“What if…” Fic Twc/Toll de MizukyChan
Capítulo 1: ¿Y si…?
Tom giró el rostro, mientras su gemelo vomitaba hasta el alma la madrugada de un martes. Ni siquiera era fin de semana y estaba tan borracho, que ni siquiera vomitando dejaba de ver borroso. Lo limpió lo mejor que pudo y lo llevó a su habitación, donde lo acostó de lado, descalzándolo y cubriéndolo con una sábana.
Se quedó sentado a los pies de la cama, recordando como su hermanito poco a poco se iba saliendo de control. Podía notar que ahora no era sólo alcohol, sino una que otra substancia, cualquier cosa que lo ayudara a olvidarse del mundo y dejar su mente en blanco, sin importar lo mal que se sintiera al día siguiente.
¿En qué me equivoqué? Pensó con amargura. Mamá confió en mí para que te cuidara y mira como estás ahora.
Tomó el celular, tendría que quedarse a su lado toda la noche, porque si volvían las arcadas y no era capaz de caminar hasta el baño a vomitar. Jamás se perdonaría si moría en mitad de la noche ahogado en su propio vómito, era una exageración, pero no tomaría riesgos. Pasó los dedos automáticamente por la pantalla, hacia la página que ya conocía de memoria y pinchó la historia que estaba leyendo desde ayer.
Si tan sólo supieras que yo estoy dispuesto a cuidarte toda la vida… —leyó en voz baja.
Bill lo sabía, sabía que Tom lo cuidaría con toda su alma, sabía que estaría dispuesto a enfrentarse al mundo por apoyarlo, dispuesto a abandonar a su madre y su tierra natal por consentir sus caprichos, sabía que vendería su alma por él. Pero había algo que no haría, no lo dejaría caer en esa espiral de autodestrucción a la que se estaba habituando.
Bill gruñó y Tom lanzó su teléfono para correr a su lado—. Ven, yo te ayudo —dijo, moviéndolo para llevarlo nuevamente al baño, donde vació su adolorido estómago.
—Creo que moriré —susurró Bill, caminando débilmente de vuelta a su cama.
—No permitiré que mueras. Al menos no de esta forma —respondió Tom, ayudándole a quitarse el pantalón ajustado.
Los ojos de Bill se cristalizaron—. Tal vez es lo que deseo.
Tom no comentó nada, pero se metió en la cama con él y lo abrazó por la espalda—. Entonces, me iré contigo.
Un sollozo escapó de labios del rubio y a ese, siguieron más. Bill se dobló en posición fetal, intentando controlar el llanto que lo consumía, liberando el dolor que lo llenaba desde hacía tanto.
Tom se aferró a él como una segunda piel, adoptando la misma posición, sintiendo en su propio pecho el dolor del menor, pero sin derramar una lágrima.
Se quedaron dormidos así, pegados, sintiendo el dolor del otro, calmándose con la respiración contraria.
Al día siguiente, Bill sentía el dolor físico de su descontrol y gimió sin poderlo evitar.
—Toma esto —dijo Tom, quien lo miraba sentado desde los pies de la cama—. Tenía una botella de agua y unas pastillas para el malestar.
Bill las tomó con agradecimiento y luego se quedó en silencio, sentado en la cama, con los ojos cerrados, sintiendo como Tom lo miraba intensamente—. ¿Qué pasa? —Preguntó sin abrir los ojos, le gustaba la sensación de sentir la preocupación del mayor.
—Sólo me preguntaba si… —guardó silencio—. ¿Y si…?
—¿Si qué…? —Indagó el rubio, acomodándose contra las almohadas.
—¿Qué pasaría si lo que ellas dicen fuera verdad?
—¿Lo que ellas dicen? —Bill arrugó el ceño. Su cerebro no funcionaba bien con la fuerza de la migraña golpeándole en la sienes—. ¿Quién son ellas?
Tom se acercó y se sentó muy cerca de su gemelo, podía oler el olor a alcohol y vómito que todavía estaba presente en sus ropas. Arrugó el ceño y estiró una mano para tocar su frente—. No tienes fiebre, será mejor que te des una ducha.
Bill quiso reír—. Obvio que no es fiebre —dijo, intentando no soltar una carcajada, estaba consciente del mal olor que debía tener su boca—. Se llama resaca, Tom.
El mayor lo miró y sonrió, pero no dijo nada, ni se movió de su posición. Incluso en ese mal estado le gustaba estar cerca de su gemelo.
—Pero sí necesito una ducha. Apesto.
—Sí, apestas —concordó el barbudo.
Bill se levantó a duras penas y se dirigió al baño. Tom se quedó ahí, buscando en el closet del rubio, un pantalón suelto y una playera cómoda, seguramente su hermano no estaría de humor para arreglarse o recibir visitas.
Podía escuchar el sonido del agua y uno que otro gruñido del otro lado de la puerta. Sonrió y volvió a tomar su celular, abriendo la página de fanfictions, contento de ver un nuevo capítulo en la historia que seguía.
Bill salió de la ducha diez minutos después, justo cuando Tom suspiraba al terminar de leer la actualización del día.
—¿Y a ti que te pasa? —Preguntó el rubio, secándose con cuidado el cabello mojado—. Últimamente te veo mucho con el celular.
—Creo que le estoy tomando el gusto a este aparato —bromeó el barbudo y se levantó de la cama, para abrir las ventanas—. Te dejé eso para que te cambies —comentó, señalando las prendas. Iré a preparar desayuno.
—Sólo café para mí —dijo Bill, dejando caer la toalla mojada—. Gracias, Tom —dijo, sujetando la muñeca de su hermano cuando pasó por su lado.
Tom se detuvo y giró el rostro, viendo a Bill a la cara. Sintió que sus mejillas se calentaban y asintió.
& Continuará &
¿Qué les pareció? Se animan a continuar. Son cuatro partes, subiré dos esta semana y dos la siguiente, para que no pierdan el hilo de la historia. ¿Creen que Tom le haga la pregunta a Bill? ¿O Bill lo hará antes?