-Bill cuantas veces tengo que repetirte que debes tocar la puerta antes de entrar- me dijo sin si quiera regalarme una mirada.
– Todas las veces que quieras – dije cruzándome de brazos- igual jamás te are caso- levanto la mirada y me miro con desaprobación y decepción. Se levantó dejando ver su gorda figura. Sus vestimentas finas traídas de Inglaterra. Me daban ganas de escupirle.
-Deberías de parecerte un poco más a tu hermano. El sí que lleva la sangre de un rey por dentro- sus insultos eran tontos a esta edad. Yo ya tenía 21 y sabía muy bien que mi hermano Marcus con 23 sería el próximo rey. Teníamos distintas madres. La de él era una duquesa de las tierras más ricas. En cambio yo… – Te pareces mucho a tu madre Bill- dando en el punto.
-No te metas con ella- apreté la mandíbula.
-Oh claro que no lo are. Ella ya recibió su castigo – me lo restregó en la cara.
Mi padre había encontrado herida a mi madre. La cuido y se «enamoro» paso lo que paso y quede yo. A los 5 meses llego una embarcación con un Hombre llamado Jörh. Un pirata que decía que ella era su hija y que tenía que volver. Mi padre ejecuto a aquel hombre y al saber que mi madre también era un pirata a penas nací yo, la mando a la orca. Odiaba a mi padre de sobremanera.
-Eres un maldito- le dije totalmente cabreado.
-Cuida tu vocabulario Billy – sonrió- no querrás que le deje todo a tu hermano y tú te quedes en la calle. Después de todo eres un Kaulitz – apreté mis puños.
-Soy Bill Kaulitz Morgan – pude ver como encogía los ojos.
-¿Aun sigues colocándote el apellido de tu madre? – dijo con recelo.
-Siempre- y Salí del cuarto.
Las lágrimas inundaron mis ojos. No podía soportarlo más tenía que irme de aquí. De Irlanda y hacer una vida nueva tal vez…España o en el nuevo mundo. Cualquier lugar sería apropiado y esta misma noche me iría.
Eran las 10:30 pm. Todo el palacio dormía, así que me mire una vez más en el espejo. Me había maquillado los ojos como siempre había querido, sombreados y negros totalmente resaltados. Me coloque un pantalón negro con unas botas. Me coloque un abrigo de botones plateados de frente bien cerrado, también era negro. Mi cabello negro y liso fue tapado por un sombrero negro que tenía una pluma saliendo de un lado. Me veía irreconocible.
Guarde dinero y comida en una bolsa y Salí del palacio evadiendo a los guardias saltándome un muro que muchas veces ya había saltado. Camine por las oscuras calles de Dublín y me fije de varias personas que se quedaban mirándome.
Llegue al puerto y allí habían tan solo tres barcos. Uno de carga de abono, otro turístico y el último no lo sabría definir. Era de madera y las velas eran negras con bordes rojos. Me acerque a este curioso por saber de qué se trataba y en la popa decía.
«El Quimera»
Me quede sin aliento por un momento. ¡Un maldito barco pirata! Y no cualquiera o claro que no. Conocía muy bien todas las historias que rondaban este barco. Su capitán era despiadado, saqueaban y asesinaban islas. Buscaban tesoros y demás riquezas por todo el mundo. Otros decían que su capitán era el mismo demonio hecho persona.
Este barco mi padre lo ha buscado por viento y marea y jamás hubo rastro de el…y ahora estaba frente a mí. Tan imponente como tenebroso.
Me escondí al oír un ruido y me asome a ver que sucedía. Un hombre de cabello largo y amarrado en una coleta bajo de este con unas pintas horrorosas dignas de piratas. Camino hacia un bar de mala muerte cerca del puerto y entro. Me acerque a aquel lugar y mire el letrero «La muerte» lindo nombre. Pensé con sarcasmo y me adentre en el tratando de no llamar la atención.
El lugar olía bastante mal, sudor vomito licor y sexo. A eso olía todo este lugar lleno de ebrios y Meretrices. Me adentre en el hasta que una ronca y poderosa vos interrumpió todo.
-Silencio- se escuchó y de inmediato el Bar se tornó silencioso. Me escondí en una barra y puse atención al hombre que hablaba. Era el mismo que había bajado del barco pirata- estoy aquí reclutando hombres – dijo autoritariamente.
-¿Para qué exactamente?- pregunto un hombre viejo y canoso.
-La quimera- un montón de murmullos, ojos abiertos y jadeos de sorpresa sonaron por todo el bar.
-¿El barco del diablo?- pregunto un ebrio- amigo eso es una leyenda. Nadie ha visto el barco y los que dicen haberlo visto están ¡locos!- se rio el pobre diablo ahogado en alcohol-Si es verdad que está aquí el Quimera ¿Dónde está su capitán?- muchos «si» «es verdad» se le unieron en barullos pequeños- ¿¡Donde esta Thomas Logan Drake!? – grito y enseguida el sonido de un arma sonó por todo el bar.
El hombre que gritaba se tocó el pecho y cayó muerto por la bala que impacto. Asustado mire a todos lados, todo el mundo estaba callado y yo estaba que me moría del miedo. Entonces de las sombras lo vi…
-Thomas Logan Drake – repitió con ronca y demandante vos – hace mucho no escuchaba mi nombre completo- Todo el mundo guardo el aliento cuando salió a la luz.
Un hombre. Tenía un pantalón negro junto a sus botas que terminaban en punta. Un gran gabán negro digno de un pirata y su camisa desgastada blanca. Un sombrero negro y una pañoleta en la frente negra. Peor su rostro…era hermoso. ¿Él era el demonio? Tenía un rostro precioso con barba está claro pero…era lindo. Sus rastas negras y monas cubrían sus hombros. Si intimidaba pero no era feo.
-Ahora mis amigos- dijo sentándose y agarrando una cerveza- continúen disfrutando y el que quiera ser parte de la tripulación del Quimera – sonrió. Si demasiado. Atemorizaba mucho- está invitado a hablar con el contramaestre Georg.
Y se levantó dirigiéndose hacia la puerta. Todos lo miraban asustados, envidiosos y con un gran respeto. A penas la puerta se cerró el barullo volvió y muchos corrieron hacia el tal Georg. Las meretrices corrieron hacia el pobre diablo muerto y le quitaron todo lo de valor. Este lugar era un asco. Pero aquel Thomas no era lo que imaginaba. Yo creía un tipo con barba hasta el piso feo y lleno de cicatrices pero el…era joven tal vez unos 25 30 le pondo nada más.
Suspire y consiente de la gran estupidez que iba a cometer. Me acerque al hombre Georg que estaba con un papel una pluma y me miro.
-Quiero enlistarme – dije y el sonrió.
-No es un juego de niños chico- este era amable. Además de que tenía ojos verdes ¡que los piratas no eran feos!
-Lo sé- dije demandante- ahora enlístame.
-Vale – sonrió- Nombre y apellido.
-Bill- sonreí- Bill Morgan
-Bien Morgan- me anoto y me miro- Bienvenido al Quimera – y sonrió con cierta maldad.
En ese momento mi conciencia me hablo y me dijo…»No sabes en lo que te has metido» y la verdad era que no. No lo sabía.
Continúa…
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