“Working for Love”
Capítulo 1: Amo de llaves
& Tom’s POV &
Hola mi nombre es Tom Kaulitz, 23 años. A pesar de mi corta edad, me he convertido en un exitoso hombre de negocios. Justamente por eso, he viajado mucho, pero guiado por los sabios consejos de mi mejor amigo y socio Gustav Schafer, he decidido establecerme en Berlín y ya he trasladado la mayoría de mis negocios a esa ciudad.
Compré una casa preciosa, el único problema es que soy un inútil y no me puedo valer por mi mismo en una casa, eso me pasa por ser un mimado. En fin, acabo de llegar a la ciudad, he recibido la mudanza y heme aquí de brazos cruzados. Tomé el celular y llamé a mi amigo.
—Hey Gustav —Saludé—. ¿Me conseguiste el ama de llaves que te pedí?
—Sí amigo, debería estar por llegar. Me dijeron en la empresa que llegaría a las 11.
—Bien. Y dime ¿Cómo está la chica, supongo que me escogiste una bien guapa?
—Te conozco Tom y tu mala reputación no es buena para los negocios, así que te escogí un chico. Se llama, déjame ver… Bill Trumper, es español y no entiende bien el idioma.
—¡¿Qué?! —Exclamé indignado—. Un hombre y para empeorarlo todo, no me va entender ¡Rayos hombre! Y se supone que eres mi amigo. Está sonando el timbre, debe ser él, te dejo, adiós.
—Adiós Tom y… suerte.
Terminé la llamada y fui a la puerta. Abrí y me quedé petrificado, había una morena de cabello liso, con unos ojos chocolate, preciosos.
—Hola —dijo tímida—. Yo, ama de casa —Curvó sus labios. Y su sonrisa era la más hermosa que había visto en mi vida, no pude evitar sonreír de vuelta ¿No había dicho Gustav que era un chico?
—Hola, pasa —Me hice a un lado, para dejarle entrar—. Encantado de conocerte, mi nombre es Tom Kaulitz, ¿Cómo te llamas? —Ella pareció dudar y sus mejillas se sonrojaron.
—Yo no hablar bien, yo Bill Trumper.
—Oh Dios mío —En verdad es un chico, pero que guapo está este tío.
—Yo trabajar.
—Sí, mira —Tomé sus maletas y caminé hacia adentro, ¿Por qué soy amable? ¿Él es mi empleado?—. Esta es tu habitación.
—Gracias.
—Yo debo ir a trabajar, estás en tu casa —No estoy seguro si me entendió, pero asintió con su cabecita, que hacía que su sedoso cabello se moviera acompasado, no puede evitar sonreír y él me devolvió la sonrisa. Salí de allí, con una extraña sensación de satisfacción.
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Me fui a la oficina y allí encaré a Gustav.
—¿Qué clase de amigo eres? —Le dije fingiendo molestia.
—¿Por qué?
—Porque me mandaste un chico —No mencioné lo guapo que era.
—El pobre es un inmigrante, le costó mucho llegar hasta aquí y no tiene estudios, por eso trabaja de amo de llaves.
—Se ve muy joven.
—Apenas cumplió los 18.
—Ya veo. ¿Y por qué habrá emigrado a esta ciudad? —cuestioné, aunque más bien, era un pensamiento que vocalicé.
—No lo sé, pregúntaselo.
—El chico no entiende nada de lo que le digo.
—Tal vez es mejor así. Liarse contigo, es llamar a los problemas —comentó en tono burlón.
—Lo dices como si nos fuéramos a involucrar en algo romántico —susurré, un poco sonrojado, la verdad es que sí lo había considerado.
—No es eso. Pero sé que eres un Casanova, tienes una reputación de galán y jamás te meterías con un chico, mucho menos con un crío.
—Tienes razón, mejor dejemos esta charla y trabajemos.
Como había pasado casi toda la mañana con la mudanza, no volví a almorzar, comí algo con Gustav en la oficina.
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Al ser las seis de la tarde, regresé a casa. Abrí la puerta y me sorprendí. Los muebles estaban ordenados, no había cajas a la vista, todo estaba limpio. Escuché ruido en la cocina y me dirigí hacia allí. Ahí estaba Bill con sus pantalones ajustados preparando la cena.
—¿Bill? —Él giró y vi que traía puesto un delantal, me dio su maravillosa sonrisa.
—Hola Tom —Casi me derrito.
—¿Haz ordenado todo tú solo?
—No entender —dijo tocándose la cabeza. Le tomé del brazo y lo llevé a la sala.
—¿Lo hiciste tú? —Él pareció captar la idea y asintió. No me pude resistir y lo abracé—. Gracias —Él se sorprendió y no movió sus manos, cuando me separé estaba completamente rojo y adorable.
—Es mi trabajo.
—Gracias, muy buen trabajo —Sonrió.
—Cena, media hora.
—Ok, me daré una ducha —Me retiré a mi habitación y de nuevo la alegría me invadió, todo estaba reluciente, este chico no sólo era guapo, era además, muy eficiente.
Tras salir del baño, me puse ropa cómoda (mis enormes prendas, dos tallas más grandes que yo) y me fui a la cocina. La mesa estaba puesta, pero sólo con un lugar.
—¿Bill? ¿Tú no comes?
—Yo empleado, comer después.
—No señor, tú comes conmigo.
—No poder.
—Es una orden —dije, pero bromeando, así que yo mismo le puse el otro lugar, justo a mi lado.
—Gracias —Se sonrojó ¿Ya mencioné que se ve adorable?
Comimos en silencio, porque cada vez que quería hablar, Bill se ponía rojo y decía que no entendía.
—Bill, cocinas excelente.
—Yo, no entender.
—Cena rica —dije haciendo movimientos para que me comprendiera, levantando los pulgares, al final lo hizo y sonrió agradecido.
—Gracias jefe.
—No, jefe no. Tom, sólo Tom.
—Tom —Ambos sonreímos.
—Ahora ve a dormir, debes estar cansado —Me miró raro, lo tomé de la mano y lo llevé a su cuarto—. Duerme
—Yo, lavar
—No, tú dormir, yo lavar.
—Pero…
—No pero…, tú dormir —Entró a regañadientes y yo me fui a la cocina.
¿Cuándo en mi vida, había lavado? Nunca, me reía solo, mientras el agua escurría por mis dedos. Había conocido al chico en la mañana y estaba haciendo cosas por él que nunca imaginé, ¿Por qué? ¿Quién sabe? De lo que sí estaba seguro, era de que mañana mismo le pondría un profesor, tenía que poder comunicarme con Bill, costara lo que costara.
&
En la mañana Bill ya estaba levantado y me tenía un delicioso desayuno preparado. Después de comer lo llevé a la sala.
—Bill, cuando el teléfono suene, tú lees esto —Él asintió—. ¿Hagamos una prueba?
—Hola soy Bill, Tom Kaulitz no está, por favor llame después de las seis —Leyó tartamudeando, yo sonreí y le abracé, él no se quejó.
—Muy bien Bill —Le revolví el cabello—. Otra cosa, hoy vendrá un profesor para ti —Le hice señas, rogando al cielo que me comprendiera.
—¿Profesor?
—Profesor de alemán, para que puedas entender el idioma —Gesticulé como loco, y esta vez, él me abrazó y yo me sorprendí, él se veía feliz.
—Tú buen jefe, yo feliz —Me miró a los ojos brillantes.
—No jefe, Tom amigo tuyo —Tomé sus manos.
—Amigo, yo feliz —dijo tiernamente. Le volví a abrazar.
—Te llamaré durante el día ¿Ok? —Él no entendió. Se veían tan adorable, que le di un beso en la mejilla—. Adiós.
—Adiós —Estaba sonrojado y se tocaba la mejilla, espero no haberme propasado, pero es que con tan sólo verlo, me dan ganas de ayudarlo y hacerle añuñú y cariños.
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Llegué a la oficina e inmediatamente, pedí a la secretaria que me contactara con un profesor de idioma lo antes posible.
Me reuní con Gustav para ver la agenda del día y nos dispusimos a trabajar.
En una hora, fuimos interrumpidos por la secretaria quién me extendía una tarjeta con los ansiados datos del profesor.
—Gustav, dame unos minutos, necesito hacer una llamada.
—¿Es muy privada o me puedo quedar?
—No hay problema, quédate, me desocupo a la brevedad.
&
Tomé el teléfono y marqué—. Buenos días, ¿Hablo con el señor Andreas Gath, profesor de idiomas?
—Sí con él.
—Señor, usted habla con Tom Kaulitz y necesito de sus servicios.
—Claro señor, tengo horarios disponibles, todos los días después de las dos de la tarde.
—Perfecto, necesito clases particulares todos los días, dos horas de 4 a 6, es posible.
—Señor, pero usted habla perfectamente.
—No es para mí, es para mi amo de llaves, él es español y necesita aprender alemán lo antes posible ¿Podríamos comenzar hoy mismo?
—Claro ¿Me da la dirección?
—Es condominio Bermellón Nº 483, tendrá que avisar en portería y explicarle en su idioma a mi… amo de llaves, su nombre es Bill Trumper. Yo llegaré a las 6 para ver todo lo relacionado con su sueldo.
—Muy bien señor, ha sido un placer.
—Adiós.
Colgué y luego volví a marcar, el timbre sonó dos veces y luego, una voz cantarina me habló.
—Hola soy Bill, Tom Kaulitz no está —Comenzó a leer, tal y como le había indicado.
—Bill, Bill soy yo, Tom.
—Tom, amigo —Mi corazón dio un vuelco y no pude evitar sonreír.
—Bill, sí… hoy el profesor llegará a las 4, yo llegaré temprano a verte ¿Ok?
—Profesor 4, Tom temprano, yo feliz.
—Yo también estoy feliz, nos vemos, adiós.
—Adiós —Colgué, sin dejar de sonreír.
&
—Vaya amigo ¿Qué fue eso? —preguntó Gus completamente choqueado, aunque más bien, se veía divertido con la situación.
—Le puse un profesor a Bill, así nos entenderemos.
—¿No me dirás que te gusta el chiquillo?
—No, no… es sólo que quiero ayudarlo, se ve tan… desvalido, necesita a alguien que lo cuide.
—Dios mío ¡Escúchate! ¿Qué te crees, superman o es que en verdad te gusta? Es un hombre, Tom.
—Pero es un sol. Si vieras como es él, como sonríe.
—O sea que… ¿Te gusta?
—No lo sé, pero mejor volvamos a trabajar.
& Bill’s POV &
Me sentía muy emocionado por todo lo que me había pasado en los últimos días. Apenas cumplí los 18 años, pude viajar a Berlín y me inscribí en una agencia de empleos, pero nunca pensé que me llamarían tan pronto.
Lo bueno era, que el trabajo de amo de llaves me aliviaba de pagar una renta y además la suerte me había sonreído al mandarme aquí, con Tom.
Apenas lo vi supe que era especial, además de guapo, él me trata muy bien, no como en mis últimos empleos donde me trataban como basura por no tener educación, en cambio Tom me enseñará alemán y me trata tan amablemente. Tal vez… ¿Le gusto? No, es imposible, lo hace sólo porque tiene buen corazón, pero es que sus atenciones me hacen creer eso. Pero eso, sólo sería un sueño para mí. Que el jefe se enamore del empleado, es sólo una ilusión.
&
El día pasó volando y Tom volvió a llamar, creo que para decirme que almorzara, porque él no llegaría hasta la tarde, no sé por qué, pero a pesar de no saber nada de alemán, podía entenderle perfectamente a Tom. Era algo casi telepático.
El reloj marcó las cuatro y llamaron de la portería para avisar que me buscaban. Oí una voz que me habló en mi idioma y me dijo que era el profesor enviado por Tom. Le hice pasar y esperé hasta que llegó a mi puerta.
—Hola, tú debes ser Bill —Me saludó un chico muy rubio—. Yo soy Andreas, tu profesor.
—Ok pase —Lo llevé a la sala, no me gustaba este tipo, me miraba con malignidad, no me sentía cómodo.
& Tom’s POV &
—¿Qué hora es Gustav? —pregunté, con una extraña sensación en la boca del estómago.
—Las cuatro.
—Tengo un mal presentimiento.
—¿Lo dices por el profesor?
—Sí.
—No imagines cosas, sólo será una clase, más tarde hablarás personalmente con él y verás que sólo fueron “imaginaciones tuyas”.
—Es que no quiero que Bill esté a solas, con un desconocido. Sabes, mejor me voy.
—Hey que aún no terminamos —Se quejó.
—Mañana te compenso, pero de verdad, tengo un mal presentimiento.
&
Me fui lo más rápido que pude a casa y al entrar, escuché los gritos de Bill. Corrí en su dirección.
Un hombre rubio, presumo que era el profesor, estaba sobre él tirándole los pantalones. Me abalancé sobre el tipo y lo estrellé contra una pared, se cayó un cuadro en el proceso.
—¡¿Cómo te atreves maldito?! —Lo tomé del cuello de su playera y le propiné un buen puñetazo.
—Señor Kaulitz, él se me insinuó —Trató de defenderse y obviamente no le creí.
—Claro y por eso gritaba ¡Idiota! —Otro puñetazo, le rompí el labio.
—Ya basta por favor.
—Debería molerte a palos, ahora vete de aquí o presentaré cargos ¡Fuera!
Salió corriendo. Me giré, aún muy exaltado y vi a Bill estático, en el sillón donde lo habían acosado. Me dirigí a él y lo levanté, acomodé sus pantalones y lo abracé.
—Perdóname Bill —Sólo entonces salió de su trance y se puso a llorar.
El pobre estaba desesperado, lloraba con tanta amargura, claro si no hubiera llegado lo habrían abusado. Acaricié su espalda y besé su pelo.
—Perdón, perdón, perdón —repetí como un mantra—. Todo fue mi culpa —Rompí la confianza que me había dado. Cuando ya sólo se escuchaban sollozos de su boca, me habló.
—Tom bueno, no culpa Tom —Lo abracé más fuerte y ahora fue mi turno de llorar.
—Lo siento —Él se separó de mi, y con sus manos borró mis lágrimas y me sonrió
Yo no pude menos que sonreír también, hasta que mi estómago rugió y entonces me sonrojé y Bill estalló en risas, su voz era tan melodiosa.
—Tú hambre, yo no cena lista —dijo haciendo un puchero, adorable.
—¿Vamos a comer afuera? —Ofrecí, él obviamente no entendió—. Comer los dos, afuera —repetí, haciendo señas.
—Yo no poder, yo empleado.
—Tú eres mi amigo, ¿recuerdas? Vamos… acepta —pedí, era como si le estuviera pidiendo una cita.
—Está bien.
—Arréglate y vamos.
&
Lo esperé un rato y al verlo me quedé más que impactado, se veía guapísimo. Lo abracé y lo llevé al auto, él se sorprendió por el carro, yo le tomé la mano para que entrara en confianza.
No lo llevé a un restaurant muy elegante para que no se sintiera incómodo. Y además, tuve que pedir por él, ya que no entendía nada del menú.
Obviamente no hablamos mucho, pero me sentía muy halagado de estar con este ser tan especial, tan desinteresado y simple. El garzón me alabó diciéndome que mi novio era muy atractivo, y que yo era afortunado. «Sí que lo soy» Pensé.
En el auto de vuelta a casa, Bill tomó mi mano y me dio las gracias. Me sentí muy feliz.
&
En casa nos fuimos a dormir, pero no creo haber dormido mucho cuando sentí un grito. Corrí a la habitación de Bill, estaba teniendo una pesadilla y no despertaba, pero el pobre estaba desesperado, lo veía luchar en sueños, seguramente fue por el ataque de esa tarde. Me acerqué, prendí la luz del velador y lo moví con suavidad.
—Bill despierta… Bill soy yo Tom, estás bien, despierta —Él abrió los ojos y se puso a llorar, nuevamente me abrazó como si su vida dependiera de ello.
—Miedo —susurró, sollozando.
—Tranquilo, Tom está aquí, yo te cuido, yo te protejo, nadie te hará daño lo prometo —Cuando dejó de llorar, le revolví los cabellos y le besé la mejilla—. Duerme pequeño.
—Miedo, yo dormir Tom —Se movió y me dio espacio en su cama
No sabía si eso era buena idea, pero me hizo un puchero irresistible y no me quedó más remedio que acostarme a su lado.
—Duerme, yo te cuidaré —Apagué la luz y él se aferró a mí, sin embargo a pesar de que consideraba a Bill un chico guapísimo, no tuve deseos carnales, sólo quería protegerlo y velar su sueño. Y así después de un rato, sentí su respiración acompasada, al asegurarme que él estaba dormido, lo miré y rocé sus labios y luego me dormí.
& Continuará &
¿Quedará traumado de por vida el pequeño Bill? ¿Podrá Tom ayudarlo? ¿O lo asustará también por sus propios deseos? No se pierda la continuación. Y no olviden comentar. Besotes y cariños para todos.